Introducción
Un estilo de vida poco saludable puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes u obesidad1. Estas enfermedades crónicas son las principales en términos de muertes prematuras, tienden a ser duraderas y son el resultado de una combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y de comportamiento2. Se ha estimado que más de un 50% de niños y adolescentes de países del sur de Europa, entre ellos España, mantienen conductas alejadas de las recomendaciones nacionales e internacionales sobre hábitos de vida saludable tales como mantener un peso equilibrado, evitar la ingesta de bebidas alcohólicas o el consumo de tabaco, entre otras conductas3.
La realidad científica sitúa a la nutrición escolar como uno de esos factores de riesgo4. Ésta se caracteriza en la actualidad por el exceso de peso a través de la excesiva ingesta calórica y de azúcares5. Este aspecto supone un riesgo importante en el crecimiento y desarrollo óptimo de la población infanto juvenil3, ya que es una etapa en la que aumenta la necesidad de nutrientes esenciales (energía, proteínas, vitaminas y minerales) y se hace especialmente importante tener una dieta de alta calidad nutritiva6.
En este sentido, la dieta mediterránea se caracteriza por ser pobre en grasas saturadas y rica en antioxidantes naturales, basada en el consumo de pescado, verduras, frutas, legumbres, aceite de oliva y frutos secos1. Dado que sus beneficios para la salud han sido demostrados científicamente representa uno de los modelos dietéticos más extendidos en el siglo XXI7,8.
Otra variable que se caracteriza por su capacidad para generar una serie de beneficios físicos y psicológicos es la actividad física (AF), tales como la reducción del porcentaje de masa grasa, el incremento de la densidad mineral ósea, la mejora de la capacidad aeróbica máxima, mejora de la autoestima, el autoconcepto físico o la disminución de estados de estrés, las relaciones sociales, transmisión de valores, entre otros aspectos9. La AF se define como el movimiento corporal que provoca un gasto energético por encima del gasto basal10. Sin embargo, los adolescentes de hoy día no practican suficiente AF debido entre otros aspectos a la superpoblación y la elección de actividades sedentarias como los juegos virtuales11.
Algunas investigaciones recientes han descrito que la elección de estas conductas sedentarias se asocian con un mayor consumo de alimentos y bebidas de baja calidad nutricional12 hallando una relación positiva y lineal entre la calidad de la dieta y el nivel de AF en adolescentes de distintas partes del mundo como China13, Italia14, Estonia15, Grecia16 o de España como Galicia3,17, Valladolid6, Andalucía18, Islas Canarias5, Islas Baleares19 o Castilla La Mancha20.
No obstante, en otros estudios con población adulta se ha encontrado que los participantes que mostraban un alto nivel de AF tenían una dieta de mejor calidad asociada a la dieta mediterránea21. Sin embargo, tras ser ajustado al sexo o edad estas diferencias desaparecían22,23, concluyendo otras investigaciones que los adolescentes físicamente activos no siempre se inclinan a consumir dietas más saludables que sus pares menos activos24,25.
En base a estos precedentes y, dado que la Organización Mundial de la Salud considera tanto la falta de actividad física como la inadecuada alimentación en la actualidad un problema de salud pública mundial y lo marca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para su reducción en el año 2030, se hace necesario seguir profundizando con la intención de crear una mejor comprensión de la relación entre estas variables. Por ello, el objetivo del presente trabajo consiste en determinar la relación existente entre el nivel de actividad física y la calidad de la dieta mediterránea (CD) en la población adolescente de Murcia considerando el curso educativo y el sexo.
Material y métodos
Tipo de estudio y participantes
Se diseñó un estudio de corte transversal-descriptivo. La población estudiada estuvo constituida por estudiantes que cursaban la etapa de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Por motivos de acceso a la muestra, estos escolares fueron seleccionados a través de un muestreo por conveniencia. Asimismo, los centros educativos fueron seleccionados por facilidad de acceso al campo, es decir, que mostraran disposición voluntaria para participar activamente, uno de los principios de procedimiento establecidos en esta investigación. En total la muestra quedó compuesta por 194 escolares (12-16 años) de ESO (119 mujeres y 75 varones) pertenecientes a centros educativos de carácter público.
Procedimiento
El personal investigador concertó reuniones iniciales con los directores de los centros educativos y con los tutores legales de los escolares donde se les aportó la documentación del protocolo de la investigación. Una vez aceptado el planteamiento metodológico y llegado a distintos acuerdos, se solicitó el consentimiento informado para que los escolares pudieran participar. Se decidió que el alumnado no estuviera en esta primera toma de contacto.
Posteriormente, los escolares entregaron el consentimiento informado firmado por sus tutores legales a los responsables de la investigación. Se excluyeron del estudio aquellos escolares que no entregaron el consentimiento informado. Los responsables encargados de llevar a cabo la recogida de información fue un equipo de investigadores pertenecientes al departamento de Expresión Plástica, Musical y Dinámica de la Universidad de Murcia. Se tuvo en cuenta el principio de revisión por los interesados de todos los datos obtenidos una vez finalizara la investigación. Los cuestionarios se cumplimentaron con la presencia de este personal con una duración media total de 30 minutos, quienes resolvieron todas las dudas a los participantes durante el transcurso de la misma. Tras cumplimentar el cuestionario, los participantes les entregaron el cuestionario a los investigadores. Asimismo, se aseguró el anonimato de los encuestados. La recogida de datos fue realizada en horario lectivo de 09:00 a 14:00 durante el mes de noviembre del curso académico (2018/2019). La tasa de escolares que entregaron el consentimiento informado fue del 80% del total entregado (243 escolares). Todos estos escolares entregaron los cuestionarios y no hubo casos perdidos ya que los investigadores se aseguraron de que el instrumento estuviera completamente cumplimentado. Esta investigación se desarrolló en base al acuerdo de ética de investigación de Helsinki (2013) y lo acordado en la comisión de Ética de Investigación de la Universidad de Murcia como principios éticos considerados en toda investigación.
Variables e instrumentos
Variable predictora: El cuestionario utilizado para la valoración de la Actividad Física fue el cuestionario International Physical Activity Questionnaire for Adolescents (PAQ-A)26, el cual valora la AF que el escolar adolescente realiza en los últimos 7 días mediante una escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta. El resultado global del test es una puntuación de 1 a 5 puntos que permite establecer una graduación en el nivel de actividad física realizada por cada adolescente. La consistencia interna de este cuestionario ha sido de un coeficiente α=0,74, el cual se considera aceptable27. Sobre estas opciones, los escolares deben seleccionar cuál es la opción de respuesta que mejor se adapta a su grado de AF tanto en frecuencia como en intensidad. En un tiempo medio estimado de 20 minutos los escolares deben cumplimentar el cuestionario. En el mismo se hacen preguntas relativas al tiempo de ocio dedicado, antes, durante y después de las clases de Educación Física, el horario extraescolar y los fines de semana. A su vez, pregunta por un posible impedimento en la práctica físico-deportiva normal.
Variable criterio: La calidad de la dieta mediterránea se valoró a través del Mediterranean Diet Quality Index in children and adolescents (KIDMED)28. Este cuestionario está validado para una muestra con un rango de edad comprendido entre los 6 y los 24 años de edad. Se compone de 16 preguntas dicotómicas (cuatro preguntas representan un aspecto negativo y 12 preguntas representan un aspecto positivo) que se deben responder de manera afirmativa (sí lo realizo) o de manera negativa (no lo realizo). Estas preguntas versan sobre el consumo de ciertos alimentos asociados al modelo típico mediterráneo. Las respuestas afirmativas en las preguntas que representan un aspecto positivo suman un punto mientras que las respuestas afirmativas en las preguntas que representan una connotación negativa restan un punto. La puntuación de los participantes en cada ítem debe generar una puntuación global que oscile entre -4 y 12 puntos. Esta valoración categoriza al alumnado como una calidad de la dieta “alto” (≥8 puntos), “medio” (4-7 puntos) o “bajo” (≤3 puntos). En esta investigación, se obtuvo un índice de consistencia interna (Alfa de Cronbach) de 0,84.
Covariables: Además, en el mismo cuestionario KIDMED se incluyeron las variables sociodemográficas (sexo, edad y curso escolar).
Análisis estadístico
La prueba de normalidad de las varianzas se obtuvo a través del estadístico Kolmogorov Smirnov (p=0,091). Al observar una distribución normal de las variables se optó por un análisis paramétrico. Se realizaron las pruebas estadísticas T Student y análisis de varianza (ANOVA) para comparar los grupos según su adherencia a la dieta mediterránea. El valor p de los contrastes de hipótesis post hoc se calculó mediante la corrección de Bonferroni. Asimismo, se realizó un análisis de regresión lineal para estudiar la relación entre la actividad física y la calidad de la dieta ajustada por sexo y edad. Los datos fueron analizados con el programa estadístico SPSS (v.24.0 de SPSS Inc., Chicago, IL, EE. UU.) para Windows, fijándose el nivel de significación al 5% (p≤0,05).
Resultados
La muestra pertenece a tres centros educativos públicos ubicados en una zona urbana murciana de España. En primer lugar, es importante contextualizar a los participantes en base a su distribución por edad y sexo en los cursos académicos estudiados (Tabla 1).
Curso académico | ||||||
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1º ESO a | 2º ESO a | 3º ESO a | 4º ESO a | Total | ||
Sexo n (%) | Varones | 27 (13,9) | 24 (12,4) | 15 (7,7) | 9 (4,6) | 75 (38,7) |
Mujeres | 39 (20,1) | 24 (12,4) | 25 (12,9) | 31 (16,0) | 119 (61,3 | |
Total | 66 (34) | 48 (24,7) | 40 (20,6) | 40 (20,6) | 194 (100) | |
Edad [años] (media±DE) | Varones | 12,37 ± 0,56 | 13,33 ± 0,48 | 14,89 ± 0,74 | 15,44 ± 0,72 | 13,55 ± 1,28 |
Mujeres | 12,26 ± 0,59 | 13,58 ± 0,50 | 14,60 ± 0,70 | 15,68 ± 0,79 | 13,91 ± 1,50 | |
Total | 12,30 ± 0,58 | 13,46 ± 0,50 | 14,70 ± 0,72 | 15,63 ± 0,77 | 13,77 ± 1,43 |
a Primero, segundo, tercero y cuarto de la Educación Secundaria Obligatoria. ESO: Educación Secundaria Obligatoria; DE: Desviación Estándar.
En la Tabla 2 se agrupa al alumnado en dos tramos acordes a su desarrollo madurativo siguiendo lo establecido en la Ley Orgánica para la mejora educativa (LOMCE). Se muestran los valores descriptivos de la muestra según la calidad de la dieta y actividad física según tramo educativo. La prueba estadística T Student refleja que no existen diferencias significativas entre el primer y segundo tramo en la calidad de la dieta considerando y, sin considerar el sexo de la muestra (p>0,05). Sin embargo, en la actividad física se encontraron diferencias significativas a favor de los varones (p<0,047) y considerando el total (p<0,017), obteniendo estos mayores niveles de AF (Tabla 2).
Variables | Sexo | Tramo educativo n (%) | Valor-p | ||
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Primer Tramo a 114 (58,8) | Segundo Tramo b 80 (41,2) | Total 194 (100) | |||
Calidad de la Dieta | Varones | 5,02 ± 4,67 | 4,25 ± 4,31 | 4,77 ± 3,86 | 0,526 |
Mujeres | 4,63 ± 3,46 | 3,89 ± 3,30 | 4,29 ± 3,38 | 0,455 | |
Total | 4,81 ± 4,10 | 4,00 ± 3,27 | 4,47 ± 4,18 | 0,287 | |
Actividad Física | Varones | 1,96 ± 0,44 | 1,77 ± 0,29 | 1,77 ± 0,29 | 0,047 |
Mujeres | 1,81 ± 0,44 | 1,72 ± 0,37 | 1,77 ± 0,41 | 0,211 | |
Total | 1,88 ± 0,45 | 1,73 ± 0,35 | 1,73 ± 0,35 | 0,017 |
a Primer tramo: primero y segundo de la Educación Secundaria Obligatoria; b Segundo tramo: tercero y cuarto de la Educación Secundaria Obligatoria.
Por su parte, en la Tabla 3 se observa cuál es el nivel de actividad física según la calidad de la dieta. La prueba post hoc muestra que los escolares con un nivel alto de CD presentan una mejor puntuación media en la AF que sus pares homólogos con un nivel bajo (1,96±0,45 vs. 1,69±0,33; p<0,001).
AF TOTAL (media ± DE) | Diferencias post hoc | EE | Valor-p | IC 95% LI-LS | |||
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CD (A) (n=79) | 1,69 ± 0,33 | A vs. B A vs. C | -0,159 -0,265 | 0,072 0,068 | 0,085 0,001 | -0,333 -0,430 | 0,014 -0,100 |
CD MEDIA (B) (n=52) | 1,85 ± 0,43 | B vs. A B vs. C | 0,159 -0,106 | 0,072 0,075 | 0,085 0,489 | -0,014 -0,288 | 0,333 0,076 |
CD ALTA (C) (n=63) | 1,96 ± 0,45 | C vs. A C vs. B | 0,265 0,106 | 0,068 0,075 | 0,001 0,489 | 0,100 -0,076 | 0,430 0,288 |
DE: Desviación Estándar; AF: Actividad Física; CD: Calidad de la dieta.
Con el propósito de determinar la potencia predictiva de la actividad física sobre la calidad de la dieta se aplicó una prueba de regresión lineal (Tabla 4). Tras ser ajustado a la edad y el sexo, el modelo II arrojó unos valores R2=0,527. El ANOVA arrojó unos valores F=9,22, p<0,001. La AF se asoció con la CD tras ajustar por sexo y edad; así, un mayor nivel de AF se relacionó con una mayor CD (β no estandarizada=2,570; t=3,821; p<0,001).
Discusión
Tras analizar la relación entre la actividad física y la calidad de la dieta en escolares de Educación Secundaria Obligatoria, los principales hallazgos del estudio muestran que los escolares con mayor puntuación media en la AF presentan una adherencia a la CD más alta en comparación con sus pares homólogos con un nivel bajo de CD. En concreto, se obtuvo que un mayor nivel de AF se asoció con una mayor probabilidad de tener una mayor CD. Estos resultados se asemejan a los reflejados en otros estudios3,5,6,17-20 y discrepan de lo mostrado en otras investigaciones21-23.
En este sentido, un estudio con roedores demostró que la ingesta y la preferencia de una dieta rica en grasas se redujeron significativamente en aquellos que hacían ejercicio físico29. Este resultado puede ser debido a que la AF puede mediar los resultados de salud a través de alteraciones del microbioma, tales como los microorganismos existentes en el tracto gastrointestinal (también conocido como microbiota intestinal) y, con ello, regular los sistemas fisiológicos y sus comportamientos asociados a través de un eje intestino-cerebro. La intercesión de la AF en este eje durante el comportamiento de la ingestión puede ejercer como un factor protector para prevenir comportamientos de alimentación desadaptativos en las primeras etapas de la vida30.
Asimismo, se ha descrito que la AF puede ejercer un efecto denominado sustitución de recompensa, es decir, un fenómeno que ocurre cuando una recompensa alivia el comportamiento de búsqueda o anhelo de otra recompensa31. Este aspecto ha quedado demostrado en humanos, tanto en adultos como en jóvenes, mostrando diversos estudios que aquéllos que realizan mayores niveles de práctica de AF tanto de intensidad moderada como vigorosa, mantienen unos hábitos alimentarios más adecuados y equilibrados, lo cual se traduce en una mayor adherencia al patrón alimentario óptimo5. No obstante, se ha descrito que sólo la práctica de AF durante más de tres horas semanales se relaciona con mejores hábitos alimentarios; matizándose además que los adolescentes que reportaron una mayor adherencia a la dieta mediterránea también señalaron puntajes más altos en estrategias de elaboración y organización, pensamiento crítico, hábitos de estudio, capacidad de esfuerzo, autorregulación y fijación de metas intrínsecamente orientadas8.
Estas conductas hacia el ejercicio parecen motivar a los adolescentes a buscar preferencias dietéticas más saludables y regular su ingesta de alimentos16,32, debido posiblemente a que los individuos que practican más AF pretenden tener un mejor desempeño y, por ello, eligen mejores alimentos para lograrlo, o a que el hecho de realizar mayor AF lleve implícito un mayor gasto energético y las personas que informan más AF tienen una mayor ingesta de nutrientes esenciales33. En este sentido, las metas orientadas al ego también favorecen la CD y revelan la necesidad de promover una práctica físico-deportiva que favorezca motivaciones intrínsecas y extrínsecas. Un estudio con modelos estructurales reflejó que aquellos escolares cuya práctica físico-deportiva se orienta al reconocimiento desigual y la competencia siguen un patrón alimentario más saludable11.
A su vez, se ha descrito que aquellos con mayor adherencia a la dieta mediterránea aumentan su predilección por la AF, al mismo tiempo que incrementan el tiempo destinado a realizar AF18. Este aspecto se traduce en que disfrutan más con la práctica de AF, tienen mayor satisfacción con sus vidas y una alimentación de mayor calidad34.
Por otro lado, considerando el tramo educativo no se obtuvieron diferencias en la calidad de la dieta considerando y, sin considerar el sexo. Sin embargo, en la actividad física se hallaron diferencias significativas a favor del primer tramo en los varones y, considerando el total de la muestra.
Sin embargo, en otros estudios se ha reflejado que el sexo femenino muestra menores niveles de AF19 y peores hábitos alimentarios5,23 o, en otros, no se difirió el resultado considerando el sexo3,18. Esta disparidad de resultados puede estar relacionada con una posible diferencia motivacional o metabólica entre varones y mujeres31. Puede ser que el sexo femenino realice menor AF debido a una peor autoevaluación de sus aptitudes deportivas, motivo por el cual probablemente también muestren una menor participación3 o debido a los diferentes momentos y niveles de desarrollo evolutivo35. En este sentido, entre la respuesta masculina y femenina a la actividad física y la conducta alimentaria se necesita una mayor exploración.
Además, dado que en los últimos 15 años solamente se han identificado 13 programas con adolescentes, de promoción de actividad física y/o de alimentación en España, se necesita fomentar un estilo de vida saludable, comenzando desde las primeras fases etarias, que incluya la creación de ambientes educacionales integrales donde se desarrolle la AF y la CD, dados los importantes efectos protectores de la salud a corto y largo plazo que se han descrito en algunos estudios36,37.
La presente investigación tuvo las siguientes limitaciones. En primer lugar el diseño transversal, ya que las conclusiones no deben atribuirse a causas plausibles, aspecto que sí permitirá un estudio longitudinal. Asimismo, el tamaño y la selección de la muestra son otras limitaciones de la investigación. A su vez, aunque el índice KIDMED y el IPAQ-C son los instrumentos más utilizados para determinar la adherencia a la dieta mediterránea y el nivel de actividad física en la literatura científica, puede haber sido interesante utilizar otros instrumentos más objetivos como acelerómetros o métodos de control de nutrientes. A su vez, en futuras investigaciones se deben considerar otro tipo de factores socioculturales que puedan actuar como variables de confusión.
No obstante, estos resultados fruto de la validez externa no son generalizables, pero pueden ser utilizados como indicaciones a tener en cuenta en programas de intervención, especialmente en la etapa escolar obligatoria ya que se considera un periodo idóneo en la intervención para lograr un estilo de vida saludable permanente. Es prescriptivo señalar que las pautas asociadas al desarrollo óptimo de la AF y la nutrición deben incidir en la consecución de un estado saludable, al mantenimiento de un ritmo de crecimiento adecuado y a asegurar una serie de recomendaciones que permitan prevenir las enfermedades condicionadas por los hábitos inadecuados de alimentación y sedentarismo.
Como principal fortaleza del estudio destacar la edad de la muestra ya que la adquisición y fomento de hábitos adecuados de nutrición puede redundar en la salud de los adolescentes, continuando estos hábitos saludables en la edad adulta38. Asimismo, aunque los instrumentos utilizados no fueron objetivos sí son instrumentos válidos y confiables utilizados en investigaciones previas39.
Conclusiones
Los resultados de este estudio sugieren, con la cautela sugerida anteriormente, que aquellos escolares que realizan mayor actividad física tienen mayor probabilidad de mantener conductas de adherencia elevada hacia una calidad de la dieta óptima. Además, se resalta la necesidad de diseñar desde la institución educativa y sanitaria programas formativos, tanto para docentes como discentes, que permitan el desarrollo de conductas dirigidas hacia una perspectiva saludable que perdure hasta la adultez.
Mensajes Clave
1. Una mayor práctica de actividad física se relaciona con una mayor probabilidad de mantener una calidad de la dieta óptima en escolares de secundaria.
2. Personal sanitario y educativo deben llevar a cabo programas formativos dirigidos a la adherencia de conductas saludables en personal docente, escolar y familiar.
3. Estos programas formativos deben adecuarse a las necesidades y características que presenta la sociedad del siglo XXI.