En primer lugar, quisiera agradecer la presencia de todos ustedes. Para mí, es un placer y un honor poder presidir este simposio que trata un tema tan interesante como la historia y el futuro del sistema MIR.
Quisiera también, si me permiten, dar las gracias a la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña en Tarragona por haber puesto en marcha este acto. ¡Congregar a toda una serie de grandes profesionales no es cosa fácil!
La excelencia del sistema MIR es y ha sido innegable. Desde los inicios con el Dr. Carles Soler Durall hasta nuestros días, miles y miles de profesionales se han formado en este sistema haciendo que tengamos, sin lugar a duda, los mejores profesionales sanitarios del mundo.
La formación de médicos especialistas es una tarea muy importante. Hay quien piensa que tan sólo es un examen donde se valora la habilidad del estudiante para responder las preguntas multirrespuesta, pero, evidentemente, la cosa va mucho más allá. La prueba MIR es el dominio de la medicina teórica que, después, deberá ser aplicada.
Pero a pesar de la excelencia de este programa, el sistema también tiene deficiencias. Una de ellas sería la falta de convocatoria de nuevas plazas. La falta de médicos es un hecho contrastado. Hacen falta más médicos, pero la oferta de médicos residentes internos apenas se incrementa. En la misma línea, el MIR es un programa vivo, es decir, es necesario adaptarlo a las actualizaciones que vive la medicina, que no son pocas. Se hace necesaria su actualización y renovación. Y es en simposios como este donde se empieza a trabajar para conseguir mejoras. Profesionales de la materia aportando diferentes puntos de vista sobre la formación de los médicos especialistas.
No quisiera extenderme demasiado, pero creo que hay que hacer hincapié en un hecho importante: en 2019, más de 1.600 médicos de todo el estado solicitaron trabajar en el extranjero y la mayoría de ellos eran profesionales menores de 35 años. En este sentido, son un 20% más en comparación con el año anterior. Estamos hablando de una fuga de profesionales en toda regla. El motivo principal de su salida son unas condiciones laborales malas que los empujan a salir del país.
En este caso, la pérdida es doble: se pierde la capacidad de trabajo, ya que el profesional se va, al mismo tiempo que se pierde el trabajo, el tiempo y el dinero invertido en su formación.
La solución a este problema no es fácil. Ampliando el número de plazas MIR se podría revertir esta situación y, evidentemente, habría que mejorar las condiciones laborales y salariales de los profesionales sanitarios.
Quisiera terminar agradeciendo, una vez más, la presencia de todos ustedes en este simposio. Seguro que el conocimiento y las ideas que surgirán aquí tendrán trascendencia en el futuro de la formación del médico especialista.