INTRODUCCIÓN
La adolescencia es considerada un periodo de transición entre la niñez y la vida adulta. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los límites de este periodo entre los 10-19 años1. De acuerdo con esta definición, el embarazo adolescente tiene lugar en el periodo comprendido hasta los 19 años, independientemente de la edad ginecológica2. La OMS encuadra este tipo de embarazos como gestación de alto riesgo, ya que se ha demostrado que presentan mayor prevalencia de prematuridad, bajo peso al nacer y, por lo tanto, mayor mortalidad neonatal1,2. Además de estas alteraciones perinatales, las gestantes sufren más frecuentemente anemia, infección de las vías urinarias, vaginosis y vaginitis, endometritis postparto y mayor riesgo de trabajo de parto prolongado. Sin embargo, por otro lado, diversos estudios han demostrado que las gestantes adolescentes tienen menor riesgo de padecer trastornos hipertensivos, así como menor probabilidad de requerir cesárea3.
En este sentido, el embarazo adolescente representa un problema mundial, cuya prevalencia aumenta progresivamente presentándose cada vez a edades más tempranas, como resultado del inicio cada vez más precoz de las relaciones sexuales4. Desde el punto de vista geográfico, estas gestaciones tienen una incidencia variable, alcanzando cifras de hasta un 25% en países sudamericanos y un 45% en África2,4. Concretamente, las regiones con mayor prevalencia de gestación adolescente son África Subsahariana y América, exceptuando Canadá5.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la incidencia de partos en mujeres adolescentes en el año 2012 es del 2,17% en España, y del 1,84% en la Comunidad de Madrid6.
El objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de nacimientos de madres adolescentes (edad inferior a 20 años) en la población atendida en el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla (HCDGU) y comparar los resultados obstétricos y perinatales de estas gestantes con el grupo control (edad entre 20 y 30).
MATERIAL Y MÉTODOS
Se trata de un estudio descriptivo retrospectivo entre las pacientes cuya atención al parto se realizó en el Servicio de Obstetricia de nuestro hospital entre los años 2011-2013. El grupo de estudio incluyó a las gestantes menores de 20 años, mientras que el grupo control fueron las gestantes entre los 20-30 años de edad.
En base al total de partos registrados en dicho periodo se calculó la prevalencia de embarazo adolescente en nuestra área. Las variables epidemiológicas y obstétricas así como los resultados perinatales se obtuvieron del Libro de Registro de Partos de Paritorio. Las variables epidemiológicas recogidas incluyeron la edad de la madre y la muestra de origen de nacionalidad española, de Europa del Este, África Subsahariana, Asia, Magreb y América Latina. Las variables obstétricas recogidas fueron la vía del parto, pudiendo ser vaginal o por cesárea, y el tipo de parto vaginal, pudiendo ser eutócico o instrumental. Por último, las variables perinatales descritas fueron la media del peso del recién nacido (en gramos) y la media del pH de la arteria umbilical.
Finalmente, se compararon y analizaron las diferencias entre ambos grupos de edad materna en lo relativo a las variables mencionadas, considerando como factor añadido el origen étnico de las gestantes.
El análisis entre ambos grupos se realizó mediante el paquete estadístico IBM SPSS Statistics 16.0.
RESULTADOS
En el periodo comprendido entre 2011 y 2013, se produjeron 1.358 partos, de los cuales 81 correspondieron a gestantes adolescentes y 634 a gestantes del grupo control. La prevalencia de partos de gestantes adolescentes en nuestro Servicio fue del 6%.
La Tabla 1 muestra la descripción de las variables epidemiológicas de ambos grupos poblacionales. La edad media materna en el grupo de estudio fue de 17,7 años (DT 1,3 años), mientras que en el grupo control fue de 26 años (DT 1,3 años). Por otro lado, la procedencia en ambos grupos fue predominantemente extranjera (70,4% vs 74,4%), sin haber diferencias significativas entre ellos. Sin embargo, al analizar ambos grupos de gestantes extranjeras, se pudo observar que las latinoamericanas son las más numerosas en los dos grupos, con un 91,2% en la población de estudio y un 66,6% en el grupo control, encontrándose diferencias estadísticamente significativas entre ambas poblaciones (p<0,05) en cuanto al origen racial.
En relación a las variables obstétricas, los resultados se muestran en la Tabla 2. La frecuencia de partos vaginales en ambos grupos fue muy similar, al igual que ocurre con la frecuencia de cesáreas. Con respecto al tipo de parto vaginal, se observó que la tasa de parto instrumental fue menor en la población de estudio (13,6%) que en el grupo control (21%), no obstante, las diferencias no fueron estadísticamente significativas.
La Tabla 3 describe los resultados perinatales. En primer lugar, se estudió la edad gestacional al parto, sin observarse diferencias significativas entre los grupos del estudio (39 + 4 semanas vs 39 + 5 semanas). Con respecto al peso del recién nacido, se observaron diferencias estadísticamente significativas (p<0,05) entre ambos grupos (3.224 gramos vs 3.369 gramos), siendo menor el peso del recién nacido en la población de adolescentes. Los resultados en la media de pH de arteria umbilical en el parto no fueron diferentes entre los grupos (Tabla 3).
Grupo de estudio (<20 años) | Grupo control (20-30 años) | OR | IC95% | p | |
---|---|---|---|---|---|
Edad gestacional al parto (semanas) | 39 + 4 | 39 + 5 | ns | ||
Peso del recién nacido (g), media (DT) | 3.224 (443) | 3.369 (450) | 1,4 | 1,09-1,8 | 0,01 |
pH arteria umbilical, media (DT) | 7,31 (0,05) | 7,32 (0,002) | ns |
ns, no significativo
Un subanálisis de los datos disponibles en función del origen étnico de las madres no reveló diferencias en las principales variables estudiadas entre las madres adolescentes de nacionalidad española y otras nacionalidades.
DISCUSIÓN
El objetivo de este estudio fue analizar la prevalencia de embarazo adolescente en el área sanitaria del HCDGU, así como analizar la presencia de diferencias en las variables obstétricas y perinatales de este tipo de embarazos en relación a un grupo control.
Los resultados de este estudio pusieron de manifiesto que la prevalencia de embarazo adolescente en nuestra área fue casi tres veces superior a la media nacional, predominando en las gestantes de América Latina. Una posible explicación para estos resultados es la alta presencia de población latinoamericana en nuestra área, ya que nuestro hospital ofrece atención sanitaria a la zona correspondiente a los distritos 10 y 11 (Carabanchel-Latina), en la cual la población inmigrante supera la media madrileña (22,8% vs 16,9%)7. En el total de partos atendidos en este periodo en nuestro hospital, las gestantes latinoamericanas supusieron el 51,3% en los grupos de estudio, siendo conocido que este grupo poblacional presenta una prevalencia de gestación adolescente superior a la media española (2,17%)6. Según datos recogidos de Unicef, en África se registra la tasa mundial más alta de embarazo adolescente, seguido por América Latina y el Caribe. Este tipo de gestación se presenta de 3 a 5 veces más en mujeres con escasos recursos económicos8.
La prevalencia de este tipo de embarazos ha ido cambiando en los últimos años. Según datos de The World Bank, entre 2000 y 2013 se ha detectado una disminución de la prevalencia de embarazo adolescente en la Unión Europea (pasando de 1,6% a 1,2%), al igual que en América Latina y el Caribe (la tasa de fertilidad en adolescentes ha disminuido de 8,1% a 6,6%)9. En diferentes estudios se demuestra que la frecuencia de embarazo adolescente en las extranjeras se encuentra por encima de las españolas, a cualquier edad del periodo adolescente4,8,10,11.
En el periodo que comprende la adolescencia, se definen diferentes etapas: adolescencia temprana (10-13 años), en la que se producen los cambios corporales, se empieza a tener rechazo hacia los padres y se inician las amistades; adolescencia media (14-16 años), en la que se completa el crecimiento y desarrollo, hay máxima confrontación con los padres y se suelen iniciar las relaciones sexuales; y adolescencia tardía (17-19 años), en la que hay un acercamiento a los padres, hay mayor madurez y las relaciones íntimas adquieren mayor importancia11. En nuestro estudio, la edad media materna en el grupo de gestantes adolescentes fue de 17,7 años, dato englobado dentro de adolescencia tardía y no muy alejado del límite superior (19 años). Esto hace que el pronóstico de estos embarazos, dentro de ser gestaciones de alto riesgo, sea mejor que en los casos con medias etarias inferiores (12-13 años) los cuales presentan mayor frecuencia de complicaciones3,4,12. El embarazo adolescente se considera una gestación de riesgo por sí mismo, pero además, en él influye si ha habido o no un adecuado seguimiento obstétrico12,13. Diversos estudios demuestran que la frecuencia de parto pretérmino es mayor en las madres adolescentes, y se ha demostrado que la incidencia del mismo tiene una relación inversa con la edad de la madre (sobre todo en las madres menores de 15 años) y que tiene una alta relación con la morbi-mortalidad perinatal1,3,4,10,11,14. La razón de la mayor prevalencia de parto pretérmino en embarazos adolescentes aún está en estudio, aunque ya se han descrito varias posibles causas: una podría ser la baja edad ginecológica (edad cronológica menos edad de menarquia); otra posible causa es que la inmadurez uterina predispondría a las adolescentes a infecciones subclínicas, que darían lugar a un aumento de prostaglandinas y por lo tanto, a un aumento del parto pretérmino.
Por otro lado, el bajo peso para la edad gestacional es otro factor que favorece la morbi-mortalidad neonatal, y que también se presenta con mayor incidencia en los hijos de madres adolescentes14.
En nuestra población, en relación a los datos obstétricos, no existieron diferencias significativas en la vía del parto ni en el tipo de parto vaginal entre gestantes menores de 20 años y el grupo control. En ambos grupos predominó el parto vaginal y eutócico. Sin embargo, sí se ha observado que la tasa de cesáreas en gestantes adolescentes de nuestro centro fue menor que la de gestantes de entre 20-30 años, y se acercó más a la tasa de cesáreas recomendada por la OMS (15%)15. Esto es probablemente atribuible a que las gestantes adolescentes tienen recién nacidos con menor peso al nacimiento2,14, además de que los obstetras prefieren adoptar una postura más conservadora con estas adolescentes, a las que les restan por delante años de fertilidad13.
Con respecto a la edad gestacional al parto, en nuestro estudio los hijos de madres adolescentes y los de madres entre 20-30 años presentaron una edad gestacional muy similar, sin diferencias clínicas destacables. En relación a este resultado es necesario señalar que nuestro centro, por limitaciones estructurales en el Servicio de Pediatría, no atiende partos por debajo de las 35 semanas siendo estos derivados a otros hospitales de la CAM por lo que los datos de prematuridad pueden estar sesgados. Diversos estudios han demostrado que el embarazo adolescente es un factor de riesgo para el parto pretérmino1,2,3. Por otro lado, los resultados de este estudio indican que los recién nacidos de madres adolescentes presentan menor peso al nacimiento de forma estadísticamente significativa. Concretamente, tuvieron en promedio 135 gramos menos de peso que los recién nacidos de madres entre 20 y 30 años. Estos datos son concordantes con los descritos hasta ahora en la literatura1,2,3,14.
Desde el punto de vista de salud pública, el embarazo adolescente supone un gran problema ya que, como se ha indicado inicialmente, genera complicaciones a nivel materno, obstétrico y perinatal. Pero, además, este tipo de embarazos también es responsable de enormes cambios en la vida de las madres adolescentes en un periodo de tiempo muy corto, tales como la finalización de los estudios, la emancipación y el emparejamiento anticipados, además de que se ha demostrado que se incorporan más tardíamente al mercado laboral y no tienen un trabajo estable16. Las repercusiones médicas y sociales tanto para la madre como para su hijo hacen que sea especialmente importante diseñar estrategias para la reducción de este tipo de embarazos, así como para la correcta atención sanitaria de estos pacientes y su mejor inserción socio-laboral.
Es necesario señalar que este estudio no está exento de limitaciones. El número de casos en ambos grupos es escaso, especialmente en el grupo adolescente, si bien estas gestantes representan junto con las mayores de 40 años una minoría en el total de partos atendidos en el periodo de estudio. Asimismo, si el intervalo etario del grupo control hubiera sido más amplio (20-40 años) los resultados habrían sido más representativos de la población general, ya que la edad media en España del primer embarazo se sitúa alrededor de los 30 años y por tanto, podría haber más variabilidad en la comparación de ambos grupos. Por otro lado, los datos se han obtenido del Registro de Partos del hospital que no representa por completo el total de gestaciones adolescentes del área sino aquellas cuyo parto tuvo lugar en nuestro centro, por lo que la prevalencia de embarazo adolescente en nuestro centro es mayor que la representada en el estudio, el cual solo refleja las gestaciones finalizadas en el hospital. En línea con lo anterior, debemos considerar también el hecho de que no constan en el registro partos inferiores a las 35 semanas de edad gestacional pues precisa derivación a otros hospitales. Esto constituye un sesgo del estudio, ya que no se incluyen los partos de menos de 35 semanas, que son un importante factor a estudiar, por ser más prevalentes en el embarazo adolecente, según la literatura existente. Por último, a pesar de que existen diferencias significativas en el peso del recién nacido de ambos grupos, no se puede afirmar que existan diferencias en la morbilidad perinatal, ya que la media de peso en ambos grupos es normal para un recién nacido a término.
CONCLUSIONES
Podemos concluir que el embarazo adolescente supone un riesgo tanto para la madre como para el feto. La frecuencia de partos en adolescentes en nuestro centro es superior a la encontrada en la Comunidad de Madrid y en España siendo posiblemente atribuible a la mayor proporción de población inmigrante que atiende nuestro hospital. Si bien no parecen existir diferencias en cuanto a la vía del parto y a la edad gestacional del mismo entre las adolescentes y el resto de gestantes, si se observan diferencias significativas en el peso del recién nacido, presentándose pesos menores en el primer grupo, con la repercusión neonatal que esto pueda generar en términos de morbilidad.