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Actas Urológicas Españolas

versión impresa ISSN 0210-4806

Actas Urol Esp vol.34 no.10  nov./dic. 2010

 

CARTAS CIENTÍFICO-CLÍNICAS

 

Metástasis en la vagina como primer síntoma de un carcinoma de células renales

Vaginal metastasis as the first sign of renal cell carcinoma

 

 

Dirección para correspondencia

 

 

Sr. Director:

El carcinoma de células renales (CCR) tiene frecuentemente un curso clínico impredecible, y aunque son frecuentes las metástasis a distancia en el momento del diagnóstico, incluso como forma de presentación del tumor, son excepcionales en la vagina y hay menos de 100 casos descritos, según la literatura médica revisada1-10.

Presentamos un caso correspondiente a una mujer de 53 años, sin antecedentes de interés, que consultó por sangrado vaginal. En la exploración ginecológica se observó una tumoración polipoide, necrosada, de aspecto infiltrativo en la cara anterior y en el fondo del saco derecho de la vagina que se biopsió. Histológicamente, fue diagnosticado de carcinoma de células claras (CCC) muy sugestivo de origen renal (queratina, vimentina, EMA, CD10 y anticuerpo para CCR positivo) (figura 1), por lo que se recomendó valorar clínica y radiológicamente esta posibilidad. La tomografía computarizada abdominopelviana demostró un tumor renal de 12cm de diámetro máximo que ocupaba el tercio medio y superior del riñón derecho, invadía el seno renal (figura 2) y mostraba importante circulación colateral, sobre todo venosa (figura 2, flecha), que se dirigía a través de la vena ovárica derecha hacia la pelvis (figura 2, *). No se observó patología a ningún otro nivel y la gammagrafía ósea fue negativa. No se realizó nefrectomía por la rápida progresión de la metástasis vaginal y la paciente recibió radioterapia pelviana con finalidad hemostática. A los 10 meses del diagnóstico inicial y después de recibir tratamiento con radioterapia, la paciente presentó progresión de la enfermedad con aumento de tamaño de la lesión vaginal y aparición de metástasis pulmonares.


Figura 1. Carcinoma de células claras. A) Hematoxilina-eosina. B) CD10.

 


Figura 2. Tomografía computarizada de abdomen y pelvis que
muestra una masa del riñón derecho con importante circulación colateral.

 

El CCR presenta metástasis en el 20% de los casos en el momento del diagnóstico. Las metástasis más habituales de este tumor son en los pulmones, los huesos, el hígado, la glándula suprarrenal y el sistema nervioso central, siendo excepcionales las metástasis en la vagina.

Los adenocarcinomas de vagina son infrecuentes y casi siempre metastásicos. En mujeres jóvenes, los CCC primarios de vagina suelen estar asociados a la exposición intraútero de dietilestilbestrol. En mujeres mayores son casi siempre metastásicos y, a veces, como es nuestro caso, es la forma de presentación. Los adenocarcinomas metástasicos en la vagina suelen ser de origen ginecológico y de colon (el 65% de los casos) y solo excepcionalmente son de origen renal. El diagnóstico de metástasis de CCR a la vagina no se suele sospechar clínicamente, en algunas ocasiones por el largo intervalo de tiempo desde la nefrectomía hasta la aparición de la lesión8 y más frecuentemente por ser la forma de presentación de la neoplasia4. Histológicamente, hay que descartar el origen renal en todos los CCC, sea cual sea su localización, ya que los tumores renales se caracterizan por tener una evolución impredecible y por metastatizar en localizaciones poco usuales. Para descartar el origen primario de la neoplasia, hay que recurrir a las técnicas de inmunohistoquímica. La positividad para el CD10 y EMA nos confirma el origen renal y descarta el origen ginecológico e intestinal. Sin embargo, la sensibilidad y la especificidad de estos marcadores son bajas y se pueden expresar también en otros tumores9. Actualmente, se está empleando un antígeno del CCR que, aunque no es absolutamente específico, presenta una alta sensibilidad para detectar CCR, especialmente cuando se emplea junto a los otros marcadores comentados anteriormente9. Nuestro caso fue positivo para el CD10 y EMA, confirmando el origen renal de la lesión, aunque no tenía ninguna sintomatología ni sospecha clínica. El antígeno de CCR fue negativo en nuestro caso.

Las metástasis en la vagina son más frecuentes en los tumores localizados en el riñón izquierdo y el modo de diseminación parece ser a través de la extensión venosa retrógrada10. En nuestro caso, el tumor se localizó en el riñón derecho y se observó una importante circulación colateral venosa alrededor de la neoplasia, que se dirigía a través de la vena ovárica derecha hacia la pelvis, observándose el desarrollo de una importante circulación parauterina, pero no se observó afectación de la vena, la arteria renal ni de la vena cava subinferior. Estos datos sugieren que pueden existir vías vasculares alternativas para la diseminación de la neoplasia.

 

P. San Miguela, C. Trinidadb, S. Atánc y I. Antóna
a
Servicio de Anatomía Patológica, Hospital Povisa, Vigo, Pontevedra, España
bServicio de Rayos, Hospital Povisa, Vigo, Pontevedra, España
cServicio de Ginecología, Hospital Povisa, Vigo, Pontevedra, España

 

Bibliografía

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Dirección para correspondencia:
psanmiguel@povisa.es
(P. San Miguel)

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