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Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría

versión On-line ISSN 2340-2733versión impresa ISSN 0211-5735

Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq. vol.43 no.143 Madrid ene./jun. 2023  Epub 31-Jul-2023

https://dx.doi.org/10.4321/s0211-57352023000100016 

Crítica de Libros

Tras la pista de Françoise Dolto

On the trail of Françoise Dolto

Francisco Balbuena-Rivera1 

1Departamento de Psicología Clínica y Experimental. Facultad de Educación, Psicología y Ciencias del Deporte. Universidad de Huelva. Huelva, España

Bates, Richard. 2022. Psychoanalysis and the Family in Twentieth-Century France: Françoise Dolto and her Legacy. Manchester: Manchester University Press, ISBN: 978-1526159625. 296 páginasp.

En este ensayo, dividido en seis capítulos, una introducción y un posfa cio, Richard Bates, profesor en la Universidad de Nottingham (Reino Unido), analiza la trayectoria vital-profesional de Françoise Dolto (1908-1988), destacada analista infantil, a quien aludiremos por Dolto (su apellido de casada) y, en otras ocasiones, cuando sea necesario, por su nombre. Entrando ya en su contenido, se recalca en la introducción la gran influencia que Dolto tuvo en los años 70, etiquetada de Doltomanía, merced a la que llegó a ser la personificación de nuevos ideales y técnicas parentales, donde no cabía el castigo corporal. Apostaba, así, por pasar de una visión asentada en la autoridad paterna a otra en la que primaba la autonomía moral, el respeto y la empatía. Y es que, aunque mujer de fuertes convicciones católicas, promovió la educación sexual, rechazando, eso sí, que se modificara la ley del matrimonio de 1965 o la legalización del aborto en 1975.

Como vía para difundir tales ideas, Dolto se inclinó por la radio, un medio formativo e informativo merced al cual era factible una transferencia inalámbrica, esto es, una vía de expresión emocional entre oyente y presentador/a. Paralelamente, también ejerce como analista infantil, lo que implica un reajuste del encuadre analítico, como era el uso del juego y/o dibujos infantiles en las sesiones clínicas. La vocación clínica de Dolto, a juicio de sus escritos autobiográficos, es clara ya desde la infancia, cuando les confesó a sus padres su deseo de ser una doctora de la educación. Para ello, ya de adulta, comienza su análisis personal para convertirse en analista en 1934, esto es, ocho años después de la creación en Francia de la Sociedad Psicoanalítica de París, siendo psicoanalizada por René Laforgue (1894-1962), quien a su vez había sido analizado por Eugénie Sokolnicka (1884-1934), analista de origen polaco formada por el mismísimo Freud (Cap. 1. Neurosis familiar: psicoanálisis en la Francia de entreguerras).

Sin perder de vista a Dolto, cabe señalar que la recepción del saber freudiano en suelo francés, como arguye Bates, comparada con la que tuvo en el mundo anglosajón, se retrasó, habiéndose formulado explicaciones como que la psiquiatría infantil conformaba una subdisciplina interesada solo en las anormalidades biológicas y constitucionales como signos clínicos de conductas infantiles anormales. En tal línea, una figura destacada es la de Georges Heuyer (1884-1977), director de la clínica neuropsiquiátrica infantil en La Salpêtrière desde 1925, convencido lamarckista, quien, a pesar de ello, avaló con su patronazgo a analistas infantiles como Sophie Morgenstern (1875-1940), Pierre Mâle (1900-1976), Jean Dublineau (1900-1975) o Jenny Aubry (1903-1987). En contraposición, otros como Jean Piaget (1896-1980) o Henri Wallon (1897-1962) recurren más a factores ambientales para explicar la conducta infantil en su cara normal y patológica. De Morgenstern, Dolto tomará ideas para su aplicación a la terapia infantil, añadiendo de su propia cosecha el modelado de plastilina y materiales de dibujo.

Como Morgenstern, Dolto también sabía de Heuyer, pues había realizado durante 1936-37 una estancia médica externa en el hospital Vaugirard como parte de su período formativo como pediatra. De ello, Dolto confesaba horrorizada cómo Heuyer, en lugar de empatizar con los niños, los acusaba y culpabilizaba, para así intimidarlos, a la vez que etiquetaba a sus madres como débiles mentales. La actitud de Heuyer hacia el psicoanálisis es, así, ambivalente, pues, aun admitiendo su praxis, su modelo etiológico de los trastornos mentales es genético, basado en la herencia de los caracteres adquiridos, y no psicogénico, fruto de conflictos intrapsíquicos. Teniendo en cuenta esto, Dolto aboga por una solidaridad genética, esto es, una herencia psíquica transmitida transgeneracionalmente vía inconsciente1. Parafraseando a Bates (p. 30), más que un contumaz rechazo de la orientación de Heuyer, lo que hace Dolto es adaptar tal orientación al nivel metafísico del inconsciente. Por su parte, de Laforgue, Dolto toma el concepto de neurosis familiar, afirmando que las neurosis infantiles se asemejan a las que aquejan a otros miembros del clan familiar. Sirva también decir que la idea de familia de la que se habla aquí es la convencional, esto es, la conformada por un padre, una madre y sus vástagos. En este sentido, aun bajo el dominio de una sociedad patriarcal, la madre juega un papel relevante en el ámbito doméstico, aunque circunscrito a labores de cuidado familiar. Salirse de ese rol asignado suponía que las mujeres renunciaran a sus proyectos profesionales, pues sus aspiraciones no debían ir más allá de ser madres y esposas serviciales.

En torno a esto, resulta interesante reflexionar qué sucedió con Dolto, dado el ambiente familiar en que fue educada, lo que se aborda en el siguiente capítulo del libro (Cap. 2. Hijas obedientes: ¿Françoise se libera?). Y es que Françoise Dolto, hija de Henry Marette y Suzanne Demmler, al fallecer tempranamente su hermana Jacqueline, pasó a ser la única chica de los siete hijos que tuvo el matrimonio. Se convertía así en la única mujer de la casa capaz de corporeizar el cambio de rol, esto es, desarrollar una vida profesional fuera de los confines domésticos. Tal cosa debió de resultarle difícil, pues todas las actividades académicas las realizaba dentro del hogar, a donde acudían tutores. Muchas de esas tareas tenían que ver con el centro privado católico Sainte Clotilde, al que desde 1914 a 1924 Dolto asistía en calidad de alumna gratuita (lo que no significaba que no pagara, sino que solo se le exigía acudir allí unas pocas horas semanales). El control parental también se extendía a su correspondencia personal, que podría ser abierta y examinada. Igualmente, en el transporte público, no se le permitió viajar sola hasta los 21 años, siendo a los 25 cuando se le autorizó a almorzar fuera de casa no acompañada de su madre y/o abuela. La relajación de tales medidas se produjo cuando Dolto entró en el Liceo Molière, un centro público próximo a su casa, sin que encontrara limitación alguna en sus lecturas, a excepción de Zola, que no era apreciado por sus padres. Ser una familia conservadora no impidió tampoco que leyera en 1924 la traducción del ensayo freudiano Psicopatología de la vida cotidiana2 o la traducción de las conferencias freudianas impartidas en la universidad estadounidense de Clark en 1909. Asimismo, el padre de Dolto le alentó el interés por las ciencias, mientras su madre lo hizo por la música, decantándose años después por estudiar medicina, que comenzaría en noviembre de 1931.

Aun así, cuando se psicoanalizaba, se planteó dejar tales estudios, pues dudaba de si habían sido libremente elegidos por ella o más bien para satisfacer los deseos de su madre, Suzanne, enfermera voluntaria durante la I Guerra Mundial, actividad que cesó al casarse y quedar embarazada. Sea como fuere, antes de iniciar sus estudios médicos, Dolto hubo de esperar a que los iniciara su hermano Philippe, cinco años mayor que ella, quien, después de fracasar en sus estudios de economía, dirigió sus pasos hacia la medicina. Con todo, Philippe, en noviembre de 1932, entraría en terapia con René Laforgue, como después haría Françoise Dolto, que, además de paciente, realizó también con él su análisis didáctico, culminando ello alrededor del estío de 1938.

La razón de Dolto para someterse a terapia se debió a la profunda depresión en que quedó sumida al sentirse abandonada y despreciada cuando rechazó casarse con Édouard Delebecque, ya que, de haberlo hecho, se habría visto obligada a abandonar sus estudios de medicina para consagrarse a las tareas domésticas. Paralelamente, Dolto inicia su tesis doctoral, que verá la luz décadas después en forma de libro3 y elige pediatría como especialidad médica, lo que la coloca en una posición más acorde a lo esperable entonces para una mujer: el cuidado de los más pequeños. A este respecto, Bates se plantea (como evidencia en el título del capítulo 2) si al hacer esto realmente Dolto rompía con las ataduras sociales y lo que de ella era esperable como hija y mujer.

Con todo, en septiembre de 1939, Dolto inicia ya su praxis clínica como doctora, comenzando también la II Guerra Mundial, que, en el caso de Francia, implica estar gobernada bajo el régimen de Vichy y la tutela nazi, que durará de 1940 a 1944, cuando tiene lugar la Liberación del pueblo francés (Cap. 3. Humanismo, holismo y culpa: Dolto, psicoanálisis y catolicismo desde la Ocupación a la Liberación). En el intervalo de esos cuatro años, concretamente en febrero de 1942, Françoise se casará con Boris Dolto (1899-1981), siendo también un tiempo donde los valores humanos, especialmente los espirituales, toman relevancia, adoptándose una visión holista, que concibe al ser humano como una totalidad y no un mero agregado de ingredientes corporales y mentales. Poner en valor lo espiritual implicaba a juicio de algunos conectar el psicoanálisis con la religión, más concretamente con la católica, como vía de ayuda al hombre en su camino de expiación, renovación y erradicación de la culpa, dado el holocausto judío y los nuevos retos a emprender tras el fin de la II Guerra Mundial. En el ínterin previo al final de la guerra, bajo el gobierno del mariscal Philippe Pétain, Dolto trabajó a tiempo parcial asistiendo a niños en el hospital Trousseau, sin por ello aceptar sin crítica alguna las políticas sociales desarrolladas bajo mandato de Pétain, colaboracionista de los nazis hasta que Francia fue liberada. Además de esta labor, desde septiembre de 1942 a noviembre de 1943, en que renuncia, posiblemente a instancias de Laforgue, Dolto trabajó en el centro de la madre y el infante.

Alrededor de dos años antes, en diciembre de 1941, bajo las iniciales de F. M (su nombre y apellido de soltera), pues estaba prohibido que los doctores escribieran con su nombre real, Dolto escribió un artículo para la revista Vrai, una publicación dirigida a mujeres de clase media, con tiempo libre, donde, sin usar un lenguaje psicoanalítico, aconsejaba cómo educar y criar a los hijos, enfatizando más acerca de cómo actuar que qué decir a los niños. La insolvencia de la revista y su cese posterior (en abril de 1942) impidió a Dolto seguir escribiendo más artículos que hubieran sido de interés para fortalecer los vínculos afectivos entre madre e hijos. En línea similar, de enero de 1946 a marzo de 1947, Françoise ofrecía consejos educativos prácticos en la columna que escribía regularmente para la revista de orientación comunista Femmes françaises. Esto parece apuntar, desde mi punto de vista, a que, independientemente de la ideología existente tras esta publicación, Dolto perseguía ayudar a las madres en la difícil tarea de criar a sus hijos/as (Cap. 4. Políticas de familia: popularizando el psicoanálisis, 1945-68).

Sin duda, la religión influyó en la actividad clínica de Dolto, que compartía ideas con el padre Bruno, quien aboga por una potencial integración entre religión y psicoterapia, hasta el punto de viajar con él en 1957 a Zúrich para encontrarse con C. G. Jung (1875-1961). De igual modo, Dolto escribe artículos en la revista Psyché, donde colaboran también André Berge (1902-1995), Georges Mauco (1899-1988), Angelo Hesnard (1886-1969), Adrien Borel (1886-1966) o Georges Parcheminey (1888-1953). Fundada por Laforgue, e incluyendo en su comité editorial a Pierre Janet (1859-1947) o Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), la citada revista buscaba combinar el saber psicoanalítico, el catolicismo y el holismo médico. Sus objetivos eran, de este modo, servir de plataforma para la sección católica del psicoanálisis francés, a la vez que alentar a los fieles católicos a abrirse a otras ramas del conocimiento. Bajo este prisma, Dolto concebía que la función principal de la religión era consolar e inspirar, pero nunca generar sentimientos de culpa. Esto explicaría su negativa a escribir artículos para Offertoire, una revista para viudas de guerra, pues, según ella, enviudar no significaba que las mujeres quedaran de por vida consagradas al recuerdo de sus esposos fallecidos sin más tarea que esa, sino que, superado el duelo, reanudaran su vida de la forma más plena posible.

En otro plano, en la Sociedad Psicoanalítica de París (SPP), existen dos posiciones enfrentadas, una, encabezada por Sacha Nacht (1901-1977), que aboga por que el psicoanálisis sea solo ejercido por médicos, y la otra, donde se sitúan Françoise Dolto (1908-1988), Jacques Lacan (1901-1981) y Daniel Lagache (1903-1972), que defienden que sea practicado tanto por médicos como legos. Sin llegarse a un acuerdo, los disidentes optan por abandonar la SPP en 1953, creando ellos su propia asociación, la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (SFP). Siete años después, en 1960, cuando la SFP solicita integrarse en la Asociación Psicoanalítica Internacional (API), se le exige que, para su admisión, sean expulsados Lacan, Dolto y Hesnard. En el caso de Lacan, dadas sus innovaciones teórico-técnicas, que no compartían los analistas freudianos, era previsible que se pidiera su expulsión, al igual que para Hesnard, cuyo ideario político de derechas no gustaba. Muy diferente era lo que sucedía con Dolto, cuya solicitud de expulsión sorprendió, una solicitud atribuida hasta hace poco tiempo al psicoanalista infantil británico Donald Winnicott (1896-1971), pero que, según documentos recientes hallados en la SPP, podría haber sido realmente orquestada por Nacht, quien envió un dossier a la API en el que se refería en términos muy negativos a Dolto.

En paralelo, la década de los 60 trae aires nuevos para todos los saberes instituidos, lo que, en relación a la praxis clínica, supone cuestionar seriamente el papel de la familia, a la que se responsabiliza del destino psíquico de sus integrantes, siendo el ejemplo más claro el del autismo (Cap. 5. Autismo, antipsiquiatría y la familia patogénica: Dolto y la aproximación psicoanalítica al autismo en Francia). Bajo este prisma, Dolto y Maud Mannoni (1923-1998), por citar dos analistas, trabajan psicoanalíticamente con niños, atribuyendo su cuadro clínico al rol que desempeñan dentro de la relación triangular madre-niño/a-padre, y no a causas subyacentes de orden biológico. En esta línea, la psiquiatría tradicional aboga por un nuevo modelo para asistir al sufriente psíquico, especialmente al afecto de un trastorno mental grave que, recluido de la sociedad, reside en un centro manicomial, generándose un interesante debate en torno a la llamada antipsiquiatría y otras formas de encarar cómo tratar al enfermo mental. Tales visiones, hoy en día, han sido sustituidas; en el caso de los trastornos del espectro autista, por una que atribuye su etiología a déficits tempranos del neurodesarrollo y no a causas ambientales, rechazando así el uso del psicoanálisis para su abordaje-tratamiento. En cuanto a la antipsiquiatría, decir que sus propuestas de cambio terapéutico han sido modificadas hoy por una etiopatogenia asentada en identificar anormalidades cerebrales y/o genéticas, y no en conocer las condiciones socioambientales en que viven los enfermos mentales, de ahí la preeminencia por prescribir psicofármacos y no la de realizar terapia psicológica alguna.

En paralelo, fallido el movimiento francés de Mayo del 68, Dolto se afana por difundir sus ideas en la radio, donde, para preservar su anonimato, se hace llamar Doctora X, aunque era sobradamente conocido quién había detrás de dicha etiqueta. Adquiere así una gran popularidad, hasta el punto de cesar en su praxis analítica, convencida de que su neutralidad terapéutica está seriamente comprometida por tal éxito radiofónico (Cap. 6. Estrella de la radio: psicoanálisis en la esfera pública, 1968-88). Sus respuestas radiofónicas están dirigidas a las madres y sus hijas, de modo que, cuando las madres hablan de sus hijos, Dolto les aconseja que sea el padre quien hable abiertamente con ellos y les ayude con sus problemas. Cuando Dolto es preguntada acerca de la homosexualidad, juzga su etiología psicógena, al entender que tal orientación sexual surge cuando al niño no se le permite mostrar su lado femenino y a la niña su lado masculino. Las misivas que no habían podido ser atendidas en la radio eran contestadas por escrito por Dolto, aunque se ha dicho que unas y otras eran seleccionadas por Catherine, la hija de Françoise, siguiendo el criterio de esta. Se ha afirmado así que Dolto solo respondía las misivas afines a sus ideas y creencias, y nunca las alejadas de sus convicciones religiosas y/o políticas. Casi a punto de terminar de leer este libro, nos inclinamos a pensar que Dolto no rehuía contestar pregunta alguna, aunque se sintiera más a gusto respondiendo a unas cuestiones que a otras.

Con todo, una vez que cesa en su actividad difusora-educativa en la radio, Dolto, junto con otros colegas analistas, se implica plenamente en el proyecto Maison Verte, un centro con carácter preventivo, sufragado por fondos estatales, al que se irán sumando otros centros de características similares dentro y fuera de Francia, donde los padres e hijos pueden acudir en busca de ayuda psicológica. De la importancia que tal proyecto va teniendo, se hace eco el Ministerio de Salud francés, que, en 1982, crea un grupo de trabajo al que se incorpora Dolto, focalizado en luchar contra la desigualdad a través de la prevención y educación familiar. Seis años después, en 1988, morirá Dolto, cuya obra debe ser analizada por detractores y defensores bajo el Zeitgeist en que surgió y se desarrolló, y nunca desde parámetros actuales, pues si no cometerían el craso error histórico del presentismo, sesgando su obra al evaluarla solo desde los logros actuales y no desde el contexto socio-histórico en que fue forjada (Posfacio: Dolto en el siglo xxi).

Bibliografía

1. Dolto F. (1985). La causa de los niños. Barcelona: Paidós, 2004. [ Links ]

2. Freud S. (1901). Psicopatología de la vida cotidiana. Obras Completas, VI. Bunos Aires: Amorrortu, 1980. [ Links ]

3. Dolto F. (1971). Psicoanálisis y pediatría. México: Siglo xxi, 1974. [ Links ]

Correspondencia: Francisco Balbuena Rivera (balbuena@uhu.es)

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