INTRODUCCIÓN
La enfermedad renal crónica es una patología compleja, que produce un deterioro continuo, constante e irreversible, de varios años de evolución y que, por tanto, genera problemas a nivel físico, psicológico y socio-económico1. Afecta a la población mundial y es por ello que se trata de un problema de salud pública2 que hay que tener muy en cuenta.
Actualmente, el único tratamiento que aporta una solución integral es el trasplante renal (TR), por lo que supone el tratamiento de elección en la mayoría de los casos3.
A pesar de que el número de trasplantes renales ha ido aumentando en los últimos años, no ha sucedido así en el año 20204, por tratarse de un año atípico en todos los sentidos y ámbitos de la vida y de la sociedad, incluido el ámbito sanitario.
Esto es debido a que, en diciembre de 2019, apareció en Wuhan (China) una nueva subespecie de coronavirus al que denominaron SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2) responsable de la enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó COVID-19 y que se ha propagado rápidamente por todo el mundo, dando lugar a que el 30 de enero de 2020, la OMS declarara el brote como una emergencia de salud pública de preocupación internacional que continuó evolucionando hasta que el 11 de marzo del mismo año, la OMS declaró oficialmente la pandemia5.
Esta pandemia ha afectado notablemente a España donde, hasta el 4 de marzo de 2022, se han diagnosticado 11.054.888 casos y se han producido 100.037 fallecimientos6.
Actualmente, son muchos los aspectos que desconocemos de este virus de reciente aparición, pero de lo que no cabe duda es de que los pacientes con un TR funcionante son una población especialmente vulnerable7 ),( 8 ),( 9 ya sea por la presencia habitual de comorbilidades asociadas a su enfermedad renal, tales como hipertensión arterial, diabetes mellitus o enfermedades cardiovasculares, que son factor de riesgo para la COVID-19; o por la toma de terapia inmunosupresora10. Todo ello podría causar que tanto las manifestaciones como el pronóstico por SARS-CoV-2 pueda diferir de la población general, por eso es muy importante conocer la incidencia de la enfermedad, con el fin de adquirir los máximos conocimientos y poder proteger a esta población ya de por sí vulnerable.
Dadas estas peculiares características del paciente trasplantado, se hace necesario conocer cuál es la situación actual de esta población respecto a la infección por SARS-CoV-2, por este motivo, el objetivo principal de este estudio fue evaluar la incidencia de SARS-CoV-2 en una población de pacientes con un TR funcionante; analizando la mortalidad y la letalidad, asociadas al SARS-CoV-2 en esa misma población.
MATERIAL Y MÉTODO
Estudio observacional transversal, de cohorte retrospectiva, mediante revisión exhaustiva de las historias clínicas de todos los pacientes, mayores de 18 años, que tienen un TR funcionante y que están en seguimiento por la Consulta de Trasplantes del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, durante el periodo comprendido entre el 1 de marzo de 2020 y el 1 de marzo de 2021. Se excluyeron aquellos pacientes que residían en una comunidad autónoma distinta a la de Madrid, por la imposibilidad de recabar la información necesaria.
En España se han producido varias olas de la enfermedad; la primera abarca desde el 1 de marzo al 1 de julio de 2020, la segunda desde el 2 de julio al 6 de diciembre de 2020 y la tercera desde el 7 de diciembre hasta el 1 de marzo de 202111.
Durante este periodo, que abarca las tres primeras olas de la enfermedad, se recogieron todos los indicadores de la presencia de infección por SARS-CoV-2 en el paciente; estos indicadores se registraron como: PCR positiva. Objetivada por el resultado positivo en la medición de la Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR).
Serología positiva. Medida como variable cualitativa dicotómica (Sí/No) y objetivada por la presencia de anticuerpos en cualquiera de los test serológicos (ELISA, test rápido, detección de inmunoglobulinas) realizados en el centro durante el periodo de estudio.
De esta forma, la variable principal del estudio se registró como: Infectado por SARS-CoV-2: Variable cualitativa dicotómica (Sí/No). Recogida mediante revisión de la historia clínica del paciente para comprobar si, durante el periodo de estudio, ha presentado resultado positivo en la medición de la PCR y/o resultado positivo en las pruebas serológicas para detectar anticuerpos del virus a estudio.
El resto de variables de interés recogidas fueron: Variables sociodemográficas: edad y sexo. Tiempo desde la realización del trasplante, en años. Exitus: recogida mediante revisión de todas las historias clínicas de nuestra población, para comprobar si han fallecido o no durante el periodo de estudio. Motivo de fallecimiento: Dato que se obtuvo mediante la revisión de los informes de alta por exitus y de las anotaciones realizadas en los evolutivos de las historias clínicas de los pacientes.
El procesamiento y análisis de datos se realizó con el software IBM SPSS Statistics v21.
Para el análisis estadístico primero se realizó un análisis descriptivo. Las variables cualitativas se presentaron con su distribución de frecuencias, y las cuantitativas con su media y desviación estándar, al distribuirse de forma normal.
Las variables cualitativas se compararon entre ellas utilizando el test Ji-cuadrado. Para comparar las variables cuantitativas entre grupos se usó el test de Student o la prueba de Mann-Whitney en caso de que no se distribuyese de forma normal.
Para todas las pruebas se aceptó un valor de p<0,05.
El proyecto se llevó a cabo de acuerdo con la última versión de la Declaración de Helsinki y las Normas de Buena Práctica Clínica de la Conferencia Internacional de Armonización (GCP/ICH).
Todos los datos personales estaban identificados mediante un código y sólo el investigador podía relacionar dichos datos con el paciente y con su historia clínica. El investigador principal se responsabiliza de custodiar esta información de manera confidencial todo el tiempo que se estipule legalmente, según la legislación española contenida en la Ley Orgánica de Protección de Datos personales y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD) 3/2018 de 5 de diciembre.
El presente estudio se presentó al Comité de Ética en Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos obteniendo su dictamen favorable a la ejecución del proyecto con referencia 20/816-E.
RESULTADOS
La población de pacientes con un TR funcionante, en seguimiento por la Consulta de Trasplantes del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que cumplía con los criterios de selección, sumó un total de 604 individuos; de los cuales, un 62,3% fueron hombres (n=376). La edad media fue de 61,6 ±12,8 años.
El tiempo medio transcurrido desde el trasplante fue de 10,7±7,1 años.
Durante el periodo de estudio, que abarca lo que se conoce como las tres primeras olas de la infección y que va desde del 1 de marzo de 2020 al 1 de marzo de 2021, en la población de trasplantados a estudio, la incidencia de infección por SARS-CoV-2 fue de un 14,9% (n=90) en un año.
Durante la primera ola, que abarca 121 días, desde el 1 de marzo al 1 de julio de 2020, la incidencia acumulada fue de 6,7% (n=41), en la segunda, que abarca 157 días, desde el 2 de julio al 6 de diciembre de 2020, la incidencia fue de 6,4% (n=39) y en la tercera, que abarca 84 días, desde el 7 de diciembre de 2020 hasta el 1 de marzo de 2021, la incidencia acumulada fue de 1,6% (n=10).
Fallecieron durante el periodo de estudio un 6,1% (n=35) de los pacientes, siendo la mortalidad por SARS-CoV-2 del 3,8% (n=23), lo que supone una letalidad del 25,5%.
Al distinguir si han pasado la infección por SARS-CoV-2 en función del sexo, se observó que el 57,8% (n=52) de los infectados eran hombres, no habiendo diferencias significativas entre ambos grupos.
La media de edad en el grupo de infectados fue de 60,9±11,8 años, mientras que en el grupo de no infectados la edad media fue de 61,7±12,9 años; no encontrando diferencias significativas al compararlos.
Al comprobar el tiempo desde el trasplante en el grupo de infectados por SARS-CoV-2 se encontró una media de 8,7±5,6 años, mientras que en el grupo de no infectados la media de años desde el trasplante fue de 11±7,3 años; resultando una diferencia estadísticamente significativa al compararlos (p=0,005).
DISCUSIÓN
La incidencia acumulada en la Comunidad Autónoma de Madrid, donde se realizó el estudio, y para la población general, durante el periodo de investigación, fue del 8% en un año lo que supone casi la mitad de la encontrada en esta investigación.
En el momento de la redacción de este artículo no se encontró bibliografía que estime la incidencia global en los pacientes con un trasplante renal, ya que la mayoría son casos o series de casos13, algunos no especifican sobre qué población han sido observados14 ),( 15, y otros hablan de poblaciones de trasplantados renales muy concretas, como un estudio que describe una incidencia del 9% en pacientes con un trasplante renal realizado en los últimos 60 días16; mientras que otros tienen periodos muy cortos de seguimiento, como un estudio17 que describe una incidencia de 0,2%, y en el que el periodo de seguimiento fue de un mes.
En esta investigación la media de tiempo transcurrido desde el trasplante fue significativa al comparar el grupo de infectados frente al de no infectados, siendo menor el tiempo transcurrido en el grupo de los infectados; sería interesante realizar un estudio más en profundidad que indagase sobre las posibles conductas de riesgo frente al SARS-CoV-2 de los pacientes trasplantados.
La tasa de mortalidad encontrada en la población de pacientes trasplantados que participaron en este estudio es muy superior a la encontrada, para el mismo periodo y en la población general de la Comunidad de Madrid, ya que para la población general se sitúa en el 0,3%18 frente al 3,8% encontrado en este estudio.
Mientras que la letalidad descrita en esta investigación es acorde a la hallada en la bibliografía para pacientes con un trasplante renal, ya que en esta investigación es del 25,5%, mientras que en un estudio realizado en el Hospital 12 de Octubre de Madrid se encontró una tasa de letalidad del 27,8%19, y en otro estudio se encontró una tasa de letalidad del 18,6% al analizar la situación de la infección por SARS-CoV-2 a través del Informe del Registro COVID-19 de la Sociedad Española de Nefrología13.
Como limitaciones hay que tener en cuenta que al tratarse de un estudio unicéntrico hay que ser prudentes a la hora de generalizar los resultados.
Además, la comparación con estudios internacionales es complicada, ya que el coronavirus no afectó por igual a todos los países, ni siquiera dentro de España fue uniforme en la incidencia por comunidades autónomas10.
También hay que tener en cuenta que, especialmente durante la primera ola de la infección, que abarca desde el 1 de marzo al 1 de julio de 2020, la incidencia podría estar infravalorada, tal y como se ha demostrado en un estudio de seroprevalencia realizado sobre la población general20.
Y, por último, la mortalidad que se ha registrado en esta investigación ha sido la producida directamente por la infección por SARS-CoV-2, sin tener en cuenta las posibles consecuencias a largo plazo que puedan derivar en muerte para el paciente.
A partir de los resultados obtenidos gracias a esta investigación se ha podido observar el impacto del SARS-CoV-2 en los pacientes con un trasplante renal en seguimiento domiciliario; así, se ha observado que la incidencia en un año fue muy superior a la de la población general, siendo este estudio pionero a la hora de reportar datos de pacientes con un trasplante renal, en seguimiento domiciliario y no sólo de pacientes hospitalizados.
Es destacable observar, que la incidencia baja notablemente de la primera a la tercera ola de la infección. Este hecho se puede explicar, probablemente, por la mejora en los protocolos de detección, atención y tratamiento de la infección por SARS-CoV-2.
Las tasas de mortalidad y de letalidad, también fueron superiores a las encontradas para la población general, aunque acordes con los datos obtenidos en otras poblaciones de pacientes con un trasplante renal.