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Revista Española de Salud Pública

versão On-line ISSN 2173-9110versão impressa ISSN 1135-5727

Rev. Esp. Salud Publica vol.83 no.2 Madrid Mar./Abr. 2009

 

COLABORACIÓN ESPECIAL

 

Consenso sobre la atención sanitaria del tabaquismo en España

Consensus on Health Assistance for Smoking Control in Spain

 

 

Francisco Camarelles Guillem, Teresa Salvador Llivina, Josep Mª Ramón Torell, Rodrigo Córdoba García, Carlos Jiménez Ruiz, Víctor López García-Aranda, Joan Ramón Villalbí Hereter, Mª Ángeles Planchuelo Santos, Josep Sánchez Monfort, Asensio López de Santiago

Observatorio para la Prevención del tabaquismo.
Coordinación: Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT)

 

 


RESUMEN

Tras la aprobación de la Ley 28/2005, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco, se están produciendo diversos desarrollos y progresos en el campo del tratamiento del tabaquismo en todas las Comunidades Autónomas. Por este motivo y por los propios requerimientos de la Ley, tanto las administraciones públicas como las sociedades científicas integradas en el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo CNPT, han considerado que nuestro país se halla en una posición óptima para revisar los avances conseguidos hasta el momento y señalar las bases de carácter técnico que, de acuerdo a la evidencia y los recursos disponibles, sería conveniente que pudieran orientar las actuaciones de asistencia a las personas que fuman en el Marco del Sistema Nacional de Salud. La finalidad de este documento, de carácter exclusivamente técnico y científico, ha sido consensuar una propuesta básica de calidad sobre asistencia en tabaquismo que sirva como guía orientativa en nuestro país. Los objetivos de este documento son analizar las necesidades a las que responde una estrategia asistencial en tabaquismo, revisar la eficacia de las opciones asistenciales existentes en tabaquismo, sintetizar la evidencia disponible sobre el impacto de las políticas asistenciales en la disminución del porcentaje de personas fumadoras y señalar las necesidades existentes en este sector. El documento señala los mínimos básicos para orientar las actuaciones asistenciales de calidad en España, teniendo en cuenta criterios de riesgo sanitario, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad y equidad.

Palabras clave: Abandono del tabaco. Tabaquismo. Políticas de prevención del tabaquismo. Políticas Públicas de Salud. Consenso.


ABSTRACT

The Consensus on Health Assistance for Smoking Cessation in Spain, is a document reviewing the treatment evidence, as well as policy needs in relation to smoking cessation in Spain. It has been developed by technical representatives of public health administrations, at a national and autonomous level, together with representatives of the scientific societies and professional bodies which are members of the Spanish coalition on smoking prevention National Committee on Tobacco Prevention (CNPT). After approval of a new national tobacco control law 28/2005, several tobacco control policies are being developed, especially by the autonomous governments, including treatment policies. Within this framework, and as part of the requirements of the law, all parties have considered the need to review effectiveness, experimentally validated tobacco dependence treatments and practices. An initial draft written by an expert committee was presented to all parties and discussed at three meetings over a period of a year and a half. The initial draft did review primary and secondary scientific literature from 1987 to 2007 on efficacy and effectiveness of different smoking cessation interventions, including: medical advice and brief smoking cessation interventions; pharmacological aids for treating nicotine dependence; behavioral interventions; specialized intensive treatment; community interventions; and treatment for groups with special needs. Considering the available evidence; current treatment needs; policy gaps; and the criteria of risk, accessibility, efficiency, sustainability and equity; the consensus document recommends the minimal requirements which should be taken into account when developing a policy on smoking cessation in Spain.

Key words: Smoking. Smoking cessation. Health Public Policy. Spain. Consensus.


 

Introducción

El consumo de tabaco, como factor determinante de diferentes patologías y como primera causa conocida de mortalidad y morbilidad evitables, constituye el principal problema para la salud pública en los países desarrollados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, en su informe del año 2000 señalaban varias medidas de probada eficacia como básicas para el control del tabaquismo: incrementar los impuestos sobre los cigarrillos, asegurar que los lugares públicos y los de trabajo sean espacios libres de humo, prohibir la publicidad y la promoción del tabaco, difundir los riesgos derivados del consumo mediante campañas de contrapublicidad y advertencias sanitarias en las cajetillas, proporcionar acceso al tratamiento eficaz del tabaquismo y control del contrabando1.

El 21 de Mayo de 2003, 171 países miembros de la OMS firmaron el Convenio Marco para el Control del Tabaco propuesto por la OMS (CMCT), un tratado internacional de mínimos necesarios para proteger el derecho a la salud de la población, mediante el desarrollo de políticas que contemplen como mínimo: el incremento de los impuestos, la información a los consumidores sobre los riesgos del consumo de tabaco, la prohibición de la publicidad, la promoción de espacios públicos libres de humo y la financiación de programas de prevención y tratamiento de la dependencia al tabaco2.

En 2004 la Comisión Europea examinó la situación de los países de la Unión en relación al desarrollo de sus políticas sobre tabaquismo3 y en esta evaluación incluyó las seis intervenciones consideradas como más coste-efectivas para el control del tabaquismo: incremento del precio de los cigarrillos y otros productos del tabaco; prohibición de la publicidad y la promoción de todos los productos del tabaco, logotipos y marcas comerciales; prohibición y restricción de fumar en lugares públicos y en el lugar de trabajo; información al consumidor y al público en general incluyendo campañas públicas de información, uso de los medios y la publicidad; advertencias sanitarias sobre los efectos del consumo de tabaco en los paquetes de cigarrillos; y el tratamiento para ayudar a las personas que han desarrollado una dependencia del tabaco a dejar de fumar, incluyendo el acceso a las medicaciones.

Como puede observarse, en la actualidad existe un absoluto consenso en señalar que sólo mediante la combinación de todas las medidas mencionadas, será posible conseguir una disminución significativa de la prevalencia del tabaquismo. La OMS señala además –en un informe reciente– que si se quiere conseguir una reducción significativa de la morbilidad y mortalidad causadas por el uso del tabaco en los próximos 30 a 50 años, las medidas de prevención y control deben ir acompañadas de una política asistencial eficaz4.

En España, la aprobación de la Ley 28/2005, constituyó un avance importante en la dirección marcada por los organismos internacionales, y los diversos desarrollos que en este campo se están produciendo en todas las CCAA constituyen la garantía de que los progresos en el campo del tratamiento del tabaquismo se están acelerando. Por este motivo y por los propios requerimientos de la Ley, tanto las administraciones públicas como las sociedades científicas, consideran que nuestro país se halla en una posición óptima para revisar los avances conseguidos hasta el momento y señalar las bases de carácter técnico que, de acuerdo a la evidencia y los recursos disponibles, sería conveniente que pudieran orientar las actuaciones de asistencia a las personas que fuman en el Marco del Sistema Nacional de Salud.

 

Finalidad y objetivos del documento de consenso

La finalidad de este trabajo de carácter exclusivamente técnico y científico, es consensuar una propuesta básica de calidad sobre asistencia en tabaquismo que sirva como guía orientativa en el contexto de nuestro país.

La aplicación práctica de estas orientaciones puede tener múltiples modelos en la prestación de servicios, todos ellos válidos, que van a depender de la estructura organizativa de cada una de las administraciones competentes.

Los objetivos de este proceso de trabajo son:

— Analizar las necesidades a las que responde una estrategia asistencial en tabaquismo.

— Revisar la eficacia de las opciones asistenciales existentes en tabaquismo.

— Sintetizar la evidencia disponible sobre el impacto de las políticas asistenciales en la disminución del porcentaje de personas fumadoras.

— Consensuar unos mínimos básicos que permitan orientar las actuaciones asistenciales de calidad en España.

 

Necesidades a las que responde una estrategia asistencial en tabaquismo

Los principales argumentos que justifican la puesta en marcha de respuestas asistenciales de calidad dirigidas a fumadores, son:

1. El tabaquismo es un trastorno adictivo y está considerado como una enfermedad crónica

A partir de la publicación en EE.UU. del informe de “US Surgeon General” titulado “Nicotine Addiction”, se establecen las bases para considerar el tabaco como un producto que genera dependencia, debido a su contenido en nicotina que produce una serie de alteraciones fisiológicas y psicológicas de dependencia equiparables a otras drogas legales (alcohol) e ilegales (heroína y cocaína)5. La nicotina cumple todos los criterios de las definiciones de adicción o de dependencia: consumo compulsivo pese al deseo y a los repetidos intentos de dejar de fumar, efectos psicoactivos debidos a la acción directa de la sustancia sobre el encéfalo y alteración del comportamiento motivado por los efectos de refuerzo de la nicotina como sustancia psicoactiva. La dependencia al tabaco está reconocida como trastorno mental y del comportamiento en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (ICD-10)6 y en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría7.

Este reconocimiento del tabaquismo como una enfermedad crónica causada por un trastorno adictivo es esencial para el diseño de políticas de prevención y control del tabaquismo, pues señala la necesidad de desarrollar una estrategia eficaz de tratamiento dirigida a las personas que fuman y que no las discrimine respecto a otras personas con problemas de dependencia a otras drogas para las que sí existe una respuesta asistencial adecuada en España.

2. El tabaquismo incrementa las desigualdades sociales en salud

Diversos estudios muestran que actualmente las tasas de abandono del consumo de tabaco son más altas en los grupos socioeconómicos más favorecidos. También la tasa de inicio al consumo de tabaco en la adolescencia presenta un marcado gradiente social, tanto en hombres como en mujeres, ya que la prevalencia del tabaquismo más alta se encuentra en los individuos con menor nivel de estudios y la más baja en aquellos con estudios universitarios8-12. Los datos disponibles en este sentido indican que si la probabilidad de abandono del tabaquismo sin ayuda es baja en la población fumadora en general, dejar de fumar es más difícil para aquellas personas que viven en condiciones materiales adversas y/o que tienen que hacer frente a acontecimientos estresantes de la vida. También se han observado mayores niveles de dependencia de la nicotina en esos grupos de población. Una hipótesis para explicar porqué los individuos de nivel socio-económico bajo presentan actualmente menos probabilidad de dejar de fumar se basa en la idea de que están menos informados y preocupados por los efectos perjudiciales para la salud y, por tanto, eso les lleva a intentar dejar de fumar en pocas ocasiones. Sin embargo, en nuestro país se ha visto que el 61% de las personas fumadoras de clase media y de clase baja había intentado dejar de fumar, mientras que en la clase alta este porcentaje era del 56%13. Es decir, la motivación sería mayor en los individuos de clase baja, por lo que la menor proporción de personas ex-fumadoras observada en los estratos socioeconómicos bajos no puede atribuirse a que éstos tengan una menor motivación para abandonar el consumo de tabaco.

La relevancia de este hecho radica no sólo en que el tabaquismo afecte con mayor frecuencia a los grupos socioeconómicos de población más bajos, sino en su contribución al aumento de las desigualdades en salud debido a que el consumo de tabaco incrementa significativamente el riesgo de padecer múltiples enfermedades. Este aumento de las desigualdades en la incidencia de las enfermedades relacionadas con el tabaco y la mortalidad prematura por la misma causa, es algo que ya se ha producido en hombres y todas las evidencias señalan a que en un plazo corto de tiempo estas desigualdades también afectarán a mujeres.

3. El tabaquismo incrementa las desigualdades de género en salud

El tabaquismo presenta características específicas de género que han de tomarse en cuenta también en todo lo relativo a la asistencia para dejar de fumar. Al igual que otros colectivos en desigualdad, las mujeres pueden requerir un abordaje específico, que tenga en cuenta de forma diferenciada sus necesidades y expectativas.

4. Disponemos de tratamientos efectivos para ayudar a dejar de fumar

La mayoría de personas que fuman refieren el deseo de dejar de fumar y un 60% lo ha intentado alguna vez14. Sin embargo, anualmente, sólo entre un 3% y un 5% de quienes fuman, y realizan intentos de cesación, lo consigue con éxito15-16. Esta baja tasa de éxito puede ser explicada en parte por el hecho de que la mayoría de los intentos de abandono se realizan sin ayuda, lo que popularmente se conoce como el ejercicio espontáneo de la “fuerza de voluntad”. Hasta muy recientemente, la mayoría de quienes consiguieron dejar de fumar, abandonaron el consumo de tabaco sin ningún tipo de asistencia17. La adicción al tabaco es una condición clínica crónica, difícil de superar, si no se dispone del apoyo y del tratamiento adecuado18-19.

Desde finales de los años 50, se ha desarrollado un intenso trabajo de investigación para medir la eficacia de distintos tipos de intervenciones para dejar de fumar. En la Tabla 1 se presentan los resultados de las intervenciones más difundidas en las que existe evidencia científica de eficacia20.

5. Ayudar a dejar de fumar es una actividad costo-efectiva

Por sus características y dimensiones actuales, el tabaquismo es el problema sanitario que mayor mortalidad y morbilidad causa en España. Por ello, se trata del problema de salud que ocasiona el coste sanitario y social más elevado al que debe hacer frente la sociedad española21-26. En su Dictamen sobre el anteproyecto de Ley de la recientemente aprobada Ley 28/2005, el Consejo de Estado se hace eco de que –de acuerdo a la memoria económica que acompañaba el texto del anteproyecto de Ley que le fue remitido al Consejo por el Gobierno– los gastos del Estado en sufragar el coste sanitario y social derivado del tabaquismo, exceden a lo recaudado en impuestos especiales asignados a los productos de tabaco27.

En la última década se han publicado numerosos estudios de coste-efectividad e impacto económico del tratamiento del tabaquismo, la mayor parte de ellos realizados en el Reino Unido y en EE.UU. Estos estudios ponen de manifiesto que determinadas intervenciones de apoyo y asistencia a la cesación muestran una relación coste-efectividad muy favorable. Tanto las intervenciones de baja intensidad (consejo sanitario y oferta de tratamiento farmacológico) dirigidas a amplios grupos de población que desean dejar de fumar, como las intervenciones más intensivas, de tratamiento psicológico y farmacológico, dirigidas a grupos de especial necesidad se han mostrado coste-efectivas. Del conjunto de estudios de coste-efectividad disponibles se puede concluir que, comparada con otras intervenciones preventivas o asistenciales, la detección y tratamiento de la dependencia del tabaco a través de los servicios asistenciales se considera una acción coste-efectiva, en términos de coste por año de vida ganado. Esta intervención se ha considerado varias veces más eficiente que otras intervenciones preventivas y asistenciales ampliamente instauradas, como por ejemplo: la detección y manejo clínico de la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial, o el cribado de cáncer de mama20.

6. Las actuaciones asistenciales complementan el resto de medidas de prevención y control

Muchas personas quieren dejar de fumar, y cuantas más medidas de prevención y control se desarrollan, más se incrementa la proporción de personas que desean conseguir la abstinencia. Pero la mayoría no lo consigue por que, debido a la dependencia, necesita ayuda adecuada para lograr su objetivo. Las políticas de tratamiento del tabaquismo tienen un efecto relativamente pequeño sobre la prevalencia del tabaquismo, pudiendo llegar a conseguir reducciones alrededor de 1-2 puntos porcentuales, y aunque este efecto puede incrementarse, su desarrollo es especialmente importante para ayudar a aquellas personas que tienen más dificultades para dejar de fumar. En este marco, la OMS señala que las personas que desean dejar de fumar deben poder acceder al tratamiento más adecuado a sus necesidades y características individuales2, 4, 20.

El desarrollo de una respuesta eficaz de asistencia en tabaquismo es un elemento esencial para abordar el control del uso del tabaco y reducir sus efectos sobre la salud de la población. En la Tabla 2 se presentan unas recomendaciones básicas sobre los elementos a considerar en una política asistencial de calidad. El incremento potencial en las tasas de abandono logrado se traslada en beneficios directos a corto, medio y largo plazo en las personas que reciben la intervención. Financiar los servicios para dejar de fumar puede: aumentar las tasas de abandono; incrementar el número de intentos de abandono y el uso del tratamiento; así como mejorar las tasas de abstinencia auto-informadas, cuando esta intervención se compara a una financiación parcial o a ninguna financiación28. De forma complementaria la disponibilidad de una respuesta asistencial contribuye a concienciar a la población de que el tabaquismo es un gran problema de salud. Por otra parte, el incentivar o pagar estos servicios puede ayudar a cambiar la cultura sanitaria y favorecer que muchos profesionales de la salud se interesen en dar estos servicios a sus pacientes, aunque se necesitan más estudios sobre el impacto de los sistemas de financiación en los comportamientos de los profesionales sanitarios4, 28.

 

Tipos de intervención asistencial en tabaquismo

Existen diversos tipos de intervención asistencial en tabaquismo: intervención breve; intervención intensiva; intervención especializada; intervenciones de ámbito comunitario; intervenciones desarrolladas a través de las tecnologías de la comunicación (teléfono, internet, etc.); y finalmente, también puede ofrecerse intervención para dejar de fumar a través de los materiales de auto-ayuda.

1. Consejo sanitario e intervención breve

El consejo sanitario para el abandono del tabaco a la persona fumadora, inserto en la atención sanitaria rutinaria, es una de las intervenciones clínicas más coste-efectivas para promover el abandono del tabaquismo20.

El efecto del consejo sanitario frente a la no intervención incrementa la probabilidad de conseguir la abstinencia, pero además se observa que cuanto más intensa es la intervención mayor es la eficacia obtenida. Así, si al consejo sanitario, se le añade un seguimiento pautado, es decir, se emplaza al paciente para una o más visitas de seguimiento y refuerzo, las tasas de abstinencia alcanzadas pueden incrementarse de forma significativa29-30.

Todos los profesionales de la salud deberían conocer y poder aplicar el consejo sanitario de forma oportunísta, independientemente del nivel asistencial en el que desarrollan su trabajo. La evidencia científica señala que existen beneficios en el consejo que los profesionales de enfermería y de medicina brindan a los pacientes para dejar de fumar31-32.

La intervención breve es una estrategia de intervención oportunísta dirigida a pacientes fumadores que se sustenta, en parte, en la evidencia científica y en parte en la opinión de expertos en el tratamiento del tabaquismo. Podemos diferenciarlo de la intervención clínica intensiva por el tiempo que se dedica a proporcionar la ayuda para dejar de fumar y el número de sesiones de seguimiento, y debería ser realizada por profesionales de la salud que atienden a gran variedad de pacientes y que están limitados por el tiempo asistencial disponible. El objetivo principal de la intervención breve es asegurar que toda persona que fuma es identificada cuando acude a consulta y se le ofrece tratamiento, a la par que se pretende que logre avances en el proceso de dejar de fumar y haga intentos para conseguirlo. Por último, muchas personas que fuman son reticentes a acudir a programas intensivos para dejar de fumar y, por lo menos, deben recibir intervenciones breves cuando acudan a consulta.

La intervención breve consiste en preguntar al paciente si fuma, aconsejar el abandono del tabaco, valorar la disponibilidad para hacer un intento de dejar de fumar, ayudar a cada persona en el intento de abandono y, por último, fijar visitas de seguimiento18, 33, 34.

2. Intervención intensiva

Como se apunta en el anterior apartado, se ha descrito una fuerte relación dosis respuesta entre la intensidad de la intervención y los resultados obtenidos. Existe evidencia de que a mayor intensidad se producen tasas más altas de éxito. La intensidad viene dada por una mayor duración de la intervención y por un mayor nº de sesiones (4 o más sesiones).

Los componentes de una intervención intensiva deben incluir: estrategias conductuales y cognitivas (desarrollo de habilidades y estrategias de afrontamiento, técnicas de resolución de problemas, entre otras) y tratamiento farmacológico (tratamiento sustitutivo con nicotina, bupropión y vareniclina) además de asegurar un apoyo social adecuado dentro y fuera de las sesiones terapéuticas.

La intervención intensiva puede ser proporcionada en forma individual o en forma grupal. Existen pruebas razonables de que las terapias en formato grupal son mejores que la autoayuda y otras intervenciones menos intensivas para ayudar a que las personas dejen de fumar. No existen pruebas suficientes para determinar cuán efectivas son estas terapias comparadas con el asesoramiento individual intensivo19, 35-37.

Las intervenciones intensivas son más coste efectivas que otras intervenciones menos intensivas, y son adecuadas para cualquier persona motivada a dejar de fumar.

La efectividad del apoyo intensivo está basada en el entrenamiento adecuado de los profesionales y en los recursos disponibles (especialmente tiempo e infraestructuras), y no depende del tipo de profesional ni del ámbito donde se aplique. La organización de estas intervenciones intensivas puede tener en cuenta criterios de planificación (recursos, accesibilidad de los profesionales, etc.), dado que el ámbito donde estén localizadas no va a condicionar la efectividad del tratamiento38.

3. Tratamiento especializado

El tratamiento especializado del tabaquismo combina el tratamiento psicológico y el farmacológico y no va dirigido a toda la población fumadora, sino a grupos de alto riesgo y a personas que han fracasado previamente con la intervención breve e intensiva, y su condición sanitaria hace prioritario que deje de fumar a corto plazo. Razones de eficiencia hacen poco recomendable la oferta de tratamiento especializado a todas las personas que desean dejar de fumar. Los principales grupos que pueden requerir intervención asistencial especializada son: personas en fase de disonancia con una alta dependencia al tabaco y fracasos previos en la consolidación de la abstinencia; pacientes que presentan serios problemas de salud relacionados con el uso del tabaco; mujeres embarazadas o en periodo de lactancia; y pacientes con patología psiquiátrica39.

El tratamiento especializado del tabaquismo atiende a las necesidades específicas de estos grupos a quienes proporciona recursos pautados de apoyo en el marco de intervenciones más estructuradas. Las unidades especializadas en este tipo de tratamiento, a través de sesiones terapéuticas pautadas y de seguimiento, ofrecen de forma eficiente intervenciones clínicas multicomponentes (combinación de tratamiento psicológico con terapia farmacológica o bien solo tratamiento psicológico, cuando el farmacológico esta contraindicado o la persona en tratamiento rehúsa su utilización).

Este enfoque presenta una alta eficacia (30-50% de abstinencia al año de seguimiento). Las revisiones realizadas no han encontrado diferencias significativas entre este tipo de tratamiento realizado de forma individual o en grupo40.

4. Intervenciones de carácter comunitario

Se ha demostrado que los programas comunitarios de amplio alcance tienen un efecto positivo en la toma de decisiones relacionadas con la salud, incluido el consumo de tabaco, habiendo desembocado en cambios favorables en la salud de las poblaciones europea y norteamericana41.

Los programas poblacionales o comunitarios se basan en el reconocimiento de la importancia de los componentes sociales de la dependencia y de la motivación42. Comprenden estrategias múltiples de intervención, fundamentalmente de incremento de mensajes favorables al abandono del consumo de tabaco en medios de comunicación (TV, radio, prensa) y la participación de líderes sociales, políticos y sanitarios, junto a la facilitación de recursos, generalmente de auto-ayuda, para fomentar y conseguir la abstinencia (folletos, programas en empresas, oferta de apoyo sanitario, premios, etc).

Buenos ejemplos de esta intervención son los programas MRFIT, COMMIT y ASSIST desarrollados en los EEUU de América. En nuestro país se han desarrollado, iniciativas de apoyo por correo16 y el Programa “Quit & Win”, popular en algunos países europeos e implantado en diversas CC.AA. del Estado Español. Aunque no se disponga de estudios experimentales de evaluación, los resultados de las evaluaciones realizadas indican que en general, estos programas tienen escaso efecto sobre las personas que mantienen un alto consumo de tabaco y/o son altamente dependientes, y efecto moderado sobre las personas que fuman poco y presentan niveles bajos de dependencia. Sin embargo, al tratarse de programas que alcanzan a toda la población, pueden lograr una tasa relevante de abstinencia a un bajo coste43.

5. Asistencia mediante el uso de tecnologías de la comunicación

5.1. Líneas telefónicas de asistencia para dejar de fumar

El tratamiento del tabaquismo puede adaptarse a las posibilidades que permite un seguimiento telefónico de cada paciente. Existen dos posibilidades terapéuticas:

5.1.1. Proactiva

Ofrece un tratamiento totalmente dirigido por la unidad de asistencia telefónica, y comprende una serie de contactos con la persona que está dejando de fumar, así como actuaciones pautadas a lo largo de un tiempo determinado.

5.1.2. Reactiva

En la que el terapeuta solo interviene a demanda del paciente.

El tratamiento proactivo incrementa las tasas de abandono comparado con la intervención reactiva (OR 1,56 y 1,38 a 1,77)44, y a los 6 meses de seguimiento, se muestra igual de eficaz que el tratamiento presencial45.

5.2. Programas basados en las nuevas tecnologías

Se trata de programas ofrecidos vía Internet “on line” (e-health) o a través de dispositivos electrónicos portátiles que proporcionan información y apoyo a quienes desean dejar de fumar. Según los actores involucrados y los canales utilizados, actualmente se dispone de:

5.2.1. Comunidades virtuales

Son redes sociales formadas o potenciadas por medios electrónicos, pudiendo adoptar la forma de listas de correo, foros de discusión, chats y páginas web y blogs.

5.2.1. Programas profesionalizados

Incluyen técnicas psico-educacionales o programas terapéuticos reglados que incorporan a menudo un contacto directo con un/a profesional de la salud. Su utilidad teórica está en relación con su accesibilidad ya que podrían complementar o sustituir el contacto presencial, alcanzar a un número mayor de personas, pudiendo ser más barata y flexible la intervención. Actualmente se dispone de escasos estudios que no permiten confirmar ni descartar su efectividad, existiendo algunas experiencias internacionales evaluadas que todavía no permiten hacer generalizaciones46.

5.2.3. Servicios ofrecidos a través de dispositivos electrónicos portátiles

Proporcionan información y apoyo a los fumadores (PDA, teléfonos móviles, etc). Se definen como intervenciones comportamentales interactivas generadas por ordenador y pueden ser personalizadas, dirigidas y a medida. La falta de homogeneidad en los estudios que las evalúan hace imposible el análisis de su efectividad47.

5.2.4. Materiales de auto-ayuda

La distribución de materiales de auto-ayuda contribuye a promover el abandono del tabaquismo con tasas superiores a las conseguidas sin ningún tipo de intervención, aunque este efecto es pequeño. Por ahora no existe evidencia de que proporcionen un beneficio adicional a otras intervenciones como la intervención breve o el tratamiento sustitutivo con nicotina. Sí existe evidencia de que materiales adaptados al perfil de cada persona, son efectivos y más efectivos que los generales, a pesar de que esta eficacia sea pequeña19.

 

Tipos de tratamiento disponibles

En cuanto a los tipos de tratamiento que pueden utilizarse en las intervenciones asistenciales de probada eficacia, los tratamientos disponibles son: el tratamiento farmacológico, el tratamiento psicológico, o ambos ofrecidos de forma combinada.

1. Tratamientos farmacológicos

1.1. Tratamientos de primera elección

Se consideran fármacos para el tratamiento del tabaquismo aquellos que han demostrado ser seguros y eficaces como medicamentos clínicamente adecuados y específicos para tratar la dependencia al tabaco. Estos medicamentos han demostrado su eficacia a través de ensayos clínicos experimentales donde se han prescrito asociados al consejo sanitario o a través de servicios especializados para dejar de fumar. Los fármacos considerados de primera elección son: la terapia sustitutiva con nicotina (TSN) y el bupropión. Otros fármacos se hallan actualmente en proceso de investigación4, 20, 33.

El uso apropiado de TSN en personas que desean dejar de fumar se ha demostrado eficaz, duplicando las tasas de abstinencia a los 6 y 12 meses, con respecto a la intervención placebo. Sus resultados mejoran cuanto más se adecua su utilización a las características de cada paciente (presentación y dosificación) y cuando su administración va acompañada de una intervención de apoyo (intervención breve y/o terapia psicológica de apoyo). No obstante, se ha mostrado eficaz, aunque en menor grado, en ausencia de este tipo de apoyo. En todo caso, y a pesar de ser fármacos de venta libre en farmacias, su administración debe atenerse a las indicaciones que cada profesional de la salud establezca. La TSN puede utilizarse mediante la administración de nicotina por vía transdérmica (parches), oral (goma de mascar, comprimidos para chupar y comprimidos sublinguales), intranasal (spray nasal) o inhalatoria. En la actualidad, en nuestro país sólo se dispone de chicles, parches y comprimidos para chupar. La efectividad de la TSN ha sido evaluada mediante ensayos controlados realizados en diferentes niveles de actividad clínica (Atención Primaria, consulta de especialidades médicas y unidades especializadas de tratamiento a fumadores). La tasa de abstinencia media conseguida a los 6 meses y un año del tratamiento alcanza entre un 25% y un 35%48.

Por su parte, el hidrocloruro de bupropión de liberación prolongada (bupropión LP), es el primer medicamento no nicotínico que ha demostrado su eficacia en el tratamiento del tabaquismo. Se trata de un antidepresivo que inhibe de forma selectiva la recaptación neuronal de noradrenalina y dopamina, incrementando los niveles de estas sustancias en las sinapsis neuronales, sin que se inhiba la acción de la monoaminooxidasa. Por ello, bupropión actúa como un antidepresivo atípico con efectos a la vez dopaminérgicos y noradrenérgicos. Esta actividad puede simular los mismos efectos de la nicotina y así, disminuir los síntomas típicos de la abstinencia. Por otro lado, la eficacia del hidrocloruro de bupropión en el tratamiento del tabaquismo no parece provenir de sus efectos antidepresivos ya que este fármaco presenta los mismos efectos en la deshabituación del tabaco, tanto en pacientes sin diagnóstico de depresión como en pacientes con historia previa de depresión. El bupropión constituye un tratamiento eficaz para dejar de fumar, coadyuvante del consejo sanitario, así como del tratamiento psicológico especializado. El uso de bupropión dobla las tasas de abstinencia a los 6 y 12 meses de la intervención, cuando se compara con placebo. La eficacia del hidrocloruro de bupropión se sitúa entre el 18% y el 36% a los 12 meses de finalizar el tratamiento. Estos resultados se han comprobado mediante ensayos clínicos randomizados, a doble-ciego y muestras amplias49-51.

1.2. Tratamientos de segunda línea

Existe otro grupo de fármacos (de segunda línea) que son medicamentos que han demostrado ser eficaces para el tratamiento del tabaquismo, pero tienen un papel más limitado que los citados hasta aquí (fármacos de primera línea), especialmente por que existe un mayor consenso en relación a sus efectos secundarios, al compararlos con los fármacos de primera elección. Se trata además de fármacos que no han sido aprobados por la Dirección General de Farmacia del Ministerio de Sanidad y Consumo como medicamentos específicos para tratar la dependencia al tabaco.

Los principales medicamentos de segunda línea son:

1.2.1. La clonidina

Es un agonista noradrenérgico a2 que suprime la actividad sináptica. Se ha mostrado eficaz en el tratamiento de la adicción a la nicotina, doblando los efectos respecto al tratamiento placebo. En la mayoría de los ensayos clínicos ha demostrado ser más eficaz en las mujeres que en los hombres. La clonidina debe prescribirse bajo supervisión médica en aquellos pacientes que no puedan utilizar los fármacos de primera elección bien por presentar contraindicaciones, bien por haber fracasado utilizando los medicamentos de primera elección. Su principal inconveniente, en relación con los fármacos de primera línea, está en que presenta mayores tasas de abandono del tratamiento con el fármaco debido a los efectos secundarios.

1.2.2. La nortriptilina

Se trata de un antidepresivo tricíclico, útil para el tratamiento del tabaquismo, con propiedades básicamente noradrenérgicas y, en menor medida, dopaminérgicas. También dobla la tasa de abstinencia con respecto al placebo. Parece que su actividad en el tratamiento de la adicción al tabaco no está asociada con la existencia de síntomas depresivos. La nortriptilina debe prescribirse bajo supervisión médica en aquellos pacientes que no puedan utilizar los fármacos de primera elección por presentar contraindicaciones, o por haber fracasado utilizando los medicamentos de primera elección.

1.3. Nuevos tratamientos farmacológicos: Vareniclina

Vareniclina es un nuevo fármaco aprobado por la FDA en mayo de 2006 y autorizado para su venta en la UE en septiembre de 2006. Vareniclina es una medicación no nicotínica específicamente diseñada para la cesación tabáquica. Actúa como agonista parcial a nivel de los receptores a4ß2 acetilcolina nicotínicos, produciendo un efecto suficiente para aliviar los síntomas del deseo de fumar, y de la abstinencia (actividad agonista), a la vez que produce de forma simultánea una reducción de los efectos gratificantes y de refuerzo del fumar al prevenir la unión de la nicotina a los receptores a4ß2 (actividad antagonista).

Vareniclina triplica las probabilidades de conseguir la abstinencia a largo plazo cuando se compara con intentos para dejar de fumar sin apoyo farmacológico. En los primeros ensayos clínicos realizados hasta el momento en personas fumadoras sanas, Vareniclina resulta mas eficaz que bupropión.

La efectividad de Vareniclina como ayuda para la prevención de las recaídas no ha sido claramente establecida. Se requiere el desarrollo de ensayos clínicos controlados e independientes para verificar estos primeros resultados. Existe también la necesidad de realizar estudios que comparen la eficacia de Vareniclina con otros tratamientos (TSN y bupropion) para establecer la eficacia relativa de estos tratamientos52-55.

1.3.1. Tratamientos psicológicos

Los primeros tratamientos psicológicos para dejar de fumar surgen a la par que las técnicas de terapia y modificación de conducta planteadas a principios de los años 60 del siglo XX. Desde su aparición, se han utilizado y evaluado diversas técnicas conductuales y cognitivas5, 16, 56-61, y entre las más estudiadas se encuentran: terapias aversivas (fumar rápido, saciarse, fumar aversivo regular, retener el humo, sensibilización encubierta, shock eléctrico); la auto-observación; relajación; control de estímulos; reducción gradual de ingesta de nicotina y alquitrán; fumar controlado; manejo de contingencias; desensibilización sistemática; terapia de estimulación ambiental restringida; contrato de contingencias; métodos de auto-manejo y autocontrol; programas multicomponentes; y programas de prevención de recaídas.

Los tratamientos cognitivo-conductuales, mediante la aportación de recursos y el entrenamiento en estrategias de afrontamiento, tienen como finalidad ayudar a los pacientes a: RECONOCER las características de la dependencia e identificar las situaciones en las que es más probable que sientan la necesidad de fumar; SORTEAR las situaciones conflictivas cuando ello sea posible; y AFRONTAR de forma eficaz las situaciones de riesgo derivadas de la dependencia que llevan a las recaídas, mediante el entrenamiento en habilidades y conductas alternativas. El marco teórico que las sustenta plantea que los procesos de aprendizaje juegue un papel clave en el establecimiento y consolidación de las drogodependencias. Por ello, los mismos procesos de aprendizaje pueden ser utilizados para ayudar a superar la dependencia tabáquica.

Tres tipos de terapias conductuales se han mostrado especialmente efectivas37:

a) provisión de consejo práctico (técnicas de resolución de problemas; entrenamiento en habilidades y competencias);

b) provisión de apoyo social como parte del tratamiento (apoyo social intra-tratamiento);

c) ayuda para asegurar apoyo social fuera del tratamiento (apoyo social extra-tratamiento)

La Asociación Americana de Psiquiatría recogía hace ya diez años, la existencia de aproximadamente unos 100 estudios prospectivos controlados que demuestran la eficacia de la terapia de conducta62. Las técnicas conductuales efectivas logran un alto nivel de abstinencia, consiguiendo al año de seguimiento –en los mejores programas– hasta un 40-50% de abstinencia62-65.

 

Otros tipos de tratamiento

Las revisiones de los estudios disponibles hasta ahora sobre la eficacia de otras técnicas para dejar de fumar (acupuntura, digitopuntura, auriculopuntura, hipnosis, diversos tipos de electroestimulación, láser, etc.) indican que, la aplicación de estas técnicas no consiguen resultados superiores a los alcanzados por cualquier procedimiento placebo66-67.

Ámbitos de intervención en los diferentes niveles asistenciales para una ordenación eficiente de la atención sanitaria del tabaquismo en España

De acuerdo con la evidencia disponible, se recomienda que la implicación de los distintos profesionales de la salud en proporcionar intervenciones para ayudar a dejar de fumar se base en criterios como son: el acceso a quienes fuman, la capacitación profesional para la tarea, la experiencia y el interés de los profesionales, más que en la disciplina profesional en que se encuadra cada profesional. La evidencia científica disponible no favorece a ninguna disciplina profesional de forma contundente sobre otra, aunque es evidente que cada una deberá actuar en el ámbito que le es propio35.

Las bases comunes para la organización de la asistencia en tabaquismo en España, vienen señaladas en el Real Decreto 1030/2006 de 15 de Septiembre, por el que se establece la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización.

Con todo, el desarrollo de una respuesta asistencial de calidad va más allá de la simple ordenación de los servicios sanitarios para el tratamiento del tabaquismo. Comprende actuaciones amplias cuya relación coste-efectividad ha sido ampliamente probada. Como se ha visto anteriormente, estas actuaciones pueden abarcar, desde programas amplios de carácter comunitario (campañas o concursos comunitarios, programas virtuales a través de Internet, servicios telefónicos, distribución de materiales de auto-ayuda, etc.) hasta la oferta de tratamiento intensivo y especializado para grupos de alto riesgo.

1. Papel de la Atención Primaria: la atención a las personas que fuman desde el Centro de Salud

Se estima que un 75% de la población acude a su consulta de medicina de familia al menos una vez al año, y que las personas que fuman lo hacen con una frecuencia mayor que las que no fuman. Este hecho ofrece una importante oportunidad para promover la intención de dejar de fumar y proporcionar ayuda eficaz a quienes han decidido intentarlo. Se ha estimado que si cada médico de familia realizara este consejo sanitario -protocolizado y de forma sistemática- en las consultas de Atención Primaria se podría conseguir que hasta un 5% de las personas que consumen tabaco dejaran de fumar cada año. Esto significa que aproximadamente 500.000 personas podrían dejar de fumar en España cada año. Por este motivo, para lograr un significativo impacto sanitario en la población se recomienda que la estrategia global de la asistencia al tabaquismo esté centrada en un fuerte compromiso del primer nivel de atención sanitaria (Atención Primaria)20, 34, 36, 65. Los argumentos principales que justifican el papel de la Atención Primaria en el abordaje del tabaquismo son su accesibilidad, su función de puerta de entrada al sistema sanitario, y la continuidad en la atención a las personas que fuman.

1.1. Accesibilidad

Prácticamente toda la población española tiene asignados sus profesionales de medicina de familia, pediatría y enfermería. Más del 75% de la población pasa anualmente por las consultas y el promedio de veces que se les ve anualmente está entre 5 y 668. Esto da una oportunidad única, específica de la Atención Primaria, de poder intervenir en un gran número de personas en muchas ocasiones, en momentos claves para la prevención en que la persona aún no ha iniciado ninguna enfermedad.

1.2. Puerta de entrada

La Atención Primaria, mediante el trabajo conjunto de profesionales de la medicina y la enfermería, puede tener gran poder resolutivo en el tratamiento del fumador, puede ejercer un papel conductor del fumador que desee dejar de fumar y es el nivel de atención optimo para seleccionar a quienes necesiten acceder a una intervención más intensiva. Probablemente con menos yatrogenia, menor coste y mejor identificación de grupos de riesgo.

1.3. Continuidad en la atención

Las personas que fuman y acuden a consulta son más receptivas y permeables a dejar de fumar por razones de salud. Por otro lado más del 60% de las personas que fuman quieren dejar de fumar y la mayoría han hecho algún intento de abandono. Por último los pacientes esperan que el personal sanitario que los atiende se preocupe por sus hábitos y su estilo de vida. En Atención Primaria se conoce al paciente y su entorno social y existe la posibilidad de seguimiento a largo plazo.

El primer paso en la normalización de la atención al tabaquismo es el diagnóstico, por lo que el registro sistemático del consumo de tabaco en la historia clínica de cada paciente y el consejo sanitario oportunista para dejar de fumar debe constituir una práctica rutinaria generalizada en el ámbito de la Atención Primaria de salud, siendo esta una de las aproximaciones más eficientes. Esta intervención protocolizada debe incluirse en la cartera de servicios básicos en Atención Primaria20, y así queda reflejado en el Real Decreto 1030/2006 de 15 de Septiembre, ya comentado. La Atención Primaria debería, además, proporcionar Intervenciones Breves e Intervenciones Intensivas a aquellas personas que deseen dejar de fumar, así como fomentar la adopción de estilos de vida más saludables a quienes todavía no han decidido dejar de fumar. La necesidad de establecer consultas específicas para ayudar a dejar de fumar en Atención Primaria es motivo de discusión actualmente, existiendo distintas propuestas de organización de la atención al tabaquismo en Atención Primaria69.

En cualquier caso, las personas que fuman refieren gran satisfacción con la atención de salud prestada cuando se interviene en tabaquismo desde Atención Primaria70.

2. El papel de la Atención Especializada

Los servicios de asistencia sanitaria especializada y otras redes especializadas (Salud Mental, atención a drogodependencias, servicios socio-sanitarios…) juegan una función clave en la atención al tabaquismo, aprovechando el contacto con la población usuaria, ya sea dispensando consejo breve o intervención intensiva, en función de sus posibilidades y deberían disponer de criterios de derivación al recurso apropiado en cada caso.

2.1. Unidades Especializadas de Tabaquismo (UET)

Se ha observado una relación dosis respuesta entre la intensidad de la intervención sanitaria y la tasa de abstinencia obtenida. Sin embargo, razones de eficiencia hacen poco razonable la oferta de apoyo intensivo o tratamiento especializado a todas las personas que desean dejar de fumar20.

Sería conveniente que las UET estén integradas por un equipo multidisciplinar, cuyos profesionales hayan recibido una formación específica en tabaquismo. Además de la asistencia especializada, estos equipos pueden desarrollar funciones docentes, investigadoras, y de promoción de la salud, así como de coordinación de los distintos niveles de atención al tabaquismo71. Estos criterios no tienen necesariamente que cumplirse en su totalidad, ni ser excluyentes.

Las unidades especializadas en este tipo de tratamiento, a través de relativamente pocas sesiones terapéuticas intensivas y de seguimiento, ofrecen de forma eficiente intervenciones clínicas multicomponentes que suelen combinar tratamiento psicológico con terapia farmacológica.

La Tabla 3 muestra los principales grupos de pacientes que pueden requerir una intervención asistencial especializada.

El tratamiento especializado permite adaptar un apoyo pautado e intensivo a las necesidades de estos grupos de riesgo o especial vulnerabilidad socio-sanitaria (personas enfermas, embarazadas, jóvenes, personas con bajos ingresos y minorías culturales). Por ello, sería conveniente que este aspecto sea considerado a la hora de planificar la asistencia al tabaquismo en nuestro país, como ya se ha hecho en países de nuestro entorno72.

2.2. Líneas telefónicas para dejar de fumar

Las líneas telefónicas son servicios telefónicos que ofrecen información y apoyo para dejar de fumar. En la práctica suelen formar parte de intervenciones más amplias, que incluyen contactos “cara a cara”, distribución de materiales de auto-ayuda, fármacos, y ofrecen distintas posibilidades de contacto telefónico (proactivas o reactivas, como ya se ha descrito anteriormente). Su utilidad teórica se desarrolla en la Tabla 4.

Es necesaria una discusión pública sobre la implementación de las líneas telefónicas para dejar de fumar, que incluya aspectos sobre accesibilidad a las mismas, utilización de las existentes, promoción y alcance, organización y manejo, calidad y resultados y, por último, financiación y costes.

2.3. Papel de las farmacias en la promoción de la abstinencia

La farmacia comunitaria puede realizar interacciones regulares con gran número de personas sanas y enfermas. Esto ofrece una excelente oportunidad a los/las farmacéuticos/as para contribuir a la promoción de la salud y a las actividades de prevención de la enfermedad, en colaboración con los prestadores de la atención sanitaria, en el marco de la atención farmacéutica. El acceso a la TSN sin prescripción en nuestro país facilita su papel en la ayuda a quienes quieren dejar de fumar y solicitan apoyo. Su papel debe ir mas allá de asesorar el uso correcto de los productos farmacológicos para ofrecer pautas y apoyo adecuados que contribuyan a ayudar a conseguir la abstinencia, o en su caso remitir al recurso sanitario de referencia. Los estudios realizados hasta la fecha indican que las intervenciones realizadas por los/las profesionales de la farmacia comunitaria adecuadamente formados/as, que proporcionan consejos y un programa de apoyo a sus clientes, pueden conseguir un efecto positivo sobre las tasas de abandono del tabaquismo73.

2.4. Programas asistenciales en el Medio Laboral

La mayoría de la población adulta pasa cerca de un tercio del día en su lugar de trabajo. Por lo tanto, el medio laboral constituye un excelente contexto a través del cual se puede llegar a grupos grandes de personas mediante programas de promoción de la salud y tratamiento del tabaquismo. Los métodos para abandonar el tabaquismo, como la terapia de grupo, la orientación individual y la TSN son igualmente efectivos cuando se aplican en el lugar de trabajo. La evidencia es menos clara en lo que respecta a métodos de auto-ayuda.

En nuestro país existen experiencias evaluadas que ponen de manifiesto que el entorno laboral constituye otra oportunidad para acceder a personas sanas, que pueden lograr dejar de fumar con un programa dentro de la empresa74-75.

Adicionalmente, la regulación legal del consumo en el ámbito laboral puede contribuir a reducir el tabaquismo en el lugar del trabajo76. En España, la entrada en vigor de la Ley 28/2005 puede reforzar el desarrollo de estos programas en el momento actual.

2.5. Asistencia buco-dental y apoyo para dejar de fumar

Además de los efectos perjudiciales, bien conocidos, del tabaquismo en el sistema respiratorio y en el cardiovascular, el consumo de tabaco tiene efectos adversos significativos sobre la salud oral. El tabaquismo se asocia con un mayor riesgo de enfermedades de la boca, entre los que están el cáncer de boca, la enfermedad periodontal, retraso en la cicatrización y peor rendimiento de los implantes dentales.

Los/las profesionales de la salud buco-dental en sus consultas, tienen una oportunidad única de aumentar las tasas de abstinencia del tabaco en población general. Los estudios muestran que la orientación para el abandono del consumo de tabaco proporcionada por estos profesionales es beneficiosa77.

2.6. Aspectos terapéuticos a considerar para poblaciones que se hallan en situaciones especiales

2.6.1. Profesionales que desempeñan una función modélica

Por su importancia en el contacto con grupos amplios de población general, los profesionales de la salud y los profesionales de la educación constituyen dos grupos profesionales cuyos estilos de vida en relación al tabaco tienen una relevancia clave para promover estilos de vida saludables entre la población general y, en el caso de los/as educadores/ras, entre el alumnado.

Por este motivo, promover el abandono del consumo de tabaco entre estos colectivos, constituye una prioridad en nuestro país, donde las tasas de consumo entre algunos de estos grupos profesionales son todavía muy elevadas.

2.6.2. Pacientes en situación de hospitalización

El tabaquismo está implicado en muchos de los problemas de salud que ocasionan la hospitalización, en particular las vasculopatías, la enfermedad respiratoria y ciertos cánceres. El ingreso en el hospital brinda una oportunidad de ayudar a las personas a dejar de fumar. Las personas ingresadas en el hospital pueden estar más dispuestas a recibir ayuda en un momento donde se sienten vulnerables y pueden encontrar más fácil dejar de fumar en un ambiente donde el tabaco está prohibido. La prestación de servicios para abandonar el tabaquismo durante la hospitalización puede incrementar el número de personas que intentan y mantienen el deseo de abandonar el consumo de tabaco. El tratamiento farmacológico unido a las intervenciones conductuales de alta intensidad, que incluyen al menos un mes de contacto de seguimiento, son efectivas para promover el abandono del tabaco en pacientes en situación de hospitalización77, además de ser altamente coste-eficaces, ya que reducen los días de estancia hospitalaria así como el número de futuras hospitalizaciones36.

2.6.3. Pacientes que deben afrontar una intervención quirúrgica

El consumo de tabaco constituye un factor de riesgo ante una intervención quirúrgica y posteriormente a ella. Dejar de fumar antes de una intervención disminuye el riesgo de complicaciones, por lo tanto, es deseable que si el/la paciente no puede dejar de fumar de forma permanente, lo haga al menos durante las 6 semanas antes de la intervención. El uso de la TSN como terapia de reducción de riesgo, puede utilizarse en aquellos pacientes que no quieren dejar de fumar completamente78.

En este marco cabe resaltar la importancia que puede tener la intervención de profesionales de la Salud (anestesistas, y profesionales de la cirugía), durante la consulta de preanestesia, pudiendo ofertarle la opción terapéutica más adecuada en cada caso, para promover el abandono del consumo de tabaco antes de la intervención quirúrgica.

2.6.4. Mujeres embarazadas y lactantes

El consumo de tabaco en uno de los pocos riesgos prevenibles en relación con el bajo peso al nacer, partos muy prematuros y muerte perinatal.

Pese a los daños que el tabaco causa en la mujer y en el feto, dos tercios de las embarazadas continúan fumando durante el embarazo. Los programas intensivos para ayudar a dejar de fumar a las embarazadas son efectivos12, 79.

Las intervenciones para ayudar a las embarazadas a dejar de fumar deben ser sistemáticas, específicamente diseñadas para ellas, llevadas a cabo por personal entrenado, con materiales de apoyo específicos y con validación objetiva de la abstinencia. Es recomendable considerar, además, la inclusión de la pareja, tanto si es fumadora como si no.

En este marco, parece conveniente enfatizar la necesidad de formación e implicación de los profesionales de los servicios y programas relacionados con el embarazo parto y puerperio resaltando el papel de las/los matronas/os así como de los servicios y programas relacionados con la pediatría y áreas especificas, en las actividades preventivas y terapéuticas en relación con el tabaquismo pasivo en menores y el consumo de tabaco en edades tempranas de la vida.

Dado que la seguridad y la eficacia de la TSN durante el embarazo no ha sido suficientemente estudiada, no está aprobado por la Agencia Española del Medicamento (AEDM), y presenta resultados contradictorios80-82, el tratamiento psicológico (conductual y cognitivo) tiene que ser la primera opción asistencial para embarazadas y lactantes. No obstante, en aquellos casos en los que, a pesar de haber recibido correctamente dicho tratamiento, el consumo de tabaco persista, será necesario que la embarazada acuda a una intervención intensiva accesible o a una Unidad Especializada de Tabaquismo, donde recibirá el tratamiento psicológico y farmacológico más adecuado para ella.

2.6.5. Adolescentes

Más del 80% de las personas que fuman se inician en el tabaquismo durante la adolescencia. Actualmente se dispone de algunos programas preventivos, desarrollados en el contexto escolar, que se han mostrado eficaces. Se trata de programas basados en el aprendizaje de habilidades o en cómo hacer frente a la presión social, aunque no son siempre los que se implantan83-84. Si los programas escolares no se complementan con programas preventivos familiares, y claras normas comunitarias relacionadas con no fumar, sus efectos disminuyen con el paso del tiempo. De ahí la relevancia de la legislación que restringe el acceso de los jóvenes al tabaco, limita el uso público de esta sustancia y prohíbe la publicidad y el patrocinio.

Es escaso el número de adolescentes que quiere dejar de fumar y menos son quienes acuden a tratamientos formales para conseguirlo. Para la adolescencia, sólo han mostrado ser eficaces los tratamientos psicológicos, aunque con menor nivel de eficacia que en los adultos85-87. El tratamiento farmacológico hasta hoy no ha mostrado ser eficaz para la adolescencia88.

En cualquier caso parece necesario seguir investigando sobre la eficacia de las distintas opciones, dada la importancia que tiene incidir en la adolescencia para conseguir que a esta edad el tabaquismo no se consolide y se eviten de esta forma el desarrollo de futuras patologías12.

2.6.6. Pacientes con patología psiquiátrica

Actualmente se está incrementando el número de pacientes que quieren dejar de fumar y presentan alguna patología psiquiátrica. Se puede tratar de la psicopatología asociada al consumo de tabaco en quienes acuden a tratamiento y a cierta psicopatología que aflora en una parte de quienes dejan de fumar, fundamentalmente depresión89, o del número de personas que acuden a tratamiento y que tienen al mismo tiempo un problema de alcoholismo o de esquizofrenia90.

Estas relaciones entre fumar y psicopatología tienen como resultado una mayor dificultad para dejar de fumar en aquellas personas que presentan comorbilidad, así como una mayor vulnerabilidad al inicio del consumo y a las recaídas. Estos pacientes requieren tratamiento especializado intensivo en una UET36, 65 o en servicios de Salud Mental cuyos profesionales hayan sido debidamente formados en tabaquismo y dispongan de protocolos adecuados para dicha asistencia.

2.6.7. Pacientes con problemas de adicción a otras drogas

Además del alcoholismo, el tabaquismo puede presentarse asociado a la dependencia a otras drogas como el cánnabis, la cocaína, las drogas sintéticas o la heroína. Estos pacientes no suelen tener buen pronóstico en tabaquismo, hasta que no se haya producido y consolidado la abstinencia de los otros consumos, pero en todo caso deben ser atendidos en servicios asistenciales especializados91-92.

Necesidades a considerar para promover la eficiencia, la equidad y la sostenibilidad de la atención del tabaquismo

Además de apoyarse en los avances institucionales ya alcanzados y descritos en este documento, seria conveniente que el desarrollo y mantenimiento de una oferta asistencial en tabaquismo pudiera estar basada en criterios de eficiencia, equidad y sostenibilidad. La atención a estos criterios apunta la necesidad de considerar algunas previsiones adicionales:

1. Señalar la importancia de explorar el establecimiento de sistemas estables de financiación. Las principales razones para considerar esta previsión son:

1.1. Una obligación ética de maximizar los programas de tratamiento del tabaquismo, paralelamente al aumento progresivo de los impuestos sobre una droga como es el tabaco;

1.2. Una extensión del principio de equidad, de forma que el aumento del precio del tabaco a la vez que penaliza a los sectores sociales menos favorecidos, facilite el acceso al tratamiento gratuito a dichos grupos; y

1.3. Buena acogida social de la medida.

2. Parece oportuno señalar la necesidad de que las instituciones velen por asegurar la consideración del tabaquismo en los planes de formación de pregrado y postgrado de todos los estudios relacionados con las Ciencias de la Salud, así como velar por el desarrollo de planes de formación continuada dirigida a los/las profesionales de la salud.

3. Sería deseable que la atención al tabaquismo fuese incorporado como un tema prioritario en los planes de investigación normalizados.

Mínimos básicos consensuados para la atención sanitaria del tabaquismo en España

El tabaquismo continúa siendo un serio problema de salud pública en España. Una estrategia coordinada que integre medidas de prevención, control y asistencia es esencial para conseguir una reducción significativa de la morbilidad y la mortalidad asociadas al uso del tabaco en nuestro país. La mayoría de las personas que fuman quieren dejarlo, y existen intervenciones de distinto nivel de intensidad demostradamente efectivas. Tanto el Ministerio de Sanidad y Consumo como las Consejerías de las CCAA están empezando a adoptar, entre otras, medidas asistenciales relevantes para afrontar el problema. Por este motivo resulta adecuado revisar hasta donde hemos llegado en este ámbito, tanto desde el punto de vista del conocimiento científico, como de los desarrollos institucionales, y plantear unos mínimos comunes desde los que avanzar a partir de ahora, tal como señala la Ley 28/2005.

Una respuesta capaz de promover la disminución significativa del tabaquismo en la población debe incluir medidas demostradamente eficaces que faciliten que la mayoría de personas que fuman puedan dejar de fumar por si mismas, y al mismo tiempo debe ofrecer ayuda específica a quienes presentan un mayor grado de adicción.

Las tasas de abandono del consumo de tabaco que se consiguen mediante el desarrollo de medidas legislativas de prevención y control, pueden ser aumentadas cuando se generaliza la ayuda en los centros sanitarios y se facilita el acceso a líneas telefónicas para ayudar a dejar de fumar y se promueven otras actuaciones intensivas de probada eficacia.

Actualmente se dispone de una amplia gama de procedimientos que se han mostrado claramente eficaces para el tratamiento de fumadores. De estos tratamientos el consejo sanitario, el tratamiento psicológico de tipo conductual, y específicamente los programas conductuales multicomponentes, son altamente eficaces y eficientes. También se ha demostrado que dentro de los procedimientos farmacológicos los sustitutivos de nicotina, junto al bupropión y la vareniclina, son efectivos en relación al placebo.

El apoyo a las medidas que promuevan el abandono del tabaco en población general fumadora y en grupos de alto riesgo, constituye una de las líneas prioritarias de acción en una estrategia de control del tabaquismo capaz de reducir el impacto de este problema sobre la salud de la población. De acuerdo a lo contemplado en la Ley 28/2005 y al Real Decreto 1030/2006, el Sistema Nacional de Salud debe asumir el abordaje del tabaquismo, y para hacerlo de la forma más eficiente posible, parece oportuno clarificar criterios para: la adecuación y equidad en la prestación de los servicios; la asignación de recursos humanos; la dotación de recursos económicos; la utilización de instrumentos y tratamientos adecuados; así como prever medidas capaces de asegurar la disponibilidad de formación profesional adecuada (de pre y post grado, de especialización y de formación continuada).

De acuerdo a la situación actual, parece oportuno señalar que la definición de una respuesta asistencial en el tratamiento del tabaquismo tenga en cuenta una serie de criterios de adecuación y equidad, que pueden resumirse en:

1. Criterios de riesgo sanitario: Sería recomendable que la oferta terapéutica priorizara la atención a la población de alto riesgo sanitario, que de acuerdo a lo expuesto en este documento, incluiría a los siguientes grupos de población:

1.1. Pacientes que presentan serios problemas de salud derivados del uso del tabaco, principalmente, pacientes con diagnostico de cardiopatía isquémica, enfermedad cerebrovascular, enfermos post-infarto, cáncer de pulmón, angina de pecho, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), agudización asmática, y el resto de patologías para las que se ha establecido una relación de causalidad en relación al consumo de tabaco.

1.2. Pacientes con trastornos mentales y del comportamiento.

1.3. Mujeres embarazadas, lactantes, infancia y adolescencia.

2. Criterios de accesibilidad: Sería recomendable que la oferta terapéutica respondiera a criterios de balance en la distribución geográfica. La red de Atención Primaría debería ofertar de forma sistemática el consejo sanitario para dejar de fumar, junto con intervenciones breves o intensivas, según las necesidades de la persona atendida. Aquellas personas, que por sus especiales circunstancias lo requieran, deberían poder ser derivadas a UET u otros dispositivos que puedan ofrecer tratamiento intensivo y especializado (ej., centros de salud mental, centros de drogodependencias, unidades hospitalarias, servicios convenidos con organizaciones no gubernamentales, etc.), que se deberán establecer basándose en criterios de capacidad de población a atender, y de accesibilidad geográfica de dicha población.

3. Criterios de equidad: Como se ha comentado, son las clases sociales más desfavorecidas, quienes mueren antes, y presentan con mayor frecuencia estilos de vida perjudiciales para la salud. En este marco, se observa como el consumo de tabaco está empezando a concentrarse en España en los grupos más vulnerables desde el punto de vista social y sanitario. Por tanto, el tabaquismo constituye un factor que contribuye a aumentar las desigualdades sanitarias. La potencial relación entre el tabaco y las desigualdades sociales se debe abordar a través de políticas que contribuyan a reducir dichas desigualdades, y en este marco, la disponibilidad de programas de tratamiento del tabaquismo que tengan en cuenta criterios de equidad, puede contribuir a aumentar las tasas de abandono del tabaquismo entre los grupos socio-económicos menos favorecidos, así como atender a las necesidades de género.

Para ello, parece conveniente señalar que la definición final de una respuesta asistencial de mínimos comunes, en nuestro país pueda:

1. Estar basada en criterios de coste-efectividad.

2. Incluir la ayuda para dejar de fumar en la cartera de servicios de Atención Primaria y Especializada (hospitalaria, servicios de salud mental, servicios de atención a drogodependencias, etc.).

3. Disponer de un protocolo de intervención básico, consensuado entre administraciones públicas y sociedades científicas, para cada uno de los distintos niveles de intervención: comunitario, atención primaria, atención especializada, unidades especializadas de tabaquismo, servicios telefónicos, programas de tratamiento por Internet y nuevas tecnologías, etc.

1. Incluir unos criterios claros de derivación desde la Atención Primaria a otros dispositivos especializados.

2. Tener en cuenta criterios de riesgo sanitario, equidad, atención a las desigualdades de género y cobertura poblacional para la definición de los recursos que ofrecen tratamiento intensivo del tabaquismo, capaz de asegurar la cobertura de estos recursos en amplias zonas geográficas actualmente desatendidas, y de evitar la duplicidad de ofertas concentradas en zonas específicas.

3. Promover la difusión pública de los recursos asistenciales. Incluidas campañas periódicas de divulgación, especialmente dirigidas a los sectores sociales menos favorecidos y a los grupos de alto riesgo sanitario, así como a los colectivos modélicos del ámbito de la salud y el de la educación.

4. Tener en cuenta criterios de eficiencia presupuestaria y de sinergia de recursos para el aprovechamiento de programas ya existentes en el ámbito del tratamiento del tabaquismo por teléfono, así como definir rutas de derivación entre programas.

5. Considerar el refuerzo y ampliación territorial de programas de amplio alcance comunitario, como por ejemplo, el programa “Déjalo y Gana”, la celebración del “Día mundial sin tabaco”, la “Semana sin humo” de la semFYC, etc., iniciativas que contribuyen a la difusión del abandono del tabaquismo desde los medios de comunicación de ámbito nacional, autonómico y local.

6. Desarrollar y poner en funcionamiento sistemas comparables, eficaces y sostenibles de registro y evaluación de prestaciones, a través del marco que proporciona el Observatorio de Prevención del Tabaquismo, con el fin de facilitar la evaluación de la política global de tratamiento del tabaquismo y contribuir a la toma de decisiones informadas capaces de mejorar la eficiencia de los recursos desplegados.

7. Avanzar en el desarrollo de mecanismos estables y sostenibles de financiación de las terapias de atención sanitaria del tabaquismo (psicológica y/o farmacológica) que han demostrado su eficacia y seguridad.

8. Promover e incentivar la formación profesional en tratamiento del tabaquismo a través de un programa amplio de formación continuada de los profesionales que integran el Sistema Nacional de Salud, esto permitiría asegurar la generalización del consejo sanitario para dejar de fumar, así como ampliar y mejorar los recursos especializados.

 

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