Introducción
El envejecimiento progresivo de la población española y el aumento de la esperanza de vida, están favoreciendo el desarrollo de patologías como la Enfermedad Renal Crónica (ERC), consistente en la pérdida progresiva y mantenida en el tiempo de la función renal1),(2.
La prevalencia mundial de ERC se sitúa alrededor del 13,4%, siendo más común en el sexo femenino3, aunque en España ocurre al contrario, siendo el sexo masculino un factor de riesgo4. Geográficamente, los países desarrollados tienen las tasas más elevadas debido a una gran acumulación de factores de riesgo como la Hipertensión Arterial (HTA), obesidad, Diabetes Mellitus (DM), sedentarismo, consumo de tabaco y exceso de sal en la dieta3. En Europa, estos factores se relacionan con una mayor prevalencia de ERC4. España ocupa uno de los primeros puestos de media en acumulación de factores de riesgo con respecto a otros países europeos, sobre todo en relación a los elevados niveles de sedentarismo y consumo excesivo de sal de la población5.
Con el avance de la enfermedad, la persona necesitará suplir la función renal mediante Terapia Renal Sustitutiva (TRS), bien mediante tratamiento dialítico (hemodiálisis o diálisis peritoneal) o trasplante renal (donante vivo o cadáver) (6.
El debut en la ERC se ha relacionado con un bajo nivel socioeconómico y cultural7, evidenciándose además, un escaso conocimiento de los pacientes acerca de la fisiopatología renal y los factores de riesgo relacionados8. Los conocimientos de la población sobre la salud y manejo de enfermedades pueden ayudar a tomar decisiones adecuadas, y mejorar el estado general de salud. Este concepto, conocido como “alfabetización en salud” (9, se relacionó en EEUU con la Tasa de Filtrado Glomerular estimada (utilizado como criterio diagnóstico), en pacientes con ERC, demostrando que una baja alfabetización en salud se relacionaba con un peor diagnóstico y pronóstico10.
La alfabetización en salud puede relacionarse con hábitos de vida como la actividad física, una dieta sana y/o el consumo de tóxicos; sirviendo como una de las orientaciones para prevenir enfermedades crónicas11. Entidades como la “Organización Panamericana de la Salud” (12 insisten además en la necesidad de incorporar estos hábitos en edades cada vez más tempranas, debido a la importancia que supone la adolescencia y la juventud adulta en el desarrollo de las posteriores etapas de la vida.
En definitiva, la información y conocimientos de la población sobre la fisiopatología renal desde edades tempranas es un factor importante para prevenir y mejorar el pronóstico de la ERC. Para determinar el nivel de conocimiento, se han registrado diversos cuestionarios validados y ampliamente reconocidos como el “Kidney Disease Questionnaire” (13 o el “Kidney Disease Knowledge Survey” (14, donde evalúan el nivel de conocimiento de los pacientes acerca de su enfermedad en todos los estadios de la patología. Sin embargo, no se han encontrado estudios que exploren el conocimiento sobre el funcionamiento renal y la ERC en población joven y sana en España. Por todo ello, el objetivo de este trabajo fue evaluar los conocimientos de la población universitaria de Málaga sobre los conceptos básicos de la función renal y la ERC.
Material y Método
Se llevó a cabo un estudio transversal-descriptivo en estudiantes de Grado en la Universidad de Málaga a través de un cuestionario autoadministrado.
Como criterio de inclusión se establecieron ser estudiante de cualquier titulación de Grado en la Universidad de Málaga, ser español y participar voluntariamente. Se excluyeron estudiantes de posgrado y estudiantes cursando varios cursos o estudios a la vez.
Se estimó un tamaño muestral mínimo de 384 registros (valor alfa 0,05 y precisión del 5%), para una población diana de 30.218 estudiantes (curso 2015-2016). De 423 participantes, quedaron excluidos 2 por cursar Máster y 7 por tener alguno de los ítems incompleto, obteniéndose una muestra final de 414 registros.
Para evaluar los conocimientos de los participantes, se elaboró un cuestionario Ad Hoc con un total de 28 preguntas, el cual fue estructurado en las siguientes categorías: “Anatomía y funciones del Sistema Urinario” con 5 preguntas, “Síntomas, características y detección de la ERC” con 8, “Factores predisponentes a ERC” con 6, “Tratamiento de la ERC” con 5 y “Comorbilidades asociadas” con 4. De estas 28 preguntas, 24 se respondían en formato “Verdadero”, “Falso” o “NS/NC”; y las 4 restantes como multirrespuesta con 4 opciones a elegir. Además, se obtuvieron las variables edad, sexo, titulación en la que cursaba estudios, curso y experiencias previas relacionadas con la ERC. Las titulaciones fueron agrupadas en cinco ramas del conocimiento: Arte y Humanidades, Ciencias Sociales y Jurídicas, Ciencias, Ciencias de la Salud e Ingenierías y Arquitectura.
Previa administración, el cuestionario fue validado por 10 expertos en nefrología (médicos y enfermeras que trabajan con pacientes con ERC). Posteriormente, fue pilotado en 38 personas para detectar y corregir posibles errores de comprensión.
La versión revisada del cuestionario estuvo disponible en soporte digital durante dos semanas, difundiéndose mediante método bola de nieve a través de redes sociales para conseguir una mayor tasa de respuestas. Se solicitó autorización a los órganos de gobierno de las facultades, y tras su concesión, se procedió a la recogida de datos con el formato papel en las facultades de Ciencias, Derecho, Comercio y Gestión, y Estudios Sociales y del Trabajo, durante el mismo periodo de tiempo.
Se garantizó la participación anónima en todo momento, cumpliendo con la Ley Orgánica 15, 1999 de Protección de datos y se cumplieron las normas de la declaración de Helsinki.
Análisis de datos
En primer lugar se llevó a cabo un análisis descriptivo de las variables y posteriormente un análisis inferencial. Se utilizó la prueba t de Student para muestras independientes para determinar el número de respuestas correctas en función del sexo y en función de los conocimientos previos. Posteriormente se realizó un ANOVA de un factor para determinar el número de respuestas correctas en función de las ramas del conocimiento. Para estudiar las posibles diferencias entre los grupos, se realizó un análisis post hoc utilizando el estadístico HSD de Tukey. El nivel de significación estadística fue fijado en p<0,05 para todos los análisis. Se utilizó el paquete estadístico SPSS en su versión 20.0.
Resultados
El 53,6% de los participantes fueron mujeres, con una edad media de 21,47±3,52 años. El 71% refirió no tener conocimientos previos acerca de la ERC (Tabla 1).
Se obtuvo una media de respuestas correctas de 14,13±4,7, donde la pregunta número 5: “Los riñones ayudan a mantener los niveles de sales de nuestro organismo (VERDADERO)” obtuvo la mayor tasa de respuestas correctas (82,6%). Mientras que la pregunta número 12: “¿Cuántas personas se estima que puede haber con Enfermedad Renal Crónica en España? (4 millones de personas)”, obtuvo sólo un 8,4% de respuestas correctas (Tabla 2). Con un 45,17% las titulaciones más representadas correspondieron a Ciencias Sociales y Jurídicas, mientras que la menor, con un 5,56% se atribuyó a Arte y Humanidades. La distribución de los alumnos según el curso matriculado osciló desde el 21,05% (1º año) hasta el 30,08% (2º año) para un total de 399 estudiantes (Tabla 1), se suprimieron 15 registros por realizar 2 o más cursos a la vez.
La comparación de respuestas correctas según el sexo no mostró diferencias estadísticamente significativas (p=0,459), sin embargo, con respecto a los conocimientos previos sí se identificaron diferencias estadísticamente significativas con una tasa de respuestas correctas superior en estudiantes que refirieron tener información previa (p<0,001).
La media de respuestas correctas en el cuestionario para los estudiantes de Ciencias de la Salud fue de 18,25 (IC 17,18-19,32), con una diferencia estadísticamente significativa respecto al resto de ramas del conocimiento (Figura 1).
Cuando se comparó la media de respuestas correctas de cada una de las 5 categorías temáticas del cuestionario, en función de cada una de las ramas, la distribución fue parecida a la de los aciertos totales; sobresaliendo Ciencias de la Salud por encima del resto (p<0,05 en todos los casos).
Sin embargo, se dio una excepción en la categoría de “Anatomía” (5 preguntas), donde la media de respuestas correctas para los estudiantes de Ciencias de la Salud y Ciencias fueron de 3,87 (IC 3,64-4,10) y 3,75 (IC 3,53-3,97) respectivamente (Figura 2). Esto implicó que Ciencias de la Salud y Ciencias tuvieran diferencias estadísticamente significativas con las medias del resto de ramas (p<0,05), pero no entre ellas dos (p=0,959) (32 de los 64 registros de estudiantes de la rama de Ciencias, cursaban Biología).
Finalmente, otra diferencia se dio en la media de aciertos en la categoría de “Comorbilidades Asociadas” (4 preguntas) en función de cada rama. Ciencias de la Salud volvió a establecer diferencias significativas con el resto de ramas (p<0,05 en todos los casos), a excepción de Ingenierías y Arquitectura (p=0,132). A pesar de lo cual, esta última tampoco obtuvo diferencias con ninguna otra rama, con una puntuación media entre la obtenida por Ciencias de la Salud y el resto (p>0,05) (Figura 3).
Discusión
Los resultados muestran un nivel de conocimientos bajo, con una media de respuestas correctas de 14,13 para 28 preguntas. Es posible que la población en cuestión, pueda llegar a conocer las características más básicas de la ERC en el mejor de los casos, pero desconoce la propia patología de la enfermedad y sus aspectos específicos.
Ciencias de la Salud sobresalió en más de 4 puntos sobre la media total. En este tipo de titulaciones se tratan aspectos relativos a la salud y patologías de los seres humanos. Con respecto al elevado número de respuestas acertadas para Ciencias en la categoría de “Anatomía”, predominaron los registros de alumnos que cursaban Biología, cuyas asignaturas contemplan el estudio de los riñones en animales, sin embargo, al ahondar en términos más específicos, se reduce la tasa de respuestas correctas.
El análisis de género no mostró diferencias significativas en el grado de conocimientos según el sexo, lo que concuerda con estudios previos15.
Varios estudios7)-(8), (16, evaluaron el nivel de conocimientos sobre la ERC en niveles de atención primaria o en pacientes debutantes. A pesar de las diferencias metodológicas, las conclusiones respecto a estos estudios son similares: existe un desconocimiento generalizado hacia la ERC; ya sea en población sana como la que estudiamos en nuestro caso, al igual que Chow et al7., o debutante en la enfermedad con poca sintomatología8), (16.
Se observó que el nivel previo de conocimientos determinaba un número superior de respuestas correctas. Sin embargo, la naturaleza de esta información podría ser variada, habiéndose obtenido por antecedentes personales, familiares o por cuestiones académicas, además de su cantidad y calidad de contenido. Wright et al14. y Yamagata et al17. demostraron cómo la formación con programas educativos novedosos dirigidos a la población general, es eficaz para incrementar el conocimiento acerca de la ERC, que puede fomentar la prevención del desarrollo de la enfermedad y frenar su progresión una vez instaurada.
El abordaje de las enfermedades crónicas está siendo impulsado hacia el empoderamiento por parte de los pacientes. Esto consiste en dotarlos de los conocimientos básicos para identificar la sintomatología y controlar su proceso de enfermedad, tomando medidas específicas para ello y previniendo situaciones de riesgo18, lo que en pacientes con ERC se traduce en un considerable freno de la progresión de la enfermedad, gracias a sesiones formativas acerca de la dieta y hábitos de vida saludables llevadas a cabo por equipos multidisciplinares17.
La importancia de nuestros resultados se relaciona con los resultados de estudios previos, puesto que en la enfermedad renal moderada o severa, la prevalencia de una inadecuada alfabetización en salud oscila entre el 5 y 60% según los estudios y las variables sociodemográficas consideradas19. El desconocimiento y dificultad en la identificación de signos y síntomas de la ERC puede llevar incluso a pacientes de alto riesgo a no percibir el riesgo de sufrir ERC e incluso no ser conscientes de la gravedad de la situación, aun cuando tienen que ser sometidos a TRS20. En términos de calidad de vida y gestión de los recursos sociosanitarios, las estrategias educativas deberían ser una prioridad en la prevención primaria de las patologías crónicas por parte no sólo de los servicios sanitarios21.
La principal limitación del estudio ha sido no disponer de una herramienta validada, que midiera el grado de conocimientos sobre la ERC en población general. Ante esto, el cuestionario se desarrolló pilotado únicamente bajo la opinión de expertos.
Por otro lado, a pesar del tamaño de la muestra del estudio, podría hallarse un sesgo en relación a la agrupación de las titulaciones de los encuestados, ya que el 45,2% de los mismos pertenecen a la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas. A falta de registros oficiales, esta proporción podría no reflejar los datos reales de matriculados en la Universidad de Málaga según titulación. Además, la limitación en cuanto al acceso a estudiantes de todo el Campus, más allá de las 4 facultades en que se intervino, hace que estudiantes de algunas titulaciones no estén representados.
Los resultados de este estudio deben ser tomados con cautela. La longitud del cuestionario pudo haber provocado cansancio al alcanzar la mitad o el final de las preguntas, por lo que algunas respuestas pueden no ser fidedignas. Además, las preguntas con 2 opciones de respuesta (excluyendo la opción NS/NC) fueron más acertadas que las que tenían 4, presumiblemente debido al existir una mayor probabilidad de errar en las preguntas con más opciones.
Con respecto al elevado número de respuestas correctas de los estudiantes de Ingeniería y Arquitectura en la categoría de “Comorbilidades Asociadas”, no se encuentra explicación lógica. Estos resultados podrían deberse a factores como el azar, el número de encuestados u otras variables no controladas.
A partir de los resultados obtenidos, podemos concluir que la población universitaria de Málaga posee un bajo nivel de conocimientos acerca de la ERC. En concreto, señalan aspectos anatómicos y fisiológicos básicos, aunque desconocen la patología renal.
Se hace necesario el desarrollo de estudios que investiguen más en este campo con población sana.