Señora Directora:
En un reciente estudio sobre el autoconcepto físico1, se reportaron resultados sobre su variabilidad respecto a la satisfacción y el índice de masa corporal. Uno de los aciertos metodológicos del estudio fue la inclusión en la tabla 2 de la fuerza de la relación entre las variables analizadas, expresada mediante el coeficiente V de Cramer. Pero esta referencia fue inconsistente y limita la información que se puede extraer del estudio. Específicamente, los resultados de la hipótesis nula en las tablas 3 y 4 ganarían más contenido interpretativo si se incluyera una estimación de la magnitud o tamaño de las diferencias, algo habitualmente conocido como “significancia práctica”. La significancia práctica puede estimarse para el tamaño o magnitud de las diferencias entre los grupos o de las relaciones entre variables estudiadas2,3,4,5,6. Dado que en áreas de la ciencia tan heterogéneas como la antropología física2, la cirugía ósea3, la epidemiología4, la pediatría localizada5 o los problemas de aprendizaje6 aún está vigente la insistencia en moderar el uso de las pruebas de significancia estadística como el elemento sustancial para interpretar la importancia de los resultados4,5, la significancia práctica en los resultados de Fernandez1 deben ser fortalecidos. Por este motivo, la presente carta complementa los resultados de las tablas 3 y 4 de dicho artículo mediante dos estimadores aplicados a los resultados de la prueba de Kruskal-Wallis: eta2(7) y epsilón2(8. Ambos se interpretan como coeficientes correlacionales, específicamente como varianza compartida entre las dos variables relacionadas7,8,9. Las estimaciones de magnitud del efecto aplicables para las pruebas no paramétricas generalmente toman la forma de varianza explicada o correlaciones elevadas al cuadrado.
Para facilitar su interpretación, eta y épsilon fueron transformados en coeficientes de correlación, mediante la raíz cuadrada de sus valores. Los resultados de estos reanálisis se presentan en la tabla 1. Se observa que los resultados estadísticamente significativos obtenidos en el estudio de Fernández (por ejemplo, él rechazó la hipótesis nula) mostraron lo que pueden considerarse pequeños coeficientes. Estas diferencias difícilmente pueden denominarse como realmente significativas o de importancia práctica, y los autores deben contextualizar esta interpretación de acuerdo a las implicaciones clínicas o científicas de su estudio. Esta concluye que los resultados de la significancia estadística deben acompañarse siempre de estimaciones de la magnitud o tamaño del efecto.