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Medicina Intensiva

versión impresa ISSN 0210-5691

Med. Intensiva vol.35 no.8  nov. 2011

 

OBITUARIO

 

 

Jesús Villar

Unidad de Investigación, Hospital Universitario Dr. Negrín, Las Palmas de Gran Canaria, España
CIBER de Enfermedades Respiratorias, Instituto de Salud Carlos III, Madrid, España
Correo electrónico: jesus.villar54@gmail.com

 

 

El Dr. Max Harry Weil, fundador y primer presidente de la Sociedad Americana de Medicina Crítica (Society of Critical Care Medicine) y fundador y primer editor de la revista Critical Care Medicine, muere a los 84 años de edad.

 

 

Max Harry Weil, uno de los médicos que fundaron la especialidad de Medicina Intensiva y que elucidaron las estrategias para tratar a los pacientes hospitalizados más enfermos, murió el pasado 29 de julio en su casa en California como consecuencia de un cáncer de próstata. Tenía 84 años de edad.

El Dr. Weil pasó la mayor parte de su vida profesional en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, donde fue profesor desde 1958 a 1981. Más tarde trasladó su organización de investigación, el Instituto de Medicina Crítica, a Palm Springs y más recientemente, el Instituto Weil de Medicina Crítica, al Rancho Mirage en California. Sus trabajos en el hospital y en el laboratorio, con un número considerable de aportaciones, condujeron a mejorar el manejo, el tratamiento y la supervivencia de pacientes con sepsis, insuficiencia cardiaca congestiva, trauma y shock. También contribuyó de forma significativa a comprender, refinar y popularizar la resucitación cardiopulmonar.

El Dr. Weil fue el primero en utilizar el término «cuidados críticos» para describir el conjunto de experiencia y equipamiento necesarios para poder salvar la vida de pacientes muy graves. Entre las contribuciones que el Dr. Weil creó e introdujo y que forman parte de los estándares de la medicina moderna, se incluyen: 1) el concepto de Unidad de Cuidados Intensivos; 2) el denominado «carro de parada» que contenía el equipo básico necesario para realizar a la cabecera del paciente las maniobras de resucitación cardiopulmonar; 3) el laboratorio de urgencias para dar resultados analíticos de gases en sangre, iones y hemoglobina en pocos minutos; 4) la medida del ácido láctico en sangre como un indicador de la perfusión de los órganos vitales; 5) la monitorización computarizada de los pacientes críticamente enfermos; y 6) los algoritmos computarizados de decisión para el manejo de enfermos graves.

Sin duda alguna, su contribución más importante fue la necesidad de construir en los hospitales una sala o Unidad en la que solo ingresaran pacientes críticamente enfermos bajo el cuidado de profesionales sanitarios con la formación y experiencia suficiente para tratarlos, un equipo que además de médicos debía incluir a enfermeras entrenadas específicamente, fisioterapeutas respiratorios y nutricionistas. A finales de los cincuenta y principios de los sesenta del siglo xx, el Dr. Weil formaba parte de un pequeño grupo de médicos que se dieron cuenta de que los pacientes con shock causado por sepsis, hemorragia o por una cardiopatía grave tenían una mortalidad muy elevada, sobre todo por la noche. Sus investigaciones sobre el shock en pacientes y en animales de laboratorio ayudaron a identificar nuevas y mejores formas de manejo y tratamiento. En 1958 abrió una Unidad de Shock con 4 camas, convirtiéndose en precursora de la Unidad de Cuidados Intensivos. Otros pioneros que contribuyeron con aportaciones similares fueron William Shoemaker (cirujano de la Universidad de California en Los Ángeles) y Peter Safar (anestesista de la Universidad de Pittsburg). Curiosamente, ninguno de los tres médicos procedía de la misma especialidad, una prueba más de que el problema del shock se presentaba en varios tipos de pacientes. En 1968, Weil y Shubin crearon la primera Unidad para pacientes críticamente enfermos en el Hollywood Presbyterian Hospital de Los Ángeles.

Max Harry Weil nació el 9 de febrero de 1927 en Baden, Suiza. Sus padres eran judíos alemanes; su padre, un hombre de negocios, se encontraba trabajando temporalmente en Suiza antes de que se mudaran a la ciudad alemana de Stuttgart. A finales de 1936, la familia emigró a EE. UU., estableciéndose en Nueva York. Estudió en el Bronx y se graduó en la Universidad de Michigan en 1948, interrumpiendo sus estudios para trabajar como trabajador social con el equipo médico de las Fuerzas Armadas de EE.UU. entre 1946 y 1947. Obtuvo su título de médico por la Universidad de Nueva York en 1952 y se especializó en medicina interna en Cincinati y en Minneapolis. En 1957 se doctoró en fisiología en la Clínica Mayo en Rochester.

Conocía personalmente a Max Harry Weil. En febrero de 1977, mientras rotaba por la Unidad de Medicina Intensiva del Hospital del Pino en Las Palmas de Gran Canaria en mi último año de carrera, tuve acceso a uno de los libros preferidos del jefe de la Unidad, el Dr. José Luís Manzano Alonso. El libro se llamaba Diagnóstico y Tratamiento del Shock y sus autores eran Max Harry Weil y Herbert Shubin. La lectura de aquel libro cambió el rumbo de mi vida como médico. Hasta ese momento estaba interesado en formarme como neurocirujano; después de leer el libro quise ser médico intensivista. Tres años más tarde, Max Harry Weil fue invitado por José Luís Manzano a participar como ponente en un curso internacional junto a otros pioneros y líderes de la medicina intensiva norteamericana (A. Aberman, J. Downes, J.E. Fisher, M.B. Goldstein, M. Rie, W. Shoemaker, R. Wilson), europea (M. Dowall, I. Ledingham, J. Qvist, G. Teasdale) y española (J. Castelló, M. Gobernado, A. Noriega, J.L. Rodicio). Además de impartir charlas en dicho curso, el Dr. Weil participaba cada mañana en las sesiones clínicas de nuestra Unidad, sugería cambios en el manejo y tratamiento y visitaba a los pacientes en compañía de los médicos residentes y enfermeras. Estábamos ante un verdadero titán de la medicina. Por las tardes le acompañaba a conocer la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Recuerdo que le hacía gracia que celebráramos nuestro cumpleaños casi el mismo día (nací un 7 de febrero) y que el nombre de una de sus dos hijas (hoy, Dra. Susan Weil) fuera considerado en España el femenino de mi nombre. A partir de 1980, nos vimos con bastante frecuencia en los Congresos Anuales de la Sociedad Americana de Medicina Intensiva. En 1988, mientras me encontraba en Toronto realizando una estancia posdoctoral en la Unidad de Intensivos del Hospital Mount Sinai con uno de sus fellows preferidos, Arnold Aberman (hoy retirado), nos visitó y se mostró interesado por nuestros trabajos relacionados con el transporte de oxígeno. Recordaba nuestro encuentro en Las Palmas y desde entonces mantuvimos encuentros y contactos esporádicos en EE. UU., Canadá, Europa, o por correo electrónico. A pesar de sus años, seguía escribiendo y todavía, después de muerto, PubMed nos sorprenderá con algunas de sus publicaciones más recientes en las que estuvo trabajando hasta dos semanas antes de su muerte.

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