INTRODUCCIÓN
El bazo es un órgano localizado en el hipocondrio izquierdo. Su crecimiento patológico se denomina esplenomegalia. A pesar de ser síntoma de una variedad de enfermedades, en España no se dispone de estudios ni de causas ni de frecuencia de esplenomegalia ni en el ámbito de la Atención Primaria ni en pacientes hospitalizados. Sin embargo, las enfermedades hematológicas se asociaron de manera significativa con la presencia de esplenomegalia masiva siendo las enfermedades parasitarias la principal causa de esta dolencia en países en desarrollo1,2.
CASO CLÍNICO
Acude a consulta un paciente varón de 56 años de edad que refiere una tumoración palpable y no dolorosa de localización abdominal de varios años de evolución sin asociar otra sintomatología. Se trata de un paciente varón de 56 años de edad, natural de Rumanía que vive en España desde hace 2 años, sin antecedentes de interés salvo un episodio de tromboflebitis superficial hace 2 años tratado con heparina de bajo peso molecular, consume 10 g / día de alcohol y no toma ningún medicamento de forma habitual.
Acude a consulta refiriendo que desde hace varios años se nota una masa en el abdomen sin ningún síntoma ni signo asociado. Interrogado de forma específica niega fiebre, pérdida de peso, astenia, alteración del ritmo intestinal y síntomas urinarios.
La exploración física general es normal exceptuando una masa que ocupa todo el hemiabdomen izquierdo de borde regular, consistencia blanda y no dolorosa a la palpación, y hepatomegalia de 2 traveses de dedo no dolorosa a la palpación.
Ante estos hallazgos se realiza una ecografía abdominal en el centro de salud confirmándose la hepatomegalia descrita y estableciéndose el diagnóstico de esplenomegalia (ecográficamente es definida como “esplenomegalia gigante con presencia de micronódulos, compatibles con microcalcificaciones intraesplénicas, adquiriendo patrón en cielo estrellado”) de la masa existente en el hemiabdomen izquierdo.
Establecida la presencia de esplenomegalia, deben plantearse las posibles causas de la misma. La Tabla 1 recoge las distintas etiologías potencialmente causantes de dicho proceso.
Con los datos disponibles hasta este momento no se pudo establecer una orientación diagnóstica, por lo que se procedió a la solicitud de una analítica de sangre (sistemático de sangre, bioquímica general y hepática, estudio de coagulación y la serología disponible en el petitorio del centro) y se derivó de forma preferente al servicio de Medicina Interna.
En la analítica de sangre destacó una linfocitosis de 60.000 con una leve plaquetopenia, siendo el resto deparámetros normales. Desde el servicio de Medicina Interna solicitaron tomografía computarizada (TC) para completar estudio siendo negativo el estudio de extensión (Figura 1) y biopsia de médula ósea, llegando a un diagnóstico final de síndrome linfoproliferativo tipo leucemia linfocítica crónica (LLC), motivo por el que fue derivado al servicio de Hematología, desde donde se propuso mantener una actitud conservadora sin pautar tratamiento alguno al encontrarse el paciente clínicamente estable y asintomático. No fue posible realizar el seguimiento evolutivo del paciente dado que una vez establecido el diagnostico el paciente volvió a su país de origen.
DISCUSIÓN
El bazo es un órgano localizado en el hipocondrio izquierdo, con un peso aproximado en el adulto de 150 gramos y un volumen de 300 ml; forma parte del sistema inmunitario y sus funciones principales son actuar como “filtro fagocítico” y participar en la formación de anticuerpos. Las alteraciones en el bazo tienen una etiopatogenia diversa: origen infeccioso o inmunológico que produce destrucción de hematíes, hipertensión portal, lesiones expansivas benignas y malignas o procesos infiltrativos2.
La esplenomegalia es un crecimiento patológico del bazo3. Su presencia representa un reto diagnóstico al poder ser consecuencia de múltiples etiologías (Tabla 1), destacando, por su frecuencia las enfermedades inflamatorias, las infecciosas, las hematológicas y/o tumorales y las congestivas, muchas de ellas potencialmente graves1,2,4. Las esplenomegalias “gigantes” tienden a indicar la presencia de patologías mieloproliferativas o infecciosas como la leishmaniosis4.
El estudio de una esplenomegalia debe iniciarse con la realización de una anamnesis completa que incluya síntomas producidos por el crecimiento del órgano (principalmente dolor en el hipocondrio izquierdo), los derivados del hiperesplenismo (síntomas asociados a la alteración de las tres series hematológicas) y otros síntomas que puedan ayudar en la orientación diagnóstica (fiebre, pérdida de peso, artralgias, prurito...). Seguidamente se debe proceder a la realización de una exploración física exhaustiva siendo prioritario la exploración abdominal, la búsqueda de adenopatías en las distintas cadenas y la búsqueda de signos de patología crónica congestiva hepática y cardíaca (ascitis, edemas...)2.
Entre las pruebas complementarias, estaría indicado inicialmente realizar alguna prueba de imagen para confirmar la presencia de esplenomegalia, siendo la ecografía la técnica de elección en atención primaria que puede ser completada con otras técnicas (TC/RM) en caso necesario2,5,6. Posteriormente o de forma paralela se deberá realizar el estudio etiológico: sistemático de sangre, estudio de coagulación, bioquímica general (incluyendo perfil hepático), perfil férrico, PCR, ANAs, pruebas serológicas y antigénicas (hepatitis, mononucleosis infecciosa) radiografía de tórax y otras pruebas según la orientación diagnóstica con los datos obtenidos en la anamnesis y exploración física.
El tratamiento y seguimiento dependerá del diagnóstico etiológico. En el caso presentado se trataba de una LLC que, en el momento actual, al encontrarse clínicamente estable y asintomático, el servicio de Hematología propuso mantener una actitud conservadora sin recibir tratamiento alguno.