INTRODUCCIÓN
La Organización de la Salud sitúa durante 2015 en 6,2 litros el alcohol puro consumido por individuo mayor de 15 años1. En España, los datos de la encuesta EDADES de 2013, reflejan que el 78,3% de la población lo ha consumido en el último año y el 9,8% lo hace a diario2. El consumo habitual de alcohol, junto con el tabaquismo, el sedentarismo, la alimentación no saludable y el sobrepeso, constituyen los principales determinantes de la salud y riesgo de mortalidad de la población, desde una perspectiva epidemiológica3.
Uno de los procedimientos para cuantificar el consumo de alcohol es la estimación de las Unidades de Bebidas Estándar (UBE). Esta prueba, que ha sido validada para la población española, calcula los gramos de alcohol consumidos en el último mes en base a: número de veces que se ha consumido en una semana, tipo de bebida y cantidad ingerida en cada consumición4. Las puntuaciones de corte para detectar el consumo de alcohol por encima de los límites recomendados varían según la población, el lugar, el país y el formato potencial5.
En España, la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcoholismo y otras Toxicomanías estableció que una UBE equivale a unos 10 gr de alcohol puro6. A pesar de las diferencias en la cantidad de alcohol que representa una UBE en cada país, debido a variaciones en contenido alcohólico y/o volúmenes de consumo habituales, la UBE es uno de los métodos más utilizados ya que constituye una simplificación de la cantidad real de alcohol consumida que permite reducir el número de preguntas a realizar en las encuestas generales sobre hábitos de salud. Las encuestas específicas sobre consumo de alcohol suelen utilizar cuestionarios de cantidad-frecuencia (número de bebidas consumidas y frecuencia de este consumo) para estimar la ingesta habitual de alcohol. No obstante, en estas encuestas también se usa la UBE para facilitar el recuerdo de la cantidad de alcohol consumida en la estimación de otros indicadores, como el consumo excesivo puntual (binge drinking) (7.
El objetivo de este trabajo es estimar la prevalencia de consumo de alcohol en trabajadores del sector público y establecer su relación con variables sociodemográficas y laborales.
MÉTODO
Estudio observacional transversal en población trabajadora de la administración pública del área mediterránea (Comunidad Valenciana e Islas Baleares) en Servicios de Prevención Propios. La recogida de datos se realizó desde enero a noviembre de 2011 durante los reconocimientos de vigilancia específica de la salud de los trabajadores en las empresas. No hubo selección previa de participantes, la participación fue voluntaria, con consentimiento informado para el uso epidemiológico de los datos y con conocimiento de los Comités de Seguridad y Salud, según legislación vigente en Prevención de Riesgos Laborales. El porcentaje de participación en el estudio fue del 98,5% de los trabajadores que acudieron a vigilancia específica de la salud (n=1.180 trabajadores).
Las variables de estudio fueron el sexo (hombre, mujer), nivel de estudios (primarios/elementales, secundarios/medio y superiores), clase social (I = baja, II= media y III= alta) y tipo de trabajo (manual y no manual)8.
Se valoró la cuantificación del consumo en UBE diferenciando: consumo Leve: UBE < 14 en mujeres; UBE < 21 en varones; consumo Moderado: UBE ≥ 14 y UBE ≤ 21 en mujeres; UBE ≥ 21 y UBE ≤ 35 en varones y consumo Severo: UBE > 21 en mujeres; UBE > 35 en varones.
Análisis de los datos: Se calcularon frecuencias absolutas (n), proporciones (%) e intervalos de confianza al 95% de las proporciones. El análisis se realizó con el programa estadístico R versión 3.2.2.
RESULTADOS
La población participante en el estudio fue de 1.180 trabajadores, de los que 965 eran consumidores de alcohol: 315 mujeres y 650 hombres. Las características de la muestra se presentan en la Tabla 1.
Tabla 1 Características sociodemográficas y laborales de los trabajadores de la administración pública participantes en el estudio (n= 1180).
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El consumo cuantificado fue de grado moderado-severo en ambos sexos (5,60% leve y 27,05% severo en mujeres y 30,57% leve y 26,74% severo en hombres), con un mayor consumo global en hombres pero destacando que, en el consumo severo la proporción fue similar en ambos sexos. Fue mayoritario el consumo en los trabajadores englobados en la clase II (correspondientes según la Clasificación Nacional de Ocupaciones -CNO11 a ocupaciones intermedias, que incluyen tanto ocupaciones asalariadas de tipo administrativo como profesionales de apoyo tanto a la gestión administrativa como a otros servicios), con un trabajo de tipo manual y nivel de estudios categorizados como secundarios/medios. El consumo cuantificado en UBE en relación a las variables sociodemográficas es mayor en niveles moderado-severos en hombre (57,31%), mayor consumo en la clase social II (71,71%), en el trabajo manual (58,66%) y en personas con estudios medios (56,27%) (Tabla 2).
Tabla 2 Prevalencia (P) e intervalos de confianza (IC95%) de consumo cuantificado en UBE total y según variables sociodemográficas y laborales en trabajadores de la administración pública.
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aCategorización: Leve: UBE< 14 en mujeres; UBE<21 en varones. Moderado: UBE ≥ 14 y UBE≤21 en mujeres; UBE ≥21 y UBE≤35 en varones. Severo: UBE>21 en mujeres; UBE>35 en varones.
DISCUSIÓN
Los resultados de este trabajo muestran un consumo de alcohol en la población estudiada en niveles moderados/severos y mayormente en hombres, si bien en los niveles más altos de consumo se igualan las cifras obtenidas en ambos sexos.
Estudios previos realizados muestran resultados de prevalencia coincidentes con los obtenidos con esta población9. Destacan las diferencias en el nivel de consumo en función del nivel de estudios, siendo mayor en trabajadores de estudios medios, aunque tanto en trabajadores de estudios elementales como superiores el porcentaje de consumo severo es mayor que el leve o moderado. Algunos estudios muestran diferencias en el perfil de consumidor, en función de situaciones condicionantes de dicho consumo, y así entre trabajadores sanitarios, las personas con un nivel educativo más alto recurren al consumo de alcohol con mayor frecuencia que aquellos con un nivel básico, existiendo una correlación positiva entre la cantidad y frecuencia de alcohol consumido y la presencia de un evento estresante que lo condicione10.
En nuestro trabajo el consumo cuantificado en UBE es mayor en hombres, al igual que lo reflejan estudios previos de otros autores, que afirman que la cantidad de alcohol cuantificado en UBE es superior en los hombres, aunque la duración del episodio de consumo suele ser igual en ambos sexos, sin embargo la tasa horaria de consumo de bebidas es más baja para las mujeres11. Los hombres beben habitualmente más que las mujeres, sin embargo, las mujeres reconocen más precozmente que están alcanzando niveles similares de intoxicación en comparación con los hombres12. En cuanto al tipo de trabajo desempeñado y su relación con el consumo de alcohol, la tendencia general es afirmar que existe un mayor consumo de riesgo entre los trabajadores manuales en comparación con los trabajadores no manuales de otras categorías y en todos los grupos de edad13, coincidiendo de esta forma con los resultados de nuestro estudio que evidencia un mayor consumo en trabajadores de clase II y con desempeño de trabajo de tipo manual.
La problemática sociolaboral que conlleva el consumo de alcohol en ámbito laboral ha generado un creciente interés en potenciar políticas preventivas en el lugar de trabajo como una estrategia para manejar los problemas de alcohol y otras drogas y con intervenciones que han conseguido reducir con-sumos de alto riesgo en trabajadores14. Sin embargo, la complejidad en el manejo de esta problemática es patente y en otros países como es por ejemplo, el caso de Polonia, resalta la complejidad en normativa laboral relativa a intervenciones en alcohol y drogas en el lugar de trabajo como una de las razones que dificultan la resolución de este problema15.
Es limitación de este trabajo la imposibilidad de extrapolación de los resultados al global de trabajadores, ya que los participantes del estudio son del sector servicios, por lo que en sectores productivos diferentes los consumos pueden ser diferentes.
Los resultados de este trabajo ofrecen información relativa al consumo de alcohol en trabajadores que puede ser útil para orientar campañas preventivas, de formación e información, en función de los perfiles, y modulados por las variables estudiadas de sexo, edad, tipo de trabajo y nivel de estudios.