INTRODUCCIÓN
El fútbol ha sido ampliamente estudiado desde diferentes áreas. Este deporte requiere, entre otros esfuerzos, elevados niveles de fuerza, velocidad y agilidad a la hora de realizar movimientos explosivos, lanzamientos, sprints y dribblings (Deprez, Fransen, Lenoir, Philippaerts y Vaeyens, 2015). Estas respuestas físicas y fisiológicas requieren de un alto grado de activación mental y físico (Tanaka, Ishii y Watanabe, 2016), que se repiten semanalmente en los partidos de competición. Estas situaciones, unido a la evaluación social que posee la esencia de la competición, entorno y edad, pueden llegar a estresar a futbolistas de diferente nivel de juego (García-Naveira y Remor, 2011; Gimeno, Buceta y Pérez-Llantada, 2007). El control de estos factores físico-fisiológicos y sociales, que están relacionados con la percepción de la competición, evita el estrés del futbolista, lo cual no afectará en la toma de decisiones futuras (Olivares, Víllora y López, 2011) y puede llegar a permitir la percepción de estímulos inusuales no como una amenaza y, de esta manera, aumentar su eficiencia en el juego y rendimiento (Mesagno, Marchant y Morris, 2008; Molina, Sandín y Chorot, 2014).
Por otro lado, el entrenador de fútbol debe saber evaluar y optimizar todos los estados presentes en el futbolista (físico, técnico, táctico, psicológico, nutricional,…) que pueden influir en su rendimiento deportivo (Carling, Reilly y Williams, 2009). Los estados psicológicos como motivación (MO), atención, estrés, ansiedad, autoconfianza (SC), entre otros, pueden ser los factores que inclinen hacia un mayor rendimiento (Gimeno et al., 2007), cuando otros estados como el técnico y el físico sean similares (López-López, 2011). Incluso, los estados psicológicos pueden influir negativamente en dicho rendimiento técnico-táctico y físico (Olmedilla et al., 2015), de forma que, existen ciertas investigaciones que abordan la relación entre ansiedad y la técnica del lanzamiento de penalti (Wood, Jordet y Wilson, 2015). En este sentido, los jugadores con baja competencia percibida en la tarea de penalti, experimentan mayor ansiedad cognitiva (AC) y viceversa.
En general, los deportistas de alto nivel pueden presentar un perfil psicológico similar (muy elevada; Castillo-Rodríguez, Hernández-Mendo, Torres-Luque y Alvero-Cruz, 2015), pero existen factores que obligan a fluctuar estas variables psicológicas durante una temporada (Olmedilla et al., 2015) o incluso, en diferentes momentos de un partido. Los jugadores de un mismo equipo pueden utilizar diferentes estrategias para afrontar problemas en el juego (Lago, 2009), por lo que, el conocimiento de los perfiles psicológicos en deportistas tanto profesionales como en edad de desarrollo en una misma especialidad deportiva puede resultar de gran interés de cara a la planificación e intervención de los entrenamientos que llevan a cabo el cuerpo técnico (Cárdenas Vélez, Conde González y Courel Ibáñez, 2013).
La evaluación de las habilidades psicológicas tiene por objeto mejorar el rendimiento deportivo (Abenza et al., 2014). La concentración (CO) de los jugadores es un estado fundamental para obtener un buen rendimiento deportivo (Olmedilla y Domínguez, 2016; Weinberg y Gould, 2010), aunque ésta fluctúa durante un partido de fútbol (Oltra y Carrascosa, 2011). Esta CO está relacionada, junto con otras características, con la MO del deportista (Csikszentmihalyi, 1990; 1993). En fútbol, se ha comprobado que conseguir un buen rendimiento a través de ejecuciones óptimas se requiere altos valores de MO (Santos‐Rosa, García, Jiménez, Moya y Cervelló, 2010). En edades de formación, el entrenador ejerce una gran influencia sobre sus jugadores, pudiendo predecirse a través de su conducta el tipo de implicación (estado de flow) o MO durante la competición (Marques, Nonohay, Koller, Gauer y Cruz, 2015).
Estos constructos explicados han sido estudiados desde el ámbito del deporte a través de los cuestionarios Competitive State Anxiety Inventory-2 (CSAI-2) de Martens, Burton, Vealey, Bump y Smith (1990) y de Características Psicológicas relacionadas con el Rendimiento Deportivo en Fútbol (CPRD-F) de López-López, Jaenes-Sánchez y Cárdenas-Vélez (2013), los cuales, presentan una fiabilidad y validez adecuada (Molina et al., 2014; Olmedilla et al, 2015).
El objetivo general de este estudio es comprobar las características psicológicas de rendimiento deportivo en momentos basales y precompetitivos en futbolistas en edad de formación. Además, el segundo objetivo trata de analizar la relación de las características psicológicas con la ansiedad y SC.
MATERIAL Y MÉTODOS
Participantes
La muestra inicial estaba formada por un total de 86 futbolistas de la provincia de Málaga (España), siendo 41 de estas muestras de categoría sub-16 (U16) y 45 formada por futbolistas sub-19 (U19). Todos los deportistas competían en la liga 4ª Andaluza de la provincia de Málaga. En la Tabla 1 se muestra las características físicas de los futbolistas participantes. Los deportistas aceptaron voluntariamente participar en esta investigación, firmando en este caso el consentimiento voluntario los padres, madres y/o tutores al encontrarse en menor de edad. Los criterios de inclusión fueron estar en posesión de ficha federativa y estar convocado para disputar partidos en los cuales se llevaron a cabo los test analizados y, por último, tener una tasa de asistencia a los entrenamientos durante las 4 semanas de la intervención del 100%. Como criterios de exclusión se tuvo en cuenta los jugadores lesionados, no convocados, sancionados o cualquier otro motivo por el cual dicho futbolista no pudiese disputar algún partido de competición. Este estudio ha seguido los acuerdos de la Declaración de Helisnki en octubre de 2000 por la Asociación Médica Mundial y fue aprobado por el Comité de ética de la Universidad de Granada.
Instrumentos
En primer lugar, se suministró un cuestionario demográfico y ad-hoc para recoger información relativa al futbolista (peso, talla, edad, demarcación, horas de entrenamiento semanal, años de experiencia como federado, presencia de familiares en los partidos, categoría, nivel y club en el que juegan).
En segundo lugar, para la evaluación del perfil psicológico se utilizó la versión factorizada del cuestionario inicial de CPRD de Gimeno (1998) y Gimeno, Buceta y Pérez-Llantada (2001). Se trata de una versión validada para los jugadores de fútbol (CPRD-F; López-López, Jaenes-Sánchez y Cárdenas-Vélez, 2013). El CPRD-F, consta de 40 ítems con un sistema de respuesta Líkert de 0 a 4 opciones, más la opción “no entiendo”. Las puntuaciones de las respuestas propuestas por sus autores son Totalmente de Acuerdo (4), Bastante de acuerdo (3), Un poco de acuerdo (2), Bastante en desacuerdo (1) y Totalmente en Desacuerdo (0). El cuestionario se divide en cinco escalas o factores: SC (ítems 5, 13, 15, 17, 27, 33, 36, 37, 39), actitud y preparación mental (APM; ítems 3, 14, 16, 18, 25, 26, 28, 31), control de estrés y ansiedad (CE; ítems 2, 6, 7, 9, 11, 12, 19, 23, 24, 30, 38), CO (ítems 1, 4, 10, 22, 29, 32, 34) y MO (ítems 8, 20, 21, 35, 40). La puntuación total del cuestionario se lleva a cabo con el sumatorio de las puntuaciones de los 40 ítems. Pueden alcanzar 160 puntos como máximo. Las puntuaciones de cada escala varían. En SC pueden alcanzar 36 puntos; en APM, 32 puntos; en CE, 44 puntos; en CO, 28; y en MO, 20 puntos. El índice de fiabilidad de la escala es de 0,86, siendo la fiabilidad de todas las dimensiones por encima de 0,67 (excepto en la APM, con 0,59; (López-López, Jaenes-Sánchez y Cárdenas-Vélez, 2013). En el presente estudio, la fiabilidad del instrumento obtuvo una media en momento basal y competitivo de α = 0,68 y 0,69, respectivamente.
Finalmente, también se ha utilizado para evaluar la ansiedad precompetitiva el cuestionario CSAI-2 de Martens, Burton, Vealey, Bump y Smith (1990), en la versión española de Márquez (1992). Está formado por 27 ítems, de opciones de respuesta tipo Likert de 5 puntos de 1 (casi nunca) a 5 (casi siempre). Los ítems se encuentran distribuidos en tres sub-escalas que miden AC, ansiedad somática (AS) y SC. El coeficiente alfa de Cronbach en la versión original mostró una consistencia interna entre 0,79 y 0,90, y en la versión española entre 0,51 y 0,86. Sin embargo, en el presente estudio se obtuvo un coeficiente alfa de Cronbach en la AC de 0,676 y 0,667; en la AS, 0,732 y 0,890; y en la SC, 0,872 y 0,909, en los momentos basales y precompetitivos, respectivamente (Tabla 2).
Procedimiento
Este estudio posee un diseño descriptivo, longitudinal de duración de 4 semanas. Tuvo lugar en el mes de septiembre de 2015. Los 3 cuestionarios se cumplimentaron en las propias instalaciones deportivas. En primer lugar, se les explicó a los deportistas el objetivo de la investigación, se les solicitó consentimiento voluntario informado y se les facilitaron el calendario de mediciones. Seguidamente, se recogieron la primera muestra de datos de todos los futbolistas. En este caso, los datos demográficos y corporales y cuestionario de CSAI-2 y CPRD. Este registro lo consideramos como momento basal para poder comprobar si existen diferencias con los estados previos al momento de la competición oficial de los futbolistas. Una vez realizados los tests basales teniendo en cuenta que no haya competido 48 horas antes ni la próxima competición fuese durante las 48 horas siguientes, se cumplimentaron los tests una hora antes de cada partido de competición (P1, P2 y P3) durante las 3 semanas siguientes, coincidiendo con el inicio de Liga Oficial. Se tuvo en cuenta la asistencia de los familiares de los participantes para comprobar si puede existir influencia.
Análisis estadístico
Se utilizó el programa SPSS for Windows v.21.0 (SPSS Inc., Chicago, USA) para la realización de los análisis estadísticos. En primer lugar, se llevó a cabo el test de Kolmogorov-Smirnov para comprobar la normalidad de la muestra. Una vez que se ha comprobado que no siguen una distribución normal, se realizaron posteriormente, tests comparativos (U-Mann Whitney) y test de medidas repetidas (Wilcoxon). La fiabilidad del cuestionario se llevó a cabo mediante el análisis de la consistencia interna, para lo que se utilizó el coeficiente Alfa de Cronbach. Finalmente, se comprobó la relación de variables psicológicas en el momento precompetitivo a través del coeficiente de correlación Rho de Spearman y regresión lineal (stepwise). El nivel de significación establecido fue de P < 0,05.
RESULTADOS
En la tabla 2 se muestran los resultados de los test de normalidad y fiabilidad, respectivamente. Se observan que las dimensiones evaluadas muestran unos valores de fiabilidad medio-altos, excepto en la dimensión CO y MO (0,40 y 0,61; 0,55 y 0,40) en los momentos basales y precompetitivos, respectivamente.
Los estados de AC, AS y SC de los futbolistas no poseen diferencias estadísticas entre las categorías sub-16 y sub-19 (P > 0,05) en el momento tanto basal como precompetitivo. Igualmente, se ha comprobado que los jugadores no presentan diferencias en cuanto a las características psicológicas de rendimiento deportivo según la demarcación de juego (portero, defensa central, lateral, centrocampista y delantero, extremo y media-punta).
En la tabla 3 se muestran las características psicológicas de los jugadores de fútbol tanto basales como previos a partidos de competición (P1, P2 y P3). El estado de MO previo a la competición disminuye notablemente con respecto a los datos registrados en momentos basales del futbolista sub-16 y sub-19 (P < 0,001). El primer partido evaluado es el que más diferencia contempla, disminuyendo ésta paulatinamente en las 2 semanas sucesivas. Con respecto a la CO, sólo los futbolistas U16 disminuyen este estado en momentos previos a la competición (P < 0,05). En U19, la APM va aumentando en cada partido, siendo estadísticamente superiores que la presentada en estados basales. En cuanto a las correlaciones, se han encontrado relaciones inversas medias entre el CE y los estados de AC y AS (rho: -0,55 y -0,63; P < 0,01; respectivamente). Igualmente, la SC del test CSAI-2 se relaciona positivamente con el CE del futbolista (rho: 0,53; P < 0,01). Además, se ha hallado una relación inversa media-baja entre la presencia de familiares en los partidos y la AS que presentan los jugadores (rho: -0,29; P < 0,05).
Finalmente, las habilidades psicológicas evaluadas a través del CPRD-F, SC, APM, CE, CO y MO son predichas por la AC (extraídas del CSAI-2), con 13% (SEE: 6,953), 17,1% (SEE: 5,295), 26% (SEE: 8,489), 14% (SEE: 3,644) y 15,6% (SEE: 3,581), respectivamente.
DISCUSIÓN
El objetivo de este estudio fue conocer las características psicológicas de rendimiento deportivo en estados basales y previos a la competición oficial en futbolistas en edad de formación. Además, como segundo objetivo se propuso analizar la relación de estas características con la AC, AS y SC.
Los jugadores de fútbol mostraron puntuaciones de MO y CO basales (en fechas sin competición cercana) superiores a las halladas en los partidos de competición (P1, P2 y P3) en jugadores tanto sub-16 como sub-19. Esto puede ser debido a la percepción de la competición en estos jugadores en edad de formación como una fuente de estrés y ansiedad, producido en parte, por el miedo al posible fracaso (Jiménez, Aguilar y Alvero-Cruz, 2012), por la exposición y presión del público en partidos de competición, presencia de familiares (O'Rourke, Smith, Smoll y Cumming, 2011), donde los jóvenes deportistas son evaluados socialmente (Sagar, Lavallee y Spray, 2007) y esta presión viene determinada por las expectativas de éxito y las victorias deseadas inmediatas. En este caso, el estado de diversión/socialización ha sido estudiado en el deporte del fútbol, disminuyendo paulatinamente a medida que aumenta la edad del deportista (Prieto y Delgado, 2017). Concretamente, futbolistas de las categorías benjamín y alevín son influidos en mayor medida por los amigos y familia, ya que, en la iniciación deportiva, la influencia de las personas cercanas es mayor. Esta influencia se va a ir debilitando a medida que el sujeto crece y se va configurando y fortaleciendo su personalidad, paralelamente a la adquisición de mayores niveles de independencia por parte del deportista (Lamoneda y Huertas, 2017). Los futbolistas en un primer momento, practican por el propio placer que les causa la actividad, se encuentran satisfechos con la propia práctica y, aún no presentan un sentimiento de fracaso si no alcanzan un determinado nivel de rendimiento.
La disminución de características psicológicas se produce al mismo tiempo que se realzan los valores de AC, hallándose una relación inversa entre las mismas. Esta ansiedad parece provocar una fluctuación de los valores basales de la MO y CO hasta puntuaciones extremadamente escasos. Las expectativas al resultado (Godoy, Vélez y Pradas, 2009) y, sobre todo, al rendimiento individual serán los factores que afecten a la fluctuación de estos valores. Asimismo, en los jugadores sub-19 se registraron un empate y una victoria en los partidos 1 y 2, respectivamente, reforzando la puntuación de la MO de los jugadores en el partido 3. Godoy et al. (2009) concluyeron que los futbolistas a medida que aumentan su edad, poseen mayor preocupación por los resultados y mayor autoexigencia en la competición. En este sentido, se observa que el comportamiento en los estados evaluados es similar entre ambas categorías. Este hecho puede ser debido porque existe sólo 2 años de media de diferencia y dicho rango es relativamente escaso como para apreciar diferencias. Estos resultados se asemejan a los hallados en otros estudios exploratorios que comprobaron la relación inversa entre los niveles de control del estrés del futbolista con los estados de ansiedad precompetitiva (García-López, 2008).
Por su parte, Silva, Garganta, Santos y Teoldo (2014) concluyeron que los deportistas que ocupan un rol defensivo tienen una mayor seguridad en sí mismos y responsabilidad que los delanteros, mientras que estos son más creativos e imprevisibles, individualistas y con niveles más elevados de ansiedad que los jugadores con rol defensivo. Además, los jugadores ofensivos poseen mayor impulsividad que los jugadores defensivos (Castillo-Rodríguez et al., 2018). En este sentido, jugadores profesionales de balonmano muestran también diferencias por posición de juego, siendo el extremo el que menor control del estrés presenta, confirmando que los delanteros presentan más inseguridad, inestabilidad emocional y, en definitiva, mayor ansiedad que otras posiciones de juego (Olmedilla et al., 2015). Sin embargo, en nuestro estudio no se han apreciado diferencias, existiendo, por tanto, similares puntuaciones de ansiedad, SC, control del estrés y otros estados evaluados, en todas las posiciones de juego, debido, posiblemente, por el nivel de juego (no de alto nivel) y expectativas (mantenerse en la categoría al finalizar la temporada) que presentan los jugadores del presente estudio.
Este estudio presenta diversas limitaciones. En primer lugar, el tamaño muestral es considerado una limitación, ya que el acceso inicialmente a una mayor muestra durante el primer mes de la competición oficial ha resultado una tarea ardua. Para evitar una posible contaminación en los resultados psicológicos basales y precompetitivos, y en aras de evitar una diferencia visible entre los adversarios, el procedimiento del estudio indicaba la realización del mismo durante el primer mes de competición oficial. Además, podría tener un valor diferente una información relativa a las características psicológicas de forma discontinua en el tiempo, como por ejemplo, una evaluación cada mes. De esta manera, se podría visualizar la fluctuación en las características psicológicas con una mayor exposición de la competición. Por último, la fiabilidad del test CPRD-F fue llevada a cabo en futbolistas de entre 18 y 40 años, por tanto, se procedió al cálculo de valores de fiabilidad de dicha herramienta en futbolistas en edad de formación (14-16 años), hallando puntuaciones similares y adecuadas para su uso. Como líneas futuras de investigación, se insta a investigadores analizar las características psicológicas de futbolistas de estas edades, pero en categorías superiores de juego, mostrando una información interesante con respecto a la hallada en primeras instancias en este manuscrito.
CONCLUSIONES
Los resultados indican que las puntuaciones de la MO y CO disminuyen en situaciones previas a la competición deportiva frente a estados basales del futbolista en edad de desarrollo. Estas variables se relacionan inversamente con los estados de AC, lo que resulta una información de especial interés para el psicólogo deportivo a la hora de afrontar la transición de pretemporada a la competición liguera. Estas conclusiones deben ser tenidas en cuenta con cautela debido a la limitación del tamaño de la muestra que presenta el estudio.
APLICACIONES PRÁCTICAS
Estas conclusiones pueden ser consideradas de especial interés para los profesionales del deporte del fútbol (entrenador, preparador físico, psicólogo deportivo, entre otros) ya que se percibe una disminución de las variables atencionales como son la MO y la CO debido a un aumento de la AC en futbolistas en edad de desarrollo, lo cual, se incita a llevar a cabo programas de intervención psicológica en las sesiones de entrenamiento para paliar el efecto de la competición sobre los jugadores de fútbol jóvenes.