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Revista de Diagnóstico Biológico

versión impresa ISSN 0034-7973

Rev Diagn Biol vol.50 no.2  abr./jun. 2001

 

CARTA AL EDITOR 

A propósito de la propuesta de un nuevo protocolo de cribado

de las microalbuminurias 


E. Bergón. 

Servicio de Análisis Clínicos. Hospital Universitario de Getafe. Madrid. 


Recibido: 1-IX-00
Aceptado: 29-I-01

Correspondencia: E. Bergón Jiménez.
Servicio de Análisis Clínicos. Hospital Universitario de Getafe.
Cta. Toledo Km 12,5
28905 Getafe. Madrid


Sr. Editor: 

He leído con atención el artículo de Enguix et al. proponiendo un nuevo protocolo de cribado de las microalbuminurias1. Estoy de acuerdo con los autores en lo costoso de la cuantificación inmunoquímica de la microalbúmina, máxime cuando se utilizan procedimientos de análisis con un intervalo de medición pequeño y se necesitan varias mediciones para llegar a un resultado. No obstante hay que tener presente el importante poder predictivo que tiene este parámetro para la detección de la nefropatía diabética y las enfermedades cardiovasculares2,3

Lo que no me queda suficientemente claro es el planteamiento del trabajo. Si como bien dicen los autores, la microalbúmina o paucialbuminuria se define, por consenso4, como la excreción por la orina de 20-200µg/min de albúmina (30-300 mg de albúmina en orina/día, aproximadamente), la tira reactiva, que tiene el límite de detección en 300 mg/L, por propia definición, no puede ser utilizada para detectar microalbúmina. No se entiende entonces cómo los autores le otorgan una sensibilidad del 78,1% en su trabajo, cuando debería ser del 0%. Aún suponiendo que hubieran utilizado los 218 especímenes de su muestra, en lugar del 26,2% de los especímes con microalbúmina, la tira reactiva sólo podría haber dado, como máximo, un resultado positivo en el 14,9% de los mismos, es decir, en los especímenes con una albuminuria de más de 300 mg/día. En lo referente al procedimiento colorimétrico, tampoco se entiende bien como el punto de corte de 170 mg/día de proteína tiene una sensibilidad del 100% y, en cambio, el valor discriminante de 678 mg/día de proteína tiene una sensibilidad menor (48%) para detectar los especímenes con microalbúmina. Del mismo modo, la ecuación de regresión aportada en el trabajo es confusa. Si, como es de suponer, la excreción de proteína es la variable dependiente (
γ) significaría que las excreciones de microalbúmina comprendidas entre 30-300 mg/día se corresponderían con excreciones negativas de proteína, entre -238,49 y -98,9 mg/día. Según ésto, el procedimiento del rojo de Pirogalol-molibdato no se podría utilizar para el cribado de las solicitudes de microalbuminuria. Aún suponiendo que hayan considerado a la microalbúmina como variable dependiente (γ), una excreción de microalbúmina de 30 mg/día correspondería a una excreción de proteína de 549,3 y mg/día. Por tanto, el punto de corte de 170 mg/día de proteína no puede ser utilizado ya que correspondería a una excreción negativa de albúmina (-166,11 mg/día). El valor discriminante de 678 mg/día de proteína se correspondería con una excreción de albúmina de 96,53 mg/día. Por tanto, se dejarían de detectar todos los especímenes con una microalbuminuria comprendida entre 30 y 96,5 mg/día de albúmina. 

Teniendo en cuenta estos datos, no puedo compartir la opinión de los autores recomendando la utilización del rojo de pirogalol-molibdato para el cribado de microalbuminurias. Es más, desde hace unos años se está recomendando abandonar la cuantificación de proteína en orina y sustituirla por la cuantificación de proteínas específicas5-8. Pienso que la postura más prudente es cuantificar todas las microalbúminas con un procedimiento inmunoquímico. Por supuesto, la utilización de su protocolo reducirá los costes de la prueba informada pero, desde luego, cuesta creer que se mejore la eficiencia en la detección de la nefropatía diabética. 

En lo referente al último punto de la discusión sobre la utilización de orina de 24 horas, o una orina de la mañana corregida por la excreción de creatinina, aunque existe debate al respecto, no parece adecuado utilizar la orina de 24 horas ya que la excreción de albúmina se afecta con la ingesta de líquidos, postura y actividad física del individuo4. Parece más adecuado realizar la cuantificación de albúmina en la orina recogida después del reposo nocturno y antes del comienzo de la actividad física diaria, bien cronometrada y expresando los resultados en velocidad de excreción, o bien referenciando la excreción de albúmina con respecto a la excreción de creatinina, valorando las limitaciones de ambas alternativas. 

 

Bibliografía 

l. Enguix A, Pinto 1, Hernández M, Zapico C, García L. Nuevo protocolo de cribado de microalbuminurias en pacientes Diabéticos. Rev diagn Biol 2000; 50: 69-71. 

2. Viberti GC, Jarrett RJ, Mahmud U, Hill RD, Argyropoulos A, Keen H. Microalbuminuria as a predictor of clinical nephropathy in insulin-dependent diabetes mellitus. Lancet 1982; ii: 1430-1432. 

3. West P, Tindall H, Lester E. Screening for microalbuminuria in a mixed ethnic diabetic clinicic. Ann Clin Biochem 1993; 30: 104-105 

4. Rowe DJF, Dawnay A, Watts GF. Microalbuminuria in diabetes melli 
tus: review and recommendations for the measurement of albumin in urine. Ann Clin Biochem 1990; 27: 297-312. 

5. Chambers RE, Bullock DG, Whicher JT. Urinary total protein estimation-fact o fiction?. Nephron 1989; 53: 33-36. 

6. Chambers RE, Bullock DG, Whicher JT. External quality assessment of total urinary protein estimation in the United Kingdom. Ann Clin Biochem 199l; 28: 467-473. 

7. Shihabi ZK, Konen JC, O'Conner ML. Albuminuria vs. urinary total protein for detecting chronic renal disease. Clin Chem 1991; 37: 621-624. 

8. Ballantyne FC, Gibbons J, O'Reilly DStJ. Urine albumin should replace total protein for the assessment of glomerular proteinuria. Ann Clin Biochem 1993; 30: 101-103.

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