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Nutrición Hospitalaria

versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.20 no.2 Madrid mar./abr. 2005

 

Artículo especial

Conclusiones del II Foro de Debate SENPE sobre desnutrición hospitalaria

A. García de Lorenzo, J. Álvarez, M. V. Calvo, J. I. de Ulíbarri, J. del Río, C. Galbán, P. P. García Luna, P. García Peris,
F. La Roche, M. León, M. Planas, A. Pérez de la Cruz, C. Sánchez y J. L. Villalobos

 

La desnutrición continúa siendo la causa más frecuente de aumento de la morbi-mortalidad y uno de los principales problemas de salud en todo el mundo afectando de forma muy especial a un colectivo concreto como es el de los pacientes hospitalizados, donde la incapacidad de ingesta y la enfermedad son comunes, tomando entidad propia bajo la denominación de desnutrición hospitalaria.

La desnutrición afecta al 30-50% de los pacientes hospitalizados de todas las edades tanto por causas quirúrgicas como médicas aumentando a medida que se prolonga la estancia hospitalaria.

Merece destacarse que, desde los primeros estudios publicados sobre prevalencia de desnutrición hospitalaria hasta los estudios más recientes, los porcentajes de pacientes hospitalizados desnutridos no han variado sustancialmente apuntando como causas de esta desnutrición cabe destacar la enfermedad, los procedimientos diagnósticos y terapéuticos y el escaso énfasis concedido al estado nutricional en la historia clínica y por ende en los sistemas de codificación, en muchos casos debido al desconocimiento generalizado que existe sobre este problema con el consiguiente fallo en la detección y empeoramiento de la desnutrición durante la estancia hospitalaria.

Es importante identificar a los pacientes desnutridos o con riesgo de desnutrición a fin de instaurar lo antes posible un soporte nutricional adecuado. Para ello son necesarios sistemas informatizados de detección o cribaje de población (tanto al ingreso como durante la estancia hospitalaria) que actúen como alarmas. Estas herramientas deben de ser aplicables en la mayoría de los hospitales, y tener capacidad de aportar datos reproductibles, significativos y fiables para predecir los resultados de otros métodos más sofisticados. Estos métodos de cribaje deberán ser utilizados de rutina para poder efectuar una buena codificación y resaltar el peso de la desnutrición y del soporte nutricional en los GRDs. Consideramos que para desarrollar este punto es mandatario establecer un nexo de unión o grupo de trabajo entre la SENPE y la Sociedad Española de Documentación Médica (SEDOM).

Definición de las herramientas para el diagnóstico de la desnutrición hospitalaria

1. Es necesario realizar un cribaje nutricional de todos los pacientes a su ingreso hospitalario y ocasionalmente en el preingreso, para determinar su situación de riesgo nutricional.

• El cribaje debe de ser sencillo y aplicable por personal no especializado, y se utilizará para identificar a los pacientes con riesgo nutricional tanto al ingreso como durante su estancia hospitalaria. Por ello, todos los pacientes deberán ser reevaluados a lo largo de la evolución.

• Elección del método de cribaje: El método de cribaje elegido debe ser evaluado a nivel de validez predictiva, validez de contenido y variación interobservador. Entre sus características, deben destacar:

– Facilidad de aplicación.

– Facilidad de comprensión.

– Aceptabilidad por paciente y profesionales sanitarios.

– Relación con el plan de tratamiento.

– Aplicable a todos los pacientes.

• El cribaje debe incluir parámetros clínicos y analíticos:

– Dentro de los parámetros clínicos deben estar contemplados:

* Edad

* IMC1.

* Pérdida de peso en los últimos meses.

* Ingesta alimentaria.

– Dentro de los parámetros analíticos se considera recomendable disponer (por orden de prioridad) de:

* Albúmina.

* Linfocitos totales.

* Colesterol total.

2. Puede ser de utilidad obtener los datos a través de un sistema informático2.

3. El cribaje debe también contemplar las demandas nutricionales asociadas a:

• La patología del paciente que motiva el ingreso.

• Su estado nutricional anterior y en el momento del ingreso.

• Su capacidad para tomar alimentos.

Al resultado final del cribaje se dará formato de informe de riesgo nutricional para información y conocimiento del clínico responsable del paciente así como para constancia documental en la historia clínica.

4. El cribaje se repetirá periódicamente a lo largo de la evolución hospitalaria del paciente y, si se detecta malnutrición, la globalidad de los resultados debe de ser evaluada por las unidades de nutrición o el equipo de soporte nutricional.

5. Finalmente:

• Es fundamental educar a todo el personal sanitario en aras de obtener su colaboración.

• La puesta en marcha de este método evidencia la necesidad de reevaluar la dotación de personal de las unidades de nutrición o equipos de nutrición.

• Se recomienda el empleo de sistemas de cribaje específicos para la edad pediátrica.

Diagnóstico y GRDs

1. Los sistemas de información hospitalaria constituyen herramientas fundamentales de gestión clínica.

• Aunque las directrices europeas marcan una línea de intervención nutricional en la que gestores, clínicos y servicios generales deben estar implicados, la desnutrición no está bien reflejada en los sistemas de información, lo que conlleva su infra-notificación en los servicios hospitalarios (SSHH) actuales.

• Por otra parte, tampoco el impacto de la intervención nutricional está suficientemente reflejada en los sistemas de información, lo que también implica su infra-notificación en los SSHH actuales.

• Los gestores y facultativos no expertos en nutrición desconocen los aspectos relacionados con la desnutrición. Existe un gasto oculto y una herramienta de mejora ignorada.

• Existen evidencias de que el diagnóstico de desnutrición e intervención nutricional son coste-efectivas. Es por ello que sería conveniente elaborar un catálogo de prestaciones nutricionales disponibles en todos los centros hospitalarios de acuerdo con su nivel asistencial.

2. El personal sanitario de las Unidades o Equipos de Nutrición debe estar implicado en la microgestión hospitalaria y desde ellas se debe pedir a los clínicos de los servicios finales la inclusión en el informe de alta de la información sobre el diagnóstico de desnutrición y los procedimientos de soporte nutricional (Nutrición Parenteral; Nutrición Enteral; Suplementos; Nutrición Complementaria; Valoración Nutricional; Asistencia Unidad de Nutrición...) que ha recibido el enfermo. Para ello se debe solicitar al Servicio de Documentación la creación de una cartera de servicios para las actuaciones de la Unidad o Equipo de Nutrición. En cualquier caso hay que considerar el valor documental de los Informes de Riesgo Nutricional obtenidos por la Unidad o Equipo de Nutrición como resultado de la aplicación del cribaje al ingreso descrito anteriormente; así como de los Informes de Caso Nutricional emitidos al finalizar los tratamientos con soporte nutricional de NP y NE.

3. Oportunidad de mejora: De acuerdo con las Recomendaciones del Comité de Ministros del Consejo de Europa (Resolución ResAP(2003)3 sobre alimentación y asistencia nutricional en los hospitales; se pueden detectar numerosos campos donde actuar e introducir mejoras:

• Pronóstico de los pacientes: morbi-mortalidad. Detección de la intervención.

• Calidad global y procesos.

• Disminución de las estancias.

• Disminución de los costes.

• Cabida para nuevos procesos.

• Valoración de la hospitalización.

• Implicación de:

– Clínicos.

– Responsables del cuidado nutricional.

– Unidades de codificación.

– Dirección médica.

– Gerencia.

• Sistemas de Información.

• Formación y Comunicación.

4. No podemos olvidar que la financiación de nuestros hospitales está influida por los datos recogidos en los sistemas de información del centro. Por tanto, es fundamental sensibilizar a los servicios finales para que mejoren la información sobre el estado nutricional en los datos del CMBDH. Ello nos lleva a la necesidad de realizar consensos y acuerdos entre las Unidades de Nutrición o Equipos de Soporte Nutricional y el Servicio de Documentación.

5. Para lograr un alto nivel de eficacia y eficiencia debemos establecer los criterios técnicos de codificación en las definiciones de desnutrición. Para ello SENPE ha creado, junto con la SEDOM, un Grupo de Trabajo sobre Desnutrición y GRDs. Se efectuará una difusión conjunta de sus resultados a todos los clínicos.

COLABORADORES

Alonso de Castro, M.ª Victoria
Apezetxea Celaya, Antxón
Arraiza Irigoyen, M.ª Carmen
Avilés, Jimena Soledad
Ballesteros Pomar, M.ª
Blanco Samper, Benito
Bonada Sanjaume, Ana
Burgos Paláez, Rosa
Cabeza Barrera, José
Calderón Vicente, Dulce M.ª
Camarero González, Emma
Campillos, Pilar
Canals Badía, M.ª José
Cantón Blanco, Ana
Carbonell Castelló, Margarita
Castaño Escudero, Asunción
Cervera Peris, Mercedes
Cuenca Sánchez, José Ramón
Cuesta, Carmen
Chamorro Quirós, José
Chena, José A.
Díaz de Greñu, Consuelo
Escobar Jiménez, Fernando
Escudero Álvarez, Elena
Fernández de Bobadilla Pascual, Belén
Fernández Soto, M.ª Luisa
Ferrón Vidán, Fernando
Flores Meneses, Lillián
García, Consuelo
García Almeida, José Manuel
Garde Orbaiz, Carmen
Gil, Ángel
Gómez, Lilian
Gómez, Pilar
Gómez Henry, Juan Carlos
González, Belén
González Madroño, Ana
Guzmán de Damas, José
Irles Rocamora, José Antonio
Jiménez, Magdalena
Laborda González, Lucía
Lalueza Broto, Pilar
Losada Morell, Concepción
Lozano Fuster, Francisca Margarita
Luengo Pérez, Luis Miguel
Llimera Rausell, Germán
Macías Botejara, Enrique
Maldonado Ruiz, Alfonso
Malo Poyatos, M.ª Carmen
Mancha, Antonio
Marcos Pascua, Pilar
Marsé, Pedro
Martí, Ezequiel
Mateo, Máxima
Mellado Pastor, Carmen
Mesejo, Alfonso
Molina Soria, Juan B.
Montejo González, Juan Carlos
Moreiro Socias, José
Moreno Baro, Francisco
Moreno Villares, José Manuel
Moronta, Francisco
Mosacula Díaz, Julio
Muñoz Aguilar, Antonio
Muñoz de Escalona, Teodosia
Ocón Bretón, Julia
Orduña Espinosa, Rosa
Ortega García, Pilar
Osorio Fernández, Diego
Pavón Belinchón, Pilar
Penacho Lázaro, M.ª Ángeles
Peñalver Talavera, David
Pérez Palencia, Mercedes
Pivernat, Ana
Puiggros Llop, Carolina
Rabat Restrepo, Juana M.ª
Rebollo Pérez, Isabel
Río, José
Romero Albillo, Alejandro
Sabín Urquía, Pilar
Sánchez Jiménez, Francisco
Sánchez Nebra, Jesús
Santos Arteche, Ignacio
Sanz Muñoz, Mónica
Sanz París, Alejandro
Sastre Gallego, Ana
Schoenenberger, Josep Antoni
Silva Rodríguez, Juan José
Tejada González, Pilar
Trallero Casañas, Roser
Tuson, Carmen
Varona López, Wenceslau
Vázquez Salvi, Luis
Virgili Casas, Nuria
Wanderbergue, Carmina
Zugastegui, Ana


Correspondencia: A. García de Lorenzo
Nuria, 80 A
28034 Madrid
E-mail: agdl@telefonica.net

Recibido: 21-XII-2004
Aceptado: 7-I-2005.


1 En caso de no ser posible pesar, tallar o conocer la pérdida de peso, se recurrirá a tras determinaciones de segmentos corporales (CMB, rodilla-talón, longitud del cúbito...). Caso de que todo ello sea imposible, el IMC puede estimarse a través del aspecto del enfermo: normal, sobrepeso, caquexia.
2
Dado el valor predictivo positivo de los sistemas informáticos presentados en este II Foro, allí donde sea posible su aplicación y sin embargo no se pueden obtener los datos clínicos antes referidos, se procurará incluir estos últimos en aquellos pacientes que den positivo al chequeo analítico de desnutrición, a fin de completar su valoración nutricional.

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