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Revista de Diagnóstico Biológico

versión impresa ISSN 0034-7973

Rev Diagn Biol vol.51 no.4  oct./dic. 2002

 

CARTA AL EDITOR

Inmigración y paludismo


Recibido: 20-VI-02 
Aceptado: 31-VII-02

Correspondencia: Dr. Juan José Fernández Maruto 
Prádena del Rincón 2, 5-A 
28002 - Madrid

 

El paludismo constituyó durante siglos una verdadera plaga en España, especialmente en el medio rural, afectando anualmente a cientos de miles de personas y causando numerosas muertes y grandes pérdidas económicas. En 1943 llegaron a diagnosticarse más de cuatrocientos mil casos y se registraron mil trescientas siete defunciones debidas al paludismo. 

A partir de 1944 se reorganiza el Servicio Nacional Antipalúdico, se crea el cuerpo de Médicos Jefes de la lucha antipalúdica al servicio de la Sanidad Nacional. se aumenta el número de dispensarios antipalúdicos y se emprenden una serie de actividades contra el paludismo, basadas en el tratamiento curativo de los enfermos y en la lucha antivectorial contra los mosquitos anopheles, con los nuevos insecticidas de contacto, DDT y HCH. 

Los resultados fueron tan espectaculares que en 1962 se diagnosticó el último caso de paludismo autóctono, y en 1964 España obtiene de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la certificación de la erradicación del paludismo. 

Desde entonces todos los casos diagnosticados son "importados" del extranjero, casos que han ido aumentando debido al incremento del turismo y de los desplazamientos de los españoles a países donde persiste la endemia palúdica. 

En España existen áreas receptivas, antiguas zonas de endemia palúdica donde persiste la presencia de mosquitos anopheles y las condiciones ecológicas necesarias para que se verifique la transmisión. 

Estudios entomológicos realizados en alguna de estas zonas. años después de erradicar el paludismo, demostraron que a pesar de los cambios ecológicos verificados en los últimos decenios, la densidad de mosquitos vectores era similar a la observada en épocas en las que existía la transmisión. También se demostró que la especie había desarrollado una marcada resistencia a los insecticidas empleados en la campaña antipalúdica. 

A pesar de estas condiciones epidemiológicas favorables a la transmisión, hasta ahora no se ha declarado ningún tipo de paludismo autóctona en estas zonas receptivas, pero el riesgo de transmisión existe, tanto mayor sea el número de portadores de parásitos que lleguen a la zona. 

La llegada masiva de inmigrantes procedentes de todos los países del mundo, sobre todo aquellos donde existe la endemia palúdica, supone un grave riesgo de reintroducción de paludisno en España. La mayoría de estos inmigrantes, muchos indocumentados, y casi todos sin ningún control sanitario, van a trabajar en labores agrícolas, se alojan en condiciones antihigiénicas de hacinamiento y promiscuidad, mezclándose con frecuencia en un solo local gente procedente de distintos lugares. Es suficiente la presencia en una zona receptiva de un solo portador de gametocitos (formas sexuadas de parásitos palúdicos), para que pueda producirse la transmisión de la enfermedad, dando lugar a la aparición de un foco activo, que si no se detecta pronto, puede, en el espacio de pocas semanas, difundirse en toda la zona. Por fortuna numerosos experimentos han demostrado que los vectores autóctonos, en este caso el Anopheles Atroparvus, no son capaces de transmitir los parásitos (plasmodios) de portadores provenientes de África negra, y eso, en este caso, reduce considerablemente el riesgo de transmisión, aunque sigue existiendo la posibilidad de que existan portadores de otros países. 

Si por desgracia se produjera la reintroducción del paludismo en España, no sería fácil reprimir los focos epidémicos detectados, ya que en la actualidad existen una serie de factores agravantes, de tipo epidemiológico y de orden operacional, como son la aparición de la resistencia de muchas cepas de plasmodios a los fármacos antipalúdicos y la de muchas especies de Anopheles a los insecticidas en uso. Por lo que se refiere a los factores de orden operacional, hay que considerar que la erradicación del paludismo en nuestro país fue posible porque existía una infraestructura antipalúdica, constituida por el Servicio Central Antipalúdico, del que dependían veinte dispensarios centrales dirigidos por médicos especialistas de la lucha antipalúdica, un Instituto Nacional Antipalúdico ocupado en la formación de personal, investigación y supervisión, y una red de doscientos cuarenta dispensarios antipalúdicos locales, estratégicamente emplazados en las zonas de endemia. 

Toda esta infraestructura ha desaparecido, la falta de personal médico y auxiliar especializado, complicaría enormemente en el presente la realización de las actividades indispensables para la supresión de la transmisión. 

De todo lo expuesto se deduce que es fundamental ejercer un control sanitario riguroso de todos los inmigrantes procedentes de países donde todavía persiste la endemia palúdica, especialmente a los residentes en zonas receptivas, con el fin de poder detectar lo antes posible cualquier foco que pudiera presentarse. La reintroducción del paludismo en nuestro país, anularía el éxito obtenido por una campaña sanitaria llevada a efecto con un éxito sin igual en los anales de la sanidad española.

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