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Sanidad Militar
versión impresa ISSN 1887-8571
Sanid. Mil. vol.72 no.4 Madrid oct./dic. 2016
HISTORIA Y HUMANIDADES
La introducción de los rayos X en España. La ciencia médica y la sanidad naval rumbo al siglo XX
The Introduction of X-rays in Spain. Medical Science and Navy Health Heading to the 20th Century
Redondo-Calvo F.J.1,6, Pozuelo-Reina A.A.2, Bejarano-Ramírez N.3,6, Dusuky A.4, Villazala-González R.1,6 y Pinardo-Zabala A.5
1 Médico.Servicio de Anestesiología y Reanimación.
2 Historiador. Biblioteca.
3 Médico. Servicio de UCI Pediátrica.
4 Médico. Servicio de Neurocirugía.
5 Médico. Servicio de Radiodiagnóstico.
6 Profesor Asociado. Facultad de Medicina. UCLM.
Hospital General Universitario de Ciudad Real.
Dirección para correspondencia
RESUMEN
Objetivo: Análisis del método de diagnóstico de los rayos X adoptado por el Cuerpo de Sanidad de la Armada en los últimos años del siglo XIX y de los apoyos científicos, legales e institucionales.
Material y método: Memorias clínicas apuntando la necesidad de creación de gabinetes radiológicos en los hospitales de la marina; documentos rescatados de los fondos del Archivo General de la Marina (Viso del Marqués, Ciudad Real). Reglamentos, legislación y apoyos del gobierno. Estudios científicos con los pros y los contras de la técnica diagnóstica de la radiología naciente.
Resultados: Demanda y adopción de esta técnica y su aplicación a la asistencia sanitaria en el ámbito castrense y su extensión a la población civil. Primeros pasos de los rayos X en España.
Conclusión: Implantación de la radiología como método diagnóstico en los hospitales y en los barcos de la Armada, dentro del contexto de la ciencia en España a finales del siglo XIX y comienzos del XX.
Palabras clave: Memorias clínicas; rayos X; ciencia médica; siglo XIX; Siglo XX; Cuerpo de Sanidad de la Armada.
SUMMARY
Objective: Analysis of the X-ray diagnose method adopted by the Navy Health Corps in the last few years of the 19th century and its scientific, legal and institutional support.
Material and Method: Clinic reports referring the need to create X-ray consulting rooms in Navy hospitals; documents retrieved from the General Navy Archive (Viso del Marqués, Ciudad Real), regulations, legislation and government support. Scientific research evaluating the advantages and disadvantages of the newly- born radio diagnosis technique.
Results: Demand and adoption of this technique, its medical use in the military realm, and its subsequent extension to civil population. First steps of X-rays in Spain.
Conclusion: Implementation of radiology as a diagnosis method in Navy hospitals and ships within the context of Spanish science by the end of the 19th century and the beginning of the 20th.
Keywords: Clinic report, X-rays, Medical science, 19th centuty, 20th century, Navy Health Corps.
Objetivo
En la investigación hemos pretendido relacionar, vincular, conectar, asociar, analizar e interpretar los hechos que unieron el avance y progreso de la ciencia médica y la atención sanitaria a los acontecimientos políticos y sociales, económicos y científicos de la España del siglo XIX: gobiernos progresistas y liberales aprobaron leyes que hicieron extensiva la atención médica y el cuidado sanitario a grupos de población cada vez más amplios; movimientos sociales que demandaban atenciones innovadoras en función del correr de los tiempos y de los progresos técnicos y científicos. Reglamentaciones y normas para ampliar los conocimientos científicos, con una clara intención de llevar a la práctica las novedades de la ciencia y las técnicas médicas.
Introducción. (El "navegar sanitario" de la Armada)
Las últimas décadas del siglo XIX son años de resurgimiento y progreso en el ámbito de la Sanidad Naval, encontrándose a la vanguardia de las estructuras sanitarias del momento. En esta época, los médicos de la Armada desarrollaron las "Memorias Clínicas", establecidas de forma obligatoria en sus reglamentos y ordenanzas. Preciosos documentos de la ciencia médica y arte de curar que se encuentran depositados en el Archivo General de la Marina (AGMAB) (Viso del Marqués, Ciudad Real). Si bien, la información recogida en estas memorias es muy variada, hemos centrado el interés en aquellas que versan sobre la introducción de los Rayos X en España y su implantación en el ámbito de la Armada. La exclusividad de los documentos que aquí se presentan es un testimonio original del saber médico-quirúrgico de la época y sitúan al Cuerpo de Sanidad de la Armada como referente de la asistencia médica y sanitaria en España.
Siguiendo la periodización que estableció el profesor López Piñero, se pueden estudiar los pasos de la historia de la Marina durante el siglo XIX como institución dependiente de los gobiernos borbónicos, vinculada y mediatizada por los avatares y sucesos que acaecían a su patrocinador: la Corona. Las idas y venidas, los avances y retrocesos, los impulsos y frenos de la vida entera del país, que, obviamente, afectaron al "navegar sanitario" de la Armada española.
Después del desastre de la batalla de Trafalgar, y la Guerra de la Independencia, la Marina se vio inmersa en un progresivo y profundo declive que, en pocos años, pasó de ser la tercera potencia naval del mundo a una institución sin perspectivas y sin renovación.
El resurgimiento de la Armada en la segunda parte del siglo, sobre todo en el último tercio del siglo XIX, se produjo de la mano del empuje del liberalismo progresista a partir de la Revolución de 1868. Y este hecho trajo el renacer de la ciencia médica en las memorias clínicas de los profesionales del Cuerpo de Sanidad de la Armada.
No obstante, hay que vincular este impulso a la política, la sociedad, la economía, la ciencia y la cultura. Un episodio de gran trascendencia fue el "Sexenio democrático", con el derrocamiento de Isabel II del trono, la instauración de un nuevo, aunque efímero, monarca: Amadeo I, y la proclamación de la Primera República española, también de corta existencia.
Además, como momentos destacados del liberalismo y antecedentes del progreso en España hay que considerar en este siglo: la Constitución de Cádiz (1812), el Trienio Liberal (1820-1823), la Regencia de Espartero (1840-1843) y el Bienio Progresista (1854-56), también con el general Espartero al frente.
Las memorias y el entorno político precedente.
Se distingue con fuerza en el proceso de insurrección de 1868 la figura del almirante Juan Bautista Topete y Carballo, que formó parte, desde el primer momento, de los gabinetes revolucionarios, como Ministro de Marina (aunque hubo varios ministros de Marina). Bajo su ministerio se nombró a Bartolomé Gómez Bustamante Inspector General del Cuerpo de Sanidad de la Armada, que fue uno de los mayores impulsores de la reorganización médica y sanitaria del Cuerpo. Se ha de señalar la temprana reforma del Reglamento del Cuerpo de Sanidad, julio de 1869, que condujo a la modernización de la Marina, y en lo que nos ocupa, al desarrollo científico, médico y sanitario1-3.
Mediado el XIX encontramos ya recogida la cuestión de una ciencia médica moderna en los modelos de la Marina, concretamente con el Reglamento de 18 de abril de 1857. Así, estableció que: "en cada Departamento habrá una Junta Facultativa. Todos los médicos del Departamento se reunirán una vez al mes para discutir un caso práctico, que presentarán por turno. Las memorias deberán enviarse al Director del Cuerpo". En todos los reglamentos posteriores se conserva esta ordenanza3-5.
Estas memorias científicas eran leídas ante la Junta Facultativa del Departamento correspondiente por su autor, o, en caso de encontrarse ausente por cualquier motivo justificado, se procedía a su lectura por parte del Secretario de la reunión. Tras la lectura, dos de los asistentes recababan información, hacían preguntas, puntualizaciones o comentarios, que se adjuntaban al acta de la sesión y se remitían a la Junta Superior Facultativa de Sanidad de la Armada, en Madrid. Y la memoria, tras una nueva revisión y evaluación era archivada o recomendada su publicación en el Boletín de Medicina Naval3,6-8.
Para López Piñero, la Revolución del 68 y el "sexenio democrático" favorecieron la apertura de mentes en el mundo de la ciencia médica8,9. Las Cortes y el Gobierno Provisional surgidos del proceso revolucionario no tardaron en abordar las reformas que los habían impulsado. En la ciencia de la sanidad de la Marina hispana se produjeron importantes avances y modificaciones en el Reglamento del Cuerpo de 1865, que vinieron a concluir en noviembre de 1868 un Reglamento que, oficialmente, vio la luz en la Gaceta de Madrid, el 17 de julio de 1869, mediante un decreto del Consejo de Ministros de la Regencia del Reino, con el nombre de "Reglamento del Cuerpo de Sanidad de la Armada", firmado por el ministro de Marina, almirante Topete, y rubricado por el Presidente del Consejo de Ministros, Francisco Serrano7. En dicho documento, entre otras reformas radicales, nos encontramos las que afectaban a las memorias clínicas, concretamente se puede leer en los artículos 14 y 15, del capítulo tercero, sobre "Deberes y obligaciones de los Jefes y Oficiales del cuerpo. De los Inspectores":
"Art. 14. Con el objeto de que no decaiga el amor al estudio, la afición al adelanto de la ciencia, y a fin de que esto redunde en beneficio de la humanidad, reunirán una vez al mes en sus oficinas a los Jefes y Oficiales del cuerpo que se encuentren en el Departamento para conferenciar sobre un caso práctico de Medicina o Cirugía, o acerca de una tesis concerniente a higiene naval; que se designará con anterioridad, sobre lo que disertará el que le corresponda con arreglo al turno que debe establecerse de moderno a antiguo, haciendo objeciones dos de los concurrentes que por el mismo turno nombre el Inspector, pudiendo tomar parte en la discusión cualquiera de los concurrentes".
"Art. 15. El Inspector de Sanidad presidirá estas Conferencias, conservará el orden en ellas y dará sin excusa alguna conocimiento del resultado al Almirantazgo, remitiendo, no solo las Memorias, sino un extracto de las reflexiones que se hiciesen, a fin de que estos trabajos literarios se tengan en cuenta para las notas de concepto de los que hayan tomado parte en el certamen. El Profesor más moderno de la reunión servirá de Secretario"7.
La novedad radiológica en España.
Uno de los eventos de gran trascendencia mundial en la Medicina a finales del siglo XIX fue el descubrimiento de los Rayos X. Roentgen hizo público su hallazgo el 23 de enero de 1896. La reacción fue inmediata. La comunidad científica acogió con entusiasmo la novedad. En España, la introducción de la radiología fue protagonizada, entre otros, por César Comas, el 2 de febrero de 189610.
Los médicos de la Armada española fueron también pioneros en apreciar las virtudes del descubrimiento y su aplicación a la sanidad. En los momentos finales del imperio español, dentro del debate regeneracionista, científicos, intelectuales, ingenieros y médicos del país apreciaron las excelencias de este método diagnóstico.
El año del descubrimiento de Roentgen, Claudio López y Portela, director del Hospital Militar de Marina del Apostadero de Ferrol, comentaba en la memoria anual de dicho hospital: "La fotografía y la visión a través de los cuerpos opacos son recursos que nuestra ciencia ha de obtener grandes beneficios y teniendo en esta localidad corriente eléctrica que se puede aprovechar con poco gasto se podría hacer una instalación"11. También en el hospital de la Marina de Cádiz, a finales de 1896, el inspector de Sanidad solicitaba una instalación radiográfica. Con estas premisas, el 11 de noviembre de 1897 el rey Alfonso XII determinó en una Real Orden que se hicieran dichas instalaciones radiográficas en los hospitales de Marina y en el de nueva construcción de Ferrol12.
En esta Real Orden se detallaban los aparatos precisos para la instalación y se establecía el personal responsable de la misma conforme a las siguientes bases: "Primera, que los aparatos y demás efectos que han de constituir la instalación deberán estar a cargo del jefe clínico de la sección de cirugía, siendo el encargado exclusivo de su aplicación y uso, también para la conservación de todo el material, de por sí delicado y de fácil descomposición, si no está manejado por persona idónea y práctica, siendo responsable de todo el cargo en la misma forma que los médicos embarcados responden del material quirúrgico, autorizándose para elegir entre los médicos de guardia un ayudante que le sirva no solo como auxiliar en este cargo, sino para que el personal de nuevo ingreso vaya familiarizándose con el manejo de los diferentes aparatos que constituyen la citada instalación; segunda, que el material de la instalación sea el siguiente: una bobina de 50 cm de chispa, un interruptor de mercurio, una batería de 20 acumuladores, una ídem de cuatro ídem para el interruptor, cuadro de distribución con aparato de medida, carga y descarga de acumuladores y resistencia, un soporte médico (...). Son precisos además un voltímetro y un amperímetro para la carga de los acumuladores, cuyo precio oscila entre 120 a 200 pesetas, según el constructor, pero bastan los voltímetros industriales, así como los amperímetros, que no pasan nunca de 100 pesetas, y una resistencia reguladora para la marcha del interruptor de mercurio de 45 francos"13.
Ya camino del siglo XX, López y Portela escribía en la memoria anual del Hospital Militar de Marina del Apostadero de Ferrol en 1898: "Mucho se nota la falta de la instalación de los rayos X que por Real Orden se dispuso establecer en el nuevo hospital, pues hay enfermos que precisan ser sometidos a su examen para aclarar el diagnóstico"11. Esta insistencia fue atendida por el ministro de Marina, José Ma Beránger Ruiz de Apodaca, que en la contestación a la carta que acompañaba dicha memoria manifestaba al Capitán General de Marina del Departamento de Ferrol el agradecimiento de S. M. el Rey y en su nombre la Reina Regente, a los que prestaron sus servicios para atender al personal repatriado. Declaraba la voluntad "...de S. M. que tan pronto como estén terminadas las obras del nuevo hospital (...), instalado el gabinete radiográfico (...), pueda presentarse como modelo de nosocomio moderno y bien organizado11. Pero, además, en vista de la carta oficial citada se dispuso por R. O. de 28 abril de 1899: "Que tan pronto se hallen terminadas las obras del nuevo hospital se manifieste por el director cuanto considere necesario para (...) la instalación del laboratorio histoquímico, radiográfico y estufa de desinfección"14.
Como hemos descrito, la marina de guerra de España reglamentó, a poco del descubrimiento de Roentgen, la utilización de esta técnica diagnóstica en sus hospitales 8, solicitando con premura la creación de gabinetes radiológicos en los hospitales de la Armada en España (R. O. de 11 de noviembre de 1897). Hechos que nos van acercando al nuevo siglo.
Los Rayos X y la ciencia española.
El debate estaba servido en todo el mundo, pero rápidamente se aceptó el descubrimiento de manera abrumadora al ver las inmensas posibilidades que traerían a la ciencia médica, a la industria del momento, al estudio de la física y a otras ciencias y técnicas.
La segunda polémica sobre la ciencia en España, desatada, precisamente, con la caída del Sexenio democrático y la restauración de la monarquía borbónica, puso de manifiesto las carencias de España en materia científica y técnica.
La luz X de Roentgen brilló en España. Pasada, solamente unos pocos años, la 2a polémica sobre la ciencia, tal vez tengamos que decir, como Menéndez Pelayo, que aunque no fueron genios deslumbrantes, los científicos españoles seguían con su cotidiano trabajo.
En nuestro país, la respuesta favorable a la nueva técnica sería inmediata. Además, de la multitud de noticias en la prensa, se produjeron estudios científicos, como el de Bellido Carballo sobre "Los Rayos X y la física moderna", de 189815.
En este contexto un médico del Cuerpo de Sanidad de la Armada fue pionero al escribir el primer libro en España en relación a los Rayos X. Se redactó en 1899 y llevaba por título "Los rayos X. Memoria sobre radioscopia y radiografía" (Figura 1). Publicado en Cartagena en 1900 y el contenido nos da una visión destacada de los comienzos de la radiología en la Armada16.
El primer gabinete radiológico se instaló en el Hospital del Ferrol, como se aprecia en la memoria escrita por Tomás del Valle en 1909: "Memoria reglamentaria del Hospital de Ferrol". (Tabla 1). En esta memoria se redactó y resumieron los trabajos ejecutados durante en dicho año (radioterapias, radioscopias y radiografías) en el gabinete de Rayos X. Se aporta, también en esta memoria, algunos ejemplos fotográficos de los efectos terapéuticos que se podían alcanzar con el empleo de Rayos X.
En el año 1915 hallamos otra Memoria reglamentaria (Tabla 2) en relación al Hospital de la Marina del Apostadero del Ferrol, en ella se detallan las nuevas reformas que se realizaron, haciendo hincapié en la nueva instalación de una sala de Rayos X (Gabinete de Radiología y Electroterapia). Se describen los procedimientos diagnósticos y terapéuticos utilizados en relación a los Rayos X: Electroterapia, Radioterapia, Electricidad (atrofias musculares, neuralgias, hemiplejías, etc.), Galvanización, Faradización, Electrolisis, Ozonización, Alta frecuencia, etc. Esta memoria evidencia cómo, en el Hospital de la Marina del Ferrol, se instaló uno de los gabinetes de Radiología y Electroterapia más avanzados de la época, así como el uso de técnicas que en estas salas se administraban. Muchas de estas terapias se fueron eliminando con el tiempo.
En las memorias se relacionan algunos de los peligros que podrían acarrear las radiaciones. Así, junto a las excelencias y virtudes que esta técnica podía aportar a la medicina, se observaron y se estudiaron con detenimiento las consecuencias adversas que, para la propia salud de los profesionales, acarreaba la utilización de los rayos. Y, en un principio, las expectativas puestas en los efectos terapéuticos de los rayos X se fueron, poco a poco, desmitificando.
Resultados
En cuanto a las importantes novedades que las memorias hospitalarias, pero sobre todo el conjunto de la memorias clínicas y su protocolo (establecido por Reglamento) ofrecen, es destacable el rigor científico, influido, sin ningún género de duda, por dos hechos: en primer lugar, las inmensas posibilidades de conocimiento que los tiempos permitieron en todos los órdenes a la ciencia médica; y, en segundo lugar, que este progreso del saber médico recayó en la asistencia sanitaria de la población, ejercido por los profesionales sanitarios de la Marina y después su extensión al resto de la población civil del país, llevando a la asistencia las innovaciones técnicas y científicas de la medicina.
En el año 1878 apareció el Boletín de Medicina Naval, órgano de expresión de la ciencia médica de la marina de guerra española, dirigida por José de Erostarbe, en San Fernando (Cádiz), publicación difusora de las innovaciones, y donde se publicaron parte de las memorias clínicas que se debatían mensualmente en todos los apostaderos de la marina y que eran remitidas al almirantazgo para su nueva evaluación y archivo.
El final del siglo XIX y la ciencia médica en la Armada española.
Observamos como cierto lo que apuntan García Cubillana y Novo López cuando señalan que el último tercio del siglo XIX en la historia de España, y de la Armada, supuso un "periodo de resurgimiento y sacrificio", tras la etapa de desprestigio, que este último autor acota entre 1836 y 1869, y nosotros ampliamos el inicio de este "periodo de desprestigio" a los primeros años del siglo XIX, coincidiendo con el reinado de Fernando VII y el desgaste económico y social que supuso la Guerra de la Independencia3.
Tras la caída del "sexenio democrático", 1874, la Restauración borbónica en España vino acompañada de una gran carga de principios ideológicos opuestos a los valores de la etapa revolucionaria. Pero, la estabilidad política permitió el cultivo de los saberes científicos. Se impuso un conservadurismo que impidió la independencia ideológica, mas no hubo imposiciones, ni retroceso ni involución, como en etapas anteriores. Los diversos gobiernos monárquicos potenciaron cierta estructura científica del país, perfeccionando y mejorando la capacidad técnica de los centros de investigación, tanto universitarios y asistenciales como extracadémicos y privados. La Real Academia Nacional de Medicina, cuyo origen se remonta a la "Tertulia Médica Matritense" de 1734, desarrolló una destacada labor de investigación y puesta al día de las ciencias médicas2,3.
Conclusión
El siglo XIX fue un tiempo apasionante, visto con la perspectiva que nos da nuestra posición en el siglo XXI; un tiempo de intensos debates, tertulias, nuevos conocimientos; hubo detractores de las innovaciones y defensores del progreso; se dieron acaloradas discusiones en los foros científicos, en las sociedades económicas de amigos del país, en las academias, tanto provinciales como nacionales; hubo replicas y contrarréplicas a cualquier acción política, social, cultural y científica; el desarrollo de la prensa originó artículos a favor y reacciones en contra a todas las manifestaciones. Su máxima expresión, en el caso que nos ocupa hoy, fue la introducción en España de los Rayos X, así como su implantación como medio diagnóstico y terapéutico en los diferentes hospitales, tanto en la sanidad militar (también aparatos portátiles en los diferentes navíos de la armada) como en la medicina civil.
La segunda mitad del siglo XIX español, en su conjunto, constituye una serie de importantes momentos en la historia del país, así como de la medicina que se practicaba, precisamente, en la Armada; siendo sometidas ambas, medicina y marina de guerra, a una reorganización continua, que favoreció su resurgimiento. De este modo, el Cuerpo de Sanidad de la Armada, después de la Revolución del 68, y con la asunción de los postulados ideológicos liberales por parte de los dirigentes políticos y jefes, consiguió una regeneración científica y colectiva, acercándose con celeridad a la modernización de técnicas y métodos diagnósticos que traerán la ciencia y la técnica del siglo XX. Un ejemplo de ello son las memorias que aquí presentamos en relación a los Rayos X y su implantación en los diferentes hospitales y navíos de la Armada.
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Dirección para correspondencia:
Ángel A. Pozuelo Reina.
Biblioteca, Hospital General Universitario.
C/ Obispo Rafael Torija s/n.
13005 Ciudad Real.
apozuelo@sescam.jccm.es
Recibido: 23 de marzo de 2016
Aceptado: 8 de abril de 2016