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Nutrición Hospitalaria

versión On-line ISSN 1699-5198versión impresa ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.28 no.6 Madrid nov./dic. 2013

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2013.28.6.6939 

REVISIÓN

 

Síndrome de apneas-hipoapneas del sueño y factores de riesgo en el niño y el adolescente; revisión sistemática

Sleep apnea-hypopnea syndrome: risk factors in children and adolescents; a systematic review

 

 

M. J. Aguilar Cordero1, A. M. Sánchez López2, N. Mur Villar3, I. García García4 y R. Guisado Barrilao5

1PhD. Departamento de Enfermería. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Granada. Hospital Clínico San Cecilio de Granada (España).
2BsC Departamento de Enfermería. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Granada.
3PhD. Grupo de Investigación CTS 367. Plan Andaluz de Investigación. Junta de Andalucía (España). Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos (Cuba).
4PhD. Departamento de Enfermería. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Granada.
5PhD. Departamento de Enfermería. Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Granada.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El síndrome de apneas-hipoapneas del sueño, en lo adelante (SAHS) es una alteración que actualmente afecta a un número elevado de niños y adolescentes. Esta revisión tiene como objetivo evaluar los factores que generan esta alteración y el riesgo de padecer otro tipo de enfermedad asociada al SAHS. Los artículos seleccionados para ser incluidos en esta revisión se identificaron a través de GOOGLE SCHOLAR con un total de 50 artículos. La validez de los artículos estuvo dada por el grado de evidencias demostrado, por las recomendaciones que dejan y por la aplicabilidad a nuestro contexto. Esta revisión ha considerado los estudios que investigan el SAHS en niños y adolescentes. También se han tenido en cuenta los que relacionan esta alteración con la obesidad, la hipertensión arterial, la actividad física y otras variables. Los estudios demuestran que el SAHS está relacionado con la obesidad infantil y aumenta el riesgo de enfermedades cerebrocardiovascular. También se evidencia que disminuye la capacidad física y la calidad de vida de niños y adolescentes. Los aspectos psicológicos también se ven afectados, lo que influye en el rendimiento académico, que es inferior al de los niños sanos. Así pues, es importante un diagnóstico precoz del SAHS pediátrico, de modo que se eviten las alteraciones asociadas.

Palabras clave: Síndrome de apneas-hipoapneas del sueño. Niños. Adolescentes.


ABSTRACT

The sleep apnea-hypopnea syndrome (SAHS) is a disorder that currently affects a large number of children and adolescents. The aim of this review is to assess the factors causing this condition and the risk of suffering another disease associated with SAHS. The 50 articles selected for inclusion in this review were identified through GOOGLE SCHOLAR. The validity of the items was established by the degree of evidence obtained, by recommendations made in this respect and by the applicability to the situation observed. The review considers studies of SAHS in children and adolescents, taking into account those relating this disorder with obesity, hypertension, physical activity and other variables. The studies reviewed show that SAHS is associated with childhood obesity and that it increases the risk of cerebro-cardiovascular disease. It is also shown that SAHS decreases children's and adolescents' physical capacity and quality of life. Psychological aspects are also affected, impacting on academic performance, which is poorer than in healthy children. Therefore, early paediatric diagnosis of SAHS is important in order to prevent associated disorders.

Key words: Sleep apnea-hypopnea syndrome. Children. Adolescents.


 

Introducción

El sueño, definido en el plano de la conducta, es la suspensión normal de la conciencia; desde el punto de vista electrofisiológico, está definido por criterios de ondas encefálicas específicas; por último, consume un tercio de nuestra vida. Por ello, en los últimos años las patologías del sueño y sus repercusiones clínicas destacan como un objetivo prioritario para gran parte de la comunidad científica1.

Dentro de la clasificación internacional de los trastornos del sueño (ICSD-2) se encuentran el síndromes de apnea central, síndromes de apnea obstructiva del sueño, síndromes de hipoventilación e hipoxemia del sueño, hipoventilación e hipoxemia relacionada con otras enfermedades médicas (Tabla I). También existen otros trastornos no especificados2,3.

 

 

 

El síndrome de apneas-hipoapneas durante el sueño (SAHS) se basa en la aparición de repetidos episodios de obstrucción faríngea completa (apneas) o parcial (hipoapneas) durante el sueño y que se producen como consecuencia de un mayor o menor grado de colapso de la vía respiratoria. El término apnea implica el cese del flujo aéreo durante un período mínimo de diez segundos. La hipoapnea se define como la condición que cumple uno de los siguientes criterios: Reducción en el flujo aéreo superior al 50%, disminución moderada (<50%) del flujo con desaturación de oxígeno superior al 3% o reducción moderada en el flujo aéreo con evidencia electroencefalográfica asociada al despertar4.

Los trastornos respiratorios del sueño constituyen un problema de primera magnitud en los países desarrollados, donde afectan a un 4% de los varones y a un 2% de las mujeres, en la población adulta. (45) Se estima que la prevalencia de SAHS en niños es de un 2-6% en la población general, mientras que, en los adolescentes obesos, y según algunos estudios, puede variar entre el 13% y el 66%. (6) Respecto al ronquido, las cifras oscilan entre el 7% y el 16,7%, para edades de 6 meses a 13 años y entre el 5% y el 14,8% en los adolescentes5-11.

Es muy importante destacar que estas estadísticas reflejan el SAHS en los pacientes que están diagnosticados, pero se estima que existe una gran cantidad de niños y adultos que padecen la enfermedad, pero que no están diagnosticados. Los padres sólo lo manifiestan cuando se les pregunta explícitamente. Esto hace que las cifras aumenten considerablemente cuando se entrevista a los padres. Hay que tener en cuenta también el alto índice de obesidad infantil y su relación con el SAHS. En vista de lo cual, todo hace pensar que exista un número mucho mayor de niños y adolescentes que padecen este síndrome10.

El síndrome de apneas-hipoapneas del sueño, como caso clínico en la infancia fue diagnosticado por primera vez en los años 70 del pasado siglo12. El SAHS en esas edades es un trastorno respiratorio del sueño caracterizado por una obstrucción parcial prolongada de la vía aérea superior y/u obstrucción intermitente completa que interrumpe la ventilación normal durante el sueño, así como los patrones normales del mismo. Se asocia habitualmente con síntomas que incluyen el ronquido y los trastornos del sueño (somnolencias, pesadillas, sonambulismo, etc.) El SAHS infantil tiene una entidad clara y presenta unos perfiles muy diferenciados respecto al del adulto, en lo que se refiere a etiología, presentación clínica y tratamiento8.

Fisiopatológicamente, el SAHS aparece con el colapso parcial de la vía aérea o cuando el diámetro de la luz cae significativamente durante la inspiración6.

En los niños se han descrito al menos cuatro fenotipos clínicos asociados con SAHS; son los siguientes:

El primer fenotipo está asociado con la hipertrofia amigdalar y con el aumento del colapso de la vía aérea superior. Afecta al 2% de los niños sanos entre 2 y 8 años de edad. Puede llevar a déficits neurocognitivos y tienen un mayor riesgo cardiovascular, si no son tratados.

El segundo fenotipo está asociado con malformaciones craneofaciales y con afecciones, como el síndrome de Down y el síndrome de Pierre-Robin. Los niños con este fenotipo pueden presentar SAHS poco después de nacer. El mecanismo que conduce a esta forma de SAHS está principalmente relacionado con alteraciones en el tamaño del esqueleto craneofacial, pues restringen el espacio para el crecimiento del tejido blando y también el tamaño de la vía aérea. Sin embargo, los déficits en el control de la vía aérea superior neuronal también pueden contribuir a su colapsabilidad. La prevalencia del SAHS en estos niños varía según el síndrome específico.

El tercer fenotipo se asocia con trastornos primarios neuromusculares, como son la distrofia muscular de Duchenne y la atrofia muscular espinal. Aunque muchos de estos niños no presenten evidencia de SAHS en sí, pueden tener, sin embargo, trastornos respiratorios del sueño en forma de hipoxemia e hipo-ventilación sin obstrucciones. Estas afecciones de los niños con trastornos neuromusculares tienen que ver, sobre todo, con la disminución del tono muscular en la vía aérea superior y/o la alteración de la mecánica de la pared torácica que conducen a la hipoventilación, en especial durante el sueño y con movimientos oculares rápidos (sueño REM).

El cuarto fenotipo está asociado con la obesidad infanto-juvenil. Algunos estudios relacionan el SAHS con la obesidad en todos los períodos de la infancia. La que se considera epidemia actual de obesidad, catalogada así por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha vuelto a centrar la atención sobre este fenotipo. El riesgo de padecer SAHS, en los niños obesos, aumenta en más de cuatro veces, respecto a los niños sanos y con normopeso6,12.

El SAHS pediátrico se asocia con numerosas comorbilidades y signos nocturnos, del tipo ronquidos, respiración dificultosa, sueño inquieto o fraccionado, sudoración excesiva, terrores nocturnos, enuresis secundaria, pausas observadas por los padres y respiración bucal. También se pueden observar signos y síntomas diurnos, como voz nasal, rinorrea crónica, infecciones respiratorias altas recurrentes, retrognatia y un mayor riesgo de desarrollar un cor pulmonale e hipertensión pulmonar. Cuando el SAHS de los niños se relaciona con la obesidad, aparecen otras afecciones como somnolencia diurna, hipertensión arterial, hipertrofia ventricular izquierda, insulinorresistencia, dislipidemia, aumento de la proteína C-reactiva y depresión. También se puede acompañar de una hipertrofia amigdalina moderada1,6.

El SAHS disminuye la calidad de vida de todos los niños y adolescentes. Existen estudios que demuestran que las personas con esta afección se ven limitadas a la hora de llevar acabo una actividad física, ya que se les presenta un cansancio precoz. Esta última característica es importante, ya que la actividad física puede ser un método eficaz para reducir los trastornos del sueño13,14.

Podemos decir, por tanto, que el SAHS constituye un problema preferente de salud pública infantil; y ello, por varios motivos. En primer lugar, por la elevada prevalencia del trastorno. En segundo lugar, porque se comporta como un trastorno asociado a diferentes procesos crónicos. Y, por último, porque empeora el curso de diferentes patologías a las que se ve asociado.

Se ha demostrado también que la presencia de SAHS en la infancia influye en su rendimiento académico, así como en su calidad de vida y también en la de sus cuidadores, padres y familiares8.

 

Metodología

Los artículos que se han analizados en la presente revisión se identificaron a través de los buscadores Google Scholar y PubMed y también por artículos y libros propios. Los descriptores o palabras clave de búsqueda que se utilizaron fueron los siguientes: apnea, apnea del sueño central, Síndromes de apnea del sueño, apnea del sueño obstructiva, síndromes de apnea del sueño en niños, síndromes de apnea del sueño y obesidad, síndromes de apnea del sueño y ejercicio física, obesidad en el niño y el adolescente. Estos términos también se utilizaron en inglés: sleep apnea syndromes, sleep apnea syndromes and child, sleep apnea syndrome and obesity, sleep apnea syndromes and exercise. Para la utilización correcta de la terminología se consultó la edición 2012 de los descriptores en ciencias de la salud en la siguiente página web: http://decs.bvs.br/E/homepagee.htm. Se han seleccionado artículos en español y en inglés. En total para esta revisión se han recopilado 50 artículos que relacionaban la apnea del sueño y la edad infantil para la realización de este artículo. En la tabla III se pueden ver los artículos más relevantes incluidos en esta revisión.

 

 

 

Para el análisis de los resultados se utilizó el método inductivo deductivo y se presentan en varios apartados tales como: Apnea del sueño y obesidad en el niño; Apnea del sueño e hipertensión en niños; Apnea del sueño y actividad física en niños; Otras consecuencias del SAHS; Evaluación de la apnea del sueño; Tratamiento de la apnea del sueño en niños y seguidamente se presentan las conclusiones generales de la revisión.

 

Resultados

Apnea del sueño y obesidad en el niño

La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial que desde 1998 la OMS (Organización Mundial de la Salud) la considera como una epidemia global. La infancia y la adolescencia son las etapas de la vida donde empieza a surgir esta alteración, que en la actualidad se ha convertido en un importante problema de salud pública y que va en aumento15. La obesidad es un factor común de riesgo para patologías como la diabetes mellitus

Síndrome de apneas-hipoapneas del sueño; revisión sistemática tipo 2, dislipemia, hipertensión arterial y enfermedades coronaria y cerebrovascular. También se ha relacionado con colelitiasis, osteoartrosis, insuficiencia cardiaca, síndrome de apnea del sueño, algunos tipos de cáncer, alteraciones menstruales y alteraciones psicológicas16.

En los países desarrollados, la obesidad es el trastorno nutricional más frecuente en la infancia. El estudio enKid destaca que la prevalencia de la obesidad en España en la población de 2 a 24 años es del 13,9%, y la de sobrepeso y obesidad de forma conjunta asciende al 26,3%. La rapidez en el aumento de la obesidad -ocurrida en sólo 25 años- hace presagiar la existencia de otras causas, además de los factores genéticos15,17. En la aparición de la obesidad se ven implicados numerosos elementos causales, entre los que se encuentran los estrictamente genéticos, los metabólicos, los endocrinológicos, los ambientales (hábitos dietéticos y actividad física) y los psicosociales16,18.

Esta patología se ha convertido en la segunda causa de mortalidad prematura evitable, después del tabaco (OMS, 2000), y el coste sanitario para la sociedad española supone un gasto total de 2.500 millones de euros anuales16.

En la bibliografía revisada, la obesidad es uno de los factores de riesgo más importante que favorecen la aparición de SAHS. Existe una gran diferencia de pacientes con SAHS entre sujetos obesos y no obesos4. Estudios epidemiológicos reportan una correlación positiva entre el tiempo de disminución del sueño y el aumento del índice de masa corporal, por lo que pueden ser dos patologías que se retroalimenten entre ellas; a menos tiempo de sueño (SASH), mayor aumento de peso y, a mayor obesidad, menos calidad del sueño19.

Las causas del SAHS se basan en dos elementos clave: la anatomía de la faringe y el tono de la musculatura que mantiene abierta la vía respiratoria superior. El efecto de la obesidad sobre estos elementos probablemente viene ejercido de forma predominante por el acumulo graso cervical, lo que produce un estrechamiento de la vía aérea. Es por ello por lo que la obesidad multiplica por 10 el riesgo de SAHS.

Salvador y cols.4 llevaron a cabo un estudio en el que se evaluó a 27 pacientes con obesidad mórbida y con un IMC de 50,2 kg/m2. Se observó que el SAHS estaba presente en el 76,9% de los varones y en el 7,1% de las mujeres. Como se aprecia, hubo grandes diferencias en relación con el sexo.

Resta y cols., por su parte, reflejaron en su estudio que más del 50% de los sujetos obesos seleccionados presentaba SAHS. Pero esta investigación añadió otro dato muy importante; a saber, que en las mujeres el IMC era el mejor predictor del SAHS, mientras que en los hombres era la circunferencia del cuello20. Aunque en otras investigaciones se concluye que es mejor utilizar los índices de obesidad troncal en los dos sexos, como factor pronóstico del SAHS11.

Camiletti y cols.6 concluyeron que el síndrome de apneas-hipoapneas del sueño, valorado a través de polisomnografía, resultó ser un método eficaz para niños y adolescentes obesos. Se les estudiaron los síntomas y signos de trastornos respiratorios del sueño y se comprobó que el 55,2% (33/58) de los menores obesos padecían dicha apnea. En ese mismo artículo se compararon los resultados con otros estudios, como el de Flint y cols., y el de Sardon y cols., en niños obesos con características poblacionales similares al suyo; en ellos aparecen un 80% y un 74,5%, respectivamente, de SAHS, lo cual evidencia la alta prevalencia en este grupo poblacional.

Guilleminault y cols. describieron en su publicación que el 10% de los niños diagnosticados de SAHS eran obesos. Marcus y cols. establecieron que el 46% de los niños obesos sometidos a polisomnografía tenían SAHS. Silvestri y cols., por su parte, informaron de SAHS en el 59% de los niños obesos12.

Todos los autores están de acuerdo en que una pérdida de peso en niños y adolescentes de entre el 5 y el 10 % reduce significativamente el SAHS y por consiguiente las alteraciones que se asocian a esta enfermedad.

Apnea del sueño e hipertensión en niños

Revisando la literatura encontrada se hace una frecuente mención a la relación entre el SAHS y el riesgo de enfermedades cerebrocardiovascular.

La asociación entre la obesidad y el SAHS en niños y adolescentes está perfectamente definida en la actualidad por numerosos autores. Sin embargo, la relación entre obesidad, SAHS y el riesgo de enfermedades cerebrocardiovascular es difícil de determinar, ya que los sujetos con cualquiera de estos trastornos a menudo comparten factores de riesgo comunes en las enfermedades cardiovasculares. La confirmación de la asociación directa entre la apnea del sueño y la hipertensión arterial (140/90 mmHg o más) viene dada por estudios epidemiológicos. El Sleep Heart Health Study46, en el que se evaluaron prospectivamente 6.400 adultos entre 40 y 65 años de edad, indica que existe una relación causa-efecto, con respuesta dosificada, entre el índice de SAHS y el riesgo de adquirir hipertensión arterial. Este estudio estableció una asociación del SAHS con la enfermedad de la arteria coronaria, insuficiencia cardíaca congestiva y accidente cerebrovascular, independientemente de las características demográficas del individuo (es decir, edad, sexo y raza) o marcadores de riesgo (tabaquismo, alcohol, índice de masa corporal, diabetes, dislipidemia e hipertensión2,12.

Esta relación causa-efecto viene definida por Barceló y cols.26 a través del estrés oxidativo que se produce a raíz del SAHS y que se relaciona con el riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares. Esta asociación se debe a la elevada producción de radicales libres en las situaciones de hipoxiareoxigenación producidas por la apnea y, por otro lado, a la predisposición de estos pacientes al desarrollo de arterioesclerosis27.

La apnea del sueño, según Culebras, eleva la presión arterial, aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y cerebrovascular, causa somnolencia excesiva y disminuye la calidad de vida de los pacientes que la sufren. El ronquido patológico, es una de las causas del SAHS que puede constituir un factor de riesgo de enfermedad cerebrovascular, con independencia de su asociación con la hipertensión, la isquemia cardíaca, la obesidad y la edad2,28.

El SAHS y el aumento de la presión arterial tienen una relación directa, debido a que al finalizar el episodio de apnea obstructiva del sueño, la presión arterial y el ritmo cardíaco aumentan. Esta subida es muy breve y se debe al despertar que se produce al finalizar el episodio. Cuando este aumento se produce numerosas veces, noche tras noche, a lo largo del tiempo, desembocan en una presión arterial crónica y mantenida. Por otro lado, el SAHS tiene una relación indirecta, tanto con el infarto de miocardio, como con el accidente vascular cerebral, ya que estos son más frecuentes durante el sueño nocturno o inmediatamente después. Por lo que, en conclusión, la apnea del sueño es un factor que contribuye a la hipertensión arterial sistémica y, en consecuencia, es un factor de riesgo indirecto del infarto de miocardio y del ictus2.

En la edad pediátrica, y al estudiar otros marcadores de riesgo cerebrocardiovascular, tales como la regulación de la presión sanguínea, la función cardiaca, la función autonómica y la función endotelial, se hace evidente que el SAHS en niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad está muy asociado con las enfermedades propias de los adultos12,21-25. Un reconocimiento temprano de la existencia del SAHS evitaría estas consecuencias y la eventual mortalidad en algunos casos, ya que se está verificando que las patologías que antes sólo se asociaban al adulto, ahora aparecen ya en la infancia cuando el niño padece SAHS8.

Apnea del sueño y actividad física en niños

El ejercicio físico se define como una actividad física planificada, estructurada y repetitiva que tiene como objetivo mejorar o mantener los componentes de la forma física29.

La apnea del sueño, como hemos revisado en este artículo, se relaciona con numerosas patologías. Un estado de forma física deficiente no está considerado como una patología, aunque conlleva padecer muchas de ellas. Estudios revisados evidencian que padecer SAHS se traduce en una mayor dificultad para llevar a cabo actividad física.

Una de las consecuencias del efecto del SAHS sobre la práctica de ejercicio físico es que se tarda más en recuperar la frecuencia cardíaca basal, en pacientes con esta afección, que en pacientes sanos. Esto puede deberse a que estos sujetos suelen tener una presión arterial elevada durante el ejercicio físico, lo que puede afectar a la frecuencia cardíaca. Se han estudiado las frecuencias cardíacas en tres momentos diferentes: justo al finalizar el ejercicio, al minuto de terminarlo y a los dos minutos; en todos los casos, era más elevada en los pacientes que padecen SAHS13.

Existe otro estudio14 que confirma que la capacidad física se ve disminuida en los pacientes con SAHS. También se observó en ese estudio que esos pacientes recibían un menor aporte de oxígeno a los músculos esqueléticos y periféricos, lo que aumenta su fatiga durante la actividad.

Montenegro30 efectuó también un estudio en el que relacionaba SAHS y capacidad funcional. A través de la prueba de marcha de seis minutos, realizada a 39 pacientes divididos en dos grupos (pacientes con SAHS y pacientes sanos), se demostró que la distancia recorrida medida era significativamente menor en el grupo estudio, respecto al grupo control. Al presentar este grupo de estudio una menor capacidad de ejercicio, se veía afectada su calidad de vida.

Prácticamente todos los estudios revisados sobre esta temática coinciden en que las personas que padecen SAHS tienen una menor capacidad funcional o capacidad física, respecto a las personas sanas. Teniendo en cuenta, por otro lado, que el sedentarismo es otra de las causas de aparición del SAHS29, parece ser que estás dos variables se retroalimentan entre sí, es decir, una persona con SAHS tendrá una menor actividad física, limitada por su afección y, a su vez, esa reducción del ejercicio físico se verá manifestada con un incremento del SAHS.

Otras consecuencias del SAHS

En este apartado queremos describir aquellas consecuencias que se relacionan con el SAHS pero, al haberse investigado poco sobre ellas, la relación tiene un caráter indirecto.

Diabetes mellitus tipo 2

Una de las que si tiene mucha relación sería la diabetes mellitus tipo 2, aunque la mayoría de los estudios la consideran de un modo secundario, centrándose principalmente en otras enfermedades, como la obesidad y la hipertensión. La obesidad está estrechamente ligada al síndrome metabólico, que a su vez es uno de los principales precursores de la diabetes. Teniendo en cuenta que hay una estrecha relación entre el SAHS y la condición de obeso, esto quiere decir que padecer ese síndrome conlleva tener un mayor riesgo de sufrir diabetes12.

Depresión y ansiedad

Los pacientes con SAHS presentan mayores niveles de ansiedad y depresión que aquellos que no lo padecen. La calidad del sueño y la saturación de oxígeno parecen ser los factores que afectan a los aspectos psicológicos, aunque es el sobrepeso o la obesidad la variable que más afecta al estado de ánimo de los sujetos con SAHS. Aunque la gravedad del SAHS no tiene relación con padecer más o menos depresión y ansiedad7,20.

Consecuencias neurobiológicas

El SAHS no tratado se asocia con trastornos neurocognitivos, lo que afecta al sistema nervioso central. Las afecciones cognitivas y conductuales son las que más se relacionan con esa patología. Dentro de las afectaciones conductuales, se encuentran la hiperactividad, la falta de atención y la irritabilidad. Cuando esas afecciones se ven unidas a la obesidad, aumentan considerablemente sus manifestaciones, por lo que pueden aparecer alteraciones del estado de ánimo, problemas afectivos o de tipo interpersonal en la relación con los niños, lo que en, conjunto, puede afectar a las tareas diarias y a la calidad de vida5,7.

Rendimiento académico

En una investigación realizada por Quevedo-Blasco31 se afirma que los adolescentes con un sueño de mala calidad tienen un menor rendimiento académico. El estudio se desarrolló con 592 jóvenes, entre 12 y 19 años pertenecientes a un mismo centro de enseñanza. Se apreció que los alumnos que dormían más (9 ó más horas) o menos (6 ó menos horas) de lo normal (6-9 horas) tenían peor rendimiento escolar que los que dormían un tiempo medio o normal. Por otro lado, además de la duración del sueño, también se estudió su nivel de calidad, determinando que cuando es baja, acarrea efectos negativos en los adolescentes. En cuando a las diferencias masculino-femenino, se apreció que las chicas tenían mejor calidad de sueño y, por consiguiente, un mejor rendimiento académico que los chicos.

También se ha descubierto que los niños con SAHS tienen una mayor dificultad para el aprendizaje, lo que también puede ser una causa que contribuya a ese menor rendimiento escolar5.

Otros problemas psicológicos asociados al SAHS en niños y adolescentes son la hiperactividad, la irritabilidad, las rabietas y otro tipo de manifestaciones neuropsíquicas5.

Evaluación de la apnea del sueño

Entrevista

Al niño y al adolescente con SAHS se les debe efectuar una entrevista en la que se recogen los antecedentes personales y familiares relacionados con la afectación. Se debe cumplimentar un cuestionario en el que dar respuesta a las siguientes variables: presencia de ronquidos, apneas, rinorrea, respiración bucal, sibilancias, cefaleas, hiperactividad, falta de atención, apatía, timidez, somnolencia diurna, rendimiento escolar y retraso ponderal. Este cuestionario debe ir acompañado de la talla y el peso para establecer el IMC. Con el conocimiento de todos esos datos ya se puede intuir si el niño padece SAHS, y así proceder a la ejecución de otras pruebas más específicas y determinantes5.

Polisomnografía

La polisomnografía nocturna (PSG) es una técnica neurofisiológica que estudia el sueño mediante el registro de múltiples parámetros fisiológicos. Es un estudio inocuo para el paciente, ya que no presenta ningún efecto adverso o indeseable.

Cuando se detecta SAHS mediante la polisomnografía se registra una interrupción mayor del 90% de la amplitud de la señal del flujo oronasal, asociada o no al microdespertar o desaturación. Se entiende por hipoapnea una disminución discernible (>30% y <90%) de la amplitud de la señal del flujo oronasal, acompañada de un microdespertar o desaturación del 3%. Se define el esfuerzo respiratorio asociado al microdespertar como el período mayor de 10 segundos y menor de 2 minutos de limitación de flujo que finaliza en un microdespertar. El número total de apneas, hipoapneas y esfuerzos respiratorios asociados al microdespertar se dividen por el tiempo total de sueño para obtener el índice de alteración respiratoria (IAR)5,6. El Consenso Nacional sobre el SAHS32, establece el IAR o IAH en los siguientes grados: grado leve, entre 3 y 5/h, moderado, entre 5 y 10/h y grave, superior a 10/h.

La polisomnografía es la prueba más efectiva, fiable y determinante a la hora de diagnosticar SAHS a cualquier paciente12.

Pediatric Sleep Questionnaire (PSQ). Versión española

El Pediatric Sleep Questionnaire (PSQ), desarrollado y validado por Ronald y cols.35 en su versión original y llevado al español por Tomás Vila y col36, es un cuestionario que consta de dos versiones, una reducida y otra más extensa. La versión reducida va dirigida a la detección de los trastornos relacionados con el sueño (SAHS) y la versión extensa incluye también la somnolencia diurna, los trastornos conductuales, las parasonmias, el insomnio, los movimientos periódicos de las piernas, la mala higiene del sueño y, por último, los ronquidos. Este cuestionario va dirigido a un grupo de edad comprendido entre 2 y 18 años y es muy completo para la detección de posibles alteraciones del sueño de los niños y los adolescentes.

Tratamiento de la apnea del sueño en niños

La adenoamigdalectomía10,37-39 es el tratamiento quirúrgico que se utiliza en la cura del SAHS de los niños, ya que tiene una alta efectividad (70-83%)5, por lo que es el principal tratamiento utilizado12,40.

La Presión positiva continua de la vía aérea nasal (CPAP) constituye la segunda línea de tratamiento más utilizada del SAHS en la infancia. Ya que la mayor parte de los niños con SAHS se curan con la adenoamigdalectomía, queda un pequeño grupo de pacientes que requerirán tratamientos adicionales. Suele tratarse de niños con obesidad. La CPAP está indicada en los niños que presenten un SAHS persistente después de la intervención quirúrgica, cuando el SAHS se asocia a otras enfermedades y en el período prequirúrgico para estabilizar la vía aérea en los niños con aumento del riesgo quirúrgico40. Este método es eficaz en un 90% de los casos2,5,10,12.

La prevención de la obesidad mediante el control de la nutrición y la actividad física es básica para disminuir el SAHS. Está comprobado, a través de numerosos estudios, que la obesidad se relaciona con el SAHS y que su reducción puede lograr que el síndrome desaparezca2,4,6,11,12,15-20. Los cambios de dieta, el ejercicio y un estilo de vida que logre la pérdida de peso son esenciales para todos los niños (y adultos) con obesidad. Otra terapia que se utiliza para disminuir el SAHS son los ejercicios orofaríngeos9. La terapia posicional es adecuada para personas que presentan un SAHS postural. La posición supino a la hora de dormir favorece el SAHS y los episodios de hipoapneas. Con una postura más adecuada se puede reducir el SAHS y lograr una mejor calidad del sueño2,12.

El tratamiento con oxígeno (oxigenoterapia) en niños con SAHS ha demostrado43 una mejoría en la saturación de oxígeno, pero no se ha visto variación en la duración de los episodios de hipoapneas ni en su número. Es importante controlar el cambio de CO2, en respuesta a la administración de oxígeno, ya que algunos pacientes han mostrado valores altos de CO2 en la práctica de la oxigenoterapia40.

El tratamiento farmacológico actual no está atribuido al SAHS. La revisión de la Crochane44 recoge 21 medicamentos que se han utilizado en el tratamiento del SAHS, de los cuales solo los corticoides tópicos resultan útiles para reducir el IAH en pacientes con rinitis asociada; algunos inhibidores de la recaptación de la serotonina pueden reducir el IAH, aunque todavía faltan estudios parar verificarlo. Se puede afirmar que, en general, no es útil el tratamiento farmacológico para la reducción del SAHS40,45.

 

Conclusiones

Esta revisión sistemática demuestra que el SAHS es una alteración que se asocia con numerosas enfermedades e incluso puede generar accidentes cerebrocardiovasculares. Existen diferentes formas de diagnóstico y de tratamiento eficaz.

Se evidencia que el SAHS está asociado principalmente con la obesidad, pues el aumento de peso obstruye las vías respiratorias superiores lo que se traduce en una mala calidad del sueño. La hipertensión arterial es otra afección propia del SAHS, debido a las subidas de tensión arterial en los microdespertares, lo que acarrea un riesgo cardiovascular. La hipertensión arterial se relaciona con una disminución de la forma física y su recuperación tras el ejercicio es más tardía. El SAHS también se relaciona con la diabetes mellitus, un peor rendimiento académico, depresión, ansiedad, así como trastornos neurocognitivos. Se trata de un conjunto de alteraciones que afectan a la calidad de vida, provocadas por no dormir correctamente.

Se pone de manifiesto que para la evaluación del SAHS, la polisomnografía es el método más completo y fiable para diagnosticar todos los trastornos asociados con el sueño. Para la predicción de un posible paciente con SAHS los cuestionarios validados permiten llevar a cabo una evaluación previa de los posibles trastornos del sueño que padezca. No obstante, una confirmación polisomnográfica será un buen indicativo de si un paciente debe someterse o no a esta prueba.

Los tratamientos más utilizados y efectivos contra el SAHS son la adenoamigdalectomia y el CPAP, sobre todo en pacientes que necesitan una urgente reducción del SAHS o con los que no ha sido efectivo un programa de intervención con actividad física y nutrición. Siempre es oportuna la prevención del SAHS, para no llegar a someterse a esas pruebas. El ejercicio físico y la correcta nutrición son fundamentales en la prevención del SAHS, ya que la pérdida de peso y un estado de forma física adecuado es probablemente el mejor método para combatir los trastornos del sueño. Incluso cuando los pacientes ya padecen SAHS, este tratamiento es el más recomendado y el menos agresivo.

Conviene resaltar que el número de afectados que padecen SAHS es mucho mayor del que se conoce. Lo que es debido a que muchas personas no acuden a su centro de salud u hospital al considerar "normales" los ronquidos, la somnolencia diurna o los microdespertares durante la noche, entre otras consecuencias del SAHS. Por ello, es importante sensibilizar a la población sobre esta enfermedad y las patologías asociadas que conllevan, y así evitar riesgos mayores en el futuro.

Por último, queremos destacar que existen muchos niños y adolescentes que padecen esta patología. Se sabe ahora que las alteraciones relacionadas con el SAHS, que se creían eran sólo de adultos, aparecen también a edades tempranas. Así pues, resulta fundamental la prevención.

 

Referencias

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Dirección para correspondencia:
María José Aguilar Cordero.
Departamento de Enfermería.
Facultad de Ciencias de la Salud.
Universidad de Granada.
Avda. Madrid, s/n.
18012 Granada.
E-mail: mariajaguilar@telefonica.net

Recibido: 1-IX-2013.
Aceptado: 9-X-2013.

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