Servicios personalizados
Español (pdf)
Articulo en XML
Referencias del artículo
Traducción automática
Enviar articulo por email
Citado por SciELO 
Citado por Google 
Similares en
SciELO 
Similares en Google 
Permalink
INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (OMS, 2001, p. 1). La salud mental se relaciona con la capacidad de experimentar placer y satisfacción vital, así como con la percepción subjetiva de que la vida propia se desarrolla en concordancia a sus metas, valores, creencias y deseos.
En este sentido, la salud mental se relaciona positivamente con el bienestar psicológico (Ryff, 2014) y subjetivo (Diener y Ryan, 2009), la satisfacción vital y las emociones positivas (Diener et al., 2010), los cuales se consideran criterios diagnósticos de la salud mental (Oramas-Viera, 2017), y se relaciona negativamente con la ansiedad, el estrés y la depresión (Ooi et al., 2022), así como con las emociones negativas (Frostholm et al., 2007). Por otra parte, mientras que el malestar psicológico (emociones negativas, depresión, ansiedad, etc.) se asocia a un mayor riesgo de enfermedades físicas y malos hábitos de salud, la actividad física tiene un impacto positivo sobre el bienestar personal, disminuyendo los síntomas de depresión, ansiedad y soledad, mejorando el funcionamiento cognitivo (Hyde et al., 2013) y potenciando las emociones positivas (Li et al., 2022).
La Danza Como Actividad Física
La danza es una actividad física específica que consiste en mover el cuerpo de manera secuencial y rítmica, generalmente acompañada de diferentes géneros musicales (Karkou y Meekums, 2017). Se considera una de las actividades artísticas más antiguas y complejas del mundo. Esta disciplina consiste en mover el cuerpo con un dominio y control consciente del espacio (Dallal, 2020). Incluye movimientos repetitivos o sincronizados y elementos musicales para favorecer la creación de movimientos (Teixeira-Machado et al., 2019).
La danza incluye tanto contenidos de naturaleza práctico/corporales como artístico/estéticos y humaniza el movimiento, permitiendo que sea un medio de expresión y cultura mediante el lenguaje universal del cuerpo (Cagigal, 1979) como idioma sin fronteras que aporta cultura, belleza y felicidad.
La danza no es sólo un medio que manifiesta las capacidades motrices, sino que se convierte, además, en una magnífica forma de expresión de las experiencias personales, las enseñanzas y reflexiones internas. Así, su práctica se asocia a beneficios para la salud, tanto física (Fong et al., 2018) como subjetiva, haciendo que quienes la practiquen escuchen su cuerpo, se muevan en base a sus sensaciones, sus recuerdos, sus vivencias o sus impulsos internos (Adler, 2002). En otras palabras, la danza estimula al individuo a nivel sensorial de manera que conecte con la parte tanto consciente como inconsciente de su personalidad (American Dance Therapy Association [ADTA], 2023). La danza, por lo tanto, puede ser un medio de liberación que nace de un impulso visceral y permite la expresión de estados emocionales y afectivos profundos, de la misma forma permite reconocer habilidades y defectos propios del autoconcepto que cada persona posee de sí misma (Fuentes, 2006).
Danza y Bienestar
La danza, como manifestación artística, permite un entorno de bienestar que se puede considerar desde dos puntos de vista. La primera, en relación con la persona que practica danza (un bailarín o bailarina), generando a través de la expresión artística del cuerpo un conjunto de autopercepciones de bienestar tanto psicológico como físico. La segunda, desde la persona que asiste a un espectáculo de danza, como una autopercepción de bienestar psicológico (sensación de felicidad y de emocionalidad), ante la armonía y perfección de movimientos de la muestra o representación artística vivida (García-García y Guzmán-Luján, 2012).
Existe evidencia empírica del efecto positivo que la actividad física tiene sobre el bienestar psicológico. Así, la práctica de ejercicio físico de manera regular contribuye a una autopercepción de mejor salud y reducción de los niveles de estrés, y se relaciona con el bienestar psicológico (Jiménez et al., 2008). Es un componente esencial para el desarrollo y mantenimiento de la salud, ya que mejora la calidad de vida y aporta bienestar tanto físico como mental (Ruiz-Juan et al., 2017), mejora el estado de ánimo (de Vries et al., 2018), disminuye la sintomatología depresiva (Biddle et al., 2019), reduce los niveles de ansiedad (Lima et al., 2019), promueve el afrontamiento ante situaciones de estrés (Schultchen et al., 2019), tiene un efecto positivo sobre la autoestima (Larun et al., 2016) y sobre la calidad de vida (Cihan et al., 2019).
Con respecto a la influencia de la práctica de la danza sobre el bienestar psicológico, varios estudios informan de un impacto positivo en distintos componentes del mismo. García-García (2005) analizó el efecto de la danza sobre el autoconcepto, en un estudio en el que se utilizó un grupo control de población general que no se relacionaba con el mundo de la danza (n = 646) y un grupo experimental de alumnos de danza (n = 304). El instrumento de medida utilizado fue la escala Autoconcepto-Forma 5 (AF5) (García y Musitu, 1999), la cual mide cinco dimensiones del autoconcepto. Los resultados demostraron que existe una influencia significativa de la danza en la formación del autoconcepto, y que las personas que practicaban danza tenían un mayor autoconcepto que aquellas personas que no tenían relación con el baile (García-García, 2005).
Vargas-Anaya y Mazón-Sánchez (2021) analizaron las relaciones entre la práctica de la danza y la autodeterminación en una muestra de 227 bailarines (108 hombres, 119 mujeres; edades entre los 8 y los 38 años, M = 12.7, DT = 3.07) que practicaban ballet, folklore o baile urbano en cinco escuelas de baile del estado de México. Los instrumentos utilizados en la investigación fueron (1) el Cuestionario de Regulación de la Conducta en el Ejercicio (BREQ-3) (Wilson et al., 2006), que pretende medir la autorregulación percibida sobre la realización de actividades físicas utilizando las siguientes variables: regulación intrínseca, regulación integrada, regulación identificada, regulación introyectada, regulación externa y desmotivación (González-Cutre et al., 2010); y (2) la Escala ARC-INICO de Evaluación de la Autodeterminación (Verdugo-Alonso et al., 2014), con la que se evalúa el nivel de autodeterminación en población adolescente. Los resultados mostraron el impacto de la danza en el bienestar de las personas, siendo la danza una forma de promoción del bienestar psicológico y la estabilidad emocional (Vargas-Anaya y Mazón-Sánchez, 2021).
Domínguez y Castillo (2017) analizaron la relación entre autoestima y danza en una muestra de niños y niñas que cursaban educación primaria, dividida en grupo control (n = 45) y grupo experimental (n = 46). Se realizaron 13 sesiones con contenidos propios de la asignatura de educación física junto con una serie de contenidos de expresión corporal y de autoestima. El instrumento de evaluación fue el Cuestionario Multimedia y Multilenguaje de Evaluación de la Autoestima (CEMMA) (Ramos y Santamaría, 2010) que evalúa la autoestima en niños. Los resultados mostraron que la danza aumenta los niveles de autoestima general, confirmando la existencia de una fuerte relación entre la autoestima y la danza (Domínguez y Castillo, 2017).
Danza y Emoción
La danza, más allá del movimiento, es una forma de expresión, comunicación o representación que surge como respuesta a estímulos internos, externos o ambos. Se puede considerar como un conjunto de acciones que permiten conocer y expresar sentimientos y/o estados de ánimo a través de los movimientos como de las posturas representadas en el espacio (Fuentes, 2006).
Olvera (2008), en una revisión de 23 artículos que utilizaron la danza como medio para reducir el estrés y aumentar la satisfacción con la vida, halló que la danza puede aumentar la satisfacción con la vida y puede ser un medio para reducir el estrés.
Knestaut et al. (2010) llevaron a cabo una investigación con personas sintecho (3 hombres, 8 mujeres) que vivían en un refugio, con edades comprendidas entre 18 y 50 años, a quienes aplicaron un programa de danza durante ocho semanas. Antes y después de cada sesión se completaba una encuesta que evaluaba el grado de felicidad, motivación, relajación, depresión, frustración, energía, tristeza, alegría, estrés y cansancio, además de un apartado con el fin de que escribieran los efectos adicionales no esperados o comentarios acerca de las sesiones. Los resultados mostraron que la práctica de danza disminuyó el estrés, aumentó las emociones positivas y fomentó la conexión social y la autodeterminación (Knestaut et al., 2010).
Otros estudios aportan evidencias sobre el papel que la danza ejerce como medio para liberar emociones y sobre sus efectos beneficiosos sobre las emociones positivas y diferentes variables relacionadas con las mismas: (1) aumentar la confianza en uno mismo y la motivación (Quiroga-Murcia et al., 2010); (2) reducir los sentimientos de soledad (Alpert, 2011); (3) disminuir la ansiedad (Quin et al., 2007); (4) promover la cohesión e integración social (Quiroga-Murcia et al., 2010); (5) desarrollar la creatividad mediante el baile como medio alternativo de comunicación y expresión (Alpert, 2011); (6) facilitar la conciencia del cuerpo favoreciendo la imagen corporal y el autoconcepto (Fuentes, 2006); (7) disminuir la depresión y la sensación de angustia (Kiepe et al., 2012); e incrementar las habilidades sociales a través de la expresión corporal (Gil et al., 2012).
Efectos Positivos de la Danza Sobre el Bienestar
Son tantos los beneficios de la danza que se han desarrollado terapias específicas que utilizan esta disciplina como una herramienta terapéutica, como es el caso de la Terapia de Movimiento y Danza (Dance Movement Therapy, DMT). La ADTA define la DMT como un enfoque multidimensional que integra la conciencia corporal, la expresión creativa y el uso psicoterapéutico del movimiento para promover la integración emocional, social, cognitiva y física del individuo para mejorar la salud y el bienestar (ADTA, 2023).
Jeong et al. (2005) analizaron los cambios que se producían en los neurotransmisores tras 12 semanas de DMT. Para ello, seleccionaron una muestra de 40 estudiantes voluntarios de último año de secundaria, con una edad media de 16 años, que fueron asignados a un grupo de DMT (n = 20) y a un grupo control (n = 20). Los participantes completaron un inventario de malestar emocional además del Inventario de Síntomas de Derogatis (Derogatis Symptom Checklist, Revised [SCL-90-R]) (Derogatis, 1977). Los resultados mostraron una disminución significativa del malestar emocional y un aumento de los valores de dopamina en el grupo experimental. Como conclusión, en esta investigación se probó la efectividad de la DMT como modulador para aumentar las concentraciones de serotonina y dopamina, provocando una disminución del malestar emocional (Jeong et al., 2005).
Padilla y Coterón (2013) encontraron, en una revisión no sistemática, que 12 trabajos informaban de efectos positivos de un programa de intervención en danza en diferentes indicadores de salud mental: depresión, niveles de energía, stress, ansiedad, angustia, preocupación, relaciones interpersonales, autoestima, emociones negativas, bienestar, salud autopercibida, confianza en sí mismo, autoimagen corporal y calidad de vida.
Koch et al. (2019), en un meta-análisis en el que analizaron 41 estudios (de los cuales 21 estaban centrados en DMT y 20 en danza) con el objetivo de conocer cómo influía la práctica de la danza en la calidad de vida, la depresión y la ansiedad, entre otros, encontraron que las terapias que utilizan la danza reducen los síntomas de ansiedad y depresión, y mejoran la calidad de vida.
Altamirano et al. (2021) hallaron en una revisión sistemática que la biodanza mostraba efectos positivos sobre la salud de mujeres con fibromialgia, en población general y en niños. Concretamente, la biodanza disminuía los síntomas de depresión, ansiedad y el impacto de la fibromialgia, y aumentaba el afrontamiento y manejo del dolor, la inteligencia emocional, la autoeficacia, la autoestima, la satisfacción con la vida, la calidad del sueño, la habilidad para expresión emocional o la concentración.
El Presente Trabajo
Dada la importancia que la danza puede tener sobre el bienestar personal, es importante llevar a cabo revisiones sistemáticas que ofrezcan una visión actualizada y basada en evidencia de los beneficios de la danza sobre el bienestar. Además de que el número de estudios que investigan sus relaciones es escaso, también lo son las revisiones sistemáticas metodológicamente rigurosas. En relación con ello, el objetivo del presente trabajo consistió en una revisión sistemática de estudios científicos recientes (2014-2023) sobre los beneficios psicológicos de la práctica de la danza.
MÉTODO
Se realizó una selección de artículos siguiendo el procedimiento PRISMA (PRISMA, 2022) y las recomendaciones generales para la realización de revisiones sistemáticas (Siddaway et al., 2019). Para la selección de trabajos se utilizaron los siguientes criterios de inclusión: (1) tipo de documento: artículo de investigación; (2) bases de datos: PubMed (PbM) y Web of Science (WoS); (3) idioma: inglés o español; (4) periodo de publicación: 2014-2023; y (5) área temática: psicología. Como criterios de exclusión, se utilizó el siguiente: (1) tipo de documento: revisión. Los términos de búsqueda empleados para la búsqueda de documentos se muestran en la Tabla 1.
Tabla 1. Combinaciones empleadas con operadores booleanos para la búsqueda de documentos y resultados.
NotaPbM = PubMed; WoS = Web of Science. Para la búsqueda en Web of Science se utilizó una sola cadena de búsqueda: (danza AND emoción AND bienestar) OR (dance AND emotion AND well-being) OR (baile AND emoción AND bienestar) OR (dance AND emotion AND well-being) AND (“satisfaction in life” AND “quality of life”) OR (dance AND emotion AND well-being AND “quality of life”) OR (dance AND emotion AND well-being AND “satisfaction in life” AND “satisfaction of life”) OR (dance AND emotion AND well-being AND “quality of life” AND “satisfaction of life” AND “satisfaction in life”).
Se realizó un análisis bibliométrico de los documentos seleccionados, examinándose variables relativas a datos, diseño, método y resultados obtenidos (autores y año de publicación, participantes). En segundo lugar, se realizó un análisis sistemático, en el que se identificaron e introdujeron diversos núcleos de interés en relación con el objetivo del presente trabajo.
RESULTADOS
Selección de Trabajos
Se encontraron 80 artículos (nWoS = 18 y nPbM = 62), de los cuales se descartaron 18 por estar duplicados, uno por estar en alemán, nueve por no ser atingentes a la línea temática del presente trabajo, uno por la metodología utilizada y 41 por no trabajar los constructos de interés para la investigación. Por lo tanto, el proceso finalizó con la selección de 10 trabajos que cumplían con los criterios de inclusión y exclusión, los cuales fueron objeto de análisis bibliométrico y sistemático, con el fin de identificar sus núcleos temáticos relevantes en relación con el objetivo del presente trabajo (Alfredsson-Olsson y Heikkinen, 2019; Bungay y Hughes, 2021; Jenkins et al., 2021; Laird et al., 2021; Moula et al., 2020; Moula et al., 2022; Shao, 2021; Vinesett et al., 2017; Walton et al., 2022; Wang et al., 2020) (Figura 1).
Análisis Bibliométrico
Autores. Dos (18.18%) de los trabajos analizados compartían autoría (Moula et al., 2020, 2022) y el resto fueron publicados por diferentes autores (Tabla 2).
Año de Publicación. Los trabajos seleccionados se publicaron entre 2017 y 2022, con ausencia de publicaciones en 2018 (54.54 % en 2019, 2021 y 2022 (18.18% cada año), 36.36% en 2021 y 9.09% en 2017).
Publicación. Cinco de las revistas en las que se publicaron artículos revisados abordaban temas específicos de medicina, una de ellas de salud general, dos de salud en adultos mayores, y una de ellas relacionada con la psicología (Frontiers in Psychology), en la que se publicaron dos de los 10 artículos analizados (Moula et al., 2020, 2022).
País de Realización de los Estudios. En Inglaterra se realizaron cuatro (36.36%) de los estudios seleccionados (Bungay y Hughes, 2021; Jenkins et al., 2021; Moula et al., 2020, 2022), dos (18.18%) en EE.UU. (Laird et al., 2021; Vinesett et al., 2017), dos (18.18%) en China (Shao, 2021; Wang et al., 2020) y dos (18.18%) en Suecia (Alfredsson-Olsson y Heikkinen, 2019; Walton et al., 2022).
Tamaños muestrales. La investigación con un tamaño muestral más grande (n = 1003) fue el de Laird et al. (2021) y el estudio con un tamaño muestral más pequeño (n = 16) fue el de Moula et al. (2022). Los tamaños muestrales del resto de trabajos analizados oscilaron entre 21 participantes (Bungay y Hughes, 2021; Vinesett et al., 2017) y 66 participantes (Wang et al., 2020).
Sexo de los Participantes. La mayoría de los trabajos (81.81%) incluyeron en sus muestras participantes de ambos sexos. Sólo un trabajo usó exclusivamente mujeres (Vinesett et al., 2017). En ningún estudio la muestra estuvo compuesta exclusivamente por varones.
Edad de los participantes. Cuatro trabajos (36.36%) usaron adultos mayores (medias de edad entre 68 y 81 años) (Alfredsson-Olsson y Heikkinen, 2019; Walton et al., 2022; Wang et al., 2020) y tres estudios (27.27%) usaron niños y adolescentes con edades comprendidas entre los 7 y los 10 años (Moula et al., 2020, 2022; Shao, 2021).
Análisis Sistemático
Impacto de la Danza en las Emociones y en el Crecimiento Personal
La práctica de la danza consciente promueve una mayor conciencia de los sentidos y las emociones, y un mejor estado de ánimo (Alfredsson-Olsson y Heikkinen, 2019; Laird et al., 2021), al igual que emociones positivas como felicidad, inspiración u orgullo, las cuales se relacionan con una mayor resiliencia psicológica y desarrollo personal, a la vez que disminuye la experiencia de emociones negativas tanto en población adulta (Jenkins et al., 2021) como adolescente (Shao, 2021). En el caso de esta última, la terapia de baile se utiliza como un medio de expresión emocional y facilita la regulación emocional, permitiendo una mejor adaptación (Shao, 2021). En población infantil, la intervención con danza se relaciona con una disminución de las dificultades emocionales y de conducta, un efecto que es percibido incluso por observadores externos, como profesores (Moula et al., 2022).
Bienestar Psicológico, Calidad de Vida y Satisfacción con la Vida
La práctica de danza se asocia a un mayor bienestar psicológico en forma de satisfacción con la vida. Este efecto se produce cuando se utiliza la danza consciente (Laird et al., 2021), cuando se combina danza con una intervención psicológica grupal (Shao, 2021), así como con la aplicación de la danza en personas con enfermedad de Parkinson (Walton et al., 2022). La práctica de danza se asoció con una mejora significativa en la calidad de vida de las personas cuando se utilizó una ceremonia indígena de origen africano en la que se utilizaba el ritmo y los movimientos (Vinesett et al., 2017), con una rutina de danza durante 12 semanas en personas adultas mayores con deterioro cognitivo leve (DCL) (Wang et al., 2020), así como con la práctica de danza (DMT) en niños y jóvenes (Moula et al., 2022).
Salud Mental y Resolución de Problemas
La danza consciente se relaciona con la atención plena, mecanismo relacionado con la promoción de la salud mental (Laird et al., 2021). La práctica de danza en adolescentes facilita la conciencia de sí mismos, les permite identificar sus emociones y conocer sus propios recursos y habilidades para la resolución de problemas, de manera que puedan eliminar su patrón de pensamiento y sean capaces de buscar alternativas ante conflictos (Shao, 2021). Asimismo, la práctica de danza facilita que la población infantojuvenil sea capaz de percibir estados de depresión y/o ansiedad (Shao, 2021), siendo su efecto en población adulta, una mejora de la sintomatología depresiva en personas que padecen enfermedad de Parkinson (Walton et al., 2022), así como en personas mayores con DCL (Wang et al., 2020). En relación con la sintomatología ansiosa, las terapias artísticas pueden calmar y tranquilizar generando un aumento de la sensación de confort y disminuyendo la ansiedad, lo cual tiene un impacto positivo en la calidad del sueño, lo cual es un factor fundamental en la salud mental (Moula et al., 2020). En definitiva, la realización de sesiones de baile genera una sensación de placer y disfrute que se relaciona directamente con estados de salud positivos y, por extensión, con la salud mental (Bungay y Huhges, 2021).
Efectos de la Intervención a Corto, Medio y Largo Plazo
La práctica de la danza parece tener efectos duraderos en los participantes a corto, medio y largo plazo. Vinesett et al. (2017) comprobaron que la participación en una ceremonia indígena africana en la que se utilizan movimientos y ritmos, se produjo una mejora de la calidad de vida que fue confirmada un mes más tarde. Alfredsson-Olsson y Heikkinen (2019) hallaron que el sentimiento de felicidad puede tener efectos durante al menos una semana, durante la cual se experimenta la energía emocional positiva proporcionada por la práctica de la danza (Alfredsson-Olsson y Heikkinen, 2019). Moula et al. (2020, 2022) encontraron que los efectos de la práctica de DMT se mantenían a los 6 meses tras la intervención.
DISCUSIÓN
La danza es una actividad física que promueve la salud física, ya que aporta los mismos beneficios que se esperan cuando se practica cualquier otro tipo de ejercicio físico. Además, la danza es una disciplina artística y, por ello, es un medio de identificación, expresión y canalización de las emociones, que promueve el bienestar emocional, y facilita la expresión de emociones positivas y la disminución del estado de ánimo negativo. En resumen, la práctica de la danza se asocia con un estado de ánimo positivo, favorece la salud mental y tiene un efecto positivo sobre el bienestar psicológico.
El análisis de los estudios revisados en el presente trabajo confirma esta asociación entre la práctica de la danza y el bienestar emocional, en población infantil, adolescente, adulta y mayor, y en distintas modalidades de danza: tradicional, indígena, formal, informal o terapéutica. Asímismo, la asociación entre práctica de danza y bienestar emocional se constató en diferentes culturas, tanto oriental (China) como occidentales (Europa y EE.UU.). En definitiva, la danza tiene efectos positivos en el estado emocional universal, independientemente de la cultura, la edad en la que se lleve a cabo y del tipo de danza que se practique.
Se ha comprobado que la DMT utilizada en población diagnosticada con algún trastorno de personalidad aporta beneficios observables en la autorregulación, la cognición y las relaciones con los demás (Kleinlooh et al., 2021). Asimismo, la danza como recurso terapéutico ha demostrado su efectividad en el caso de trastornos depresivos (Karkou et al., 2019) y de ansiedad, cuando se practica, al menos, durante un mes (Zhang y He, 2022). Asimismo, se ha mostrado efectiva en el tratamiento de trastorno por estrés postraumático (TEPT) (Shekhawat y Sharma, 2022) y en personas que padecen esquizofrenia, disminuyendo los síntomas psicóticos negativos y permitiendo un mejor manejo de emociones negativas, (p.ej., la ira) (Lee et al., 2015). También se ha demostrado su eficacia en patología dual y trastornos por consumo de sustancias, siendo el papel de la danza el de ofrecer la capacidad de restablecer y reintegrar la conexión entre el individuo y su cuerpo, algo que se pierde cuando se ha vivido una historia de consumo (Turnbull, 2023). Igualmente, cuando se ha producido algún tipo de daño orgánico cerebral, la DMT puede promover las habilidades sociales en personas que se encuentran dentro del espectro autista, así como su capacidad de identificar y expresar sus emociones a través de la danza mediante la técnica en espejo (Takahashi et al., 2019). Finalmente, la DMT vuelve a demostrar su utilidad en adultos mayores con pérdida progresiva de funciones cognitivas, además de disminución de la soledad y del estado de ánimo negativo (Ho et al., 2020).
Implicaciones Clínicas
Los resultados de los estudios analizados en el presente trabajo muestran que la danza tiene diversas implicaciones clínicas y beneficios para la salud mental: (1) reduce la depresión, el estrés y la ansiedad, ayuda a liberar tensiones y canalizar emociones, promoviendo una sensación de relajación y bienestar; (2) permite expresarse de manera creativa, desarrollar habilidades y talentos, lo cual puede aumentar la autoconfianza en sí mismos y mejorar su autoestima; (3) es un estimulante cognitivo, ya que requiere atención, lo cual puede ayudar a mejorar la memoria y las habilidades cognitivas; (4) estimula la liberación de endorfinas y dopamina, neurotransmisores relacionados con el bienestar y el estado de ánimo positivo; y (5) promueve la socialización, al ser una actividad social en la que los individuos interactúan y se conectan con otras personas, lo cual puede ser especialmente beneficioso para quienes sufren de problemas de aislamiento social o dificultades de comunicación.
Es importante destacar que los beneficios de la danza en el bienestar no se limitan a un tipo específico de danza o a una determinada edad. Cualquier forma de danza puede contribuir al bienestar y puede ser practicada por personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, adaptándose a las capacidades y necesidades individuales.
En resumen, la práctica de la danza tiene una relación positiva con el bienestar, ya que promueve mejora la salud mental y emocional, fortalece las relaciones sociales y fomenta la expresión creativa. Además de poder usarse como terapia específica (p.ej., DMT), la danza puede ser un recurso terapéutico complementario para promover el bienestar integral.
Limitaciones de los Trabajos Revisados y Sugerencias Para Futuras Investigaciones
La principal limitación es la heterogeneidad de los estudios seleccionados, en los cuales se usaron muestras muy dispares, como son diferentes grupos de población (infanto-juvenil, adulta y adulta mayor), personas sanas con personas hospitalizadas y/o con deterioro cognitivo, y, por último, individuos que han tenido más contacto con la danza con aquellos que nunca habían asistido a una clase de esta disciplina artística.
Otra limitación es que los estudios analizados incluyeron muestras formadas mayoritariamente por mujeres y, aunque se realizaron análisis comparativos entre hombres y mujeres, las muestras de cada grupo no eran equitativas. Las investigaciones tampoco distribuyeron ni compararon entre grupos de edad y el contexto de cada uno de los trabajos seleccionados era muy distinto, a nivel geográfico (diferentes nacionalidades), económico y social. Por último, el tipo de danza que se utilizó en cada investigación era muy dispar, desde danza ritual, danza relacionada con la disciplina de mindfulness, hasta danza propiamente dicha, como baile social. Todo esto hace que la revisión realizada no haya podido tener en cuenta variables que podrían ser relevantes a la hora de interpretar los resultados y cuestiona su generalización.
Sería interesante que futuras investigaciones indagaran en otras bases de datos y usaran otros criterios de inclusión más específicos con respecto a la población seleccionada, para tener en cuenta variables como el sexo, los grupos de edad, el nivel económico, la cultura o el tipo de danza, a fin de analizar en qué medida repercuten en el efecto de la práctica de la danza sobre las emociones y el bienestar.
CONCLUSIONES
Existe una relación positiva entre la práctica de la danza y el bienestar, independiente de cultura, tipos de danza, propósito y edad. Además de ser una actividad lúdica, una tradición cultural o un ritual, es útil como recuso terapéutico.
El análisis de las relaciones entre la danza y el bienestar puede ayudar a informar políticas y prácticas en el ámbito de la salud mental, así como a proporcionar una base científica para recomendar la danza como una forma de intervención y promoción de la misma.
