INTRODUCCIÓN
La alimentación de la población escolar es considerada un aspecto de gran transcendencia en el desarrollo del menor. Llevar a cabo una correcta alimentación repercutirá positivamente en la salud infantil de hoy y en la salud de los adultos del futuro1.
La implantación de una educación nutricional resulta especialmente importante en las primeras etapas de escolarización en las que el niño comienza a expresar su autonomía e independencia, con el rechazo de algunos alimentos o el interés por otros1. Sabiendo que la mayor parte de las comidas que realiza el niño se llevan a cabo en el colegio y en el domicilio, es importante que se ofrezca educación nutricional en ambos espacios2,3.
A lo largo de los años se han ido creando múltiples programas de educación nutricional a fin de conseguir una mejora en los patrones alimentarios de los niños así como ofrecer una formación adaptada a su etapa de desarrollo para alcanzar el nivel óptimo de requerimientos nutricionales4. Con este objetivo, se han puesto en marcha estrategias como NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) o PERSEO (Programa Piloto Escolar para la Salud y el Ejercicio contra la Obesidad), en España4; el proyecto HELENA (HealthyLifestyles in EuropebyNutritions in Adolescents) en toda Europa5 o la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) a nivel mundial6.
Los malos hábitos alimentarios pueden estar relacionados con la aparición de enfermedades carenciales, o en sociedades desarrolladas, con abundancia de alimentos, con la aparición de enfermedades crónicas como obesidad o diabetes1. Además, en los últimos años, tanto en España, como en otros países, no se alcanzan las ingestas recomendadas en grupos de población infantil7,8,9,10 teniendo repercusiones sanitarias a corto y largo plazo4,11.
El sureste español, al igual que otras zonas de España, ha pasado, en las últimas décadas, de ser un país emigrante a convertirse en tierra de acogida de inmigración procedente del este de Europa, el Sur de América y el Norte de África, lo que conlleva una serie de cambios sociodemográficos12,13. En los años 80, en la región del sureste español apenas se contaba con el 0,5% de extranjeros con respecto a la población española13. Sin embargo, actualmente esta cifra asciende al 33,95%14. De los 77 países de procedencia, destacan Marruecos, Rumanía, Bulgaria, Rusia, Ecuador, Gambia, Senegal y Mali14.
Esta combinación de diferentes culturas va a provocar cambios en la alimentación tanto de la población autóctona como en la población inmigrante, que aunque tienda a mantener su propia cultura, se verá inevitablemente influenciada por el nuevo entorno4. Además, los factores socioeconómicos, la incorporación de la mujer al mundo laboral, el ingreso cada vez más temprano de los niños al colegio, las nuevas tecnologías y la publicidad televisiva, influyen actualmente en los patrones alimentarios de los niños1,15,16.Paralelamente, diversos estudios muestran cómo los estilos parentales pueden ser un factor clave en el comportamiento expresado por sus hijos hacia los diferentes alimentos1,17,18,19,20.
El incremento del número de familias monoparentales o con ambos padres trabajando fuera del hogar, repercute en el aumento de niños que acuden al comedor escolar o adquieren productos de desayuno poco saludables y muy azucarados sin supervisión.21,22,23,24,25,26.
Los principales objetivos de este estudio fueron conocer los hábitos y costumbres alimentarios de una población formada por escolares de diferentes procedencias y culturas, y analizar las posibles relaciones entre estos hábitos y su entorno cultural.
SUJETOS Y MÉTODOS
Diseño y muestra del estudio. Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal, en el que participó una muestra de sujetos compuesta por escolares de educación primaria de El Ejido (Almería), reclutados en cuatro centros educativos de esta localidad. La población de referencia fue de 1.986 niños y niñas entre 8 y 10 años, pertenecientes a diversas nacionalidades, que componían la población total de escolares en ese intervalo de edad y que se encontraban repartidos en los 18 centros de educación primaria existentes en dicho municipio. Los criterios de exclusión establecidos fueron la presencia de alguna patología alimentaria o psicológica que pudiera alterar los resultados del estudio, y las edades fuera de los rangos establecidos, ya que los menores de 8 años podrían encontrar mayores dificultades para completar el cuestionario y los mayores de 10 años presentan una menor influencia parental en cuanto a la alimentación.
El periodo de reclutamiento se produjo entre enero y marzo de 2016. Para la elección de los centros se realizó un proceso de aleatorización entre todos los colegios de educación primaria del municipio, incluyendo escolares de tercer, cuarto y quinto curso de los centros elegidos hasta alcanzar una muestra representativa. El cálculo de la muestra se realizó con un nivel de confianza del 95 ± 5% y una distribución normal del 50%, obteniéndose que para alcanzar una muestra representativa serían necesarios al menos un total de 323 sujetos. La realización de los cuestionarios se llevó a cabo en el centro y en el domicilio, para escolares y padres respectivamente.
Consideraciones éticas. El estudio fue aprobado por el comité ético de investigación científica de la Universidad de Almería.
Definición de variables. Las variables utilizadas en el estudio fueron clasificadas, según su naturaleza, en variables cuantitativas y cualitativas. Las variables cuantitativas fueron edad del escolar, número de personas en el núcleo familiar, número de hijos y consumo alimentario de frutas y verduras de los escolares. Las variables cualitativas fueron sexo, lugar de nacimiento del escolar, nacionalidad de padres y madres, tipo de pareja, situación laboral, ocupaciones, asistencia al comedor escolar, estrategias para una correcta alimentación de los hijos y preferencias alimentarias de los escolares.
Para el análisis de la variable nacionalidad, los países se agruparon por áreas geográficas. El norte de África se correspondió con los países de Marruecos y Tánger, Europa (exceptuando España) se subdividió en Europa Occidental (Alemania, Andorra, Suiza y Francia) y Europa Oriental (Rusia, Rumanía, Bulgaria, Lituania y Armenia) y, América abarcó los países de Argentina, Colombia y México. El tipo de pareja, se agrupó en “ambos españoles”, “español y extranjero”, “extranjeros de misma nacionalidad” y “extranjeros de distinta nacionalidad”. Para la situación laboral se clasificó a ambos padres en trabajadores o no fuera de casa, y para la ocupación se utilizaron las categorías agricultura, sanidad, educación, administración y gestión, hostelería, comercial y marketing, servicios socioculturales y a la comunidad, imagen personal, seguridad y medio ambiente, transporte y mantenimiento de vehículos, construcción e informática y comunicación. La asistencia al comedor se respondió de forma dicotómica SI/NO. En relación a las estrategias de alimentación, las categorías utilizadas fueron “Castigo”, “Premio”, “Distracciones”, “Fomento de la participación en la elaboración de las comidas” y “Preparación de los alimentos de forma atractiva”. En cuanto a las preferencias alimentarias, se analizaron frutas, verduras, legumbres (alubias, garbanzos y lentejas), carne de cerdo, lácteos (leche y yogur), pescado, patatas fritas, pasta, arroz, pollo y huevos.
Técnicas e instrumentos de recolección de datos. Se utilizaron dos cuestionarios adaptados, uno para los padres y otro para los alumnos, obtenidos del programa PERSEO, iniciado por el Ministerio de Educación en España, para evaluar la eficacia de un programa de control de la obesidad infantil. Puesto que nuestro estudio no evaluaba la obesidad, se eliminaron cuestiones relacionadas con la actividad física27.
El primer cuestionario, dirigido a los padres, estaba formado por 21 preguntas. Las ocho primeras recogían variables sociodemográficas (nacionalidad de ambos padres y su sexo y, número de personas en la unidad familiar) y el resto recogían cuestiones sobre la alimentación de sus hijos (cantidad de fruta y verdura que consumían) y la frecuencia de consumo alimentario de los propios padres. Además se le añadió una pregunta para conocer las estrategias llevadas a cabo por los padres en la alimentación de sus hijos. También se les adjuntó una hoja de consentimiento informado a fin de autorizar a los menores para su participación. El segundo cuestionario, destinado para la población de 3º, 4º y 5º curso de educación primaria, constaba de 20 preguntas. Las doce primeras recogían variables sociodemográficas (sexo, edad, número de hermanos, situación laboral de ambos padres y ocupación de ambos padres) y antropométricas (peso y talla). El resto de preguntas recogían datos acerca de las preferencias alimentarias en cuanto a frutas, verduras y otros alimentos. Las respuestas de ambos cuestionarios se realizaron mediante escala tipo Likert, respuesta múltiple o abierta.
Procedimiento y análisis estadístico. En un primer momento se estableció contacto con padres de escolares de los diferentes centros para la obtención del consentimiento informado y la respuesta al cuestionario. Para ello se entregaron un total de 640 cuestionarios a padres de escolares, de los cuales se recuperaron 355. Una vez revisados, se descartaron los incompletos y aquellos que negaban la participación de los menores, quedando un total de 342. Los hijos de estos 342 padres, cuyos cuestionarios fueron recopilados, compusieron la muestra de escolares. Posteriormente, un investigador codificó los cuestionarios de padres e hijos para poder enlazarlos, manteniendo el anonimato de los encuestados. Tras revisar y retirar 17 cuestionarios incompletos por parte de los escolares se descartaron los cuestionarios de los padres correspondientes, resultando un total de 325 cuestionarios pareados padre/hijo. Esto supone un porcentaje de respuesta del 50,8% con respecto al número de cuestionarios entregados en un principio.
Los datos fueron analizados a través del programa estadísticos IBM SPSS Statistics versión 23. Primero se analizaron las variables sociodemográficas. Para las variables cuantitativas se obtuvieron las medidas de tendencia central y dispersión y en las cualitativas, se obtuvieron frecuencias y porcentajes.
Antes de la realización de contraste de hipótesis entre variables, se aplicó el test de normalidad (Prueba de Kolmogorov-Smirnov). Después se aplicó Chi Cuadrado para variables cualitativas. En el caso de las cuantitativas, se les aplicó pruebas no paramétricas U de Mann-Withney y Kruskal-Wallis puesto que no seguían una distribución normal. En todos los casos se estableció un nivel de significación para p<0,05.
RESULTADOS
Un total de 325 alumnos pertenecientes a los cursos de 3º, 4º y 5º de primaria con edades entre 8 y 10 años, participaron en el estudio, donde el 55,4% fueron mujeres (N=180). En todos los grupos de edad predominó la nacionalidad española (93,2% del total) (tabla 1).
Por otro lado, 325 padres y madres rellenaron los cuestionarios, de los cuales 261 eran madres (80,30%). La mayor parte de la muestra estuvo conformada por parejas con ambos miembros de origen español (53,50%), seguido de parejas extranjeras de la misma nacionalidad (25,20%) y parejas mixtas (un miembro español y otro extranjero) (20%). Tanto padres como madres fueron en su mayoría españoles (62,80% y 63,70%, respectivamente), seguidos de padres procedentes del norte de África (23,10% y 20,90%, respectivamente) (tabla 1).
Al comparar el número de personas dentro del mismo núcleo familiar con la nacionalidad del padre (p<0,001) y la madre (p<0,001) obtuvimos diferencias significativas, correspondiendo la mediana (Me) más elevada a padres y madres procedentes del Norte de África (Me=5) (tabla 2). Así mismo, observamos diferencias estadísticamente significativas cuando comparamos con la nacionalidad del padre (p<0,001) y de la madre (p<0,001) con el número de hijos en la unidad familiar (tabla 2).
Me: Mediana; RI: Recorrido intercuartílico; Fuente: elaboración propia. p= Significación mediante Kruskal-Wallis (<0,05). %: se expresa porcentaje de columna
En relación a la situación laboral, el 34% de las madres (N=109) refirieron no trabajar fuera de casa. En el caso de los padres, sólo el 7,5% (N=24) indicaron no estar trabajando actualmente. Las madres procedentes de América y España refirieron mayoritariamente trabajar fuera de casa (75% y 72,5% respectivamente), siendo un porcentaje menor en madres del Norte de África (47,1%). En el caso de los padres, el menor porcentaje de aquellos que trabajaban fuera de casa también lo encabezaron padres del Norte de África (80%) (tabla 2).
El 31,1% (N=98) de los escolares encuestados asistían al comedor escolar en el almuerzo. Al comparar este resultado con la nacionalidad de ambos padres se observó que los hijos de madres de Europa Occidental (100%) y madres españolas (38,2%) acudían principalmente al comedor escolar (tabla 2). Al comparar la asistencia al comedor con la situación laboral de ambos padres se obtuvo que la mayor parte de los niños y niñas que referían acudir al comedor escolar, resultaron ser hijos de padres y madres que trabajaban fuera de casa (98% y 74,5% respectivamente).
En cuanto a las estrategias llevadas a cabo para conseguir una correcta alimentación de sus hijos, se obtuvo que la estrategia con mayor puntuación fue “La preparación de alimentos de forma atractiva” con el 32,67% en madres y 32,17% en padres. La estrategia menos utilizada en ambos casos fue “el premio” (8,00%, para las madres y 7,8% para los padres) (tabla 2). Estas estrategias también fueron comparadas con la nacionalidad de los padres. Así, en padres del Norte de África (33,3%), Europa Occidental (36,3%) y América (30%), la preparación de alimentos de forma atractiva fue la estrategia predominante. En el caso de padres españoles, el mayor porcentaje refirió fomentar la participación del escolar en la elaboración de comidas (33,4%), y los padres de Europa Oriental la mayoría afirmó utilizar distracciones (29,4%). En aquellos procedentes del Norte de África y Europa Occidental, destacaba como segunda estrategia, el uso del castigo (19,4% y 18,2%, respectivamente) (tabla 2).
Así mismo, al comparar la estrategia utilizada con el tipo de pareja, el 48,94% de los que eligieron la distracción entre comidas, eran parejas extranjeras de distinta nacionalidad. Sin embargo, el fomento de la participación del escolar en la elaboración de comidas y la preparación de alimentos de forma atractiva predominaban en parejas españolas (65,48% y 54,05%, respectivamente). En parejas extranjeras de la misma nacionalidad, el uso del castigo cobraba mayor importancia (38,89%).
En cuanto a sus ocupaciones, el sector laboral predominante en padres fue la Agricultura (47,7%), seguido de Transporte de mercancías y personas (12,3%). En el caso de las madres, la principal ocupación fue ama de casa (34%), seguido del área de la Agricultura (27,4%).
En referencia al consumo alimentario de frutas y verduras de los escolares según sus padres, la mediana de consumo de frutas y verduras en niñas fue mayor (3,28 y 2,30 respectivamente). Además este consumo era significativamente mayor en niños y niñas que no acudían al comedor escolar (U=8785,5;z=2,521;p=0,012) (tabla 3). Además, se obtuvieron mayores medianas de consumo de frutas en hijos de padres procedentes del Norte de África (Me=3,42) y, para las verduras, en hijos de padres procedentes de Europa occidental y el Norte de África (Me=2,53 y 2,38 respectivamente). Por el contrario, el menor consumo de frutas se obtuvo en hijos de padres procedentes de Europa Oriental y América. Para el caso de las verduras, el menor consumo correspondía con hijos de padres procedentes de América (Me=1,46). En relación a la nacionalidad de la madre, la mayor mediana de consumo de frutas y verduras también pertenecía a escolares cuyas madres proceden del Norte de África (3,42 y 2,57 respectivamente). Sin embargo, el menor consumo de frutas correspondía con hijos de madres procedentes de España (Me=1,07), mientras que el menor consumo de verduras correspondía con América (Me=1,80) (tabla 3). Al comparar el consumo de frutas y verduras con las diferentes estrategias que llevaban a cabo los padres y madres en la alimentación de sus hijos, no se hallaron diferencias significativas.
En cuanto a la preferencia por la fruta en escolares, se halló que el 100% y el 95,6% de hijos de madres procedentes de Europa Occidental y del Norte de África respectivamente, refirieron que les gustaba la fruta. El menor porcentaje de respuesta positiva correspondía con hijos de madres españolas (72,5%), con similares resultados respecto a la nacionalidad del padre (tabla 4). En relación a la preferencia por las verduras, obtuvimos que el 30,34% de niños indicaron que le gustaban las verduras, frente al 42,22% de niñas.
Además, el 6,9% de los niños, refirieron no haber probado la verdura frente al 1,67% en niñas (tabla 4). Así mismo, se obtuvieron diferencias significativas al comparar las preferencias alimentarias respecto a la carne de cerdo con la asistencia al comedor (χ2(2)=9,692;p=0,008) ya que el 84,4% de los que acudían indicaron que les gustaba la carne de cerdo, frente al 67,6% de los que no iban al comedor. Además, en hijos de madres procedentes del Norte de África, el 45,6% indicaron no haber probado el cerdo y el 29,4% respondieron que sí les gustaba (tabla 5). Cuando comparamos con otros alimentos como los lácteos (leche y/o yogur), se observó que al 12,8% de los que iban al comedor no les gustaban ningún lácteo, frente al 5,1% de los que no iban al comedor. Además, al 18,2% de hijos de madres procedentes de Europa Oriental no les gusta la leche, frente al 6,6% de hijos de madres españolas (tabla 5).
Fuente: elaboración propia. p= Significación mediante Chi Cuadrado (<0,05). %: se expresa porcentaje de fila
Por otro lado, el 20% de escolares que iban al comedor refirieron que no les gustaba el pescado, frente al 8,8% de los que no acudían. Sin embargo, no se encontró ningún escolar, que fuera al comedor, que indicara no haber probado el pescado, frente al 1,4% de los que no acudían al comedor (tabla 5). En otros grupos de alimentos como la pasta, arroz, pollo o huevos no se obtuvieron grandes diferencias al ser comparados ambos grupos con estas variables.
Cuando las preferencias alimentarias se compararon con las estrategias de alimentación de los padres y madres, las diferencias encontradas fueron irrelevantes para el estudio.
DISCUSIÓN
Los profesionales conocedores del SPP, no lo hacen a través de fuentes de información científica habituales, poniendo de manifiesto cierto “olvido” científico hacia esta patología.
En el análisis sociodemográfico obtenemos que los núcleos familiares con mayor número de integrantes, y por tanto un mayor número de hijos, corresponden con progenitores del Norte de África, cuyos hijos, además, acuden en menor porcentaje al comedor, ya que sus madres no suelen trabajar fuera de casa. Estos resultados se ven apoyados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) donde se obtiene que, según datos recogidos en diciembre de 2015, de 14.618 parados extranjeros, el 53,75% eran mujeres, especialmente del Norte de África28.
Los resultados muestran mayor consumo y preferencia de verduras en niñas que en niños. Estos resultados coinciden con los del estudio llevado a cabo por Monje-Rojas29 en el que las niñas también presentan un mayor consumo de verduras.
En relación al comedor escolar obtenemos que, según los padres y madres, los escolares que no van al comedor realizan un consumo significativamente mayor de verduras. Además, en este grupo de escolares destaca una mayor preferencia por los lácteos y el pescado. Sin embargo, ocurre lo contrario con la preferencia por la carne de cerdo, resultando mayor entre quienes acuden al comedor, aunque esto último pudo estar influido por un mayor porcentaje de hijos de familias del Norte de África entre el grupo de escolares que no acuden al comedor. A pesar de que estudios como el de Gil1 indican un mejor estado de salud nutricional en niños que almuerzan en el comedor escolar, los resultados de nuestro estudio apuntan a que son los niños que realizan sus comidas en casa, quienes presentan mayores preferencias por los diferentes grupos de alimentos junto con un mayor consumo de verduras.
Debido a que la familia representa un papel fundamental en el establecimiento de los patrones alimentarios de sus hijos17, se establecen en este estudio diferentes relaciones entre los hábitos alimentarios de la población escolar y sus padres. Al comparar dichos hábitos y preferencias alimentarias con la situación laboral de ambos padres, no encontramos diferencias significativas, en contraposición a lo expuesto por Macias y colaboradores30 quienes afirmaban que la situación económica afecta negativamente a la alimentación.
Por otro lado, observamos un mayor consumo de frutas y verduras en niños y niñas cuyos padres proceden del Norte de África, siendo la media más baja de consumo en hijos de padres españoles y Europa Occidental. La preferencia por la fruta es mayor en hijos de padres procedentes de Europa Occidental y Norte de África, siendo mayoritariamente hijos de padres españoles y de Europa Oriental quienes indican no haber probado la fruta. Para el caso de los lácteos también observamos una preferencia significativamente menor en los hijos de padres y madres procedentes de Europa Oriental.
Para la carne de cerdo hallamos grandes diferencias, ya que la mayoría de escolares que no lo han probado son hijos de padres y madres procedentes del Norte de África. Esto puede deberse a unos patrones alimentarios muy marcados por la religión12. Sin embargo, dentro de este grupo, existen escolares que indican que sí le gusta, lo cual podría ser indicativo de una modificación en los patrones alimentarios de este grupo poblacional bajo la influencia de la cultura autóctona, en este caso española.
Destacan entre los resultados de este estudio, una mejor y mayor variedad de consumo, y preferencias alimentarias más saludables en hijos de padres extranjeros. Coincidiendo con nuestros resultados, la Comisión Europea recogía en 2012 que la población española cada vez se estaba alejando más de la dieta mediterránea31. Tal es así que en diversos estudios encontramos un nivel bajo de consumo de fruta, verdura, carne y pescado32, con exceso de proteínas, grasas saturadas y colesterol33.
En cuanto a las estrategias de alimentación, comprobamos que la más utilizada es la preparación de alimentos de forma atractiva, siendo la segunda más usada en madres españolas el fomento de la participación del hijo en la elaboración de comidas. Sin embargo, en madres y padres procedentes del Norte de África, la segunda estrategia más utilizada es el castigo. Madres procedentes de Europa Oriental y América optan por el uso de distracciones durante las comidas (TV, música…) o el premio con golosinas, videojuegos, etc. El estudio llevado a cabo por Martínez34 apoya estos resultados diciendo que los aspectos culturales podrían influenciar en las estrategias llevadas a cabo por los padres. Además, el estudio de Brazelton35 muestra como en determinadas culturas los padres son juzgados por su capacidad para educar a sus hijos de forma saludable. Sin embargo, en este estudio no se observa ninguna influencia de estas estrategias sobre el consumo y las preferencias alimentarias de los escolares a diferencia de otros estudios19 donde muestran que padres con estilos de carácter más democrático provocaban mayores niveles de autorregulación en sus hijos.
En cuanto a limitaciones de nuestro estudio señalamos que, aunque se trata de una muestra representativa, algunos datos pueden estar distorsionados debido a una mayoría de participantes españoles. Además, los colegios fueron elegidos de forma aleatoria, pero no los participantes en sí, sin tener en cuenta el efecto del diseño, por lo que los resultados podrían no tener la potencia deseada. Futuras investigaciones podrían, por tanto, ampliar la muestra de individuos procedentes de otros países.
Como conclusión, destacamos una mayor preferencia por las verduras en niñas, así como un mayor consumo de verduras y mayores preferencias por lácteos y pescado en los escolares que no acuden al comedor. Así mismo, aunque de manera incipiente, se puede observar lo que parece ser un cambio en los patrones alimentarios de la población procedente del Norte de África influenciados por la cultura autóctona, en referencia al consumo de carne de cerdo. En general, los hijos de padres extranjeros, principalmente del Norte de África, presentaron una mejor y mayor variedad de consumo alimentario y preferencias más saludables que los españoles. En cuanto a las estrategias de alimentación, se comprobó que el uso de una estrategia u otra, no supone una modificación significativa de los patrones alimentarios de los escolares. Estos datos suponen un importante y necesario punto de partida en el fomento de una dieta y un estilo de vida saludables en las cada vez más numerosas poblaciones escolares formadas por personas de diferentes procedencias y culturas.