INTRODUCCIÓN
El divertículo de Meckel constituye la anomalía congénita gastrointestinal más frecuente, con una prevalencia del 2 % en la población1, y se debe a un defecto en el cierre del conducto onfalomesentérico. La forma clínica de presentación más frecuente es la hemorragia digestiva baja indolora, relacionada con la presencia de mucosa digestiva ectópica, con mayor frecuencia de origen gástrico. También puede manifestarse como obstrucción intestinal o como proceso inflamatorio agudo2.
CASO CLÍNICO
Se trata de un varón de 19 años de edad, estudiante universitario, que acudió a urgencias en septiembre de 2016 por un episodio de dolor abdominal postprandial de unas cuatro horas de evolución, remitiendo tras la administración de butilbromuro de escopolamina. Diez meses después presentó nuevos episodios de dolor abdominal, acompañados de deposiciones diarreicas sin sangre ni otros productos patológicos, diagnosticándose entonces de gastroenteritis infecciosa. Aproximadamente seis meses después consultó a su médico de familia por síntomas de dispepsia y pérdida de peso de unos cinco Kg. Se solicitó gastroscopia y se prescribió tratamiento con omeprazol. Días después, al no obtenerse mejoría y aparecer náuseas y vómitos (2-3 al día sin relación con la ingesta) junto con sensación de distensión abdominal en el hipogastrio, se prescribió metoclopramida y tratamiento espasmolítico, consiguiéndose una mejoría parcial. En la exploración física se observó dolor a la palpación a nivel epigástrico sin signos de irritación peritoneal. En analítica se comprobó la existencia de una leve anemia microcítica (Hb 12,5 g/dl y VCM 68,7 fl).
El paciente fue remitido a Medicina Interna, donde se solicitó una nueva analítica y un test del aliento a la espera de la gastroscopia solicitada por su médico de familia, diagnosticándose de dispepsia a estudio y anemia microcítica asociada. Un mes después, y tras acudir en dos ocasiones a urgencias por dolor abdominal, vómitos y pérdida de peso, el paciente fue ingresado por dicho motivo. Se realizó una gastroscopia, apreciándose una esofagitis leve y abundante contenido bilioso en el estómago. En la tomografía computerizada (TC) abdominal se observó una imagen de invaginación intestinal ileo-ileal extendiéndose desde fosa ilíaca izquierda hasta fosa ilíaca derecha, donde se evidenció una lesión nodular grasa de 14 mm en su extremo distal (probable lipoma). Además, se observó una invaginación ileocólica con imagen de defecto de repleción en colon ascendente que alcanzaba el ángulo hepático del colon. La colonoscopia fue normal y en el tránsito gastrointestinal se objetivó un defecto de repleción en la luz intestinal con morfología morulada y de gran tamaño, que condicionaba una invaginación ileo-ileal, la cual, si bien no conllevaba obstrucción, sí dificultaba la progresión de bario. Existía un segmento de íleon terminal de unos 20 cm sin alteraciones endoluminales. Estos hallazgos sugerían un posible linfoma intestinal como causa de la invaginación. En la ecografía abdominal se confirmó la existencia de una invaginación ileo-ileal extensa de unos 40 cm de longitud, condicionando la aparición de ascitis en la cavidad peritoneal.
El paciente, ante un cuadro de invaginación intestinal, fue intervenido mediante laparotomía exploradora, comprobándose la presencia de un divertículo de Meckel. A continuación se procedió a la resección del mismo (Figuras 1 y 2) y se realizó una apendicectomía profiláctica. La evolución postoperatoria fue favorable y el paciente fue dado de alta en unos días, permaneciendo asintomático en la actualidad. El informe anatomopatológico confirmó la existencia del divertículo de Meckel en un segmento de intestino delgado.
DISCUSIÓN
La existencia de un divertículo de Meckel es a menudo un hallazgo casual durante una laparotomía realizada por otros motivos, como por ejemplo una apendicitis aguda. En la gran mayoría de los casos permanece asintomático durante toda la vida, pero en alrededor del 5-6 % da lugar a complicaciones, entre las que se incluyen sangrado, obstrucción intestinal, inflamación aguda (diverticulitis) y perforación3-5. También debe tenerse en cuenta que sus manifestaciones clínicas son a menudo inespecíficas y, como resultado, las complicaciones secundarias a la diverticulitis pueden simular una variedad de procesos intraabdominales comunes, como apendicitis, enfermedad inflamatoria intestinal y cualquier otra causa de inflamación u obstrucción del intestino delgado6.
Por lo general, las complicaciones ocurren en las dos primeras décadas de la vida y, en general, antes de la quinta década. El divertículo de Meckel sintomático es una entidad rara en pacientes ancianos7. Se cree que en los niños aparece hemorragia con más frecuencia que en los adultos, en los que son más frecuentes los síntomas de obstrucción intestinal, si bien se trata de datos no concluyentes y todas las formas de presentación deben considerarse en cualquier grupo de edad8.
En pacientes con obstrucción o inflamación relacionada con el divertículo de Meckel, los hallazgos físicos típicos incluyen dolor y distensión abdominal. El dolor se localiza más hacia la línea media en comparación con la apendicitis, pero la posición del divertículo de Meckel puede variar; por tanto, la ubicación del dolor no es particularmente útil. La perforación del divertículo de Meckel se manifestará con signos de irritación peritoneal, generalmente localizada en la parte inferior del abdomen8.
Su correcto diagnóstico y tratamiento requiere un elevado índice de sospecha clínica9, ya que sus características clínicas (síntomas, resultados de exámenes de laboratorio e imágenes) suelen ser inespecíficas. Entre otras circunstancias, debe sospecharse en aquellos pacientes con síntomas de apendicitis a los que ya se ha practicado previamente una apendicectomía o en adultos con hemorragia gastrointestinal en los que no se identifican fuentes de sangrado mediante endoscopia8.