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Nutrición Hospitalaria

On-line version ISSN 1699-5198Print version ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.28 n.3 Madrid May./Jun. 2013

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2013.28.3.6392 

ORIGINAL

 

Ingesta de huevo y factores de riesgo cardiovascular en adolescentes; papel de la actividad física. Estudio HELENA

EGG intake and cardiovascular risk factors in adolescents; role of physical activity. The HELENA study

 

 

A. Soriano-Maldonado1,2, M. Cuenca-García1, L. A. Moreno3, M. González-Gross4, C. Leclercq5, O. Androutsos6, E. J. Guerra-Hernández7, M. J. Castillo2 y J. R. Ruiz2,1,8

1Departamento de Fisiología Médica. Facultad de Medicina. Universidad de Granada, España.
2Departamento de Educación Física y Deportiva. Facultad de Ciencias del Deporte. Universidad de Granada. España.
3Grupo de Investigación GENUD "Growth; Exercise, Nutrition and Development". Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Zaragoza. Zaragoza. España.
4ImFINE Research Group. Department of Health and Human Performance. Faculty of Physical Activity and Sport Sciences-INEF. Technical University of Madrid. Madrid. Spain.
5National Research Institute for Food and Nutrition. Rome. Italy.
6Department of Nutrition and Dietetics. University of Harokopio. Athens. Greece.
7Departamento de Nutrición y Bromatología. Facultad de Farmacia. Universidad de Granada. España.
8Department of Biosciences and Nutrition at NOVUM. Unit for Preventive Nutrition, Karolinska Institutet. Huddinge. Sweden.

El estudio HELENA se llevó a cabo con el apoyo económico del Sexto Programa Marco de la Unión Europea (Contract FOOD-CT: 2005-007034). Este estudio también fue apoyado por becas del Ministerio de Ciencia e Innovación (AP 2008-03806: RYC-2010-05957).

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

Introducción: Las enfermedades cardiovasculares (ECVs) suponen la principal causa de morbi-mortalidad en los países occidentales. El incremento del colesterol plasmático se ha relacionado con el desarrollo de ECV. El huevo, por su alto contenido en colesterol, ha sido indirectamente relacionado con el riesgo de desarrollar ECVs.
Objetivo: Examinar la asociación entre ingesta de huevo y factores de riesgo cardiovascular en adolescentes, estudiando si dicha relación está influenciada por la actividad física.
Método: Se estudiaron 380 adolescentes pertenecientes al estudio HELENA (HEalthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence). La ingesta de alimentos se estimó mediante anamnesis nutricional de dos días no consecutivos. Se midieron indicadores de adiposidad, perfil lipídico, glucosa, insulina, resistencia a la insulina, tensión arterial y capacidad aeróbica. Se calculó un índice integrado de riesgo cardiovascular (IRCV) como medida del perfil cardiovascular global. La actividad física se midió mediante acelerometría. Se examinó el desarrollo madurativo. El estatus socioeconómico y consumo de tabaco se obtuvieron mediante cuestionario. La asociación entre ingesta de huevo y factores de riesgo de ECV se examinó mediante un modelo de regresión multinivel ajustado por factores de confusión.
Resultados: La ingesta de huevo no se asoció con perfil lipídico, nivel de adiposidad, tensión arterial, resistencia a la insulina, capacidad aeróbica o IRCV (todos P > 0,05). Esta falta de asociación no estuvo influenciada por el nivel de actividad física.
Conclusiones: Estos resultados sugieren que no existe asociación entre ingesta de huevo y perfil lipídico, adiposidad, resistencia a la insulina, tensión arterial, capacidad aeróbica o el IRCV en adolescentes. La actividad física no influencia dicha falta de asociación.

Palabras clave: Huevos. Colesterol. Enfermedades cardiovasculares. Actividad física.


ABSTRACT

Introduction: Cardiovascular diseases (CVDs) represent the main cause of morbi-mortality in western countries. Serum cholesterol levels have been related to cardiovascular disease (CVD). Egg intake has been indirectly related to the risk of developing CVD because of its high cholesterol content.
Objective: The aim of the present study was to examine the association between egg intake and CVD risk factors in adolescents, assessing the possible influence of physical activity.
Methods: We studied 380 adolescents enrolled in the HELENA (HEalthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence) study. Food intake was estimated by 2 non-consecutive 24 h recalls. We measured adiposity indicators, lipid profile, blood glucose and insulin levels, insulin resistance, blood pressure and cardiorespiratory fitness. A CVD risk score was computed as a measure of the overall CVD risk profile. Physical activity was objectively measured by accelerometry. Sexual development was examined. Socioeconomic and smoking statuses were obtained by questionnaire. The association between egg intake and CVD risk factors was examined using a multilevel analysis adjusted for potential confounders.
Results: Egg intake was not associated with lipid profile, adiposity, insulin resistance, blood pressure, cardiorespiratory fitness or the integrated CVD risk score. This lack of association was not influenced by physical activity.
Conclusions: The findings of the present study suggest that egg intake is not associated with a less favorable lipid or CVD risk profile in adolescents. This lack of association is not influenced by the level of physical activity.

Key words: Eggs. Cholesterol. Cardiovascular diseases. Physical activity.


 

Introducción

Las enfermedades cardiovasculares (ECVs) constituyen un problema de Salud Pública y representan la mayor causa de morbi-mortalidad en España y en la mayoría de los países occidentales1. La Organización Mundial de la Salud estima que más del 50% de la mortalidad total en el mundo será debida a cáncer y ECVs en 20302. A pesar de que las manifestaciones clínicas de la ECV aparecen en la edad adulta, su inicio puede remontarse a etapas mucho más precoces de la vida, tales como la adolescencia o incluso la infancia3,4. Existen numerosos factores de riesgo para desarrollar ECV entre los que se incluyen sobrepeso y obesidad, alteraciones del perfil lipídico, resistencia a la insulina, hipertensión, parámetros inflamatorios elevados, poca actividad física o bajo nivel de condición física. Resultados de estudios longitudinales muestran que la alteración temprana de muchos de esos factores de riesgo persiste a lo largo del tiempo, llegando hasta la vida adulta5.

El desarrollo de las ECVs está influenciado por factores no modificables tales como la edad, el sexo, o los condicionantes genéticos, y por factores modificables, como la inactividad física, el tabaco, el alcohol o una dieta poco saludable6. Dentro de los factores nutricionales existe un extenso debate acerca de la relación entre la ingesta de colesterol en la dieta y el incremento de colesterol plasmático, especialmente de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (c-LDL)7,8. En este sentido, las recomendaciones nutricionales de la Asociación Americana del Corazón9 limitan el consumo de colesterol a menos de 300 mg/d. Dado que un huevo grande contiene ~210 mg de colesterol por unidad (~71% de la cantidad diaria recomendada)6, se recomienda restringir la ingesta de huevo, a menos que la ingesta de colesterol por otras fuentes de la dieta (como carne de cerdo, aves o productos lácteos) sea limitada9. Sin embargo, el huevo representa un alimento de bajo coste económico y muy completo, rico en proteínas de alto valor biológico, minerales, folatos y vitaminas del grupo B, que podrían disminuir el riesgo de desarrollar ECVs. Tradicionalmente, la ingesta de huevo ha tendido a asociarse indirectamente con un mayor riesgo de ECVs por su alto contenido en colesterol10,11. No obstante, estudios recientes han puesto de manifiesto que no existe asociación entre una ingesta de huevo inferior a 7 huevos por semana e incidencia de ECVs en adultos sanos12-15. Conocer la asociación entre la ingesta de huevo y los factores de riesgo de ECV en personas jóvenes tiene, por tanto, un interés clínico y de Salud Pública pues permitiría re-definir las recomendaciones de ingesta ya desde las primeras etapas de la vida.

Existe suficiente evidencia científica que indica que las personas que son físicamente activas tienen un menor riesgo de desarrollar ECVs16, así como una mayor esperanza y calidad de vida. Estimaciones recientes sugieren que tanto la falta de actividad física como una dieta no saludable son dos claros factores determinantes no sólo de ECV, sino también de muchas otras enfermedades. Importantes instituciones de Salud Pública tales como el Servicio Americano de Salud y la Organización Mundial de la Salud recomiendan que los niños y adolescentes realicen 60 minutos al día de actividad física de intensidad moderada-vigorosa. Este nivel de intensidad está asociado con un mejor perfil cardiovascular así como un mejor estado de salud mental en adolescentes. Se desconoce, sin embargo, si alcanzar las recomendaciones de actividad física podría modificar el patrón de asociación entre ingesta de huevo y factores de riesgo de ECV en adolescentes.

 

Objetivos

Los objetivos del presente estudio fueron: 1) estudiar la asociación entre ingesta de huevo y el perfil de riesgo cardiovascular en adolescentes europeos involucrados en el estudio HELENA (HEalthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence); y 2) determinar el papel que la actividad física ejerce en la relación entre ingesta de huevo y perfil cardiovascular en adolescentes.

 

Método

Diseño

El presente trabajo forma parte del estudio transversal HELENA (http://www.helenastudy.com)17, diseñado para evaluar el estilo de vida y estado nutricional de una amplia muestra de adolescentes europeos de nueve países. La recogida de datos tuvo lugar desde 2006 a 2008 en diez ciudades europeas: Atenas y Heraklion (Grecia), Dortmund (Alemania), Ghent (Bélgica), Lille (Francia), Pecs (Hungría), Roma (Italia), Estocolmo (Suecia), Viena (Austria) y Zaragoza (España). La descripción detallada del diseño del estudio HELENA, así como los criterios generales de reclutamiento de los participantes, criterios de inclusión, proceso de estandarización de los parámetros evaluados, y control de calidad ha sido previamente publicada17.

El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de cada centro participante y siguió las recomendaciones de la Declaración de Helsinki 1961 (revisión de Edimburgo, 2000). Todos los participantes, así como sus responsables legales, fueron informados del propósito del estudio y firmaron su consentimiento expreso.

Participantes

De los 3.528 adolescentes (entre 12,5 y 17,5 años) inicialmente incluidos en el estudio HELENA, aproximadamente un tercio (n = 1089) fueron seleccionados aleatoriamente para la obtención de muestras de sangre.

Registro de alimentos

La ingesta de alimentos se estimó mediante un recuerdo de 24 horas realizado en 2 días no consecutivos, a través del programa informático HELENA DIAT (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence Dietary Assessment Tool), validado para su uso en adolescentes y traducido a varios idiomas18. Los participantes fueron debidamente informados sobre el uso del programa, y completaron el recuerdo de forma autónoma en un aula computerizada durante el tiempo de clase lectiva, y bajo la supervisión de investigadores con experiencia para resolver cualquier pregunta. Dicho recuerdo se dividió en seis comidas correspondientes al día previo a cada registro.

A partir de los datos derivados del programa HELENA DIAT se estimó la ingesta energética total y de nutrientes a partir de una base de datos de alimentos alemana (German FoodCode and NutrientDatabase; Bundeslebensmittelschlussel, version II.3.1, 2005)19. La ingesta alimentaria habitual se estimó mediante el 'Multiple Source Method' (http://nugo.dife.de/msm/)20. Este método calcula en primer lugar la ingesta diaria de los individuos, y después construye la distribución de la población, basándose en los valores individuales, y teniendo en cuenta la variabilidad intra e interindividual.

La ingesta energética total se expresó en Kcal/d, mientras que la ingesta de grasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas, colesterol y fibra presentes en la dieta, la ingesta de verduras y el consumo de alcohol se expresó en g/d. La presencia de vitaminas C y E en la dieta se expresó en mg/d. Finalmente, la ingesta de huevo se expresó en g/d.

Características antropométricas

Las medidas antropométricas se tomaron con los participantes descalzos y en ropa interior, siguiendo el manual de referencia estandarizado21. El peso se midió utilizando una báscula electrónica (SECA 861) hacia la décima (0,1 kg) más cercana. La altura se midió en el plano de Frankfort con un tallímetro telescópico (SECA 225) hacia la décima (0,1 cm) más cercana. El índice de masa corporal (IMC) se calculó dividiendo el peso (kg) entre el cuadrado de la talla (m) (peso/talla2) y se ajustó por edad y género para obtener un IMC estandarizado (IMC z-score). El perímetro de cintura se midió en el punto medio entre la última costilla y la cresta ilíaca utilizando una cinta antropométrica no elástica (SECA 200). El grosor de los pliegues cutáneos bíceps, tríceps, subescapular y suprailíaco, se midió con un plicómetro (Holtain caliper). A continuación se calculó el porcentaje de grasa corporal, mediante las ecuaciones de Slaughter y cols.22, y el índice de masa grasa, dividiendo la masa grasa (kg) entre la altura (m) al cuadrado (masa grasa/altura2). Todas las medidas fueron tomadas por triplicado y se calculó la media para su utilización en los análisis subsiguientes. El desarrollo madurativo se evaluó por un médico especialista siguiendo la metodología descrita por Tanner y Whitehouse23, basada en el desarrollo genital y vello púbico en niños, y en el desarrollo mamario y vello púbico en niñas.

Tensión arterial

La tensión arterial sistólica (TAS) y diastólica (TAD) fueron medidas mediante un dispositivo automático de tensión arterial (OMRON M6, OMROM HealthCare Co., Ltd., Kyoto, Japan) colocado en el brazo izquierdo a la altura de la arteria braquial. Se realizaron dos mediciones separadas por 10 minutos, y se utilizó la medida más baja expresada en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión arterial media (TAM) se calculó mediante la fórmula: TAM = (TAS-TAD/3) + TAD.

Análisis bioquímico

La metodología detallada de la extracción de sangre, transporte y procesamiento de las muestras ha sido previamente publicada24. Brevemente, se tomaron muestras de sangre en ayuno (8:00 h) mediante punción venosa y fueron analizadas de forma centralizada en un mismo laboratorio analítico.

Se midieron triglicéridos (TG), colesterol total (CT), colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (c-HDL), c-LDL, y glucosa con el analizador Dimension RxL (DadeBehring, Schwalbach, Germany) mediante métodos enzimáticos, utilizando los reactivos e instrucciones del fabricante. La concentración de apolipoproteína A1 (Apo A1) y apolipoproteína B (Apo B) se midió en reacción inmunoquímica mediante el analizador BN II (DadeBehring, Schwalbach, Germany) siguiendo las instrucciones del fabricante. Se calcularon las ratios CT/c-HDL, c-HDL/c-LDL y Apo B/Apo A1.

La concentración de insulina se analizó mediante ensayo inmunométrico quimioluminiscente de fase sólida, empleando el analizador Immulite 2000 (DPC BiermannGmbH, BadNauheim, Germany). La resistencia a la insulina se calculó a través del índice HOMA (del inglés, homeostasis model assessment), mediante el producto de la glucosa (mg/dL) y la insulina (^U/mL) dividido por la constante 40525.

Capacidad aeróbica

La capacidad aeróbica se evaluó mediante el test de Course-Navette o test de 20 m de ida y vuelta26. Este test consistió en correr entre 2 líneas separadas por 20 m, manteniendo la intensidad marcada por una señal sonora grabada en CD. La velocidad inicial fue de 8,5 km/h, y fue incrementando en 0,5 km/h cada minuto (1 min = 1 palier). Los participantes debían correr en línea recta, pivotar sobrepasando la línea, y volver hacia la línea opuesta en el tiempo que marcaba la señal sonora. El test finalizaba cuando el adolescente se detenía a causa de la fatiga o no conseguía sobrepasar la línea en el tiempo marcado en 2 ocasiones consecutivas. Se registró el último palier (o medio palier) completado por cada participante. A partir del resultado del test, y mediante las ecuaciones descritas por Lèger y cols.26, se estimó la capacidad aeróbica (vO2max; ml/kg/min-1) de cada individuo.

Actividad física

La actividad física se evaluó objetivamente mediante acelerometría. Los adolescentes llevaron un acelerómetro (ActiGraph MTI GT1M; ActiGraph LLC, Pensacola, Florida) en la parte baja de la espalda, unido mediante una banda elástica, durante todo el día (excepto para dormir y para realizar actividades en el agua) y durante 7 días consecutivos. El intervalo de registro de actividad fue cada 15 segundos. Se incluyeron aquellos adolescentes con al menos 3 días válidos de registro de actividad con un mínimo de 8 horas registradas por día27.

Los datos se analizaron de forma centralizada para asegurar su estandarización. Los intervalos de 20 minutos o más de inactividad fueron excluidos del recuento total, al ser considerados como períodos de tiempo sin acelerómetro28. Los recuentos de más de 20.000 "counts" (o mediciones) por minuto fueron igualmente excluidos por un posible error en la lectura de datos.

Los datos sobre actividad física se presentaron como actividad física total, expresada en 'counts' por minuto (cpm), y como tiempo realizado en actividad física de moderada a vigorosa (AFMv) intensidad (definido como > 3 equivalentes metabólicos en reposo (METs)), expresada en min/d. El tiempo realizado en AFMv se calculó en base a un punto de corte estandarizado de > 2.000 "counts" por minuto16. Además, la AFMV se dicotomizó en < 60 min/d y > 60 min/d, siguiendo las recomendaciones de actividad física en adolescentes29.

Consumo de tabaco

El consumo de tabaco se registró mediante cuestionario auto-administrado30. A este efecto, se preguntó a los adolescentes si fumaban actualmente o no, siendo dos las posibles respuestas (sí vs. no).

Estatus socioeconómico

El estatus socioeconómico se evaluó mediante cuestionario auto-administrado. El nivel educativo materno (educación primaria, educación secundaria, educación superior o universitaria) se utilizó como medida del estatus socioeconómico de los adolescentes30.

Índice de riesgo cardiovascular

Se calculó un índice de riesgo cardiovascular (IRCV) como medida integrada del perfil de riesgo cardiovascular, siguiendo la metodología descrita por Andersen y cols.16. El IRCV estuvo compuesto por el promedio de los índices estandarizados (z-scores) de los siguientes factores de riesgo: suma de cuatro pliegues cutáneos, TAS, TG, CT/c-HDL, HOMA, y VO2max/(-1). Cada uno de estos factores fue estandarizado ajustando por sexo y edad mediante la siguiente fórmula: z-score = (valor-media) / desviación estándar. Se definió una desviación estándar por encima de la media como el punto de corte para estar en riesgo cardiovascular16.

Análisis estadístico

El análisis estadístico de los datos se efectuó con el paquete estadístico SPSS versión 19 (SPSS, inc., IBM). El nivel de significación se estableció en P < 0,05 para todos los análisis. Todas las variables estudiadas, excepto IMC (z-score), TAM, Apo A1, Apo B y AFMV, fueron transformadas logarítmicamente al no seguir una distribución normal. Las diferencias entre sexos se estudiaron mediante la prueba t-Student para muestras independientes en el caso de las variables continuas, y el test Chi-2 para las variables categóricas. Los análisis de la interacción por género entre la ingesta de huevo y los distintos factores de riesgo cardiovascular resultaron estadísticamente significativos (todos P<0.05), por lo que todos los análisis se realizaron por separado para niños y niñas.

La asociación entre ingesta de huevo y los factores de riesgo de ECV se analizó mediante un modelo de regresión multinivel31, con los factores de riesgo cardiovascular y el IRCV como variables dependientes, y la ingesta de huevo como variable independiente. Se efectuaron 4 modelos de ajuste: el modelo 1 se ajustó por edad, desarrollo madurativo e ingesta energética total (efectos fijos) y por centro de estudio (efecto aleatorio). En el modelo 2 se añadió, al modelo 1, la ingesta de grasa saturada, grasa monoinsaturada, grasa poliinsaturada, colesterol, vitaminas C y E, ingesta de fibra y verduras, así como el consumo de alcohol y tabaco (como efectos fijos). El modelo 3 incluyó adicionalmente estatus socioeconómico. En el modelo completo (modelo 4) se ajustó, además de todo lo anterior, por AFMV.

En un segundo análisis se estudió la asociación entre ingesta de huevo y el IRCV, así como todos los factores de riesgo que lo compusieron. En este caso, la ingesta de huevo se dicotomizó estableciendo como punto de corte las recomendaciones diarias de huevo para adolescentes (18 g/d; < 18 g/d vs > 18 g/d)32.

Se estudió la influencia de la actividad física en la asociación entre ingesta de huevo y el IRCV, mediante un nuevo modelo multinivel segmentando la muestra por ingesta de huevo (< 18 g/d vs >18 g/d) y por cumplir o no con las recomendaciones de actividad física (> 60 min/d AFMV vs < 60 min/d de AFMV) en niños y niñas.

Por último, se examinó la asociación entre el colesterol ingerido en la dieta y el colesterol total en plasma, mediante el modelo multinivel completo ajustado previamente.

 

Resultados

Dos centros de estudio (Heraklion y Pecs) fueron excluidos al no haber obtenido información completa de registro de alimentos. Un total de 380 adolescentes (49,5% niños) obtuvieron datos válidos de todas las variables medidas y fueron finalmente incluidos en este estudio. Se observaron diferencias entre los adolescentes incluidos y excluidos para edad, peso, e IMC (todos P < 0,05). No se observaron diferencias entre ambos grupos para talla, suma de cuatro pliegues, perímetro de cintura, TAS, TG, CT, c-HDL, insulina e índice HOMA (todos P > 0,05).

La tabla I muestra las características descriptivas de la muestra de estudio en conjunto y separados por sexo. Las niñas mostraron mayores niveles de TG, CT, c-HDL, c-LDL, Apo A1 y Apo B (todos P<0,05) e insulina (P = 0,001) que los niños. Los niños mostraron mayores niveles de TAS, glucosa, actividad física total, AFMV, y VO2max que las niñas (todos P < 0,001). La ingesta energética total, así como la ingesta de grasa saturada, grasa monoinsaturada, grasa poliinsaturada, colesterol, fibra y alcohol fue superior en niños que en niñas (todos P < 0,001), mientras que no se observaron diferencias por sexo en la ingesta media de huevo.

 

 

La tabla II muestra la asociación entre ingesta de huevo y los factores de riesgo cardiovascular estudiados en niños y niñas. El modelo inicial de ajuste mostró asociación estadísticamente significativa entre ingesta de huevo y parámetros de composición corporal (suma de cuatro pliegues (P = 0,040), porcentaje de grasa corporal (P = 0,041), índice de masa grasa (P = 0,038), perímetro de cintura (P = 0,024) y ratio cintura-altura (P = 0,023) en niños y suma de 4 pliegues (P = 0,045) y ratio cintura-altura (P = 0,016) en niñas), así como con insulina (P = 0,027), el índice HOMA (P = 0,033), y el IRCV (P = 0,043) en niñas. No se observó asociación entre ingesta de huevo y los factores de riesgo de ECV estudiados al aplicar los sucesivos modelos de ajuste (modelos 2, 3 y 4) en los adolescentes. Sin embargo, la asociación observada entre ingesta de huevo y perímetro de cintura se mantuvo (β =0,018; P = 0,046), aunque sólo en los niños. La ingesta de huevo no se asoció con el IRCV en niñas ni en niños.

 

 

La actividad física no mostró una interacción estadísticamente significativa con la ingesta de huevo para los factores de ECV estudiados. Tampoco para perímetro de cintura se encontró interacción entre ingesta de huevo y actividad física, a pesar de que la pendiente de regresión huevo-perímetro de cintura se atenuó ligeramente en los niños que alcanzaron las recomendaciones de actividad física (β = 0,019; P = 0,221 para los que no alcanzaron las recomendaciones vs β= -0,004; P = 0,771 para los que alcanzaron la recomendaciones).

La tabla III presenta los factores de riesgo cardiovascular según la ingesta de huevo (<18 g/d vs >18 g/d) y género. No se observaron diferencias estadísticamente significativas para los factores de riesgo incluidos en el IRCV, excepto para la TAS, que fue mayor en los niños que consumieron > 18 g/d (P = 0,034). En niñas, sin embargo, no se observó ninguna diferencia estadísticamente significativa. Aquellos niños que consumieron > 18 g de huevo/d presentaron un IRCV mayor con respecto a los que consumieron < 18 g de huevo/d (0,171 vs -0,037, respectivamente; P = 0,046; fig. 1). La actividad física no mostró una interacción estadísticamente significativa con la ingesta de huevo (fig. 2). No se observó asociación entre colesterol dietético y colesterol total en plasma en niños (β = 0,035; P = 0,572) ni en niñas (β = -0,101; P = 0,150).

 

 

 

 

Discusión

El presente estudio analizó la asociación entre ingesta de huevo y factores de riesgo de ECV en adolescentes, así como el papel de la actividad física en esta asociación. Nuestros resultados sugieren que no existe asociación entre ingesta de huevo y tensión arterial, perfil lipídico, glucosa, insulina, resistencia a la insulina o capacidad aeróbica en adolescentes. Tampoco se observó asociación entre ingesta de huevo y el nivel de adiposidad o el IRCV al ajustar por variables de confusión. Tan solo se encontró asociación, al borde de la significación estadística, entre ingesta de huevo y perímetro de cintura. Por tanto, estos resultados sugieren que no existe asociación entre ingesta de huevo y perfil de riesgo cardiovascular en adolescentes. Además, la actividad física no parece ejercer un papel importante en la relación entre ingesta de huevo y factores de riesgo cardiovascular en los adolescentes estudiados.

No se encontró asociación entre la ingesta de huevo y ninguna variable relacionada con el perfil lipídico, a priori más susceptible de verse asociado al huevo, dado su alto contenido en colesterol. Este resultado está en línea con algunos estudios prospectivos en adultos, que no encontraron asociación entre colesterol dietético y colesterol plasmático12,33. Además, el colesterol dietético no se asoció al colesterol plasmático total en los adolescentes estudiados. Por tanto, estos resultados apoyan las recomendaciones de no restringir la ingesta de huevo, siempre que el colesterol total ingerido en la dieta no supere los 300 mg/d9. En cualquier caso, la ingesta media de huevo en los adolescentes estudiados fue de 10,5 ± 12,8 g/d y 11,8 ± 15,2 g/d en niños y niñas, respectivamente. Esta cantidad es inferior a la ingesta diaria recomendada para adolescentes europeos32.

Varios estudios epidemiológicos no han observado asociación entre ingesta de huevo (< 7 huevos por semana) y riesgo de diversas ECVs en adultos sanos12-15. Por ejemplo, Nakamura y cols.12 mostraron que un consumo de huevo 'casi a diario' no se asociaba con mayor riesgo de cardiopatía isquémica en comparación con un consumo de 1-2 huevos/semana. Igualmente, Qureshi y cols.13 mostraron ausencia de asociación entre consumir > 6 huevos/semana (vs consumir < 1 huevo/semana) y el riesgo de padecer infarto o cardiopatía isquémica. Scrafford y cols.14, por su parte, observaron que consumir > 7 huevos/semana (vs < 1 huevo/semana) no se asocia con un mayor riesgo de cardiopatía isquémica en adultos. Además, este estudio encontró una asociación inversa entre ingesta de huevo y mortalidad por infarto en hombres estadounidenses. Zazpe y cols.15 no observaron asociación entre ingesta de huevo e incidencia de ECVs en adultos sanos, en un estudio prospectivo en una población Mediterránea. Nuestros resultados están en línea con estos estudios en adultos, sustentando la hipótesis de que no existe asociación entre una ingesta de huevo moderada y perfil cardiovascular en adolescentes. Estos resultados son de interés clínico y de Salud Pública, dado que el origen subclínico de las ECVs aparece en edades tempranas3,5, y este es el primer estudio que examina la asociación entre la ingesta de huevo y factores de riesgo de desarrollar ECVs en adolescentes.

Los niños que más huevo consumieron (> 18 g/d) mostraron un IRCV significativamente mayor con respecto a los que tomaron menos huevo (< 18 g/día). No obstante, este efecto no se debe a una asociación entre ingesta de huevo y perfil lipídico, sino más bien a una mayor TAS en los niños que consumieron > 18 g/d. A pesar de ello, el valor medio del IRCV entre el grupo de mayor ingesta de huevo (IRCV: 0,171; IC 95%: -0,124-0,466), no se correspondió con un riesgo cardiovascular considerado como clínicamente relevante. Este punto de corte fue establecido, siguiendo a Andersen y cols.16, como el valor de la media + 1 DE (IRCV medio + 1 DE = 0,444).

Se examinó el efecto que alcanzar las recomendaciones de actividad física podía ejercer en la asociación entre ingesta de huevo y los factores de riesgo de ECV estudiados, así como con el IRCV, dado que la actividad física está asociada con un menor porcentaje de grasa corporal28 y con un menor IRCV16 en adolescentes. Sin embargo, el patrón de asociación observado entre la ingesta de huevo y los factores de riesgo de desarrollar ECVs, así como el IRCV, no fue significativamente diferente entre los adolescentes que alcanzaron y no alcanzaron las recomendaciones de actividad física (fig. 2). Por lo tanto, la actividad física no pareció ejercer un papel importante en la falta de relación entre ingesta de huevo y perfil de riesgo cardiovascular en adolescentes.

Algunos estudios han demostrado que una ingesta mayor a 7 huevos por semana se asocia con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca34 o diabetes35 en adultos sanos, así como con una mortalidad más elevada por cualquier causa36. Sin embargo, de estos estudios, únicamente Djoussé y cols.35 acertaron a corregir el modelo de regresión por grasa saturada, que podrían influir en los resultados obtenidos ya que la grasa saturada se asocia con un colesterol plasmático elevado37.

 

Limitaciones

La metodología para obtener la ingesta nutricional supone, en cierto modo, una limitación de este estudio, ya que el recordatorio de 24 h en únicamente 2 días, no nos permite obtener la frecuencia de consumo de huevo semanal. Además, los adolescentes podrían no reportar con exactitud lo que realmente comen. Sin embargo, todos los métodos utilizados, así como los cuestionarios empleados han sido ampliamente validados para su uso en adolescentes. Por otra parte, una fortaleza del presente estudio es que la actividad física se evaluó objetivamente mediante acelerometría, siendo el primer estudio examinando la asociación entre ingesta de huevo y perfil cardiovascular que utiliza la actividad física medida objetivamente como variable de ajuste.

 

Conclusiones

Los principales hallazgos del presente estudio sugieren que no existe asociación entre ingesta de huevo y el perfil cardiovascular en adolescentes. Además, la actividad física no parece ejercer un papel importante en la relación entre ingesta de huevo y los factores de riesgo de desarrollar ECVs en los adolescentes estudiados. Es necesaria una mayor investigación en otras poblaciones de adolescentes en las que la ingesta de huevo sea superior a la del presente estudio, y con un tamaño de muestra mayor, de cara a determinar si una elevada ingesta de huevo podría asociarse con un perfil cardiovascular menos favorable en adolescentes.

 

Agradecimientos

El contenido de este artículo refleja sólo el punto de vista de los autores, y la Comunidad Europea no es responsable del uso que pueda hacerse de la información contenida en el mismo. Los autores agradecen a todos los adolescentes participantes, así como sus padres y profesores por su colaboración. También agradecen a todos los miembros involucrados en el trabajo de campo por su gran esfuerzo y entusiasmo.

Los autores plantean que no existe conflicto de intereses.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
Alberto Soriano Maldonado.
Departamento de Educación Física y Deportiva.
Facultad de Ciencias del Deporte.
Universidad de Granada.
España.
E-mail: asm@ugr.es

Recibido: 2-I-2013.
Aceptado: 26-III-2013.

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