Hospital para soldados heridos. Charles Hunt, 1886
En estos tristes días de la pandemia, podemos escuchar cómo desde la clase política se alude, una y otra vez, machaconamente, a la infección por SARS-CoV-2 como si fuese un conflicto bélico. Nada más lejos de la realidad. Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino.
Cada vez que escucho el paralelismo, para equilibrar mi enfado, pienso en este cuadro, que (miren ustedes por dónde) me pone de muy buen humor. En él vemos a seis chavales jugando a que están en un hospital para soldados. Me cautiva especialmente la mocosa, todo blancura, que aguarda tras la puerta de entrada para atizar un buen susto a la concurrencia. Su cara de pilla es un auténtico canto a la sutileza.