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Actas Urológicas Españolas

Print version ISSN 0210-4806

Actas Urol Esp vol.33 n.7  Jul./Aug. 2009

 

ORIGINAL

 

Análisis de las aguas embotelladas y de grifo españolas y de las implicaciones de su consumo en la litiasis urinaria

Spanish bottled and tap water analysis and their relation with urinary lithiasis

 

 

Félix Millán Rodríguez, Silvia Gracia García*, Rocío Jiménez Corro, Miriam Serrano Liesa, Ferran Rousaud Barón, Francisco Sánchez Martín, Oriol Angerri Feu, Roberto Martínez Rodríguez, Humberto Villavicencio Mavrich

Servicio de Urología. *Servicio de Bioquímica. Fundació Puigvert. Barcelona, España.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Objetivo: Realizar un análisis de la composición de las aguas disponibles en España para ofrecer unas recomendaciones de consumo a los pacientes litiásicos.
Material y Métodos: Búsqueda de información sobre la composición de aguas de grifo y embotelladas en publicaciones, supermercados e Internet. Estudio descriptivo y de la correlación entre los distintos componentes mediante el coeficiente de correlación de Pearson.
Resultados: Se obtuvo información sobre la composición de agua de grifo de la mayoría de capitales españolas y de 85 marcas de agua embotellada. Se encontró una correlación entre la concentración de calcio y magnesio (p=0,0001) y una intensa relación entre la de bicarbonato y sodio (p=0,0001, coeficiente Pearson 0,958). Se ofrece clasificación de las aguas en función de la concentración de calcio, bicarbonato, sodio y magnesio.
Conclusión: Se propone una guía de elección de agua del paciente litiásico en función de su procedencia geográfica y de sus preferencias dietéticas, principalmente el consumo de lácteos.

Palabras clave: Agua embotellada. Agua de grifo. Litiasis urinaria. Calcio. Bicarbonato. Sodio. Recomendaciones dietéticas.


ABSTRACT

Objective: To perform a chemical analysis of all the available waters in Spain with the idea of offering consume recommendations to lithiasic patients.
Material and Methods: Information research of the chemical composition of Spanish tap and bottled water in publications, supermarkets and Internet. A descriptive study, and a correlation study between water components by means of Pearson test were performed.
Results: Information about composition from tap water of most of the main Spanish cities and 85 bottled water brands was found. A significant correlation between calcium and magnesium concentration (p=0.0001) and high correlation between bicarbonate and sodium concentration (p=0.0001, Pearson coefficient 0.958) was found. It is also offered water classifications according to calcium, bicarbonate, sodium and magnesium concentrations.
Conclusion: A guideline about water election for lithiasic patients is offered according to their geographical origin and dietetic preferences, mainly lactic consume.

Key words: Bottled water. Tap water. Urinary lithiasis. Calcium. Bicarbonate. Sodium. Dietetic recommendations.


 

Introducción

Agua y litiasis renal

El agua representa el 60% de todo el peso corporal, siendo un 26% extracelular y un 34% intracelular. Así, una persona de 75 kg de peso, tendría 45 l de agua, y aproximadamente unas pérdidas diarias de 2500 ml (1500 ml orina, 900 ml pérdidas insensibles y sudor, 100 ml heces). Por otro lado, el metabolismo proporciona una producción endógena de 350 ml diarios de agua, por lo que se necesitaría una aportación exógena de 2150 ml para cubrir las pérdidas. Si la comida (principalmente frutas y vegetales) aportan 500-900 ml diarios de agua, esto significa que para cubrir las pérdidas hemos de ingerir diariamente un mínimo de 1250-1650 ml de agua1. Obviamente, estos valores dependerán de la edad, el peso, la actividad física y las condiciones climatológicas de cada persona, aunque hay expertos en nutrición que recomiendan una ingesta de agua de unos 30 ml/Kg/día en adultos2. Siguiendo con este ejemplo, se observa que los 850-1250 ml que aportan diariamente la ingesta de alimentos y la producción endógena de agua pueden ser suficientes para compensar los 1000 ml de pérdidas insensibles y por heces, por lo que la mayor parte del aporte que se realice de agua va a ir a la formación de orina. De esta forma, una persona con una baja ingesta de agua no va a poner en peligro el equilibrio hidroelectrolítico, pero sí que producirá una orina sobresaturada teniendo un riesgo mayor de formación de litiasis.

Nuestra experiencia clínica diaria nos muestra que un alto porcentaje de los pacientes litiásicos a los que se analiza la orina de 24 horas tienen unos volúmenes de diuresis bajos. En este sentido, hay estudios que demuestran que los pacientes con litiasis cálcica idiopática tienen una diuresis media (1000 ml) inferior a la del grupo control de pacientes no litiásicos (1400 ml)3. Este mismo estudio, evidenció también que en los pacientes con litiasis cálcicas idiopáticas, el aumento de la ingesta líquida hasta obtener diuresis de 2000 ml, sin necesidad de realizar otros cambios dietéticos, consiguió una disminución y un retraso significativo de la recurrencia litiásica. Un estudio de Curhan et al4 en varones sin antecedentes litiásicos, demostró que una ingesta media de agua de 2000-2500 ml y una ingesta superior a 2500 ml disminuían respectivamente la incidencia de litiasis un 11% y un 29% en comparación a los que tomaban menos de 1300 ml diarios. Por otro lado, tal como muestran los trabajos de García Matilla5,6 y de Medina López7, otro de los beneficios del aumento de la ingesta líquida es el incremento del pH urinario.

Aunque el aumento de la ingesta líquida con el fin de obtener un aumento de la diuresis, es la primera medida que un urólogo recomienda a todo paciente litiásico para disminuir la recurrencia, con frecuencia, aparecen ciertas dudas a la hora de recomendar un tipo concreto de agua, que se incrementan ante la gran variedad y diferencias de aguas del grifo y embotelladas que existen en nuestro país. El objetivo de este trabajo es, precisamente, realizar un análisis de la composición de todas las aguas disponibles en España, y ofrecer una guía de recomendaciones individualizada en función del tipo de litiasis, los hábitos dietéticos, la procedencia geográfica y los hábitos de consumo de cada paciente. Con esto conseguiremos, desde las Unidades de Litiasis, realizar recomendaciones dietéticas personalizadas que aporten a los pacientes un mayor beneficio que el clásico "Beba usted mucha agua".

Sin embargo, dado que el efecto de la ingesta de agua sobre la litiasis renal no depende sólo del volumen ingerido sino de la concentración de calcio, bicarbonato y sodio, a continuación se va a analizar el efecto de estos iones en la formación de la litiasis, para así, más adelante, disponer de los elementos de juicio necesarios para recomendar un tipo de agua en concreto.

Calcio y litiasis renal

La dosis diaria recomendada de ingesta de calcio es de 1000 mg. Dado que muchos casos de litiasis de oxalato cálcico se asocian a hipercalciuria, hace años se pensaba que una dieta de bajo contenido en calcio, disminuiría la hipercalciuria y por tanto, la recurrencia de litiasis oxalocálcica. Sin embargo, varios estudios demostraron posteriormente que dicha teoría no sólo era falsa, sino que se producía el efecto contrario4,8,9. Así, Curhan et al4 lo comprobaron en una cohorte de varones mayores de 40 años sin antecedentes litiásicos, donde el riesgo de formación de litiasis disminuía a medida que aumentaba la ingesta de calcio en la dieta, siendo un 32% y un 34% menor entre los que tomaban 700-1000 mg o más de 1000 mg diarios de calcio, respectivamente, en comparación a los que tomaban menos de 600 mg diarios de calcio. Años más tarde, Borghi et al8 observaron que los varones con hipercalciuria formadores de litiasis oxalocálcica recurrente que seguían una dieta baja en proteínas animales y sal pero con toma normal de calcio, presentaban una menor recurrencia que aquellos que seguían una dieta baja en calcio. Un resultado similar se encontró en otro estudio realizado entre mujeres9. La explicación fisiopatológica de este hecho se basa en que dado que el oxalato se une al calcio a nivel intestinal, una dieta baja en calcio conlleva el disponer de más oxalato libre en el intestino. De este modo, aumenta la absorción intestinal de oxalato y por tanto la oxaluria y debido a que en la formación de la litiasis oxalocálcica la oxaluria es más determinante que la calciuria10, al final se ve aumentado el riesgo de formación de litiasis oxalocálcica. No obstante, cabe cuestionarse en el trabajo de Borghi et al8, si la disminución de la recurrencia se debe al hecho de tomar una dieta normal en calcio o también al hecho de hacer una dieta baja en proteínas animales y sal.

La relación de la concentración de calcio en el agua con ciertas enfermedades ha sido estudiada principalmente en el campo de la litiasis renal y en el de la osteoporosis11,12. Así, mientras es importante asegurar una ingesta adecuada de calcio en las pacientes con osteoporosis12 también ha de tenerse en cuenta que para favorecer su absorción, los bifosfonatos se han de tomar con aguas bajas en calcio porque sino forman sales insolubles11.

En cuanto al tema que nos ocupa, hay varios trabajos que comparan la influencia de determinados tipos de agua en la formación de litiasis13-16. Caudarella et al13 compararon 3 tipos de agua y observaron que la que tenía un mayor contenido de calcio consiguió una disminución de la oxaluria. No obstante, hay que tener en cuenta que esta agua presentaba un mayor contenido de bicarbonato, que produjo un aumento significativo de la citraturia, que puede por sí solo contribuir a la disminución de la incidencia de litiasis. Por ello, a la hora de analizar un tipo de agua en concreto no ha de tenerse en cuenta sólo la concentración de calcio sino la de otros iones como el bicarbonato, el sodio o el magnesio que también pueden influir en la formación de litiasis, como veremos a continuación.

Bicarbonato y litiasis renal

La ingesta de bicarbonato y por tanto de la de aguas ricas en bicarbonato, debido a su acción alcalinizante constituye un recurso terapéutico eficaz en el tratamiento de la litiasis úrica, consiguiéndose en ocasiones, la disolución de la litiasis. No obstante, el principal problema de las aguas con alto contenido en bicarbonato, es su alto contenido en sodio por lo que no es aconsejable un uso prolongado en pacientes litiásicos, y más aún si son hipertensos.

Por otro lado, existen también estudios que han valorado la acción de las aguas bicarbonatadas sobre la litiasis de oxalato cálcico15-17, pero desafortunadamente, basados en pocos casos. El trabajo de Coen et al15, muestra un efecto beneficioso sobre los parámetros urinarios en un pequeño grupo de 11 voluntarios sanos que tomó agua con una gran concentración de bicarbonato, de calcio y baja en sodio. Karagülle et al16 realizaron un estudio en 34 pacientes de alto riesgo litiásico administrando un agua con alto contenido en bicarbonato y magnesio, observando una disminución de la concentración de oxalato cálcico que también se dio en el grupo control. El interés del trabajo de Siener et al17 en el que se evalúa el efecto de la ingesta de agua rica en bicarbonato y magnesio en 12 voluntarios sanos, es la descripción de los ritmos circadianos de los diferentes solutos urinarios.

En resumen, aunque la toma de bicarbonato provoque un aumento de la citraturia que beneficie a los pacientes afectos de litiasis oxalocálcica, el efecto terapéutico más importante lo vamos a encontrar en el tratamiento de la litiasis úrica debido a su papel alcalinizante.

Sodio y litiasis renal

Existen varios trabajos que muestran la relación entre la ingesta de sodio y la excreción renal de calcio18-21, por lo que en los pacientes litiásicos hay que recomendar dietas bajas en sal, y en consecuencia, aguas con un bajo contenido en sodio. La ingesta de sodio diaria debería oscilar entre los 500 y los 3000 mg2. Sin embargo, según la guía del "Tratamiento no farmacológico de la hipertensión arterial" de la Sociedad Española de Hipertensión22 los pacientes hipertensos deberían consumir menos de 5 g diarios de NaCl, lo que equivale a menos de 2 g de sodio diario.

 

Material y métodos

Se ha realizado una búsqueda lo más exhaustiva posible de las aguas de grifo y embotelladas que se producen en España. En cuanto a las aguas embotelladas, el criterio de inclusión ha sido que sean obtenidas en manantiales de nuestro país, por ello se han excluido del estudio todas aquellas aguas extranjeras comercializadas en nuestro país (ejemplo Evian, Perrier…). El motivo es que si se hubiesen incluido las aguas extranjeras, la lista de posibles marcas de agua podría ser desmesurada para nuestro análisis.

La información sobre el análisis del agua de grifo se ha buscado de forma secundaria en trabajos previos publicados que ya habían realizado esta investigación. La información sobre el análisis de las aguas embotelladas se ha realizado a partir de la información de la etiqueta de las botellas, tras visitar los principales supermercados e hipermercados existentes en nuestra ciudad, Barcelona. La búsqueda se amplió también, con la información obtenida en trabajos previos publicados con objetivos parecidos, en las páginas propias de las marcas buscadas por Internet y en páginas de Internet como www.aquamania.net. En caso de discrepancia en una marca concreta, entre la información aportada por la etiqueta y la obtenida por Internet o secundariamente de una publicación previa, se usó la información de la etiqueta por entender que es la más actualizada. Se creo una base de datos con todas las marcas de agua embotellada donde se recogieron todos los parámetros del análisis químico, aunque para nuestro estudio se analizó las concentraciones de calcio, sodio, bicarbonato y magnesio.

Finalmente, se solicitó información a las empresas Grupo Corsa (tratamiento del agua de grifo mediante osmosis inversa) y Brita (filtros para el agua del grifo) sobre trabajos que muestren qué cambios químicos en el agua de grifo comportan el uso de sus productos.

En cuanto al estudio estadístico, se realizó en primer lugar, un estudio descriptivo de las concentraciones de iones en cada tipo de agua y en segundo lugar, un estudio de correlación mediante el coeficiente de Pearson, para ver si había una asociación entre las distintas concentraciones de iones.

 

Resultados

Se recogió información sobre 85 marcas de agua embotellada, encontrándose en la mayoría de casos información sobre la concentración de calcio, bicarbonato, sodio, magnesio, sulfato y cloruros, mientras que en muchas de ellas faltaba información sobre el residuo seco, el sílice y el potasio (Tabla 1). Se presentan las aguas ordenadas en sentido descendente en cuanto a su concentración en mg/l de calcio (Tabla 2), bicarbonato (Tabla 3), sodio (Tabla 4) y magnesio (Tabla 5).


Cuando se analizó la correlación entre los principales elementos químicos de las aguas embotelladas (Tabla 6), se encontró una correlación estadísticamente significativa entre el contenido en calcio y magnesio (p=0,0001) y entre el contenido en bicarbonato y sodio (p=0,0001), esta última con un altísimo coeficiente de correlación de Pearson (0,958).

Para conocer las características del agua de grifo de las distintas capitales de nuestro país se recurrió a fuentes secundarias, encontrando dos trabajos. El primero de Martínez-Ferrer et al12 centrado en la osteoporosis y el segundo de Vitoria y Arias23 en la nutrición infantil (Tabla 7). Aunque existen pocas discrepancias entre los datos de ambos trabajos, el de Martínez-Ferrer es más actual y dispone de la información de casi todas las capitales españolas, mientras que el de Vitoria y Arias no tiene información de todas las capitales pero sí que aporta información sobre un gran número de municipios españoles, incluso algunos menores de 1.000 habitantes.

Finalmente, las empresas Grupo Corsa y Brita no ofrecieron información sobre sus productos a pesar de haberla solicitado.

 

Discusión

Las aguas comercializadas en España provienen principalmente de manantiales, de los que disponemos en gran número y variedad en nuestro país, por lo que estas aguas son usadas no sólo para el consumo sino también con fines termales. Debido a ello, se dispone de estudios geológicos como el de Martín-Gil et al24 que extrae unas conclusiones muy interesantes sobre las aguas de nuestro país:

- Las aguas menos mineralizadas son las de la Sierra de Guadarrama y las más mineralizadas las del Sistema Ibérico.

- Si se comparan aguas de localizaciones próximas, las situadas al Sur tienen más contenido de NaCl que las situadas al Norte, cuanto más al oeste más mineralizadas, y cuanto más profundas mayor contenido en bicarbonatos.

Otra característica en la que coincide el presente estudio con otros publicados parecidos es en la gran variabilidad que hay entre las distintas aguas españolas. Así, en cuanto a contenido en calcio, el 50% de las aguas contienen entre 25 y 85 mg/l (Fig. 1), con una media de 57.9 mg/l y un valor mínimo y máximo de 0.5 y 181 mg/l, respectivamente (Tabla 1). El contenido en bicarbonato con una media de 295,2 mg/l, un mínimo de 2,1 mg/l y un máximo de 2196 mg/l (Tabla 1), tiene menos variabilidad ya que el contenido de bicarbonato del 50 % de las aguas se mueve entre un estrecho rango entre 150 y 300 mg/l (Fig. 2). Sin embargo, existen 4 aguas con valores extremadamente altos: una superior a 1000 mg/l (Vilajuiga) y 3 superiores a 2000 mg/l (San Narciso, Malavella y Vichy Catalán) (Fig. 2 y Tabla 3). Como se comentará más adelante, este hecho tiene importancia para el tratamiento de las litiasis úricas. Todo lo comentado con el bicarbonato se puede aplicar al sodio, ya que con una media de 67,3 mg/l (Tabla 1) presenta poca variabilidad, pero existen 4 casos de aguas con valores extremadamente altos (Fig. 3 y Tabla 4) que coinciden con las 4 marcas de agua con un alto contenido en bicarbonato. Esto se debe a la fuerte correlación existente entre la concentración de bicarbonato y de sodio (Tabla 6). Como se comentará más adelante, este hecho comportará el principal problema del tratamiento de la litiasis úrica con aguas bicarbonatadas, sobre todo en pacientes hipertensos. La concentración de magnesio con una media de 18 mg/l (Tabla 1) sigue una distribución parecida a la del calcio (Fig. 4), con el que tiene una correlación estadísticamente significativa aunque no tan intensa como la existente entre bicarbonato y sodio (Tabla 6).





Otro hallazgo interesante de Martín-Gil et al24 fue la variabilidad de un mismo tipo de agua. Así, encontraron aguas que han ido variando su composición en los últimos años. Este hecho, lo hemos encontrado también en nuestro estudio, en algún caso entre etiquetas de la misma marca de agua. Debido a esto, es importante que la información del análisis químico de las aguas de nuestro trabajo, vaya siendo actualizada periódicamente por cada urólogo, entre las aguas de grifo o embotelladas de mayor uso en su región.

Aunque no hemos obtenido información directa sobre los sistemas Brita y Grupo Corsa, existe una publicación que entre otras cosas evaluó la eficacia del primero11. De este modo, analizó la acción del uso consecutivo de 3 filtros Brita nuevos sobre la composición de 7 botellas de agua de marca Perrier. Encontraron dos cosas: una disminución media del calcio de un 89.4% y una gran variabilidad de eficacia entre los filtros. Además en todos los casos eran filtros nuevos, por lo que no se pudo evaluar su acción tras un uso repetitivo. A falta de más información o más estudios sobre el efecto del filtro Brita, hemos de considerar que su uso va a producir una disminución impredecible de la concentración de calcio.

¿Qué tipo de agua debe tomar un paciente litiásico? Propuesta terapéutica

Hasta ahora se ha hablado de los diferentes tipos de aguas de grifo y embotellada existentes en nuestro país, de sus diferencias en cuanto a su composición química y de su variabilidad. Es ahora el momento de responder a la pregunta que nos hace todo paciente litiásico ¿qué tipo de agua he de tomar? En primer lugar, la primera recomendación a un paciente litiásico debe ser que aumente su ingesta líquida hasta conseguir unas diuresis de 2000 ml, por lo que la ingesta debería ser como mínimo de estos 2000 ml, variando en función del peso, la actividad y las características meteorológicas. Esta simple medida ya se ha comentado que es útil para disminuir la recurrencia litiásica4, y entre otras cosas, va a contribuir a también a disminuir la osmolaridad y la concentración de sodio en orina que se recomienda que sean inferiores a 1020 g/cm3 y 200 mmol/24 h, respectivamente.

Una vez aceptado que a mayor ingesta de agua, menor riesgo de recurrencia litiásica, el tema de qué agua es mejor tomar, no dependerá de si es del grifo o embotellada, sino de su composición química sobre todo en lo referente al calcio. Lo determinante en la formación de la litiasis es la ingesta total de calcio diaria provenga de donde provenga (agua, alimentos o lácteos). El aporte diario de calcio de un adulto ha de ser de 1000 mg; si con la ingesta de productos no lácteos se consigue un aporte de 200-300 mg, quedan 700-800 mg que deben ser aportados entre la toma de productos lácteos y la ingesta de agua (Tabla 8). Es por ello, que al igual que otros autores25 en nuestro grupo realizamos recomendaciones individualizadas según los hábitos de toma de lácteos que realiza cada paciente. La regla general sería recomendar aguas bajas en calcio a los pacientes que toman abundantes lácteos (sobre todo quesos), y por el contrario, tomar aguas ricas en calcio en aquellos casos en que se tomen pocos lácteos. Hay que tener en cuenta que con la toma diaria de 100 g de algunos tipos de queso (Roquefort, Mozzarella, Gorgonzola, azules) se consigue la dosis diaria recomendada de calcio, o incluso se supera (Edam, Gouda, Parmesano, Emmental, Gruyère).


Por otro lado, con una ingesta de 2500 ml de agua de alto contenido en calcio (San Pellegrino, Insalus, Na Taconera, Serria Balneá, Agua de Sierra, Font Teca o las del grifo de Albacete, Barcelona Llobregat, Tarragona, Teruel, Valencia, Valladolid o Zaragoza) se consigue un aporte de unos 250-450 mg diarios de calcio, lo que sumado a los 200- 300 mg de calcio aportados por los productos no lácteos, significa que sólo habría que aportar mediante el consumo de productos lácteos unos 250-550 mg de calcio. Por ello, si se toma este tipo de aguas no estaría recomendado tomar queso que no fuera fresco o tipo Brie. Por el contrario, aquellas personas que tomen quesos con alto contenido en calcio, deberían tomar aguas de bajo contenido en calcio. Si beben agua del grifo y viven en ciudades como Ávila, Badajoz, Bilbao, Burgos, A Coruña, Ciudad Real, Córdoba, Granada, Huelva, León, Logroño, Madrid, Málaga, Murcia, Pamplona, Segovia, Sevilla o Santa Cruz de Tenerife, no sería ningún problema porque con una ingesta de 2 litros diarios estarán aportando menos de 100 mg de calcio. Y si estas personas consumidoras de queso con alto contenido en calcio viven en otras ciudades o no quieren tomar agua del grifo, tal como recoge la Tabla 3, hay 36 marcas con concentraciones inferiores a 50 mg / l, e incluso 16 con valores inferiores a 20 mg/l.

En cuanto a la litiasis úrica, de todos es sabido que su tratamiento se ve favorecido con la alcalinización de la orina. Ésta se puede conseguir mediante la toma de aguas bicarbonatadas, pero debido a la gran correlación que hay entre la concentración de bicarbonato y sodio (Tabla 6), y dado que la ingesta de sodio aumenta la excreción renal de calcio, a la larga puede suponer un problema para el paciente. Así, tomando 2 l diarios de las aguas más bicarbonatadas (San Narciso, Malavella, y Vichy Catalán) (Tabla 3) se estarían ingiriendo los 2 g de sodio máximos diarios, por lo que se debería realizar una dieta asódica total, cosa extremadamente difícil de llevar a cabo. Una opción podría ser tomar cualquiera de estas 3 marcas de agua durante períodos cortos de tiempo y siempre que el paciente no sea hipertenso. De lo contrario, se podría tomar aguas con un contenido moderado de bicarbonato pero muy bajo de sodio (Firgas, Sierra de Cazorla, Agua del Rosal, Agua del Valle del Cardo, Font del Cami, Aquadeus, Bonpreu o Sant Aniol) (Tabla 3). Por otro lado, aquellos pacientes afectos de litiasis oxalocálcica con orinas ácidas también podrían beneficiarse de la ingesta de aguas con un contenido moderado en bicarbonato y calcio y bajo en sodio.

Finalmente, existen otros trabajos previos publicados con objetivos similares como los de Vallejo et al26 y Alapont et al27 circunscritos a todo el territorio nacional y a la provincia de Albacete, respectivamente. Aunque el presente trabajo analiza un número superior de marcas de agua y relaciona su consumo dentro del contexto general del consumo del calcio en la dieta, existe entre todos un denominador común: el llamar la atención al urólogo que trata paciente litiásicos, sobre la necesidad de conocer las características del agua del grifo de su localidad y de las marcas comerciales que beben sus pacientes, para poder realizar unas recomendaciones individualizadas en función del perfil y de las preferencias dietéticas del paciente.

 

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Dirección para correspondencia:
Dr. Félix Millán
Servicio de Urología.
Fundació Puigvert
Cartagena 340-350-08025-Barcelona.
Tel.: 934 169 700
E-mail autor: fmillan@fundacio-puigvert.es /fmillan@ono.com

Trabajo recibido: marzo 2009
Trabajo aceptado: abril 2009

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