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Dynamis

versão On-line ISSN 2340-7948versão impressa ISSN 0211-9536

Dynamis vol.37 no.2 Granada  2017

 

 

 

José M. Melià Bernabéu "Pigmalión" y la divulgación de la astronomía en la Valencia de la primera mitad del siglo XX

José M. Melià Bernabéu "Pygmalion" and the teaching of astronomy in Valencia in the first half of the 20th century

 

 

Pedro Ruiz-Castell

orcid.org/0000-0002-0551-2342. Institut d'Història de la Medicina i de la Ciència López Piñero - Universitat de València. pedro.ruiz-castell@uv.es

Este trabajo ha contado con el apoyo del proyecto de investigación Ciencia amateur durante el franquismo: los aficionados a la astronomía (UV-INV-PRECOMP14-205060) financiado por la Universitat de València y de los proyectos La física en la construcción de Europa (HAR2014-57776-P) y Ciencia, cultura y nación en España, del desastre de 1898 al fin de la dictadura franquista (HAR2016-75559-P), financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad.

 

 


RESUMEN

José M. Melià Bernabéu, alias "Pigmalión", fue un autor valenciano conocido por sus trabajos de divulgación científica, en particular en el ámbito de la astronomía. Convencido de la importancia de la educación y de la labor social que el estudio y la observación de los cielos podía desempeñar, Pigmalión dedicó sus esfuerzos a cultivar una importante actividad de difusión del conocimiento científico a través de artículos de prensa, libros, charlas y conferencias radiofónicas. Este artículo analiza todas estas iniciativas con el objeto de reivindicar la complejidad de los procesos de comunicación científica y mostrar las principales características de unas prácticas en las que convergían estrategias aparentemente contradictorias y que con tanto éxito se cultivaron en la España de la primera mitad del siglo XX.

Palabras Clave: historia de la astronomía, imagen pública de la ciencia, divulgación científica, siglo XX, España.


ABSTRACT

José M. Melià Bernabéu, also known as «Pygmalion», was a Valencian author famed for his work on the popularization of science, particularly astronomy. Pigmalión was convinced of the importance of education and of the social task that the study and observation of the heavens could fulfil. He therefore devoted himself to intense activity designed to popularize scientific knowledge, including the publication of press articles and books and the delivery of lectures and radio addresses. This paper analyses these initiatives in order to reveal the complex process of science communication and the main characteristics of a set of practices in which apparently contradictory strategies converged and that were carried out so successfully in Spain during the first half of the 20th century.

Keywords: history of astronomy, science in the public sphere, popularization of science, twentieth century, Spain.


 

1. Introducción

El desarrollo de la actividad científica depende del modo en que la ciencia es percibida por el público. No en vano, la ciencia se elabora a partir de un diálogo constante entre la comunidad científica, los poderes políticos y la opinión pública1. El público, tal y como algunos autores han apuntado, resulta necesario para el ejercicio de la ciencia profesional, ya sea como espectador, eco, caja de resonancia o sostén2. De hecho, muchos de los trabajos de difusión y popularización de la ciencia a lo largo del siglo XIX estuvieron íntimamente ligados a los sucesivos intentos por recabar apoyo moral y económico3. Esto facilitó el desarrollo en Europa de un modelo unidireccional de transmisión y difusión del conocimiento en el que el saber científico se adaptaba a la capacidad de comprensión y a las limitaciones de unas audiencias percibidas como eminentemente pasivas4.

La comunicación científica, sin embargo, es un proceso complejo que emplea diversos mecanismos y del que participan diferentes actores que deben entenderse en su contexto histórico5. Hay autores que abogan incluso por analizar la divulgación científica como parte de un proceso dinámico único de creación y circulación del conocimiento científico, en el que los públicos jugarían un papel activo destacado6. Con todo, la popularización de la ciencia es uno de los modos privilegiados en que circulan y se diseminan los conceptos científicos en el medio social7. Sin duda, la divulgación científica ha jugado un importante papel en la consolidación de la figura del científico como experto frente a una opinión pública que proporciona confianza, poder y legitimación8. De ahí la importancia que tiene su estudio para la historia de la ciencia. Siempre y cuando, claro está, se tomen las precauciones necesarias para evitar caer en la simplificación de interpretar los esfuerzos divulgativos exclusivamente como estrategias de justificación y normalización de determinadas prácticas científicas9.

 

2. La divulgación de la astronomía

Especialmente útil para profundizar en el modo en el que la opinión pública demanda y accede al saber científico es el estudio de las trayectorias de los responsables de estos procesos de circulación y comunicación del conocimiento. Un planteamiento que podría enmarcarse en el renovado interés por la biografía científica desde puntos de vista próximos a la historia social y cultural10. Así pues, el análisis de las diferentes iniciativas divulgativas desarrolladas por José María Melià Bernabeu (1885-1974), alias "Pigmalión"11. en la España de la primera mitad del siglo XX, permite ahondar en las relaciones entre ciencia y sociedad en un período en el que la divulgación se consolidó como un fenómeno de masas, al socaire de las ideas liberales difundidas durante la segunda mitad del siglo XIX, que aspiraban a extender la instrucción general a todas las clases y estamentos sociales.

Pigmalión fue un intelectual de formación autodidacta. Hijo de padres analfabetos que consideraban la lectura -en palabras del propio Pigmalión- un entretenimiento nocivo y peligroso, José María Melià empezó a trabajar a la edad de diez años. Sabemos que con quince era aprendiz de mecánico electricista de tranvías eléctricos, trabajando por las noches diez horas diarias en la reparación de averías y la limpieza de los motores y reguladores de los tranvías12. En paralelo, no obstante, llevaba otra vida: leía todo lo que caía en sus manos y ansiaba ser escritor. De hecho, a sus dieciocho años había escrito en unas doscientas hojas su historia de "hombre desgraciado, condenado a vivir en la rudeza de una vida espartana"13. Pero quizá más importante fue su entusiasmo por el estudio de los cielos, que se desataría siendo un adolescente al enfrentarse a un libro de astronomía publicado por Robert Stawell Ball (1840-1913), uno de los grandes divulgadores de esta disciplina en la Gran Bretaña Victoriana. Tal y como él mismo escribiría:

"A mis quince años leí un libro de Astronomía y se despertó mi alma para no dormirse hasta el fin de mi vida. En la contemplación del cielo admiro la grandeza del Creador sin empañarla la mano del hombre. Me enamoré de ese Infinito y de ese Eterno donde se olvidan las ofensas y agravios de los hombres porque en toda esa grandiosa obra del Cosmos el hombre no ha intervenido"14.

Si bien en un primer momento Pigmalión podría parecer -desde una perspectiva gramsciana- un intelectual surgido de las clases sociales más desfavorecidas llamado a subvertir la hegemonía cultural de las elites15. estas palabras dan buena muestra del éxito, cuanto menos parcial, del discurso hegemónico desarrollado en el ámbito de la popularización de la astronomía durante el siglo XIX por figuras de excepcional relieve científico, como pudiera ser el mismo Robert Ball.

Entre los divulgadores más influyentes en la España de finales del siglo XIX y principios del XX destacó la figura del francés Camille Flammarion (1852-1925), alguna de cuyas obras Pigmalión tradujo al castellano y a quien llegó a conocer en persona en 1923, tras una visita a su observatorio de Juvisy16. El programa universal de investigación y popularización de la astronomía de Flammarion, basado en la transmisión de valores positivistas y el ideal de cooperación entre profesionales y aficionados de todas las clases sociales, estuvo basado en la explicación de las maravillas del cosmos con el fin educar a la población y transmitir un mensaje de paz que permitía extrapolar la armonía natural a la armonía social17. Todo ello sin dejar de aceptar la existencia de otras civilizaciones e inteligencias en el universo, un recurso explotado en numerosas ocasiones para captar la atención del público, al igual que sucediera con sus escritos y reflexiones sobre la espiritualidad, el alma y la muerte.

Autores como el astrónomo catalán Josep Comas i Solà (1868-1937), desarrollaron en España iniciativas similares de divulgación de la astronomía18. orientadas a captar el interés de un público cada vez más amplio, sin importar su procedencia o clase social, tal y como por entonces acontecía también en el ámbito de la divulgación científica en países como Francia, Inglaterra o Italia19. En ese sentido, muchos de estos programas divulgativos se han interpretado como estrategias eficaces con las que rebajar y suavizar tensiones y conflictos sociales20. Más aún, hay quien directamente califica de elitista el estilo empleado por divulgadores como Comas i Solà, en tanto en cuanto proyectaban una imagen de la ciencia como una actividad neutral, ordenada y generadora de progreso, dominada por científicos profesionales y desarrollada de acuerdo a sus propias dinámicas internas21.

Todas estas iniciativas -y su retórica añadida- ejercieron una enorme influencia en la actividad desarrollada por las nuevas generaciones de divulgadores españoles de principios del siglo XX que, de un modo u otro -tal y como se pondrá de manifiesto en el caso de Pigmalión-, terminaron por sentirse herederos de esta tradición. Sin embargo, estos procesos de difusión y circulación del conocimiento científico son complejos, con actuaciones en ocasiones aparentemente contradictorias.

En efecto, el estudio de las actividades desarrolladas por Pigmalión nos ha de permitir entender cómo, a menudo, una misma persona era capaz de armonizar diversas estrategias y discursos en diferentes medios y espacios, combinando aspectos como la transmisión vertical de conocimientos -descriptiva y enciclopédica- con actitudes dirigidas a estimular la creatividad de las audiencias y a crear conciencia social, reconociendo la autoridad de los científicos pero favoreciendo el diálogo y la participación del público profano y la integración del conocimiento científico en la cultura general.

 

3. El blasquismo y la educación

El interés y los esfuerzos de Pigmalión por divulgar el conocimiento científico y alfabetizar al pueblo valenciano que -según percibía- seguía viviendo mayoritariamente de la agricultura y contaba con un ambiente intelectual, artístico, científico e industrial reducido, se vieron favorecidos por el apoyo de un destacado aliado e incansable animador: Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928). Fue durante sus años de juventud que José M. Melià conoció al distinguido escritor:

"Me conoció cuando era un niño, aprendiz de mecánico electricista ... Se admiraba de que un obrero fuese escritor, estudiante y astrónomo sin dejar de ser obrero"22.

La estrecha amistad que se forjó entre el joven aprendiz y el distinguido novelista -que llevaría a Pigmalión a actuar de secretario de Blasco Ibáñez durante la Primera Guerra Mundial- estuvo en gran parte basada en la idea compartida de la necesidad de difundir las ideas de progreso y cultura entre la población valenciana. Para Blasco Ibáñez, la instrucción era entendida como la piedra angular de una educación cívica que debía preparar a las masas para la lucha política republicana.

De hecho, el blasquismo habría de caracterizarse por articular todo un tejido asociativo dirigido a promover nuevas formas de acción y actuación política. La consolidación de la red de casinos, sociedades obreras y centros instructivos y recreativos que se extendió por Valencia durante finales del siglo XIX y principios del XX, relacionados e interconectados entre sí a través de la organización de actividades compartidas, no sólo permitió la difusión de unos valores progresistas y laicos propios del republicanismo blasquista, sino que también promovió el desarrollo de iniciativas educativas y culturales, especialmente de ámbito literario y científico, que eran entendidas como fundamentales para la formación de una ciudadanía más plena en ideas, valores y prácticas23.

En el marco de las iniciativas promovidas por Blasco Ibáñez en Valencia encontramos la creación, en 1903, de la Universidad Popular de Valencia, la primera constituida en España. Pese a su exiguo número y su lenta difusión en nuestro país, las universidades populares -destinadas a un público ideológicamente plural- se caracterizaron mayoritariamente por la organización de conferencias sobre aspectos relacionados con temas diversos como la geografía, la historia y la literatura, pero también la ciencia, la medicina y la higiene popular24. Un buen ejemplo son las conferencias impartidas en la Universidad Popular de Valencia el mismo año de su fundación, basadas en temas que abordaron desde la química de los cuerpos vivos y la organización del cuerpo humano hasta la higiene industrial, pasando por exposiciones sobre la química y la cuestión social, los modos de transmisión de las enfermedades contagiosas, la luz y la vida, las ciencias naturales, las causas de la locura o la misión de la ciencia en la civilización25. La audiencia estaba conformada mayoritariamente por obreros que escuchaban en pie las lecciones, si bien era habitual la presencia de un importante grupo de mujeres, habitualmente sentadas en las primeras filas, frente al estrado26.

La prensa, por su parte, también estaba llamada a jugar un papel crucial como agente de la ansiada alfabetización del pueblo. De ahí que Blasco Ibáñez fundara en 1894 el diario El Pueblo, una publicación de marcado carácter republicano que habría de jugar un desatacado papel en la consolidación del blasquismo como opción política hegemónica en la Valencia de finales del siglo XIX y principios del XX27. El Pueblo, concebido como un instrumento político de movilización con el que generar opinión, actuó como herramienta de legitimación del liderazgo y las ideas de Blasco Ibáñez, incluyendo la necesidad de educar a las masas, tal y como ponen de manifiesto los numerosos artículos divulgativos publicados en sus páginas y el constante apoyo mostrado a nuevos ámbitos de socialización e instrucción como los casinos y los ateneos28. Así las cosas, no es de extrañar que las primeras incursiones del joven Pigmalión en el ámbito de la divulgación científica se produjeran en este medio escrito, tal y como veremos más adelante.

 

4. El romanticismo republicano

La actividad divulgativa de Pigmalión tuvo un claro componente instructivo vinculado al ideal republicano de formar ciudadanos conscientes capaces de defender la democracia. De hecho, Pigmalión parece personificar la tradición cultural del romanticismo tardío que habría impregnado el discurso de los republicanos españoles del último tercio del siglo XIX, caracterizado por un afán de rebeldía, idealismo, regeneración y libertad combinado con ciertas dosis de patriotismo y, en algunos casos, la fascinación por la naturaleza29. Veamos a continuación hasta qué punto podemos identificar estos elementos en Pigmalión.

En primer lugar, la preocupación constante de Pigmalión por instruir a la población y regenerarla a través de las escuelas hizo que desarrollara y se involucrara personalmente en diferentes iniciativas en pro de la educación30. Su denuncia del atraso cultural en que se encontraba sumido el país y la necesidad de transformarlo se combinó con ciertas dosis de patriotismo que aparecen también en varios de sus escritos e intervenciones, en los que reivindicó la importancia y el impacto internacional de los trabajos de diferentes científicos españoles como el doctor Celedonio Calatayud Costa (1880-1931) -en especial sus estudios sobre los efectos térmicos de las corrientes de alta frecuencia en el organismo-31. el astrónomo Josep Comas i Solà -de quien destacó sus técnicas estereoscópicas desarrolladas para descubrir los movimientos de las estrellas y su teoría corpuscular ondulatoria de la luz y de la energía radiante-32. De hecho, Pigmalión clamó a favor de una alianza entre todos los hombres de ciencia españoles en defensa de sus trabajos científicos, con el fin de mostrarse frente al resto de naciones como una familia de sabios unida, a imagen y semejanza de lo que -según él- sucedía en lugares como Francia33.

La preocupación por el medioambiente también fue una constante en la obra de Pigmalión, tal y como ponen de manifiesto sus escritos en prensa defendiendo la necesidad de proteger la naturaleza y denunciando los atropellos de la civilización contra ella, en especial en relación con el maltrato a los animales y a las plantas, ejemplificado en la matanza de pájaros so pretexto de que arruinan las cosechas o la tala descontrolada de árboles34. Del mismo modo, hizo uso de sus conocimientos astronómicos para explicar las consecuencias catastróficas derivadas de un aumento de la temperatura en la Tierra, algo que supondría que la vida quedara en las mismas condiciones que en Venus y terminara por llevar a la extinción del ser humano35.

Simpatizante de los movimientos naturista y vegetariano -su comida se componía casi exclusivamente de frutas y verduras-, Pigmalión no dudó en buscar alianzas con estos grupos para desarrollar determinadas actividades, tal y como pone de manifiesto la organización y celebración en Valencia en 1930 de la Fiesta del Sol36. una actividad inspirada en el festival establecido en 1904 por Camille Flammarion bajo los auspicios de la Société Astronomique de France para conmemorar cada año el solsticio de verano y que Josep Comas i Solà implantó en Barcelona en 1915 con ayuda de la Sociedad Astronómica de España y América37.

Pigmalión sería definido en las décadas de 1910 y 1920 como uno de los más rebeldes jóvenes intelectuales de la Valencia de aquellos años38. Esta rebeldía la hizo extensiva tanto a su atuendo como a su aspecto. Sin duda, su presencia allá donde fuere, no pasaba inadvertida. Descuidado en el vestir y hasta cierto punto desaliñado, su melena despeinada e hirsuta y sus ojos vivos contribuían a que pudiera ser visto como un excéntrico o un personaje extraño. Con todo, era una persona querida, al que muchos tenían por un hombre bueno, sencillo, tierno y sabio. El político valenciano Julio Just Gimeno (1894-1976) lo describiría en 1928 de este modo:

"Yo había visto muchas veces a "Pigmalión", cruzando las calles, con su aire ausente y soñador, los libros bajo el brazo, con el sombrero negro y aludo echado sobre los ojos, dejando sólo ver del rostro unas mejillas llenas y rojas y una barba negra, redonda y rizada ... la melena de "Pigmalión" tenía, para mí en medido de las multitudes ciudadanas, que él cruzaba sin casi enterarse, la significación de un grito de combate, de un temperamento original e independiente ... Un día, estando en un pueblo, le conocí personalmente ... Cogido al muro de la iglesia, en un costado de ella, había un andamio y sobre él trabajaba un hombre. Aquél hombre de sombrero de paja y melena, que sobre el muro tostado de sol pintaba un reloj solar, era "Pigmalión""39.

La localidad a que se hace referencia bien podría ser Benaguasil, en donde Pigmalión diseñó un reloj de sol -al igual que hiciera en lugares como el Cabañal o La Torre-. Pigmalión tuvo una muy estrecha relación con esta población, llegando a instalarse en ella en varios momentos de su vida. Durante esos períodos se ganó la vida impartiendo clases de cultura general y encargándose de la preparación de jóvenes para su examen de todos los cursos de bachiller en Valencia. Una actividad, la de profesor particular, que ejerció durante prácticamente toda su vida, también en Valencia40. En Benaguasil, fiel a su idea de cultivar al pueblo iletrado, acometió la labor de organizar también ciclos de charlas y conferencias instructivas, a las que en alguna ocasión llegaron a asistir cerca de ochocientas personas y que impartieron de manera gratuita distintas personalidades, al tiempo que se encargó de editar, dirigir, redactar y distribuir la revista Prometeo41.

 

5. La prensa

La prensa se había convertido lo largo del siglo XIX en un medio privilegiado y fundamental para la circulación del conocimiento científico42. Los primeros artículos de Pigmalión en El Pueblo versaron sobre el paso del cometa Halley en 1910, un fenómeno astronómico que despertó un enorme interés entre la población, convirtiéndose en un tema de gran presencia en la prensa43. En estas primeras contribuciones, además de describir las condiciones de visibilidad del cometa, explicar diferentes aspectos relacionados con su naturaleza y tratar de combatir los temores, recelos o supersticiones que históricamente se habían asociado al mismo, no dudó en ensalzar la labor de célebres científicos y divulgadores como Flammarion44.

Además, al igual que sucedió con otros autores en otros medios impresos, Pigmalión aprovechó la visita del cometa para dar cuenta de las vicisitudes de la actividad política española y poner de manifiesto sus ideas y simpatías ideológicas:

"Cuando pasó en 1835 aconteció en España la célebre matanza de frailes, que ha pasado á la historia. Se alejaba sin duda el cometa para no volver, agriado por los desastres que á la humanidad y al Progreso producen las ideas religiosas; mas cuando llegó al final de su camino ordinario, fue en 1873, y el cometa, regocijado por la implantación de la República en España, sintió dejar la tierra que anunciaba días prósperos y felices... El cometa viene disgustado por ver restaurada la monarquía en España. Pasará dándonos el adiós de despedida hasta el año 1986. ¿Verá mayor felicidad en la Tierra?"45.

A estos primeros artículos pronto siguieron otros sobre los cometas de Kiess y Brooks46. otros cuerpos celestes como Marte y Saturno47. De esta manera Pigmalión inició en El Pueblo una sección de divulgación de la astronomía en la cual detallaría conceptos básicos de la disciplina, así como la naturaleza y las características de diferentes fenómenos astronómicos y diversas novedades científicas. A partir de 1912 las colaboraciones de Pigmalión se extendieron a otros medios impresos, como El País, periódico para el que elaboró una serie de artículos en relación con el eclipse del 17 de abril de ese mismo año48.

Con el tiempo sus textos aparecieron también en las columnas de diarios como El Luchador, La esfera, El Progreso, La Voz de Menorca, El Mercantil Valenciano, Diario de Córdoba, etc. En muchos de ellos utilizó como recurso para captar la atención y el interés de los lectores la construcción de escenarios imaginarios inciertos, como por ejemplo qué sucedería si se apagara el Sol o si la Tierra tuviera dos soles49. Del mismo modo, con el objetivo de seducir a sus lectores, elucubró también con la posibilidad de existencia de vida extraterrestre y de comunicarse con esos otros tipos de "humanidades"50.

En estas primeras contribuciones encontramos preocupaciones que Pigmalión compartió con otros muchos divulgadores contemporáneos y que conformaron una parte importante de su personalidad, al tiempo que caracterizaron su actividad divulgativa. Para empezar, tal y como se ha apuntado al hablar de la visita de 1910 del cometa Halley, en muchos de estos artículos se trataba de combatir las inquietudes que determinados fenómenos astronómicos despertaban entre la población menos instruida. De hecho, al escribir sobre ocultaciones de planetas o conjunciones, solía insistir en las grandes distancias existentes entre cuerpos celestes y en cómo dichos fenómenos eran una apariencia, resultado de la perspectiva desde la cual se observaban, tratando de desterrar las alarmas sobre el apocalipsis o el fin del mundo que algunos se atrevían a vaticinar51.

Otro elemento fundamental que podemos identificar en estos primeros artículos escritos por Pigmalión es la convicción de que la astronomía era capaz de actuar como bálsamo social, una idea compartida por diferentes divulgadores como el mismísimo Camille Flammarion52. Ante la imposibilidad de alcanzar la felicidad en la Tierra, la astronomía permitía disfrutarla, elevando el pensamiento hasta los cuerpos celestes, ajenos a las miserias de este mundo y regidos por una misma ley sin privilegios53. La astronomía tenía una misión social que cumplir, en tanto en cuanto era capaz de trazar la orientación de una humanidad mejor y más sensata54. Pigmalión llegaría incluso a afirmar que la mayor parte de los problemas económicos y sociales podrían resolverse si los hombres civilizados invocasen al cielo en todas sus empresas55.

Además, muchos de sus artículos divulgativos incluyeron también referencias anticlericales. Por ejemplo, al escribir sobre las conjunciones de Marte y Saturno del siglo XVI, atacó duramente al clero por vaticinar la tragedia al tiempo que aceptar "sin repugnancia" las prebendas ofrecidas por la población56. De manera similar, al explicar los nombres de las constelaciones, cargó contra los intentos de desvirtuarlos por parte del "fanatismo religioso"57. Incluso denunció que el término "lágrimas de San Lorenzo", nombre con el que se conocen las perseidas en los países de tradición católica, respondía a los constantes intentos de la Iglesia por "monopolizar el cielo en su provecho"58.

 

6. Charlas y conferencias

Además de anticlerical, Pigmalión era un conocido propagandista republicano. Sabemos que en 1910 participó de mítines políticos en poblaciones como Chelva, donde su fama como divulgador hizo que al finalizar el acto recibiera la petición de impartir una conferencia sobre astronomía en esa misma población59. En efecto, la actividad divulgativa de Pigmalión no se limitó únicamente a los artículos en prensa, sino que tomó diferentes formas. Sus conferencias divulgativas, ilustradas con curiosas e interesantes proyecciones de los fenómenos siderales que trataba, despertaban una enorme expectación entre el público60. En algunas de ellas era capaz de montarse en un rayo de luz para realizar un viaje por el espacio y abordar así diferentes cuestiones astronómicas, emulando en cierto modo el viaje por el espacio del joven Flammarion en su novela Urania61. ante el entusiasmo de sus oyentes62. Pigmalión, que no tenía inconveniente en reutilizar muchas de sus intervenciones en los diferentes centros e instituciones a los que acudía, solía entretener a la audiencia disertando sobre la historia del sistema solar con sus planetas, satélites y cometas, elucubrando acerca de universos lejanos o explicando cómo la fotografía era capaz de revelar objetos celestes sumamente alejados, como las nebulosas más distantes conocidas.

Muchas de las numerosas charlas nocturnas que ofreció Pigmalión en sus primeros años como divulgador de la ciencia, durante las décadas de 1910 y 1920, se desarrollaron en asociaciones vinculadas al blasquismo. Su frenética actividad como divulgador le llevó a impartir en ocasiones conferencias de diferente índole y temática en locales de distintas poblaciones, como el Ateneo de Sueca o la Sociedad de Trabajadores del Campo de Masanasa, con apenas una diferencia de un par días63. La gran mayoría de sus disertaciones, que podían durar varias horas, versaban sobre astronomía, centrándose en varios aspectos que desarrollaba en función de sus intereses y de una concurrencia que, una vez finalizada su intervención, solía agradecer su labor con una cerrada ovación. De este modo, Pigmalión se convirtió en un personaje público cuyas intervenciones podían escucharse con relativa frecuencia en centros de la ciudad de Valencia, como el Círculo Instructivo de Unión Republicana del Cabañal, el Casino Artesano del camino del Grao o la Universidad Popular64. así como en espacios de poblaciones cercanas a la ciudad, como el Casino Republicano de Alginet, el Centro Instructivo Republicano de Torrente o el teatro de la Sociedad Musical de Pedralva65.

Algunas de estas conferencias eran posteriormente adaptadas por el propio Pigmalión para su publicación en prensa. Un buen ejemplo lo encontramos en uno de sus temas favoritos, el de la historia y la formación del calendario, presentado en diversas conferencias en las que terminaba por calcular y explicar las fiestas para el almanaque del año siguiente. En efecto, sus disertaciones sobre el tema desarrolladas en el Ateneo de Sueca en marzo de 1910, en la Universidad Popular de Valencia en marzo de 1916 y en el Cine Gloria de Benaguasil en octubre de 1916 inspiraron sendos artículos publicados en prensa años más tarde, en marzo de 1921 y en marzo de 192966. Independientemente del tema que tratara, Pigmalión solía actuar en todas sus intervenciones como un historiador concienzudo y un literato documentado, revelando un verbo fácil y en ocasiones algo atolondrado que parecía departir desordenadamente sobre diferentes aspectos que, finalmente, ofrecían un discurso coherente, instructivo, entretenido y de fácil comprensión para la audiencia67.

 

7. La radio y el franquismo

Varios de estos trabajos, debidamente revisados y adaptados, fueron también tratados en sus intervenciones en Radio Valencia. Las primeras charlas de Pigmalión en la radio coincidieron con las primeras emisiones de la cadena decana valenciana. Convertido en un personaje ilustre gracias a su destacada actividad divulgativa68. Pigmalión colaboró de manera regular en Radio Valencia a partir de la década de 1930 con un espacio propio nocturno titulado "El progreso científico y la actualidad astronómica", que gozó de gran popularidad69.

Pigmalión continuó durante las siguientes décadas con sus conferencias radiofónicas, que pasaron a titularse de manera genérica "Miscelánea", aunque en algunos momentos tomaron el nombre de "Efemérides magallánicas". Entre medias, una guerra atroz y una dura posguerra. Tenemos pocos detalles de la actividad de Pigmalión durante aquellos años. Sabemos que durante la Segunda República pronunció alguna conferencia para los reclusos del penal de San Miguel de los Reyes en 1935 y que un año más tarde inició el ciclo de charlas para los estudiantes de la Universidad Popular de Valencia con una disertación sobre la pluralidad de mundos y de soles70. Los años de la Guerra Civil, según parece, los pasó instalado en Benaguasil, regresando a Valencia al finalizar la contienda71.

¿Cómo pudo alguien con el pasado republicano de Pigmalión escapar de la represión franquista? Por mucho que elucubremos acerca de si el régimen pudo llegar a percibir a Pigmalión como una persona inofensiva, lo cierto es que no tenemos una respuesta definitiva a esta cuestión. Parece que Pigmalión se adaptó al nuevo contexto político de una manera práctica, puesto que quienes lo conocieron durante el franquismo insisten en que jamás le oyeron hablar de política, siquiera con sus más allegados72. Del mismo modo, fue lo suficientemente prudente como para que la censura no le tachara una línea, ni en Valencia ni en Madrid, de sus charlas radiofónicas, artículos de prensa o conferencias en público, desarrolladas, según sus propias palabras, "dentro de la ética y el sentir cristianos"73.

Sus ingresos, sin embargo, se vieron menguados considerablemente. El escaso dinero que pudo obtener durante aquellos años de la publicación de alguna obra de divulgación y algunos artículos para la prensa, así como de sus charlas radiofónicas, apenas le dio para vivir. Los reconocimientos públicos que recibió por su labor divulgativa no sirvieron tampoco para mejorar su situación, puesto que los premios no iban acompañados de dotación económica alguna. El mejor ejemplo es el del galardón que el Jurado Internacional encargado de conceder en 1960 los Premios Ondas anuales de radio y televisión otorgó a Pigmalión como mejor autor de programas locales por sus conferencias en Radio Valencia, destacando su gran labor de divulgación cultural, así como la diversidad de los temas que abordaba, la amenidad con que eran expuestos y el elevado número de radioyentes que seguían sus intervenciones74.

Sus libros Una velada astronómica en Peñíscola y Conferencias recuperan algunas de estas charlas. Según el propio Pigmalión, era habitual que las preparara pocas horas antes de su emisión, pensando en el gran público, evitando tecnicismos y buscando una forma especial propia de atraer el interés de los radioyentes:

"No me importa repetir palabras y vulgarizar definiciones si con ello logro el objeto u objetivo de estas conferencias: transmitir un conocimiento a la inteligencia del oyente que lo ignora. Con ello humanizo la Ciencia, la cual no debe ser esotérica en tanto sea un alimento del espíritu en la paz y para la prosperidad de los pueblos"75.

La primera parte de su obra Una velada astronómica en Peñíscola, además, recoge cómo Pigmalión era capaz de amenizar con sus explicaciones, a modo de conferencia divulgativa, cualquier reunión improvisada. En estas páginas, el autor da cuenta de una de las conversaciones informales mantenidas una noche de verano con una audiencia formada por hombres y mujeres medianamente instruidos que, lejos de actuar como meros receptores pasivos de información, intervenían con sus preguntas y pensamientos, mostrando sus inquietudes e interactuando con el divulgador para terminar descubriendo los secretos de las maravillas celestes76. Pigmalión no tenía reparo alguno en que sus oyentes participaran de ese modo durante su intervención, puesto que así podía vincular sus esfuerzos educativos a diversos elementos de la cultura popular.

Con sus palabras, Pigmalión aspiraba a educar a su público en las verdades de los cielos y facilitar así el entendimiento entre los seres humanos, al tiempo que evitar que se atormentasen la vida con preocupaciones terrestres mundanas. Todo ello impregnado de una retórica que, sin duda, habría de facilitarle la posibilidad de publicar su obra en pleno régimen franquista: la idea de que la observación de los astros permitía contemplar la obra de Dios77. Así pues, tal y como puede verse, los esfuerzos divulgativos realizados por Pigmalión durante aquellos años recogieron tradiciones y discursos diversos, al servicio de distintas agendas y proyectos pedagógicos que, pese a todo, mantenían y reproducían una parte importante del discurso dominante construido durante la segunda mitad del siglo XIX en el ámbito de la popularización de la astronomía.

Pigmalión también era capaz de presentar en sus charlas -al igual que en sus artículos de divulgación- diferentes técnicas de observación astronómica, desde las más complejas empleadas por los profesionales hasta las más sencillas utilizadas por los aficionados78. Todas ellas eran bien conocidas por Pigmalión, que atesoraría una importante experiencia como astrónomo aficionado, realizando en las noches propicias observaciones celestes a las que solía ir acompañado de amigos y conocidos. Miembro de la Sociedad Astronómica de España y América -institución creada en Barcelona en 1911 como punto de encuentro para fomentar la cooperación entre aficionados y profesionales de la astronomía-79. Pigmalión estableció una estrecha relación con su principal promotor y primer presidente, Josep Comas i Solà. Pigmalión no sólo se consideró discípulo de Comas i Solà, sino que además se erigió en firme defensor de su obra y su figura. De hecho, no dudó en reivindicar en 1947, con motivo del décimo aniversario de la muerte de Comas i Solà, las importantes contribuciones del prestigioso astrónomo catalán80. al que el régimen franquista habría de condenar al olvido81. probablemente por su pasado como miembro de la anarcosindicalista Confederación Nacional del Trabajo (CNT)82.

Pigmalión también estableció vínculos con otras asociaciones de jóvenes aficionados a la astronomía, como la Agrupación Astronómica Aster, fundada en Barcelona en 1948 por un grupo de estudiantes de secundaria83. El exitoso programa divulgativo de Aster, basado en la organización de charlas y cursos, visitas a observatorios institucionales y privados, excursiones a diferentes lugares de interés turístico, proyección de películas y documentales, sesiones musicales e incluso fiestas o "guateques" celebrados al finalizar algunas de las conferencias, a las que seguía un animado baile y en las que se servían bocadillos y refrescos, también era, para Pigmalión, digno de admiración84.

Tal y como él mismo reconoció, el programa divulgativo de Aster se basaba en un método que presentaba, en primer lugar, actividades superfluas para atraer a los más jóvenes, de manera que una vez cautivados, pudieran ser redirigidos hacia temas más trascendentales relacionados con el estudio de la astronomía85. En otras palabras, ya que los jóvenes parecían preferir un espectáculo o una frivolidad a la reflexión y el estudio, Aster organizaba este tipo de actividades con el fin de asegurar el éxito de sus iniciativas y favorecer el reclutamiento de nuevos miembros, que pronto se convertirían en entusiastas de la astronomía. Pigmalión no solo saludó con agrado este planteamiento, sino que participó en primera persona de la empresa divulgadora de la agrupación, reproduciendo en las páginas de su boletín alguno de sus artículos y publicitando sus obras86.

 

8. Conclusiones

La actividad de Pigmalión en el ámbito de la popularización recuerda, en gran medida, la de otros grandes divulgadores que ejercieron una gran influencia sobre él, como Josep Comas i Solà o Camille Flammarion, con quienes incluso compartió un interés por determinados aspectos espirituales, tal y como demuestra la traducción por parte de Pigmalión de la trilogía La Muerte y su Misterio del conocido astrónomo francés87. En ese sentido, el análisis de las prácticas desarrolladas por Pigmalión permite reivindicar la complejidad de unos procesos de comunicación científica en los que, a menudo, podían converger estrategias y agendas aparentemente contrapuestas que eran adaptadas en función del contexto político y social, así como de las audiencias.

En efecto, Pigmalión se esforzó por instruir a la población y combatir las supersticiones, prestando especial atención a la ciencia como un elemento fundamental de la cultura general para formar así una ciudadanía libre y mejor. Todo ello, sin embargo, sin renunciar a parte del discurso hegemónico construido a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX en el ámbito de la divulgación científica por las elites culturales. Pigmalión describió sueños y fantasías capaces de transportar a sus lectores y oyentes a regiones donde las miserias de la vida cotidiana se disipaban. Al igual que hicieran algunos de los más destacados divulgadores de la astronomía, como Flammarion o Ball, Pigmalión se mostró convencido de la existencia de vida en otros mundos y de que la humanidad había de recibir en un corto espacio de tiempo pruebas fehacientes de la existencia de otras civilizaciones88. En ese sentido, no es de extrañar que mostrara un desmedido entusiasmo ante la posibilidad de realizar viajes intersiderales como los que planificaba la Sociedad de Viajeros del Universo de Moscú89.

Pigmalión solía caminar ajeno a la curiosidad que despertaba entre las gentes y durante los largos paseos que daba por el campo era capaz de aleccionar a los campesinos, enseñándoles a analizar las tierras y dosificar los abonos. Quienes lo conocieron destacaban su carácter bondadoso y apacible, que hacia el final de su vida se tornó algo más temperamental. Un carácter forjado por un estilo de vida en el que no había cabida para el tabaco ni las bebidas alcohólicas, del mismo modo que tampoco acudía a casino ninguno, ni a bailes, ni a misa. Tras la Guerra Civil y con el paso del tiempo, sin embargo, Pigmalión fue quedándose cada vez más solo y aislado90. Sin posibilidad de lograr unos ingresos periódicos que le reportaran una cierta seguridad, Pigmalión terminó viviendo prácticamente en la miseria, destilando una cierta amargura, resentimiento e incluso misantropía por lo que probablemente pudo considerar una injusticia tras años de esfuerzo y trabajo91.

Con todo, apenas un par de meses desde su muerte, el 22 de mayo de 1974, el gobierno municipal de la ciudad de Valencia decidía honrar con una calle a José María Melià "Pigmalión"92. Enterrado inicialmente en el cementerio de Campanar en Valencia, sus restos fueron trasladados cuatro años más tarde a Peñíscola, ciudad con la que también mantuvo un prolongado idilio y a la cual legó su biblioteca de más de nueve mil volúmenes. Dicha decisión da buena muestra de la importancia que Pigmalión llegó a adquirir en la sociedad valenciana del siglo XX. Su extensa actividad y erudición en diferentes campos le habían llevado a ocupar un lugar "envidiable en la literatura hispana"93. a formar parte de los círculos intelectuales de la Valencia de las primeras décadas del siglo XX, tal y como pone de relieve su presencia en las reuniones y tertulias organizadas en lugares como el Círculo de Bellas Artes o en los hogares de algunos de los artistas más destacados del momento, como el pintor Leopoldo García Ramón (1876-1958) o el músico Juan Lamote de Grignón (1872-1949)94.

Astrónomo aficionado, cronista, escritor, pedagogo y divulgador científico, entre sus objetivos más deseados se encontraba la posibilidad de que la astronomía pudiera cumplir una misión social en España. De ahí su interés por divulgarla entre la población. Para ello, no dudó en aprovechar los diferentes espacios que liberales y republicanos abrieron en la Valencia de las primeras décadas del siglo XX, así como adaptar sus iniciativas a nuevos medios como la radio o incluso acomodar parte de su discurso a las exigencias ideológicas del franquismo.

 

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11. Todo parece indicar que, al igual que en el mito de Ovidio, el entusiasmo de José Melià por la astronomía y la observación de los cielos hizo que negase el amor humano y se enamorase de la ciencia de Urania. De ahí que firmase sus obras con el pseudónimo de "Pigmalión". Véase: Pigmalión. Una velada astronómica en Peñíscola y seis conferencias radiofónicas. Valencia: Guerri; 1949, p. 45-49. Como reconocería en alguna ocasión, era una persona que se debía al estudio y no disponía de tiempo para dedicarle a una familia. Gimeno Estellés, Carlos. Entrevista personal. 4 Dic 2015.

12. Pigmalión. Blasco Ibáñez, novelista y su universidad popular. Valencia; 1967, p. 22-36.         [ Links ]

13. Pigmalión, n. 12, p. 24.

14. Pigmalión, n. 12, p. 17. Sobre el éxito de los trabajos divulgativos de este conocido astrónomo irlandés, véase: Ruiz-Castell, Pedro. Robert Ball y la divulgación de la astronomía en la Gran Bretaña Victoriana. Cronos. 2004; 7: 105-127.         [ Links ]

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20. Véanse, por ejemplo, las iniciativas de divulgación de la astronomía de la Sociedad Astronómica de Barcelona: Nieto-Galan, Agustí. "... not fundamental in a state of full civilization": The Sociedad Astronómica de Barcelona (1910-1921) and its Popularization Programme. Annals of Science. 2009; 66: 497-526.         [ Links ]

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22. Pigmalión, n. 12, p. 127.

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29. Véase, por ejemplo: Thion Soriano-Mollá, Dolores. Ernesto Bark, un romántico revolucionario. In: Díaz Larios,Luis Felipe; Miralles, Enrique, coords. Del romanticismo al realismo: Actas del I Coloquio de la Sociedad de Literatura Española del Siglo XIX.Barcelona: Universitat de Barcelona; 1998,p.497-514.         [ Links ]

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33. Pigmalión, n. 11, p. 90-94.

34. Véase, por ejemplo: Pigmalión. Educación y enseñanza. El cultivo de la sensibilidad. La Voz de Menorca. 15 Jul 1933: 1;         [ Links ] Pigmalión. Los pájaros. El Pueblo. 11 Sep 1928: 1;         [ Links ] Pigmalión. Vientos y trombas. El Pueblo. 12 Jul 1913: 1;         [ Links ] Pigmalión. La absurda civilización. El Pueblo. 18 Ago 1916: 1.         [ Links ]

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36. Malboysson, Enrique. En Valencia, astrónomos, naturalistas y vegetarianos conmemoran fervorosamente la fiesta del Sol. Estampa. 1 Jul 1930: 33-34;         [ Links ] Pigmalión. De actualidad. Las hogueras y costumbres en la noche de San Juan. La Voz de Menorca. 30 Jun 1932: 1.         [ Links ] Nótese que Pigmalión también colaboraría en revistas que difundían las doctrinas del naturismo. Publicaciones. "Helios". La correspondencia de Valencia. 4 Abr 1930: 4.

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42. Cantor, Geoffrey, et al. Science in the nineteenth century periodical: Reading the magazine of nature. Cambridge: Cambridge University Press; 2004.         [ Links ]

43. Sobre el papel de la prensa en la divulgación del cometa Halley, véase: Ruiz-Castell, Pedro; Suay Matallana, Ignacio; Bonet Safont, Juan Marcos. El cometa de Halley y la imagen pública de la astronomía en la prensa diaria española de principios del siglo XX. Dynamis. 2013; 33: 169-193.         [ Links ]

44. Pigmalión. El cometa Halley. El Pueblo. 17 May 1910: 2.         [ Links ] Entre estos nombres encontramos el de varias mujeres, como Hortense Lepaute (1723-1788). Pigmalión. La fiesta del cometa Halley. El Pueblo. 18 May 1910: 1-2.         [ Links ] De hecho, Pigmalión mostró en varias ocasiones su simpatía y respeto por aquellas mujeres que habían contribuido a profundizar en el conocimiento científico, no dudando en destacar sus contribuciones. Un buen ejemplo lo encontramos en el reconocimiento a la actividad científica de a astrónoma Gabriela Renandot (1877-1962), esposa y colaboradora de Flammarion. Pigmalión. En París. Homenaje á Flammarión. La Esfera. 1 Jul 1922: 9.         [ Links ]

45. Pigmalión, n. 44.

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58. Pigmalión. Lágrimas celestes. El Luchador. 10 Ago 1920: 1.         [ Links ]

59. El anticlericalismo en la provincia. Chelva. El Pueblo. 6 Jul 1910: 1.         [ Links ]

60. Sobre la expectación que despertaban las charlas de Pigmalión, véase por ejemplo: Telegramas y telefonemas - La vida en la región - De Liria. Las Provincias. 19 Dic 1928: 6;         [ Links ] Conferencias - Pedralva. El Pueblo. 18 Dic 1928: 2;         [ Links ] Corresponsal. De la Región - Benaguacil - Conferencia. El Pueblo. 9 Mar 1928: 5.         [ Links ]

61. Flammarion, Camille. Urania. Madrid: Sáenz de Jubera Hermanos, 1890.         [ Links ]

62. Véase, por ejemplo, sus charlas sobre este tema en el Círculo Republicano "El Ideal" de Burjassot en junio de 1911, en la Universidad Popular en marzo de 1916 o en el Casino Republicano del camino de Algirós en junio de 1916: Conferencias. El Pueblo. 8 Jun 1911: 2;         [ Links ] Universidad Popular. El Pueblo. 30 Mar 1916: 1;         [ Links ] Conferencias. Casino Republicano del camino de Algirós. El Pueblo. 24 Jun 1916: 2;         [ Links ] Conferencia de "Pigmalión". El Pueblo. 30 Jun 1916: 2.         [ Links ]

63. Conferencia sobre astronomía. El Pueblo. 19 Mar 1910: 1;         [ Links ] Noticias. El Pueblo. 19 Mar 1910: 2.         [ Links ]

64. Conferencia en el Instructivo del Puerto. El Pueblo. 30 Ene 1910: 1;         [ Links ] Conferencia de "Pigmalión". El Pueblo. 5 Abr 1911: 1;         [ Links ] Homenaje al Sr. Coscollá. El Pueblo. 26 Feb 1919: 1-2;         [ Links ] Universidad Popular. El Pueblo. 16 Mar 1916: 1;         [ Links ] Universidad Popular. Casa de la Democracia. El Pueblo. 23 Feb 1928: 1.         [ Links ]

65. Conferencia. El Pueblo. 7 May 1911: 2;         [ Links ] Acción Republicana. Centro Instructivo Republicano de Torrente. El Pueblo. 1 mar 1912: 1;         [ Links ] El corresponsal. Desde Predalva. Cultural. Las Provincias. 7 Dic 1928: 2;         [ Links ] Telegramas y telefonemas, n. 60; Conferencias, n. 60.

66. Las charlas aparecen reseñadas en: Conferencias. El Pueblo. 29 Mar 1910: 2;         [ Links ] Universidad Popular. El Pueblo. 17 Mar 1916: 1;         [ Links ] Conferencia de "Pigmalión". El Pueblo. 10 Oct 1916: 2.         [ Links ] Los artículos que se mencionan son los siguientes: Pigmalión. Pascua de Resurrección. El Pueblo. 25 Mar 1921: 1;         [ Links ] Pigmalión. Pascua de Resurrección y el Calendario. El Pueblo. 24 Mar 1929: 1.         [ Links ]

67. Noticias locales. La Correspondencia de Valencia. 19 Mar 1916: 2.         [ Links ]

68. Buena muestra de ello son textos como: Varios ilustres Pepas y Pepes, valencianos dicen "si están contentos o contrariados por llamarse José, y por qué". La Correspondencia de Valencia. 19 Mar 1928: 3-4.         [ Links ] Véase también: Malboysson, n. 36.

69. Véanse, por ejemplo, las noticias acerca de las conferencias radiofónicas impartidas durante el año 1934: La radio. Programas para hoy. Región. 17 Feb 1934: 2;         [ Links ] De radio. Diario de Almería. 17 Mar 1934: 4;         [ Links ] Viernes. Ondas. 9 Jun 1934: 20;         [ Links ] La radio - Programas para hoy. Región. 15 Jun 1934: 2;         [ Links ] Radiotelefonía - Programa para hoy. Las Provincias. 15 Jun 1934: 6;         [ Links ] Radiotelefonía - Programa para hoy. Las Provincias. 20 Jul 1934: 4;         [ Links ] Radiotelefonía - Programa para hoy. Las Provincias, 17 Ago 1934: 1;         [ Links ] De Radio. Diario de Almería. 21 Dic 1934: 3.         [ Links ]

70. Paniagua, Vicente. Una visita a San Miguel de los Reyes. El penal por dentro. La Cruz. 11 Jul 1935: 1;         [ Links ] Ruiz Rodrigo, Cándido. Política y educación en la II República (Valencia, 1931-1936). Valencia: Universitat de València; 1993.         [ Links ]

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78. Véase, por ejemplo: Pigmalión. Eclipse total y anular de Sol. El País. 17 Abr 1912: 1.         [ Links ]

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80. Véase su charla radiofónica del 11 de diciembre de 1947, titulada "Astrónomos españoles: José Comas Solá" y reproducida en: Pigmalión, n. 11, p. 81-94. La conferencia fue reproducida también en: Pigmalión. "Astrónomos españoles": J. Comas Solá. Aster. 1949; 1 (6): 44-47.         [ Links ]

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Fecha de recepción: 29 de febrero de 2016
Fecha de aceptación: 2 de febrero de 2017

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