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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versão impressa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.79 no.12  Dez. 2004

 

COMUNICACIÓN CORTA 


METÁSTASIS COROIDEA DE CARCINOMA RENAL 

CHOROIDAL METASTASIS FROM RENAL CELL CARCINOMA

CASTRO NAVARRO J 1, SEÑARIS GONZÁLEZ A 2, GONZÁLEZ RODRÍGUEZ CM 2
ROZAS REYES P 2, GONZÁLEZ CASTAÑO C 2

RESUMEN

Caso clínico: Hombre de 52 años que acudió a urgencias por disminución progresiva de su visión en el ojo derecho. Como antecedentes había tenido nefrectomía derecha por carcinoma renal 7 años antes y neumonectomía derecha por metástasis 3 meses antes. En la funduscopia se observaba una masa coroidea en ojo derecho, compatible con metástasis. Se realizó enucleación. Durante un año permaneció sin progresión pero en los últimos seis meses ya ha aparecido.
Discusión:
Las metástasis coroideas de carcinoma renal son infrecuentes y pueden ocurrir varios años después de la curación del primario. Su sintomatología es variable y su aspecto poco característico por lo que puede dificultar su diagnóstico diferencial.

Palabras clave: Metástasis coroideas, carcinoma renal.

SUMMARY

Case report: A fifty-two year-old man who came to our emergency room because of gradual loss of vision in his right eye. He had suffered right nefrectomy for renal cell carcinoma seven years previously and pneumectomy for metastasis in his right lung three months ago. In the fundus examination a choroidal mass was found in his right eye, suggesting metastasis. Treatment was enucleation of the affected eye. During the first year there was no progression, but in the last six months it has re-appeared.
Discussion:
Choroidal metastasis of renal cell carcinoma is rare and can appear years after treating the primary tumour. Its symptoms are variable, and its shape is not very characteristic so it can be difficult to make a differential diagnosis (Arch Soc Esp Oftalmol 2004; 79: 633-636).

Key words: Choroidal metastasis, renal cell carcinoma.


Recibido: 8/1/04. Aceptado: 16/12/04
Hospital Universitario Central de AsturiasUniversidad de Oviedo. Oviedo. España
1
Doctor en Medicina. Servicio de Oftalmología
2
Licenciado en Medicina
Comunicación presentada en el LXXIX Congreso de la S.E.O.(Valencia 2003)

Correspondencia:
Joaquín Castro Navarro
C/Castanera, 26
33690 Lugo de Llanera (Asturias)
España
E-mail: jcastro@correo.uniovi.es

 

INTRODUCCIÓN

El carcinoma renal es el más frecuente de los tumores primarios renales. Puede manifestarse por síntomas urológicos, metástasis o permanecer latente y su evolución es bastante impredecible. La afectación intraocular es infrecuente, aunque también se ha descrito como primera manifestación de la enfermedad (1). Presentamos el caso de un paciente con una metástasis coroidea de un carcinoma renal, confirmada histológicamente, que se presentó siete años después de la nefrectomía.

CASO CLÍNICO

Paciente varón de 52 años que acudió a urgencias por pérdida de visión en su ojo derecho de una semana de evolución. Como antecedentes presentaba: nefrectomía derecha por carcinoma renal siete años antes y neumonectomía derecha por metástasis pulmonar tres meses antes. En ese momento no seguía ningún tratamiento.

En la exploración oftalmológica su agudeza visual era de 0,1 en su ojo derecho y de unidad en su ojo izquierdo; el polo anterior y la presión intraocular eran normales. En la funduscopia del ojo derecho se observaba una masa coroidea uniforme de color blanquecino a nivel de la arcada temporal inferior de aproximadamente cuatro diámetros papilares, con desprendimiento de retina (DR) asociado que afectaba a la mácula (fig. 1), sin signos de inflamación intraocular. El ojo izquierdo era normal. Se realizó una ecografía modo B que mostraba una masa coroidea cupuliforme de 3x6 mm de reflectividad media-alta, sin excavación coroidea (fig. 2). En la angiografía se observaba una masa con hipofluorescencia en fases precoces, hiperfluorescencia tardía y patrón ligeramente moteado (fig. 3).


Fig. 1. Masa coroidea con DR seroso asociado.


Fig. 2. Eco B: masa cupuliforme.


Fig. 3. AFG: hiperfluorescencia y patrón moteado en fases tardías.

Dados los antecedentes del paciente se solicitó consulta al servicio de oncología médica que realizó las pruebas oportunas para descartar progresión del proceso. En ese tiempo aumentó el tamaño de la lesión y del DR asociado, afectando la mácula. En un principio se planteó al paciente el tratamiento radioterápico, pero éste lo rechazó y optó por la opción quirúrgica. La enucleación se llevó a cabo un mes después del diagnóstico. El examen anatomopatológico confirmó el diagnóstico de metástasis de carcinoma renal, sin sobrepasar coroides y sin infiltrar nervio óptico (figs. 4 y 5). Durante un año de seguimiento, a cargo del servicio de Oncología Médica, no se observó progresión del proceso y el paciente sólo recibió inmunoterapia con interferón. Después de un año del diagnóstico de la metástasis coroidea han aparecido signos de progresión y el paciente ha recibido también hormonoterapia y quimioterapia, sin clara mejoría.


Fig. 4. Examen anatomopatológico: imagen macroscópica.


Fig. 5. Examen anatomopatológico: tinción con Hematoxilina-Eosina.

DISCUSIÓN

El carcinoma renal representa el 3% del total de las neoplasias del adulto, y el 85% de todas las neoplasias renales primarias (1-3). Cerca de 4/5 partes son adenocarcinomas y 2/3 de éstos ocurren en varones.

Su historia natural es variable y prolongada. Hasta un 30% se diagnostican por síntomas no urológicos. La mayor parte de las metástasis ocurren por vía sanguínea, siendo los órganos más frecuentemente afectados pulmón (50%), hueso (33%), hígado y tejido celular subcutáneo (1,2). La afectación del ojo y anejos es infrecuente habiéndose sólo descrito unos 20 casos en la literatura (1). En una serie retrospectiva de 196 casos de metástasis intraoculares sólo en 7 pacientes procedían de un carcinoma renal. Estas metástasis afectan con mayor frecuencia a iris, cuerpo ciliar y coroides, aunque también se han descrito afectación de párpados, órbita o conjuntiva (1,2).

Las metástasis de carcinoma renal pueden ser la primera manifestación de un primario (1-3) o primer signo de una recaída (1,4), incluso décadas después de la resección del tumor primario, como ocurrió en el caso descrito en el que la nefrectomía se había realizado siete años antes.

Las metástasis coroideas pueden tener diferentes presentaciones: pérdida indolora de la visión (lo más frecuente), pérdida del campo visual periférico, miodesopsias o dolor (por glaucoma neovascular o iritis metastásica).

Pueden ser masas uni o multifocales, de color amarillento o anaranjado y suelen localizarse en el polo posterior, cerca del nervio óptico y/o la mácula. Con frecuencia tienen un DR asociado.

El patrón angiográfico es variable, pudiendo presentarse como una lesión uniforme o moteada, hiper o hipofluorescente. La ecografía suele mostrar reflectividad baja-moderada, aunque también se han descrito casos con ella alta, y un patrón irregular.

El diagnóstico diferencial con otros tumores intraoculares puede resultar complicado. Si son unifocales y de crecimiento lento pueden ser confundidas con melanomas amelanóticos de coroides. Su color anaranjado puede hacer que sean confundidos con un hemangioma de coroides, metástasis de carcinoma de tiroides o síndrome carcinoide. Algunos autores indican la posibilidad de una punción aspiración, pero el éxito de esta técnica depende en gran medida de la experiencia del patólogo (1,4).

El tratamiento de estas masas depende de la localización, la presencia de síntomas visuales o de metástasis en otros órganos y la posibilidad de un tratamiento sistémico efectivo. Las opciones terapéuticas incluyen: observación, enucleación, resección, radioterapia y quimioterapia. La respuesta a la quimioterapia en el carcinoma renal es generalmente pobre. La radioterapia es el tratamiento más común y suele ser efectiva, salvo en casos de tumores muy voluminosos, glaucoma o neovascularización. En estos casos se opta por la enucleación. En el caso descrito influyó notablemente la elección del paciente. También se han descrito casos de regresión espontánea tras la nefrectomía (3,5).

El pronóstico visual si se conserva el globo ocular suele ser bastante bueno. Sin embargo, el vital depende del estadio del proceso y suele indicar progresión.

Por todo esto, ante una masa intraocular de posible origen metastásico debe descartarse un origen abdomino-pélvico ya que los antecedentes pueden preceder en muchos años al proceso actual.

BIBLIOGRAFÍA

1. Haimovici R, Gragoudas ES, Gregor Z, Pesavento RD, Mieler WF, Duker JS. Choroidal metastases from retinal cell carcinoma. Ophthalmology 1997; 104: 1152-1158.         [ Links ]

2. Ware GT, Haik BG, Morris WR. Renal cell carcinoma with involvement of iris and conjunctiva. Am J Ophthalmol 1999; 127: 460-461.         [ Links ]

3. Hammad AM, Paris GR, van Heuven WA, Thompson IM, Fitzsimmons TD. Spontaneous regression of choroidal metastasis from renal cell carcinoma. Am J Ophthalmol 2003; 135: 911-913.         [ Links ]

4. Ryan SJ. Retina. St. Louis: Mosby; 1989; I: 739-747.         [ Links ]

5. Langmann G, Mullner K. Spontaneous regression of a choroidal metastasis from renal carcinoma. Br J Ophthalmol 1994; 78: 883.         [ Links ]

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