Rafaela Flores de Alarcón (retrato). Antonio María Esquivel y Suárez de Urbina, hacia 1842
No puedo evitarlo: los loros me caen especialmente bien. Manolo Romero, actor y poeta, tiene uno en su casa que se llama Ramiro; su frase favorita –y me refiero al ave– es: “¿Qué pasa, Góngora?”. Con esta oración suele recibir a las visitas. En compañía es feliz: la soledad le altera.
Esquivel tuvo a bien retratar a una niña preadolescente con loro. El animal y la zagala están inmersos en la grisura, de atavío y plumaje, de gesto y mirada, de jaula y calcetines. Le pide a uno el cuerpo soltar un chiste ingenioso, que le alegre la vida a ambos. Por cierto, que no lo hemos dicho, qué gran pintor fue nuestro Esquivel, ¿verdad?.