INTRODUCCIÓN
En todo el mundo se ha observado que el consumo de drogas aumenta cada vez más, de manera temprana y abusiva. En particular, las drogas ilícitas son consideradas una razón constante para la investigación y la intervención, pero otras drogas, especialmente el alcohol, tienen el mayor consumo registrado en las Américas y, en consecuencia, son responsables del mayor daño y complicaciones1.
El aumento del consumo ha causado dependencia química en varios grupos de edad, sexo y configuraciones familiares. La dependencia química se considera una enfermedad crónica y multifactorial, que causa cambios cerebrales, desafiando el equilibrio del comportamiento social y el autocontrol para mantener la sobriedad. Y requiere tratamiento y seguimiento durante un largo período2.
En Brasil, uno de los lugares existentes centrados en el tratamiento de esta dependencia son las Comunidades Terapéuticas (CT), aunque los investigadores desaconsejan esta forma de atención3. Se entienden como un modelo de atención colectiva/comunitaria, dirigido a usuarios que abusan de las drogas psicoactivas, sin embargo, en condiciones clínicas esTables, y tienen el cambio de comportamiento y creencias como terapia4.
Aunque las comunidades terapéuticas se extienden por todo el mundo, se ha convertido en un desafío cuidar a las personas con este perfil, asociado con la diversidad de historias y contextos de vida. Para que esta atención satisfaga las necesidades de sus usuarios, se deben esTablecer proyectos terapéuticos y algunos aspectos son necesarios para dirigir la atención personalizada que debe realizarse, como considerar el perfil de los usuarios5.
Por lo tanto, el estudio se desarrolló de acuerdo con la pregunta orientadora que era “¿Cuál es el perfil de los usuarios de drogas psicoactivas que residen en comunidades terapéuticas?” El objetivo de esta investigación fue identificar el perfil de los usuarios de drogas psicoactivas que residen en comunidades terapéuticas.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio descriptivo transversal con enfoque cuantitativo, realizado en tres comunidades terapéuticas ubicadas en el interior de la región Centro-Oeste de Brasil, de marzo a mayo de 2018. La elección de estas CT fue por conveniencia siguiendo los criterios ocurridos debido a la similitud en la modalidad de recuperación masculina y porque se consideran unidades de referencia para la región del Valle del Araguaia.
La población de investigación estaba compuesta por 29 hombres que residían en estos CT. La muestra fue por conveniencia, teniendo como criterio de inclusión, tener más de 18 años, vivir al menos una semana en una de las tres CT. Las personas que no estuvieron en la CT en las últimas 24 horas fueron excluidas debido al abandono del tratamiento o licencia temporal para consultas médicas y judiciales. Después de aplicar estos criterios, se alcanzó una muestra de 21 usuarios.
La recopilación de datos se realizó mediante una entrevista con un guion semiestructurado, compuesto de preguntas objetivas sobre aspectos sociodemográficos (sexo, edad, estado civil, educación, origen étnico, ingresos familiares, profesión y religión) y que abordaron el perfil del consumo de drogas psicoactivas, las consecuencias consumo y el tipo de tratamiento recibido en la CT.
Los datos se organizaron y procesaron en el programa Microsoft Excel 2013 y se analizaron usando estadísticas descriptivas por el programa Bioestat versión 5.0, a través del análisis de correlación "Coeficiente de contingencia C" (resultado de C = 0, determina que no hay asociación entre las variables, cuando C ≠ 0, determina que existe una asociación entre dos variables (0.1 débil, 0.1 a 0.3 moderado y> 0.3 fuerte), con un nivel de significancia del 5% (p= 0.05)6.
El estudio fue aprobado por el Comité de Ética en Investigación de la Escuela de Enfermería de la Universidad de São Paulo, Ribeirão Preto, SP, Brasil, bajo CAAE: 68444017.8.0000.5393 y la opinión No. 2,487,000, respetando estrictamente todos los principios y pautas éticas para la investigación con seres humanos, de conformidad con la Resolución 466/2012 del Consejo Nacional de Salud. Todos los participantes acordaron participar firmando el Término de Consentimiento Libre y Esclarecido (TCLE).
RESULTADOS
La Tabla 1, muestra que los participantes del estudio tenían entre 19 y 61 años de edad, con una edad promedio de 37.57 años y que se declararon pardos (62%). Hubo una mayor distribución de usuarios de edades comprendidas entre 19 y 39 años (57%), solteros (62%), que completaron la enseñanza fundamental completa/incompleta (67%), desempleados (82%), no tiene ingresos familiares (57%) y con religión (86%).
En cuanto al consumo de drogas psicoactivas, la Tabla 2muestra que el 76% de los participantes informaron antecedentes familiares de este consumo, ocurriendo por un pariente de primer grado (8) y un pariente de segundo grado (8). El consumo de drogas psicoactivas comenzó entre los 11 y los 18 años (84%), siendo el alcohol (48%) la droga de primera elección, seguido del tabaco (24%) y la marihuana (19%), utilizadas bajo la influencia de amigos (48%) y curiosidad (43%). Antes del tratamiento, la droga más consumida, es decir, que contribuyó al proceso de adicción desde la perspectiva de los usuarios, fue el crack (48%), seguido del alcohol (28%).
En cuanto a las características relacionadas con el tratamiento recibido, la muestra estuvo compuesta principalmente por usuarios que buscaron tratamiento de forma voluntaria (67%), con antecedentes de hospitalizaciones múltiples para tratar la dependencia química (67%), con más de dos hospitalizaciones (67%), siendo la comunidad terapéutica el servicio más buscado como recurso de tratamiento (63%). Cuando se necesitaba atención médica, los usuarios recibían servicios vinculados a la Red de Atención Psicosocial - RAPS (96%), entre ellos Estrategia de Salud Familiar (ESF), Centro de Atención Psicosocial (CAPS AD) y hospital público (Tabla 2).
*Los usuarios podrían indicar más de una alternativa que se refiera al lugar donde ya buscaron tratar la drogadicción (N=19).
CAPS AD: Centro de Atención Psicosocial Alcohol y Drogas; ESF: Estrategia de Salud Familiar
Con respecto a las consecuencias del uso de drogas entre los participantes, la prueba de asociación reveló una fuerte relación entre el conflicto familiar (C = 0.408), la pérdida de trabajo renumerado (C = 0.417) y los problemas de salud mental (C = 0.322), mientras que las otras variables evaluadas apuntaban a una relación menos expresiva (moderada o débil) entre dificultades de aprendizaje (C = 0.270), problemas con la justicia (C = 0.152), abandono de los estudios (C = 0.015) , pérdidas materiales y financieras (C = 0.195), participación en peleas (C = 0.015) y problemas con la salud física (C = 0.195).
La Tabla 3muestra una fuerte relación con la forma en que el usuario considera el tratamiento recibido (C = 0.500, p = 0.047) y el deseo de usar drogas durante el tratamiento actual (C = 0.500, p = 0.047), no una asociación identificado con la misma expresividad entre las otras variables (Tabla3).
DISCUSIÓN
Para comenzar la discusión, se realizó una encuesta en la base de datos de Scielo (www.scielo.org) en busca de artículos que pudieran contribuir a esta fase de la investigación dirigida a las comunidades terapéuticas y a los usuarios de la comunidad terapéutica. Un total de 109 artículos considerados potencialmente relevantes fueron encontrados y apreciados a través de sus títulos y resúmenes, independientemente del año, país e idioma publicado. De este total, seis se incluyeron para componer las Tablas 1y 2para comparación, ya que presentan datos sobre el perfil de los participantes en su contenido. Otros estudios también se han utilizado para apoyar esta discusión.
Las comparaciones de la presente investigación con otros estudios son aproximadas ya que no se encontró estandarización con respecto a las variables investigadas. Es necesario considerar que no fue posible encontrar investigaciones que señalan una concepción cercana a los resultados presentados aquí, con respecto al tipo de institución participante, el número de instituciones investigadas y el tamaño de la muestra.
También se observó una ausencia de estandarización entre las categorías que definen la franja de edad, la educación y el color de la piel. Por lo tanto, hay muchas diferencias y debido a eso, se hizo un intento de hacer aproximaciones con los datos del presente estudio y para hacerlo más evidente, se elaboró una Tabla de síntesis con los principales resultados verificados de esta y otras investigaciones (Cuadro 1).
*Brasil (BR); Rio Grande do Sul (RS); Minas Gerais (MG); México (MEX); Rio Grande do Norte (RN); Ceará (CE).
En términos de edad, como no había estandarización, se decidió utilizar la edad promedio entre 287y 37.57 años, un intervalo de tiempo en el que las personas son consideradas jóvenes adultos, llenas de fuerza y vitalidad.
Con respecto al estado civil, predominaban los usuarios individuales en Tijuana (MEX)8, en el Rio Grande do Sul (BR)9, en Minas Gerais10y Rio Grande do Norte (BR)11, lo que corrobora los hallazgos de esta investigación. Ambos datos revelan la dificultad de estos usuarios para esTablecer o mantener relaciones, la dificultad de estos usuarios para formar vínculos afectivos, lo que compromete sus vínculos sociales.
Con respecto al color de la piel, las similitudes también son parciales, ya que clasificaron esta información en diferentes tipos. Entre los estudios que informaron, hubo similitudes con la investigación de Minas Gerais10y Rio Grande do Norte11, que apuntan a un predominio de personas autodeclaradas como de color parda.
Con respecto a la educación, aunque los datos presentaron un patrón similar, se puede decir que corroboran con el presente estudio, al revelar un predominio de poca educación entre los usuarios de Rio Grande do Sul (BR)9, Ceará7, México8y Nepal12. Ambos datos muestran que las muestras investigadas consisten en personas con baja educación, lo que termina reflejando en la baja profesionalización y, en consecuencia, en mejores oportunidades de trabajo.
La mayoría de los usuarios de drogas psicoactivas mostraron una ausencia de ingresos mensuales, así como una ausencia de empleo fijo. Un estudio realizado en Rio Grande do Sul9mencionó que esta población no está en condiciones de contribuir económicamente a la sociedad, lo que dificulta el crecimiento del país y, por el contrario, se convierte en un alto costo para el sector de la salud debido a gastos con el tratamiento de adicciones y comorbilidades.
Con respecto a la creencia de la religiosidad, solo tres estudios mencionaron estos datos8 9 10, lo que demuestra que la religión protestante fue la más autorreferida, como en el presente estudio. Se infiere que dicha información puede estar relacionada con la creencia profesada por las comunidades terapéuticas en las que se trata a los participantes, y no puede afirmar que estos usuarios practiquen sus creencias.
En cuanto a las características sociodemográficas, está claro que, independientemente de la región y el país, se mantuvo el perfil de los usuarios. Este escenario apunta a personas que sufren pérdidas de diversos tipos. Esto se debe al hecho de que el abuso de drogas trae daños no solo en el aspecto social, como lo mencionan con frecuencia los autores en documentos que mencionan políticas públicas13.
Además de comprender quiénes son los usuarios en función de su contexto de vida, identificar el perfil de esta población puede facilitar la comprensión de las condiciones sociodemográficas y el contexto social donde se insertan, que interfieran en la planificación de la asistencia y en el resultado del tratamiento, lo que puede contribuir a su adherencia9 14.
El cuadro recapitulativo 2 revela que, con respecto al uso de drogas, la comparación del presente estudio con otros estudios, mostró que ninguno o pocos investigaron la presencia de antecedentes familiares de uso de drogas, y/o la primera droga que se usó y/o la razón lo que llevó al consumo7 8 9 10 12.
*Brasil (BR); Rio Grande do Sul (RS); Minas Gerais (MG); México (MEX); Rio Grande do Norte (RN); Ceará (CE).
En el presente estudio, los usuarios informaron el uso de drogas psicoactivas por parte de un miembro de la familia. Tener un miembro de la familia que consume drogas puede predisponer a un aumento en el consumo de otros miembros de la familia, lo que lo convierte en un factor agravante15 16. Por otro lado, la familia también ha sido considerada como un factor de protección contra el consumo de drogas, siempre y cuando desarrolle una función de monitoreo de sus miembros, brindar apoyo y participar en actividades17 18.
El consumo de drogas en esta investigación fue motivado por pares, y esta influencia estuvo presente en un estudio realizado en el norte de Brasil, que consideró que este consumo inicial se debió a la interacción de grupos de los que las personas formaban parte, vinculados a la aceptación en grupos sociales y de esta manera, aparentemente ejerciendo una influencia directa en el proceso de interacción sociocultural entre los individuos que conforman un grupo17.
El inicio temprano del consumo de drogas fue común en este y otros estudios10 11. Según lo informado por los usuarios de tres comunidades terapéuticas en Minas Gerais19(BR), donde la primera droga utilizada fue el alcohol a los 14.3 años, seguido de la marihuana a los 21.6 años. El consumo de alcohol como la droga de primera elección también se ha informado entre los usuarios de los centros de rehabilitación de drogas en Nepal12, seguido por el de marihuana (56.3%) y opioides (47.6%), con inicio de consumo entre 15 y 19 años (53.9%).
El alcohol fue la primera droga de elección presente en este y otros estudios11 12 19. En Brasil, el consumo nocivo de alcohol se registró con una mayor prevalencia en una cuarta parte de la población20. Cada vez más, las investigaciones han informado del daño causado por su inicio temprano, lo que sugiere la necesidad de revisar el control, la inspección, la prevención y el tratamiento15 18.
Se puede ver que entre los usuarios de comunidades terapéuticas, el crack fue el fármaco que más contribuyó a su hospitalización, en consecuencia contribuyó a la dependencia química, como se observó en otros estudios7 12 16 17. Esta droga ha sido considerada de alto poder adictivo, estando presente entre la población de mayor vulnerabilidad social, como se demostró en este y en otro estudio16. La mayoría de las personas que usan crack tienen el deseo y, a priori, se ponen de forma voluntaria para experimentar un proceso de tratamiento, lo que puede justificar la demanda de estos usuarios para recibir tratamiento en estos servicios de salud21.
La información presentada hasta el momento nos lleva a pensar que las vidas de los usuarios de drogas psicoactivas que frecuentan la CT, independientemente de las diferencias en los resultados presentados por el conjunto de investigaciones consultadas en algunos aspectos, muestran una similitud de individuos. Estas son personas que tienen una historia de vida en un efecto cascada de vulnerabilidad, con respecto a vivir cerca o en sus alrededores con usuarios de drogas, el consumo temprano de alcohol o tabaco, un consumo que con el paso de la edad, se agregaron otras drogas como la marihuana, la cocaína y el crack, lo que condujo a un resultado de dependencia química.
Como se esperaba, los usuarios tenían un historial previo de tratamiento de la drogadicción, así como múltiples hospitalizaciones, en particular recurrieron al servicio comunitario terapéutico para tratarse, similar a lo que se encontró en otros estudios7 10 11.
Es de destacar que la CT es el tipo de tratamiento más buscado por los usuarios que tienen un trastorno derivado de la dependencia de alguna sustancia psicoactiva en Brasil y en otras partes del mundo. Esta demanda está delimitada por la forma de tratamiento que apunta a la convivencia para la reintegración social y la rehabilitación física y psicológica22, aunque no todos cuentan con profesionales especializados, y aún pueden ser respondidos por los apuntes de los usuarios, sobre la dificultad de acceso al tratamiento en servicios de salud pública y su baja calidad y solubilidad23.
Las CT que participaron en este estudio no tenían profesionales de la salud en su cuadro funcional, por lo que según los registros, buscaron apoyo de salud en servicios vinculados a RAPS, con énfasis en la atención en un hospital público y ESF. No se puede decir que esta característica se repita en otras comunidades terapéuticas, debido a la ausencia de esta información entre las investigaciones nacionales evaluadas.
La garantía de este servicio se basa en las directrices de la legislación sanitaria brasileña24, que proporciona la prestación de atención pública por parte del Sistema Único de Salud (SUS), que está protegido por la Política Nacional sobre Drogas, que describe la estructura de acceso a la salud ofrecida por el SUS, por la RAPS, como un ejemplo de la oferta del CAPS AD.
Como en este estudio, las consecuencias derivadas del consumo de drogas psicoactivas se observaron en otros estudios17 18 19, que destacaron enfermedades físicas y psicológicas, dificultades de aprendizaje, pérdidas sociales, pérdidas materiales, pérdidas afectivas, muerte física y problemas con la justicia, como las principales consecuencias mencionadas por sus participantes.
Uno de los aspectos más destacados entre las consecuencias encontradas fue el conflicto familiar, que también se informó entre los usuarios de Río de Janeiro y São Paulo16, Mato Grosso13y Asia12. Es importante resaltar que la existencia de estos conflictos familiares puede estar asociada con la pérdida de contacto familiar, a menudo causada por el uso compulsivo de drogas16. Otros investigadores mencionan que la existencia de estos conflictos cambia el patrón de consumo entre los usuarios, ya sea aumentando o reiniciando el uso, al mismo tiempo que contribuye al comienzo del consumo18.
Los problemas familiares terminan contribuyendo a la ausencia de participación familiar en el tratamiento del usuario, lo que perjudica el cumplimiento del proceso de atención y rehabilitación, impregnado por sentimientos de soledad, abandono y, en consecuencia, aislamiento social. Los autores señalan que cuando la familia se adhiere con el usuario al plan terapéutico propuesto para tratar la adicción a las drogas, también son respetados en su dolor, bienvenidos y tratados, lo que contribuye significativamente a su mejora y a la mejora de la relación con sus familiares25.
Como en otros estudios13 15 19, los problemas de naturaleza económica se plantearon como una consecuencia negativa en la vida de sus participantes, que también correspondía a la que se verifica aquí. Esto se debe al hecho de que el consumo indiscriminado de drogas psicoactivas no solo trae pérdidas de naturaleza familiar, sino que también resulta en pérdidas de naturaleza financiera. Estas pérdidas pueden contribuir aún más al aumento de la violencia, la vulnerabilidad social y la criminalidad, como lo señala una investigación realizada en una CT en el interior de Minas Gerais19.
Otra consecuencia observada entre los participantes en este estudio es la presencia de una enfermedad mental posterior o concomitante con la participación de drogas psicoactivas. El consumo de drogas altera las condiciones orgánicas del individuo, contribuyendo a su desorden físico y mental. El uso nocivo de drogas contribuye a la presencia de comorbilidades psiquiátricas, destacando ansiedad, depresión, esquizofrenia, delirios o alucinaciones, pensamientos suicidas e intentos de suicidio7 9 10 11 12 14, así como un agravamiento de enfermedades existentes, dañando aún más la salud de estos usuarios y, en consecuencia, su calidad de vida.
De esta manera, lo que se percibe es la necesidad de ofrecer un tratamiento relacionado con la salud mental capaz de satisfacer las necesidades no solo dirigidas a la abstinencia o la reducción del consumo, sino también las necesidades relacionadas con las comorbilidades físicas y psíquicas.
La comparación entre los estudios permitió verificar que con respecto al tratamiento recibido, la mayoría de los usuarios ingresaron voluntariamente a la comunidad terapéutica, como se informó en México8y Porto Velho-BR26, que fue similar a los datos presentados aquí, así como el tipo de entrada se asoció directamente con la forma en que los usuarios consideraron el tratamiento de la CT.
El hecho de que los participantes consideren que el tratamiento recibido es adecuado está en línea con lo que los autores describen que, a menudo, estos usuarios recurren a este servicio en busca de una vivienda alternativa que ofrezca protección, seguridad y, al mismo tiempo, solidaridad27.
A pesar de las críticas sufridas como modelo de atención de asilo manicomial28es necesario informar aquí, que las CT deben ser vistas como uno de los sistemas que acogen a los usuarios de drogas dentro de sus peculiaridades, y que la mayoría de los usuarios las buscan como una modalidad de tratamiento, como se identifica en el presente estudio.
Esta acogida se puede ver entre los usuarios que tenían post-ingreso en la CT, con mejores expectativas para desarrollar un nuevo estilo de vida y habilidades para hacer frente a los problemas relacionados con la adicción a las drogas29. La CT necesita ser vista por los profesionales que dan la acogida a estos usuarios, como un lugar representativo para el rescate de la ciudadanía, emancipador en busca de una mejor perspectiva de futuro30.
Las comunidades que participan en el estudio son de naturaleza religiosa y no cuentan con un equipo de salud o asistencia social para atender a los usuarios, que dependen únicamente de tutores y pastores, que a menudo son ex drogadictos. La ausencia de apoyo especializado dificulta el proceso de abstinencia esperado por la CT, ya que parte de los usuarios en rehabilitación tienen el deseo de usar drogas7, lo que termina comprometiendo el tratamiento.
Para manejar este comportamiento de volver al uso de drogas promovido por la abstinencia, muchas comunidades terapéuticas necesitan de la asistencia del servicio de salud local, como las unidades básicas de salud y CAPS AD, en busca de obtener atención médica clínica y psiquiátrica para sus usuarios, además de la atención y recepción de todo el equipo multidisciplinario disponible.
Como limitaciones se destacan las mismas de algunos de los estudios consultados, es decir, la muestra de comunidades terapéuticas y el número de usuarios participantes es insuficiente para caracterizar a un grupo de personas hospitalizadas que consumen drogas psicoactivas, por lo tanto, no se pretende generalizar los resultados. Dada la relevancia del tema, se sugiere realizar más investigaciones para ampliar el conocimiento.
CONCLUSIÓN
Este estudio delimitó el perfil de usuarios de tres comunidades terapéuticas de referencia para el interior del Centro-Oeste de Brasil, revelando un perfil sociodemográfico, de consumo de drogas psicoactivas, de consecuencias del consumo y tratamiento recibido que siguen en sus características generales, similares a las encontradas en otros estudios nacionales e internacionales, lo que permite inferir que el consumo de drogas psicoactivas causa pérdidas significativas en la vida de los usuarios.
Cabe señalar, que el perfil que revelan este y otros estudios es el de los usuarios adultos jóvenes, ya bastante comprometidos con su salud y su inserción social, lo que lleva a la pregunta de cuáles serán las expectativas futuras en relación con la continuidad de la sociedad humana como se ha conocido en las últimas décadas y presupone un gran desafío para la enfermería.
Tales preocupaciones deberían sensibilizar a los responsables de las políticas públicas, en el sentido de invertir en el cuidado de la salud de esta población, así como estimular a otros investigadores, a investigar en profundidad las motivaciones que conducen al consumo incontrolado de drogas psicoactivas, ya que este consumo ha causado daños a todos los sectores de la sociedad.
Además, estos datos pueden contribuir a la práctica de enfermería, ya que pueden subsidiar las acciones de salud dirigidas a satisfacer las demandas integrales de los usuarios, mejorar la calidad de la atención prestada, y también puede contribuir a la elaboración de políticas públicas y estrategias de rehabilitación que contribuyan a la adherencia al tratamiento.