Adoración de los Reyes Magos. Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, 1619
Qué quieren que les diga: me encanta este cuadro. En esencia, porque en él se plasman unos Reyes Magos fieramente humanos, sin extravagancias ni exotismos. Y más allá de eso, porque el Niño Jesús parece un niño, un infante engalanado para la ocasión, aun con ropajes modestos. Esto es: no solo lleva al pañal de tela que todos conocemos.
Para mayor curiosidad, decir que Velázquez hizo un canto a su familia y allegados (el rey mago de mayor edad es Pacheco; la modelo de la Virgen María es su mujer, Juana; la modelo del Niño Jesús, es su hija Francisca). Sorprende además la madurez alcanzada por el artista, pues compuso esta obra a los veinte años de edad, hecho que demuestra que los genios, genios son casi desde la cuna.