INTRODUCCIÓN
Los accidentes infantiles no intencionados son considerados un problema de salud pública, tanto por la morbimortalidad que estos producen de forma inesperada en pacientes pediátricos previamente sanos, como por las repercusiones sociales y psicológicas producidas a nivel de los pacientes y de sus familias.
En nuestro país representan la segunda causa de mortalidad en la población pediátrica tras las enfermedades oncológicas1; por tanto, es la primera en niños previamente sanos. Además, pueden ser prevenibles y, en cierto modo predecibles, cuando se toman las medidas adecuadas.
El alcance de este tipo de accidentes hace que sea muy importante el estudio de los factores de riesgo que los propician. De esta forma, se podría actuar más eficientemente y, por lo tanto, disminuir la incidencia de este problema. Dentro de los posibles factores de riesgo que pueden dar lugar a la aparición de un accidente no intencionado, se encuentra referido en la literatura médica de forma reiterada el grado de supervisión parental2,3,4,5 6. En este sentido, la mayoría de los accidentes infantiles podrían ser prevenibles si existiera una correcta supervisión de los cuidadores, sobre todo en los niños pequeños.
Uno de los objetivos de los pediatras de Atención Primaria (AP) es la prevención primaria y secundaria de los accidentes no intencionados, que se puede realizar en la consulta mediante consejos, campañas, u otros medios. Para realizar una buena prevención, es imprescindible conocer la actitud de los padres frente al riesgo de que su hijo sufra un accidente no intencionado, siendo muy importante poder determinar ello de forma objetiva.
Se ha demostrado que los cuestionarios son una herramienta fiable y válida para el estudio de los comportamientos parentales7. En el año 2006, Morrongiello y Corbett diseñaron y validaron en lengua inglesa el Parental Supervision Attributes Profile Questionnaire (PSAPQ)5, un cuestionario formado por 29 ítems que evalúa el grado de supervisión de los padres hacia sus hijos mediante una escala Likert de 5 puntos, distribuidos en 4 subescalas: proteccionismo (ítems 1-9), supervisión (ítems 10-18), tolerancia al riesgo ítems 19-26), creencia en el destino/fatalidad (ítems 27-29). Esta escala está validada para niños entre 2 y 5 años de edad.
Este cuestionario fue validado y adaptado al portugués8 en el año 2013, y en el año 2019 al español para niños de 2 a 5 años de edad9.
Por estas razones, nuestro objetivo en este trabajo ha sido el estudio del grado de concordancia existente entre la percepción del grado de supervisión parental estimado por los pediatras de AP y el medido de forma objetiva mediante la utilización del cuestionario PSAPQ, validado y adaptado transculturalmente al idioma español. De esta forma, poder evaluar la utilidad de una herramienta objetiva en las consultas de AP y, consecuentemente, poder actuar de manera eficiente.
MATERIAL Y MÉTODOS
Previamente al inicio del trabajo se requirió el permiso de la autora del PSAPQ original en lengua inglesa (Barbara A. Morrongiello) y, posteriormente fue aprobado por el Comité de Ética e Investigación Clínica del Hospital Universitario Dr. Peset de Valencia (España).
Se ha realizado un estudio observacional, trasversal y analítico, para el estudio de la concordancia entre el grado de supervisión parental estimado por los pediatras de AP y el medido de forma objetiva mediante el cuestionario PSAPQ, adaptado y validado a lengua española9, así como la identificación de otros posibles factores de riesgo que pueden influir en el grado de supervisión parental. Para ello, se completó el cuestionario PSAPQ adaptado y validado al idioma español por 149 padres o representantes legales de niños de entre 2-5 años, elegidos al azar, que acudían a las revisiones del Programa de Supervisión de la Salud Infantil de los diferentes centros de salud participantes en un periodo comprendido entre el 4 de agosto de 2015 al 2 de mayo de 2017. Los centros se encontraban en el área metropolitana de Valencia, mayoritariamente en la ciudad de Valencia.
Tras explicar el estudio a los padres o representantes legales y descartar que tuviesen algún criterio de exclusión (antecedente de accidente intencionado, no comprensión del idioma, no aceptación en la participación en el estudio), los padres o representantes legales debían firmar un consentimiento informado para entrar en el estudio.
Posteriormente, se les facilitaba un cuadernillo en el que debían contestar al cuestionario PSAPQ adaptado y validado al idioma español, así como a diversas preguntas de índole sociodemográfica (profesión, nivel de estudios y nacionalidad de los padres, número de hermanos del niño y posición de este entre los mismos).
Además, en este mismo cuadernillo existía un apartado que debía ser rellenado por el pediatra o la enfermera de Pediatría con los siguientes datos: antecedentes clínicos de interés del paciente, antecedente de accidente no intencionado en los seis meses previos, grado de supervisión de los padres al niño participante según el criterio del profesional que estaba contestando a las preguntas, este último ítem debía ser contestado mediante la utilización de una escala con cinco posibilidades, yendo de muy bajo a muy alto. Estas preguntas las debían contestar cuando los padres ya habían devuelto el cuestionario completo, de esta forma se evitaban sesgos dado que el profesional sanitario no se encontraba cohibido a la hora de responder dado que, los padres nunca han sabido las respuestas a estas cuestiones.
Para analizar el nivel socioeconómico familiar se utilizó la Clasificación de Goldthorpe-Feito, conforme a lo establecido por la Sociedad Española de Epidemiología10.
Se realizó un análisis inferencial de los datos obtenidos mediante la utilización del programa SPSS versión 22.0, para estudiar el grado de concordancia entre el grado de supervisión parental atribuido por los profesionales sanitarios y el obtenido de forma objetiva para cada una de las cuatro subescalas de las que está formado el cuestionario PSAPQ.
RESULTADOS
Se reclutaron un total de 149 participantes, padres o madres de 77 niñas y 72 niños. En la Fig. 1 se muestra la distribución por edades de los niños participantes. Los datos socioeconómicos de las familias participantes se muestran en la Tabla 1.
Nivel socioeconómico | Padres | Madres | ||||
n | % | Acumulado (%) | n | % | Acumulado (%) | |
Clases I y II (directivos) | 47 | 34,1 | 34,1 | 68 | 46,6 | 46,6 |
Clase III (empleados administración) | 28 | 20,3 | 54,3 | 32 | 21,9 | 68,5 |
Clase IVa-b (autónomos) | 23 | 16,7 | 71,0 | 11 | 7,5 | 76,0 |
Clase IVc (autónomos sector primario) | 3 | 2,2 | 73,2 | 1 | 0,7 | 76,7 |
Clases V y VI (técnicos grado medio) | 12 | 8,7 | 81,9 | 10 | 6,8 | 83,6 |
Clases VIIa (trabajadores semi- y no cualificados) | 23 | 16,7 | 98,6 | 24 | 16,4 | 100,0 |
Por lo que a la supervisión parental se refiere, la clasificación de los padres según el grado de supervisión percibida por el profesional sanitario muestra que más de la mitad de las parejas fueron consideradas con un grado de supervisión normal (46,7%) o alto (31,3%) (Tabla 2).
Grado de supervisión | n | % | Acumulado (%) |
Bajo | 4 | 2,7 | 2,7 |
Normal | 70 | 46,7 | 49,7 |
Alto | 47 | 31,3 | 81,2 |
Muy alto | 28 | 18,7 | 100,0 |
En la Tabla 3 se recogen las respuestas obtenidas de forma objetiva mediante la utilización del cuestionario PSAPQ adaptado y validado al idioma español, para cada ítem del cuestionario. Se observa que la categoría más frecuentemente señalada fue “De acuerdo”, tanto para los ítems que se relacionan con un mayor grado de supervisión parental (supervisión y proteccionismo), como para los que no (tolerancia al riesgo y creencia en el destino/fatalidad).
Totalmente en desacuerdo | En desacuerdo | Ni de acuerdo ni en desacuerdo | De acuerdo | Totalmente de acuerdo | |||||||
n | % | n | % | n | % | n | % | n | % | ||
P1 | Me siento muy protector con mi hijo | 1 | 0,7 | 17 | 11,3 | 34 | 22,7 | 60 | 40,0 | 38 | 25,3 |
P2 | Pienso en todas las cosas peligrosas que podrían ocurrir | 7 | 4,7 | 24 | 16,0 | 24 | 16,0 | 53 | 35,3 | 42 | 28,0 |
P3 | Impido a mi hijo que participe en juegos bruscos o… | 10 | 6,7 | 33 | 22,0 | 32 | 21,3 | 54 | 36,0 | 21 | 14,0 |
P4 | Le mantengo alejado de todo aquello que pueda ser peligroso | 0 | 0,0 | 29 | 19,3 | 33 | 22,0 | 52 | 34,7 | 36 | 24,0 |
P5 | Temo que algo pueda sucederte a mi hijo | 7 | 4,7 | 24 | 16,1 | 31 | 20,8 | 43 | 28,9 | 44 | 29,5 |
P6 | Advierto a mi hijo sobre cosas que podrían ser peligrosas | 1 | 0,7 | 0 | 0,0 | 5 | 3,3 | 58 | 38,7 | 86 | 57,3 |
P7 | Vigilo la expresión de la cara de mi hijo para ver cómo está | 1 | 0,7 | 7 | 4,7 | 29 | 19,3 | 69 | 46,0 | 44 | 29,3 |
P8 | Tengo un gran sentido de responsabilidad | 0 | 0,0 | 3 | 2,0 | 15 | 10,1 | 69 | 46,6 | 61 | 41,2 |
P9 | Pruebo las cosas con mi hijo antes de dejar que las haga por su cuenta | 8 | 5,5 | 30 | 20,5 | 61 | 41,8 | 25 | 17,1 | 22 | 15,1 |
P10 | Tengo a mi hijo al alcance de la mano en todo momento | 18 | 12,0 | 49 | 32,7 | 42 | 28,0 | 29 | 19,3 | 12 | 8,0 |
P11 | Sé exactamente lo que está haciendo mi hijo | 2 | 1,4 | 25 | 17,1 | 45 | 30,8 | 59 | 40,4 | 15 | 10,3 |
P12 | Puedo confiar en que mi hijo juegue solo sin supervisión constante | 3 | 2,0 | 21 | 14,2 | 24 | 16,2 | 77 | 52,0 | 23 | 15,5 |
P13 | Estoy cerca de mi hijo cuando juega en el parque | 1 | 0,7 | 3 | 2,0 | 18 | 12,1 | 80 | 53,7 | 47 | 31,5 |
P14 | Vigilo de cerca de mi hijo | 1 | 0,7 | 15 | 10,1 | 33 | 22,1 | 68 | 45,6 | 32 | 21,5 |
P15 | Confío en que juegue de forma segura | 1 | 0,7 | 6 | 4,0 | 32 | 21,3 | 83 | 55,3 | 28 | 18,7 |
P16 | Me quedo lo suficientemente cerca de mi hijo para poder alcanzarlo rápidamente | 3 | 2,0 | 28 | 18,9 | 35 | 23,6 | 56 | 37,8 | 26 | 17,6 |
P17 | Estoy "encima” de mi hijo | 28 | 18,7 | 54 | 36,0 | 35 | 23,3 | 25 | 16,7 | 8 | 5,3 |
P18 | Me aseguro de que sé dónde está mi hijo y de lo que está haciendo | 0 | 0,0 | 4 | 2,7 | 18 | 12,2 | 78 | 52,7 | 48 | 32,4 |
P19 | Animo a mi hijo a probar cosas nuevas | 1 | 0,7 | 1 | 0,7 | 7 | 4,7 | 75 | 50,7 | 64 | 43,2 |
P20 | Dejo que aprenda de sus propios errores | 1 | 0,7 | 6 | 4,0 | 13 | 8,7 | 84 | 56,0 | 46 | 30,7 |
P21 | Dejo que mi hijo corra algunos riesgos en lo que hace | 3 | 2,1 | 24 | 16,4 | 35 | 24,0 | 66 | 45,2 | 18 | 12,3 |
P22 | Dejo que mi hijo haga cosas por sí mismo | 3 | 2,0 | 5 | 3,3 | 9 | 6,0 | 78 | 52,0 | SS | 36,7 |
P23 | Si lo que está haciendo mi hijo es muy divertido, permitiría que… | 16 | 10,8 | 34 | 23,0 | 48 | 32,4 | 33 | 22,3 | 17 | 11,5 |
P24 | Dejo que mi hijo tome decisiones por sí mismo | 3 | 2,0 | 10 | 6,8 | 28 | 18,9 | 78 | 52,7 | 29 | 19,6 |
P25 | Animo a mi hijo a arriesgarse si eso supone que se divierta cuando juega | 22 | 14,7 | 41 | 27,3 | 37 | 24,7 | 29 | 19,3 | 21 | 14,0 |
P26 | Antes de involucrarme espero a ver si él puede hacer las cosas por sí mismo | 3 | 2,1 | 10 | 6,8 | 22 | 15,1 | 76 | 52,1 | 35 | 24,0 |
P27 | Si mi hijo se lastima es debido a la mala suerte | 34 | 23,0 | 48 | 32,4 | 56 | 37,8 | 8 | 5,4 | 2 | 1,4 |
P28 | Que mi hijo se lastime o no es en gran medida cuestión de suerte | 41 | 27,5 | 60 | 40,3 | 36 | 24,2 | 9 | 6,0 | 3 | 2,0 |
P29 | La buena suerte determina en gran medida que mi hijo salga herido o no | 57 | 38,0 | 60 | 40,0 | 28 | 18,7 | 4 | 2,7 | 1 | 0,7 |
Posteriormente, se realizó un análisis inferencial obteniéndose los resultados de la Fig. 2.
De esta forma, al estudiar las subescalas que se relacionan con un mayor grado de supervisión parental (proteccionismo y supervisión), se observa que cuando el profesional sanitario indicaba que, según su percepción, la supervisión de los padres a sus hijos era baja, la medición objetiva mediante el cuestionario PSAPQ demostraba que no era así. Sin embargo, sí se observa concordancia cuando las puntuaciones dadas de forma subjetiva eran altas, tendiendo a sobreestimar las muy altas. Sin embargo, en cuanto a las subescalas que se relacionan con un menor grado de supervisión parental, se observa que cuando el profesional sanitario indicaba que se tenían niveles bajos de tolerancia al riesgo o creencia en el destino o fatalidad, realmente estos niveles eran medio-altos (se tenía menor nivel de supervisión parental del que el profesional sanitario estimaba de forma subjetiva).
Por todo esto, se puede afirmar que no existe concordancia entre el grado de supervisión parental expresado de forma subjetiva por parte de los profesionales sanitarios y el medido de forma objetiva mediante la utilización del cuestionario PSAPQ. Además, dado que (como se ha citado anteriormente) la mayoría de los profesionales sanitarios respondieron que el grado de supervisión de los cuidadores a sus hijos era normal o alto, se puede afirmar que se tiende a sobrestimar las respuestas medidas posteriormente de forma objetiva.
DISCUSIÓN
No existe un único factor de riesgo que propicie la aparición de accidentes no intencionados en la edad pediátrica, sino que son varios o la suma de ellos, así como la presencia de diversas variables intra- e interpersonales los responsables del aumento de la probabilidad de que estos se produzcan11,12. Su conocimiento es muy importante para su prevención y así disminuir el riesgo de siniestralidad por estas causas.
Es importante tener en cuenta estas relaciones en AP dado que la mayor parte de la prevención primaria de los accidentes infantiles se realiza en este nivel asistencial, siendo uno de los objetivos reflejados en el Programa de Salud Infantil de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria13. Además, existen estudios que demuestran que el pediatra de AP es la persona más indicada para realizar este tipo de actividades14.
De esta forma, desde hace varios años, se están publicando artículos a este respecto. Así, en el año 2004, se publicó un estudio15en el cual se realizaba una revisión bibliográfica, tanto a nivel nacional como internacional, de los posibles factores de riesgo de accidentes infantiles no intencionados citados hasta ese momento y se indicaban formas o consejos de cómo actuar sobre cada uno de ellos. En esta misma publicación, se insiste en la importancia que tiene la AP para “cambiar actitudes y conocimientos a través de la educación sanitaria”. En el año 2009, el grupo PrevInfad/PAPPS publicó un artículo16en el que se realizaba otra revisión bibliográfica acerca de estos factores de riesgo (factores sociofamiliares, características de los hogares, andadores, etc.) y se proponían recomendaciones que realizar desde la AP frente a cada uno de ellos. Sin embargo, en ninguno de estos estudios se cita el grado de supervisión parental como factor de riesgo de accidentes infantiles no intencionados. Tampoco se ha encontrado ningún artículo que evalúe la relación entre la percepción subjetiva del pediatra de AP en cuanto a alguno de estos factores de riesgo y la realidad.
Por todo esto, el propósito del presente trabajo ha sido evaluar esta relación y la necesidad de utilizar un cuestionario objetivo en la consulta de Pediatría de AP para poder realizar correctamente un cribaje y actuación sobre el grado de supervisión parental, considerado como un factor de riesgo de accidentes infantiles2,3,4,5 6.
En nuestro estudio no se ha observado una correlación entre el grado de supervisión parental obtenido con la encuesta PSAPQ y el declarado por el profesional sanitario lo cual, demuestra la necesidad de la utilización de un test específico en este nivel asistencial para reconocer realmente cual es el grado de supervisión de los padres a sus hijos y, de esta forma, aplicar consejos y campañas específicas para cada familia según los resultados y poder actuar de forma más eficiente.
CONCLUSIONES
Los accidentes infantiles suponen una de las causas de morbimortalidad más importantes en la edad pediátrica, además de las repercusiones tanto psicológicas como económicas que dan lugar en el afectado, su familia y la sociedad en general.
Conocer y actuar de forma eficiente sobre los factores que riesgo que lo propician es muy importante para disminuir la incidencia de estos. Además, es uno de los objetivos de la Pediatría de AP.
Dado que en este estudio se ha demostrado que no existe concordancia entre el grado de supervisión parental percibido por el profesional sanitario y el medido de forma objetiva mediante un test validado y adaptado transculturalmente al idioma español, se refleja la necesidad de utilización de esta herramienta en las consultas de AP y de esta forma, poder realizar de forma más eficiente la prevención de este factor de riesgo mediante mensajes y campañas adaptadas a cada caso.