Sr. Editor:
La enfermedad cardiovascular es una causa importante de morbilidad y mortalidad a pesar de las mejoras en su pronóstico. Se espera que la carga de la enfermedad cardiovascular en el sistema sanitario crezca, así como la prevalencia de sus distintos factores de riesgo. Además, se ha observado que las placas arteriales y la calcificación de las arterias coronarias pueden ser encontradas en el 50% de los pacientes de mediana edad, no fumadores, con una rutina de ejercicios, peso, dieta, presión arterial, niveles de colesterol y glucosa en ayunas ideales. Por ello, la prevención primaria cardiovascular tiene una función importante1
Las terapias farmacológicas han demostrado reducir el riesgo cardiovascular en pacientes con enfermedad cardiovascular establecida e, incluso, en determinados pacientes sin enfermedad cardiovascular1. La evidencia sobre la capacidad preventiva de las terapias no farmacológicas tales como el ejercicio físico, el abandono del hábito tabáquico y la dieta es abundante y se recomienda su empleo en pacientes con riesgo cardiovascular1
Sin embargo, existen otras intervenciones no farmacológicas que están menos estudiadas, y en la revisión de Martín-Ruiz y col2 llegan a la conclusión de que el consumo de vitamina D, el consumo de ácidos grasos omega 3, la práctica del Qijong y los consejos o la educación para modificar los factores de riesgo cardiovascular presentan una reducción significativa del riesgo cardiovascular. En esta revisión se obtiene evidencia sobre la efectividad de ocho tipos de intervenciones no farmacológicas: los suplementos, las intervenciones dietéticas, la suplementación de la dieta, las intervenciones sobre los múltiples factores de riesgo, el ejercicio físico, el ejercicio mental, las intervenciones en la salud vía digital y los chequeos generales de salud2
Las principales sociedades de Cardiología (europea y americana) han publicado una serie de recomendaciones en relación con la prevención primaria, sobre todo en relación con las terapias farmacológicas y en menor cuantía sobre las terapias no farmacológicas
Para reducir el riesgo cardiovascular, la Asociación Americana del Corazón (AHA) y el Colegio Americano de Cardiología (ACC) recomiendan tanto la dieta basada en frutas, verduras, legumbres, nueces, granos y pescado, como la educación para modificar los factores de riesgo; se trata de dos recomendaciones (clase de recomendación I) basadas en estudios aleatorizados de calidad moderada. También recomiendan realizar ejercicio físico, al menos 150 minutos por semana de intensidad moderada o 75 minutos por semana de intensidad vigorosa (clase de recomendación I), basado en estudios no randomizados3
La Sociedad Europea de Cardiología, en su guía sobre la prevención cardiovascular, hace la misma recomendación para el ejercicio físico (nivel de evidencia A y clase de recomendación I), mientras que con relación a la dieta saludable recomienda una similar a la recomendada por la AHA (nivel de evidencia B y clase de recomendación I)4
La iniciativa de Martín-Ruiz y col de resumir la evidencia apabullante sobre la prevención cardiovascular primaria mediante una revisión paraguas es de elogiar, aunque sorprende que no hayan encontrado suficiente evidencia en relación con el ejercicio y la dieta3. En mi opinión, esto es debido a un sesgo de tiempo de publicación, ya que la mayoría de la evidencia consistente sobre dieta y ejercicio ha sido publicada a partir de 2015
También llama la atención que se haya encontrado una evidencia significativa a favor de la capacidad para prevenir el riesgo cardiovascular de la vitamina D3, ya que tanto la AHA como el ACC no recomiendan otras medidas preventivas debido a la escasa evidencia encontrada4-5
La novedad en esta revisión es el resultado significativo de la práctica del Qijong, un tipo de actividad desarrollado en China y empleado en la promoción de la salud, para la prevención del riesgo cardiovascular, ya que las revisiones analizadas encontraron que tiene unos efectos beneficiosos sobre la mortalidad global, la mortalidad por ictus, la incidencia de ictus, la presión arterial y los niveles de lípidos. No obstante, los propios autores de la revisión sistemática concluyen que aún no se puede recomendar la práctica del Qijong para prevenir el riesgo cardiovascular porque se necesitan ensayos clínicos realizados con mayor rigor metodológico5
En conclusión, la prevención primaria cardiovascular es un componente esencial de la salud pública e individual. Aunque diferentes organismos proponen una serie de recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible, en determinadas áreas de prevención primaria todavía existe ausencia de información y, cuando existe, es de insuficiente calidad metodológica, por lo que se requieren más estudios robustos para esclarecer el panorama