INTRODUCCIÓN
En España, como en el resto de Europa y en la mayor parte del mundo, las mujeres conforman una importante proporción de la población trabajadora, especialmente durante su edad reproductiva, asumiendo al mismo tiempo un rol profesional y otro familiar1.
Numerosa bibliografía internacional analiza los efectos de factores físicos, como radiaciones ionizantes, ruidos o temperaturas extremas, agentes químicos como el plomo, el mercurio, los disolventes, pesticidas o fármacos antineoplásicos, o de determinadas profesiones como la agricultura o la construcción2,3,4,5,6,7 en la presencia de problemas de fertilidad, aborto espontáneo, bajo peso al nacimiento, retraso en el crecimiento intrauterino, nacimientos pretérmino o malformaciones congénitas. Sin embargo, muy pocos estudios han valorado de forma específica el trabajo doméstico y su interacción con el trabajo remunerado, siendo además los resultados de dichos estudios inconsistentes8,9.
Aunque existe evidencia de una mejor salud entre las mujeres empleadas que entre las que no tienen un empleo remunerado, la “doble presencia” o “doble carga de trabajo” en las mujeres empleadas puede tener efectos negativos en la salud de las trabajadoras, relacionados, por ejemplo, con el tiempo prolongado de trabajo, la actividad física intensa o la disminución del tiempo de descanso y ocio9,10,11, la utilización de gran cantidad de productos químicos de limpieza, jardinería o para reparaciones, o la gran exigencia emocional que implica el cuidado de niños o mayores12,13.
La hipótesis del “conflicto de rol” pone de relieve el impacto negativo sobre la salud de las mujeres que supone la sobrecarga de trabajo que ocurre al combinar las responsabilidades domésticas y el trabajo remunerado13; así, se ha documentado que el empleo tiene efectos beneficiosos sobre la salud de las mujeres solteras pero no sobre la de las casadas14 o que entre las madres estos beneficios se limitan a las que trabajan a tiempo parcial15. Por todo ello, las investigaciones sobre la salud y el bienestar de las mujeres deberían tener en cuenta esta carga total de trabajo.
El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto del empleo durante el embarazo en la duración de la gestación y la antropometría al nacimiento teniendo en cuenta la carga de trabajo doméstico.
SUJETOS Y MÉTODOS
El proyecto INMA (INfancia y Medio Ambiente) es una red de investigación cooperativa que desarrolla un estudio de cohortes prospectivo de base poblacional. Para este trabajo se utilizaron datos de 2.506 parejas madre-hijo procedentes de Asturias, Guipúzcoa, Sabadell y Valencia16. Las mujeres se reclutaron en su primera visita prenatal (10-13 semanas de gestación). Los criterios de inclusión fueron: edad>16 años, embarazo no gemelar, no reproducción asistida, no padecer enfermedades crónicas y no presentar impedimentos para la comunicación.
La información fue recogida, por personal entrenado, alrededor de las semanas 12 y 32 de gestación. La información sobre el parto y las complicaciones maternas y neonatales se obtuvo de las historias clínicas. Todas las participantes firmaron un consentimiento informado y los protocolos del estudio fueron aprobados por los comités éticos de todos centros implicados en el estudio.
Los efectos analizados fueron: parto pretérmino (PPT), definido como el nacimiento <37 semanas de gestación; bajo peso al nacimiento a término (BPT), definido como bajo peso (<2.500 g) en un nacimiento a término (≥37 semanas) y pequeño para la edad gestacional (PEG) en peso, talla y perímetro cefálico, definido cuando el recién nacido estaba por debajo del percentil 10 de la media de la población INMA17.
La situación laboral se definió como tener un empleo remunerado en algún momento desde un mes antes del embarazo hasta la semana 32 de gestación. La carga de trabajo doméstico se midió con la siguiente información obtenida mediante la entrevista personal: número de personas dependientes (menores<12 años y mayores con necesidades especiales), existencia de ayuda profesional para las tareas domésticas, y nivel de ayuda familiar para realizarlas (según la percepción de la mujer). Se crearon tres categorías combinando esta información: 1. Sin carga/carga doméstica baja: no convive con ningún dependiente y no tiene carga por tareas del hogar, 2. Carga doméstica media: una persona dependiente y sin ayuda profesional, pero sí ayuda familiar media o alta, o bien con ayuda profesional y ayuda familiar baja o nula, y 3. Carga doméstica alta: dos ó más personas dependientes o sin ayuda profesional y poco o ningún apoyo de la familia.
Con el fin de controlar su posible efecto sobre las variables resultado, se incluyeron en los modelos de análisis las siguientes variables: sexo del recién nacido, cohorte, y características personales de la madre: edad, educación, país de origen, índice de masa corporal preconcepcional, consumo de tabaco, alcohol y cafeína, paridad, complicaciones en embarazos anteriores y en el actual y nivel socioeconómico de la unidad familiar, medido según la ocupación18.
Se realizó un análisis descriptivo, univariante y multivariante de los resultados reproductivos adversos en función de la situación laboral materna y la exposición a carga doméstica. Para la construcción de los modelos multivariantes se consideraron aquellas variables con una significación estadística inferior a p<0,3. Las covariables se añadieron una a una en el modelo; sólo se incluyeron en el modelo final si tenían relación con las variables resultado (valor de p para la razón de verosimilitud <0,10). Las variables cohorte, edad materna, consumo de tabaco, alcohol y cafeína, y nivel socioeconómico se incluyeron en los modelos independientemente del cambio en las OR debido a su relevancia. Los resultados se expresaron en OR e Intervalos de confianza (IC) al 95%. Los análisis se hicieron utilizando SPSS y R.
RESULTADOS
Las características de las mujeres en función de su situación laboral se presentan en la tabla 1. Las mujeres empleadas tenían 30,7 años de media, y en su mayoría tenían estudios secundarios o universitarios (79%), eran primíparas (60%), sin complicaciones en embarazos anteriores (83%) y de nivel socioeconómico alto (35% clase social I+II). Las mujeres no trabajadoras tenían una edad media de 30,6 años, con estudios primarios o secundaria (82%), multíparas (63%), con más problemas en embarazos anteriores (23%) y de clase social baja (74% clase social IV+V).
aCategorías: Bajo peso (IMC<18.5), Saludable (18.5≤IMC<25), Sobrepeso (25≤IMC<30), Obesidad (IMC≥30; bCalculado sobre las mujeres con embarazos previos, cClase social definida según la ocupación más privilegiada de la madre o padre según la CNO94 (clase I+II: directivos, profesionales con titulación universitaria, técnicos, artistas y deportistas; clase III: trabajadores cualificados no manuales; clase IV+V: trabajadores manuales y trabajadores no cualificados)8.
Las asociaciones entre la carga doméstica y PPT, BPT y PEG (tabla 2), muestran que las mujeres con carga doméstica media tenían menor riesgo de PPT (OR=0,41; IC95%:0,21-0,81), y PEG en peso (OR=0,47; IC95%:0,32-0,69), talla (OR=0,57; IC95%:0,39-0,83) y perímetro cefálico (OR=0,58; IC95%: 0,40-0,83). Las mujeres con carga de trabajo doméstico elevada también tenían reducido el riesgo de PEG en peso (OR=0,72; IC95%:0,54-0,98) y perímetro cefálico (OR=0,73; IC95%:0,54-0,99). Al analizar el efecto de la carga doméstica controlando por la situación laboral, observamos que sólo las mujeres con carga doméstica media tenían menos riesgo de PPT que el resto de las mujeres (OR=0,29; IC95%:0,14-0,58). Las variables que mostraron tener influencia de la asociación son la cohorte, la edad materna, las complicaciones en embarazos previos, las complicaciones en actual embarazo y el nivel educativo materno. Por el contrario, la situación laboral durante el embarazo no se asoció con PPT, BPT o PEG.
aModelo 1: ajustado por cohorte, edad materna, talla materna, talla paterna, consumo de tabaco, país de origen, paridad (+ carga doméstica en situación laboral); bParto pretérmino: ajustado por cohorte, edad materna, complicaciones en embarazos previos, complicaciones en actual embarazo, nivel educativo materno; cBajo peso a término: modelo 1 + sexo del recién nacido, índice de masa corporal materno preconcepcional, consumo de cafeína; dPequeño para su edad gestacional en peso: modelo 1 + índice de masa corporal materno preconcepcional, consumo de cafeína, complicaciones en actual embarazo, nivel educativo materno; ePequeño para su edad gestacional en talla: modelo 1 + edad paterna, nivel educativo materno; fPequeño para su edad gestacional en perímetro cefálico: modelo 1 + índice de masa corporal materno pre-concepcional, nivel educativo materno.
DISCUSIÓN
Para todos los efectos, excepto BPT, la carga doméstica media o alta muestra un efecto protector, comparado con la ausencia de carga doméstica. Las mujeres con un empleo durante el embarazo no tuvieron mayor riesgo de PPT ni restricción del crecimiento intrauterino. Sin embargo, cuando a esta situación de empleo se suma una carga doméstica media, las mujeres presentan mejores resultados de embarazo, con menos PPT y menos PEG en talla.
En este estudio no se han encontrado diferencias en la presencia de resultados reproductivos adversos según la situación laboral, en contra de lo que podría esperarse por un efecto de la trabajadora sana, que presupone mejor salud entre las personas ocupadas. En contraste con otros estudios que muestras resultados distintos, en este sentido Stegel19 halló menor PPT entre las mujeres que trabajaron durante el embarazo (OR=0,34; IC95%:0,13-0,87). Sin embargo, Hanke20 observó mayor riesgo de PPT en las empleadas (OR=1,01). El estudio de Casas21, con información de 13 cohortes, encontró menor riesgo de PPT en empleadas (OR=0,86; IC95%=0,81-0,91). Tampoco observamos diferencias en la prevalencia (3%) de BPT en ambos grupos. Por el contrario, Wergeland22 encuentran una diferencia significativa en la prevalencia de BPT en amas de casa (5,8%) y trabajadoras (3,1%).
Como Hanke20 tampoco observamos diferencias en el riesgo de PEG en función de si las madres trabajaron o no durante el embarazo. Sin embargo, algunos estudios21 encuentran mayor riesgo de PEG en peso en los RN de madres trabajadoras.
Algunos autores encuentran un mayor riesgo de resultados reproductivos adversos en las mujeres que refieren no tener ayuda en las tareas del hogar8,23. En nuestro estudio, para las mujeres con empleo, la carga doméstica media tiene un efecto protector sobre el PPT y PEG en talla. Así, Launer et al.23 encontraron una curva en forma de U con un descenso significativo en la proporción de nacimientos de PEG entre las mujeres en trabajos con baja demanda física en comparación con aquellas con requerimientos físicos mínimos y altos. Del mismo modo, en los resultados de nuestro estudio podemos apreciar esta distribución para el riesgo de problemas reproductivos relacionados con la carga doméstica: las mujeres con carga doméstica alta combinada con trabajo remunerado tienen mayor riesgo de algunos resultados reproductivos adversos que las mujeres con carga media. Estos hallazgos podrían explicarse con estudios que alegan que ciertas formas de actividad física moderada, como las tareas domésticas, pudieran ser protectores10,24. No obstante, se requieren nuevos estudios con una medición más precisa de la actividad física para confirmar esta hipótesis.
En la interpretación de los resultados hay que tener en cuenta que el análisis de la situación laboral no diferencia por ocupación. Un estudio previo con esta misma cohorte25 mostró que las mujeres más jóvenes y con menor nivel educativo tienden a estar más frecuentemente expuestas a condiciones laborales más perjudiciales, por lo que es posible que se esté subestimando el efecto. En este análisis, se ha considerado la edad y educación materna, y el nivel socioeconómico de la unidad familiar, como posibles factores de confusión.
En conclusión, en nuestros datos las mujeres con empleo remunerado no muestran un exceso de PPT ni de restricción del crecimiento intrauterino y la carga doméstica media tiene un efecto protector sobre el parto pretérmino y los recién nacidos pequeños para su edad gestacional en talla.