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Nutrición Hospitalaria

On-line version ISSN 1699-5198Print version ISSN 0212-1611

Nutr. Hosp. vol.30 n.5 Madrid Nov. 2014

https://dx.doi.org/10.3305/nh.2014.30.5.7727 

REVISIÓN

 

Exposición al metilmercurio en la población general; toxicocinética; diferencias según el sexo, factores nutricionales y genéticos

Methylmercury exposure in the general population; toxicokinetics; differences by gender, nutritional and genetic factors

 

 

Montserrat González-Estecha12, Andrés Bodas-Pinedo1, José Jesús Guillén-Pérez11, Miguel Ángel Rubio-Herrera7, José M.a Ordóñez-Iriarte10, Elena M. Trasobares-Iglesias5, Nieves Martell-Claros9, Jesús Román Martínez-Álvarez6, Rosaura Farré-Rovira3, Miguel Ángel Herráiz-Martínez8, Txantón Martínez-Astorquizd8, Elpidio Calvo-Manuel4, María Sáinz-Martín1, Irene Bretón-Lesmes7, Santiago Prieto-Menchero2, M.a Teresa Llorente-Ballesteros5, M.a José Martínez-García11, Jordi Salas-Salvadó3, Pilar Bermejo-Barrera5, José Antonio García-Donaire9, M.a Ángeles Cuadrado-Cenzual2, Carmen Gallardo-Pino1, Rafael Moreno-Rojas6, Manuel Arroyo-Fernández12 y Alfonso Calle-Pascual12

1Asociación de Educación para la Salud (ADEPS).
2Asociación Española de Biopatología Médica (AEBM).
3Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).
4Sociedad de Medicina Interna de Madrid-Castilla la Mancha (SOMIMACA).
5Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC).
6Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA).
7Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
8Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. Sección de Medicina Perinatal (SEMEPE-SEGO).
9Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA).
10Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS).
11Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA).
12Hospital Clínico San Carlos. Instituto de Investigación Sanitaria (IdISSC). Madrid. España.

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

El mercurio es un tóxico ambiental que causa numerosos efectos adversos en la salud humana y en los ecosistemas naturales. Los factores que determinan la aparición de efectos adversos y su severidad son entre otros: la forma química del mercurio (elemental, inorgánico, orgánico), la dosis, la edad, la duración de la exposición, la vía de exposición y los factores ambientales, nutricionales y genéticos. En el ciclo acuático del mercurio, una vez que se ha depositado, se transforma en metilmercurio por la acción de determinadas bacterias sulfato reductoras y se bioacumula en los organismos acuáticos incorporándose a la cadena trófica de alimentos. El contenido de metilmercurio es mayor en las especies depredadoras de mayor tamaño y que viven más años como el emperador, pez espada, tiburón, atún o marlín. El metilmercurio se halla unido a las proteínas del pescado por lo que no se elimina mediante la limpieza ni el cocinado del mismo. El feto en desarrollo y los niños pequeños son los más vulnerables a los efectos neurotóxicos del metilmercurio procedente de la ingesta de pescado contaminado. El metilmercurio se absorbe en el tracto gastrointestinal y atraviesa la barrera hematoencefálica y la placenta. Algunos componentes de la dieta como los ácidos grasos poliinsaturados, el selenio, la fibra, los compuestos tiol, algunos fitoquímicos y otros nutrientes pueden modificar la bioaccesibilidad del mercurio y su toxicidad. Además de los factores ambientales, los factores genéticos pueden influir en la toxicidad del mercurio y explicar parte de la vulnerabilidad individual.

Palabras clave: Metilmercurio. Pescado. Ácidos grasos poliinsaturados. Selenio. Genotipo.


ABSTRACT

Mercury is an environmental toxicant that causes numerous adverse effects on human health and natural ecosystems. The factors that determine the existance of adverse effects, as well as their severity are, among others: the chemical form of mercury (elemental, inorganic, organic), dosis, age, period of exposure, pathways of exposure and environmental, nutritional and genetic factors. In the aquatic cycle of mercury, once it has been deposited, it is transformed into methylmercury due to the action of certain sulphate-reducing bacteria, which bioaccumulates in the aquatic organisms and moves into the food chain. The methylmercury content of large, long-lived fish such as swordfish, shark, tuna or marlin, is higher. Methylmercury binds to protein in fish and is therefore not eliminated by cleaning or cooking the fish. Fetuses and small children are more vulnerable to the neurotoxic effects of methylmercury from the consumption of contaminated fish. Methylmercury is absorbed in the gastrointestinal tract and crosses the blood-brain barrier and the placenta. The intake of certain dietary components such as polyunsaturated fatty acids, selenium, fiber, thiol compounds, certain phytochemicals and other nutrients can modify methylmercury bioaccesibility and its toxicity. Apart from environmental factors, genetic factors can influence mercury toxicity and explain part of the individual vulnerability.

Key words: Methylmercury. Fish. Polyunsaturated fatty acids. Selenium. Genotype.


 

Introducción

El mercurio es un tóxico ambiental que causa numerosos efectos adversos en la salud humana y en los ecosistemas naturales1. La contaminación ambiental proviene de fuentes naturales como las erupciones volcánicas, o de las emisiones antropogénicas como la combustión de fósiles, los procesos de incineración, las cementeras, la industria cloroalcalina, la producción de elastómeros de poliuretano, la minería (en España la mina de Almadén se cerró en el año 2003), la extracción aurífera artesanal y de pequeña escala, o bien los depósitos creados por estas emisiones que nuevamente se evaporan pasando a la atmósfera y se introducen en los ciclos biológicos2,3,4.

Como parte del esfuerzo mundial por reducir el riesgo de exposición al mercurio, la Unión Europea según el Reglamento No 1102/2008 estableció la prohibición a partir del 15 de marzo de 2011 de la exportación por parte de la Comunidad Europea de mercurio metálico y ciertos compuestos y mezclas de mercurio5. Recientemente, en octubre de 2013, se celebró la Convención de Minamata sobre mercurio, que lleva el nombre de la ciudad de Japón donde tuvo lugar el peor desastre medioambiental y de salud pública por contaminación de mercurio. El acuerdo incluye disposiciones sobre la industria minera, exportación e importación, almacenamiento y gestión de productos con mercurio, así como en relación al uso de las amalgamas dentales con mercurio con el fin de frenar el impacto ambiental y en la salud de la contaminación por mercurio6.

Toda la población está expuesta a bajos niveles de mercurio. Los factores que determinan la aparición de efectos adversos y su severidad son entre otros: la forma química del mercurio (elemental, inorgánico, orgánico), la dosis, edad, duración de la exposición, vía de exposición, y los factores ambientales, nutricionales y genéticos7. El feto en desarrollo y los niños pequeños son los más vulnerables a los efectos neurotóxicos del metilmercurio (MeHg) procedente de la ingesta de pescado contaminado2.

 

Objeto y campo de aplicación

El día 24 de febrero de 2014 se constituyó en el hospital Clínico San Carlos de Madrid el Grupo de Estudio para la Prevención de la Exposición al Me-Hg (GEPREM-Hg). El objetivo de este grupo de trabajo es proporcionar recomendaciones para la prevención y evaluación de la exposición al metilmercurio en España tanto en niños como en adultos. Las recomendaciones son distintas en cada grupo de población debido a las diferencias existentes, tanto en las fuentes y condiciones de exposición, como en la vulnerabilidad frente a los efectos tóxicos del MeHg.

El grupo GEPREM-Hg está constituido por representantes de sociedades científicas españolas de salud ambiental, medicina de laboratorio, endocrinología, nutrición, alimentación y dietética, educación para la salud, hipertensión arterial, salud pública, administración sanitaria, epidemiología y ginecología entre otras participantes. El grupo ha elaborado 3 documentos técnicos y un documento de posicionamiento fruto de la búsqueda, evaluación y síntesis de la evidencia científica existente sobre la exposición al metilmercurio en la población general española, que es más elevada que en otros países de nuestro entorno por el mayor consumo de pescado.

En este primer documento técnico se resumen las fuentes de exposición, toxicocinética, las diferencias según el sexo, así como los factores nutricionales y genéticos asociados a la exposición al MeHg. En el segundo documento técnico se informará de los efectos sobre la salud en niños y adultos, los estudios realizados en diferentes países y las concentraciones de mercurio halladas en España y en otros países. En el tercer documento técnico se detallarán las recomendaciones existentes para la población general especialmente en los grupos vulnerables como las mujeres embarazadas y niños, lasventajas y limitaciones de las matrices biológicas en las que se evalúa la exposición al MeHg, los métodos de análisis, la interpretación de los resultados del laboratorio, el posible tratamiento y una evaluación económica de la exposición al MeHg. Por último, en el documento de posicionamiento de las sociedades participantes se establecerán recomendaciones, se identificarán carencias y se promoverá la realización de aquellos estudios necesarios que permitan un mayor conocimiento del grado de exposición actual y de los posibles efectos del MeHg sobre la salud, especialmente sobre el riesgo neurológico y cardiovascular de la población española.

 

Fuentes de exposición al mercurio en población general

Existen tres estados de oxidación del mercurio (0, + 1, +2):

- Mercurio (0). También llamado mercurio elemental o metálico

- Mercurio (I). Término histórico "mercurioso"

- Mercurio (II). Término histórico "mercúrico"

Cuando el mercurio (0) se oxida a mercurio (I) y (II) forma compuestos químicos: el mercurio unido a carbono es el mercurio orgánico y es siempre mercurio (II). Cuando no se une a carbono es mercurio inorgánico7.

Por tanto, la población general puede estar expuesta a 3 formas de mercurio: elemental, inorgánico u orgánico8. Es importante tener en cuenta que la toxicidad, vías de exposición, evaluación y tratamiento son diferentes y que el objetivo de este documento es solamente el MeHg, por lo que los efectos tóxicos de las otras formas de mercurio no se tratarán en estos documentos.

Mercurio metálico

Las fuentes de exposición más frecuentes al mercurio metálico, líquido o elemental Hg (0) son:

• La exposición laboral9.

• La rotura de termómetros, cuya comercialización fue prohibida a partir del 3 de abril de 200910.

• Las lámparas que contienen mercurio (tubos fluorescentes, bombillas de bajo consumo)11.

• Las amalgamas dentales. Están compuestas por un 40-50% de mercurio2,4.

• Los rituales religiosos12.

Mercurio inorgánico

Las fuentes de exposición en la población general a compuestos inorgánicos de mercurio incluyen fundamentalmente13:

• Laxantes, polvos dentales (en desuso): Hg(I)

• Cremas y jabones blanqueantes: Hg (II) 12,13.

Mercurio orgánico

Las fuentes de exposición más importantes a compuestos orgánicos de mercurio son12,13:

• Metilmercurio (CH3Hg+). La fuente de exposición principal es el pescado y marisco1.

• Etilmercurio (CH3CH2Hg+) presente en algunas vacunas. El tiomersal, también conocido como timerosal, mercuriotiolato y 2-etilmercuriotio benzoato de sodio es un compuesto que contiene mercurio y que se utiliza para impedir la proliferación de bacterias y hongos especialmente durante el uso de viales multidosis abiertos de algunas vacunas14.

• Fenilmercurio (antiséptico, colirios).

• Merbromina (mercurocromo)8.

Los compuestos orgánicos de cadena larga como el fenilmercurio y sobre todo la merbromina se degradan rápidamente a mercurio inorgánico, por lo que su toxicidad y excreción (orina fundamentalmente) es la del mercurio inorgánico8.

Los compuestos orgánicos de cadena corta como el metilmercurio y etilmercurio se distribuyen en el organismo de manera similar excretándose por las heces, aunque el aclaramiento es mucho más rápido para el etilmercurio que tiene una vida media en sangre mucho más corta que el metilmercurio. Todos los tejidos excepto el músculo y la sangre transforman el mercurio orgánico en inorgánico8,13.

Fuentes de exposición al metilmercurio

En el ciclo acuático del mercurio, una vez que este elemento tóxico se ha depositado, se transforma en metilmercurio por la acción de determinadas bacterias sulfato reductoras y se bioacumula en los organismos acuáticos incorporándose a la cadena trófica de alimentos. También se biomagnifica, es decir el contenido de metilmercurio aumenta a medida que aumenta el nivel trófico. Los peces con mayor contenido de mercurio son los peces grandes depredadores como el emperador, pez espada, el tiburón, el atún o el marlín entre otros animales marinos, como las ballenas15.

El 90 a 100% del contenido de mercurio en los peces se encuentra en forma de metilmercurio. Se halla unido a proteínas (no en la grasa) por lo que no se elimina mediante la limpieza ni el cocinado del pescado. Aunque en general el MeHg se acumula en los peces a través de la cadena alimentaria, el consumo procedente de acuicultura también puede suponer una fuente de exposición por la posible presencia de MeHg en los piensos16. Recientemente se ha descrito también el arroz contaminado como fuente de exposición al MeHg en algunas regiones del Sur de China como Guizhou17,18.

El consumo de pescado constituye la fuente de exposición principal al MeHg en la población general española debido al gran consumo que se produce en España, uno de los más elevados dentro de la Unión Europea19. Sin embargo, aunque el pescado puede tener compuestos perjudiciales, es también una fuente importante de nutrientes como ácidos grasos omega -3 de cadena larga, proteínas de alta calidad, selenio (Se) y vitamina D13.

La Unión Europea, en el año 1993, con el fin de proteger la salud pública, (Decisión 93/351/CEE de la Comisión), estableció los contenidos máximos de mercurio para los productos de pesca20. Estos niveles se han ido actualizando progresivamente teniendo en cuenta que, por razones fisiológicas, determinadas especies concentran el mercurio en sus tejidos con más facilidad que otras. Así, el Reglamento No629/200821 modifica el reglamento (CE) no 1881/200622 por el que se fija el contenido máximo de determinados contaminantes en los productos alimenticios añadiendo un nuevo punto 3.3.3 y sustituyendo el punto 3.3.2 por el detallado en el Anexo de este documento. En este Reglamento se establece el contenido máximo de mercurio permitido en 0,5 mg/kg de peso fresco para los productos de la pesca, excepto para los listados en el punto 3.3.2 que es de 1 mg/kg21.

A nivel internacional, la JECFA (Joint FAO/WHO Expert Comittee on Food Additives) realizó la primera caracterización del riesgo del metilmercurio en 1912 y desde entonces ha refinado su evaluación a medida que aumentaba el conocimiento sobre los efectos de este elemento sobre la salud. La JECFA utiliza la ingesta semanal tolerable provisional como valor de referencia a la hora de caracterizar el riesgo de algunas sustancias químicas, entre ellas el Hg. Desde junio de 2003, estaba establecida en 1,6 μg de metilmercurio por kilo de peso corporal23. En el año 2012, la EFSA (European Food Safety Authority) señaló que, para el MeHg, nuevos estudios indicaban que los efectos beneficiosos de los ácidos grasos omega 3 de cadena larga presentes en el pescado podían haber conducido a una infraestimación de los efectos adversos potenciales del metilmercurio del pescado y rebajó la ingesta semanal tolerable provisional a 1,3 μg de metilmercurio por kilo de peso corporal, que correspondería a una concentración de MeHg en sangre aproximadamente de 10,8 μg/L24. Previamente, en el año 2000, el Centro de Investigación Nacional (NRC) de Estados Unidos, en una evaluación sobre los efectos tóxicos del metilmercurio, ya había establecido una ingesta límite semanal de 0,1 μg/kg peso corporal, que llevó a adoptar a la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE.UU. un valor estándar aceptable de mercurio en pescado de 0,5 mg/Kg, los cuales se corresponden con el límite establecido de metilmercurio en pelo <1μg/g y en sangre de 5,8 μg/L25 (se estima que el MeHg es aproximadamente el 90% del mercurio total por lo que correspondería a 6,4 μg/L de mercurio total en sangre)13.

España es uno de los países con un consumo más elevado de pescado y según diferentes estudios de base poblacional llevados a cabo recientemente, es también uno de los países con mayores concentraciones de mercurio en sangre19. Sin embargo, el consumo de pescado ha descendido en los últimos años situándose en 2012 en 26,31 Kg per capita. A pesar de este descenso global, el consumo de atún aumentó un 14,6% de 2011 a 2012. El atún enlatado es el segundo más consumido en España (después de la merluza) con una ingesta de 2,25 kg per capita en el año 2012, lo cual representa el 8,5% del total del consumo de pescado26.

Como ya se ha señalado, el contenido de MeHg es mayor en las especies depredadoras de mayor tamaño y que viven más años. Por ello es importante, cuando nos referimos al atún o tiburón, conocer a qué especie nos referimos ya que existen muchas y en ocasiones se denomina a la misma especie con nombres muy diferentes según la región o, por el contrario, se denomina igual a diferentes especies según el idioma de que se trate, lo que puede inducir a una gran confusión. En el Anexo II se proporciona información sobre la denominación científica, en inglés, francés y español de las especies de atún y similares al atún y especies de tiburón. Esa tabla (no publicada) ha sido elaborada por la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT).

Por tanto, el tamaño y la edad del atún son muy importantes y difieren según las especies. El bonito del Norte o atún blanco (White tuna en inglés) o albacora (Thunnus alalunga) alcanza un peso máximo de aproximadamente 40 Kg a los 15 años, mientras que el máximo del atún listado (Skipjack en inglés; Katsuwonus pelamis) es de unos 30 Kg a los 15 años. El peso máximo del rabil (Yellowfin en inglés; Thunnus albacares) es de unos 115 Kg a los 8 años y el atún patudo (Bigeye en inglés; Thunnus obesus) pesa un máximo de unos 210 Kg a los 15 años. El atún patudo es similar al rabil y a veces cuesta distinguirlos27. Según la escala de grises de Munsell, la FDA denomina "White tuna" al Thunnus alalunga que no supera el valor de 6,3 y denomina como "light tuna" o atún claro al que se encuentra entre 6,3 y 5,3 de la escala Munsell28. En EE.UU. el atún claro está constituido principalmente de atún listado y pequeñas cantidades de rabil, aunque puede incluir alguna otra especie29. Sin embargo, en España, el Real Decreto aprobado en 2009 denomina como atún claro al rabil (Yellowfin en inglés; Thunnus albacares) y al atún patudo (Bigeye en inglés; Thunnus obesus)30. En un estudio reciente realizado en España en diferentes latas de atún, los autores encontraron concentraciones de mercurio en las latas de atún claro (mediana 0,314 mg/Kg) superiores a las de otros países como en EE. UU. donde la FDA en 2010 refirió una mediana de 0,128 mg/Kg)31,32. Sin embargo, en el estudio español32, los autores no encontraron diferencias en la concentración de mercurio del bonito del Norte (White tuna en inglés; Thunnus alalunga) con las publicadas por la FDA en 2010 (mediana de 0,338 mg/Kg en ambos paises).

Las diferencias encontradas en los diferentes estudios que se han publicado se deben a los distintos tipos de especie, tamaños, edad, variaciones entre océanos y países de origen, diferentes regímenes de alimentación y niveles tróficos28. Estas diferencias se observan no solo en las latas de atún sino en todos los pescados en general. En este estudio realizado en latas en España se encontró una mediana de mercurio (0,042 mg/ Kg) mucho más baja en la caballa (chub Pacific mackerel en inglés; Scomber japonicus) que en las latas de atún32. Las concentraciones tan bajas de mercurio en las latas de caballa, que no se deben confundir con otras especies mucho más grandes y con más mercurio como la King mackerel en inglés o Scomberomorus cavalla, coinciden con las referidas por otros estudios como las de la FDA (mediana 0,08 mg/Kg) y las de otros países31,32.

En España, los resultados de los múltiples análisis de mercurio que se realizan tanto en pescado fresco, congelado y enlatado no son accesibles para la población. En otros países, como EE. UU., la FDA publica los resultados de sus programas de monitorización y es posible conocer los pescados más contaminados en los diferentes Estados33.

A la hora de realizar recomendaciones es importante disponer de esa información porque el contenido en mercurio difiere según las especies y zonas geográficas, por lo que no es prudente asumir directamente los datos obtenidos de otros países.

Por ejemplo, la merluza se considera que tiene poco mercurio según muchos de los estudios publicados como el de la FDA de los años 1994-2009 que refiere una mediana de 0,061 mg/Kg31. Sin embargo, en el estudio realizado en los años 2005-2001 sobre "Contaminantes químicos en pescado y marisco consumido en Cataluña" promovido por la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria, el mayor aumento de mercurio comparando merluza, sardina y mejillón fue el de la merluza que pasó de 0,09 mg/Kg en el año 2000 a 0,19 en el año 200534. Esta concentración de mercurio de la merluza es similar a la hallada en los datos publicados en el año 1995 por el programa de vigilancia de alimentos del País Vasco35 y más elevada que la encontrada en la pescadilla, bacalao, sardinas, anchoas, gallo y calamar35,36,37.

Aunque la concentración de mercurio en la merluza es más baja que la del atún fresco (0,48 mg/Kg), salmonetes (0,23 mg/Kg) o el emperador (1,93 mg/Kg), según se señala en este estudio de Cataluña, es importante tener en cuenta este dato, ya que la merluza es el pescado más consumido en España y se recomienda específicamente su consumo en los niños. De los pescados que se analizaron en ese estudio, se encontraron concentraciones inferiores a 0,1 mg/Kg en boquerones, caballa, salmón, lenguado, sepia, calamar, almeja y mejillón34.

Además del emperador, atún o marlín hay que señalar que en el listado de pescados a los que la legislación permite hasta 1 mg/Kg de mercurio se encuentran otros como el rape, besugo o fletán que pueden ser consumidos por poblaciones vulnerables en cantidades variables21.

Investigadores de la Universidad de Granada38 encontraron resultados algo diferentes a los descritos con anterioridad. El mercurio hallado en las latas de caballa (mediana 0,020 mg/Kg) y la mediana (0,222 mg/Kg) del atún claro yellowfin (Thunnus albacares) son similares a las encontradas en otros estudios32 aunque el percentil 95 del atún claro es más elevado (0,894 mg/Kg). Sin embargo, llama la atención que en el bonito del Norte no encuentran nada de mercurio (mediana y percentil 95: 0,000 mg/Kg) ni tampoco en la merluza de Mauritania congelada. En la merluza fresca encuentran una mediana de 0,010 con un 5% que supera el límite legal establecido de 0,5 mg/Kg (Percentil 95: 0,535 mg/Kg). En el atún rojo fresco la mediana es de 0,410 mg/Kg y el Percentil 95: 0,119 mg/Kg. Es decir, la mediana de mercurio del atún rojo es aproximadamente el doble que la hallada en el atún claro yellowfin o Thunnus albacares y la concentración del percentil 95 es incluso algo superior en el atún claro yellowfin. Sin embargo, las recomendaciones en España aconsejan evitar el consumo de atún rojo en grupos vulnerables y permiten sin límite el consumo de atún claro yellowfin (Thunnus albacares)39.

Es necesario conocer las concentraciones reales de mercurio de los pescados y mariscos (incluyendo latas) que se consumen habitualmente en España para poder aconsejar a la población, ya que la cantidad consumida de un pescado puede influir más en la carga corporal de un individuo que el hecho de que un pescado supere o no un límite legal. En este sentido también hay que señalar que una dosis elevada puntual de metilmercurio puede ser más perjudicial para el sistema nervioso en desarrollo que una dosis baja crónica13. Por ejemplo, teniendo en cuenta las recomendaciones de la EFSA del año 201224, un niño de 25 kilos de peso que comiera una ración (15 g) de pescado con 0,5 mg/Kg de mercurio no podría volver a comer nada de pescado en 8 días. Si tenemos en cuenta las recomendaciones de la EPA25 más restrictivas, ese niño no podría volver a comer pescado en 15 días. Sin embargo, si ese niño come los 15 g de un pescado que tuviera 0,05 mg/Kg de mercurio podría comer todos los días e incluso una mayor cantidad (115 g al día).

 

Toxicocinética del metilmercurio

Distribución y metabolismo

El MeHg se absorbe en el tracto gastrointestinal en torno a un 95%. Una vez absorbido, el metilmercurio pasa a la sangre en una proporción 20 (hematíes)/1 (plasma) donde tiene una vida media relativamente larga, entre 44-80 días. Se distribuye por todos los tejidos atravesando fácilmente la barrera hematoencefálica y la placenta. La concentración en cerebro es 5 veces la concentración en sangre y en pelo unas 250 veces. En el cerebro el MeHg se desmetila a mercurio inorgánico y forma complejos insolubles con el selenio que se mantienen durante años1,13.

En el tracto gastrointestinal, una fracción del MeHg entra en contacto con la flora intestinal que la convierte en mercurio inorgánico que, como tiene una absorción muy baja, se elimina en parte por las heces. El MeHg se une al grupo tiol de la cisteína, formando un complejo con una estructura muy similar a la metionina, por lo que entra en las células mediante los transportadores de aminoácidos neutros (LAT 1 y LAT 2)40. El MeHg puede salir de las células hepáticas y pasar a la bilis al formar un complejo con glutatión. Este complejo se rompe por enzimas extracelulares liberando el MeHg en un complejo con cisteína, que a su vez pasa de nuevo al torrente sanguíneo al ser reabsorbido en la vesícula biliar aunque una parte se secreta en el tracto gastrointestinal junto a algún complejo con glutatión.

Una vez en el tracto gastrointestinal, es en parte reabsorbido en la circulación portal como complejo con cisteína y en parte desmetilado por la microflora intestinal y excretado en heces como mercurio inorgánico. Como consecuencia de este proceso, se ha observado que el tratamiento con antibióticos reduce la excreción fecal, mientras que la dieta rica en fibra aumenta la excreción. También se ha descrito que una dieta rica en fruta tropical reduce los niveles de mercurio en sangre41 aunque se desconoce las sustancias de la fruta que ejercen esta acción protectora y en qué proceso del ciclo enterohepático actúan.

El hecho de que el MeHg se una a las proteínas explica algunos hallazgos. Vahter, et al.42 observaron que al dar la misma dosis de MeHg en monos obesos y con peso normal, los obesos tenían más mercurio en sangre y cerebro. Lo atribuyeron a que el MeHg no se distribuye en los depósitos de grasa. Es un error común pensar que el MeHg es liposoluble y se acumula en la grasa, ya que textos antiguos así lo afirmaban creyendo que atravesaba la barrera hematoencefálica y la placenta por su liposolubilidad (probablemente por el vapor de mercurio liposoluble y el uso del cloruro de metilmercurio que también es liposoluble). La realidad es que el metilmercurio forma complejos hidrosolubles unidos a grupos tiol en las proteínas, algunos péptidos como el glutatión reducido y aminoácidos. Esos complejos hidrosolubles explicarían que al administrar una dosis basada en el peso corporal, los animales obesos recibirían una dosis de metilmercurio más elevada en su masa magra que los de peso normal y se plantea la posibilidad de que la obesidad sea un factor de riesgo para la exposición al metilmercurio13.

La excreción del MeHg tiene lugar principalmente a través de las heces (hasta un 90%) y el cabello y en una pequeñísima proporción en la orina al desmetilarse a mercurio inorgánico. El MeHg se excreta en la leche, aunque el principal componente es el mercurio inorgánico. La placenta juega un papel mayor en la transferencia del mercurio al niño que la lactancia7.

La lactancia materna conlleva grandes beneficios y es el mejor modo de alimentación para el lactante. A pesar de las elevadas concentraciones de mercurio en sangre en mujeres con gran consumo de pescado no se han encontrado diferencias en las concentraciones en leche con respecto a un grupo control43. Sin embargo, el mercurio inorgánico (procedente de amalgamas dentales u otras fuentes) se transfiere más fácilmente desde el plasma (el MeHg está en los hematíes) a la leche. Existen también factores que pueden influir como la edad materna, el estadio de lactancia y la concentración de proteínas de la leche. Las diferencias en las proteínas entre el calostro y la leche madura también afectan a la proporción de MeHg y mercurio inorgánico, especialmente por el descenso en cisteína que da lugar a una disminución del mercurio en la leche madura. En conclusión, la glándula mamaria es más efectiva que la barrera placentaria para la transferencia del MeHg a los niños. No existe evidencia que justifique la supresión de la lactancia materna en mujeres grandes consumidoras de pescado, aunque la prudencia aconseja adoptar las mismas recomendaciones que durante el embarazo44.

Mecanismos de acción

En los sistemas biológicos, el MeHg se halla formando complejos con cisteína, homocisteína, metalotioneinas, glutatión o albúmina entre otros, por lo que no existe un único mecanismo ni una única molécula diana capaz de explicar la multitud de efectos neurotóxicos inducidos por el MeHg en el Sistema Nervioso Central (SNC)45.

Además de los efectos nocivos en la estructura celular del sistema nervioso, se barajan como las principales dianas del MeHg en el sistema nervioso otros elementos como la transmisión nerviosa (receptores, señalización celular, síntesis, degradación y transporte de neurotransmisores), la homeostasis del calcio, los procesos relacionados con la respiración mitocondrial y la obtención de energía así como la síntesis de proteínas ADN y ARN45,46. El estrés oxidativo, asociado a una acumulación de especies reactivas tóxicas procedente de la alteración del equilibrio entre los componentes celulares prooxidantes y antioxidantes, es un factor fundamental de la neurotoxicidad mediada por MeHg.

El citoesqueleto, implicado en el movimiento y en procesos de división celular es una de las dianas específicas del MeHg y, en especial, los microtúbulos de manera que pueden inteferir con el desarrollo del embrión47. Además, el Hg se une a receptores estrogénicos y puede comportarse como disruptor endocrino48.

Sobre el sistema cardiovascular produce estrés oxidativo, promueve la inflamación, la trombosis, la disfunción endotelial, la dislipidemia, y la alteración de la función inmune y mitocondrial49. El mercurio también produce inactivación de la superóxido dismutasa, la catalasa y la paraoxonasa. El mercurio tiene una elevada afinidad por los grupos sulfidrilo del glutatión, N-acetilcisteína, ácido alfa lipoico y el selenio entre otros compuestos antioxidantes y la disminución de la disponibilidad de estos antioxidantes incrementa el estrés oxidativo. De manera que el mercurio reduce la biodisponibilidad del selenio al unirse a él formando complejos insolubles y por consiguiente reduce la actividad de la glutatión peroxidasa, promoviendo también la peroxidación lipídica y la aterosclerosis13,49.

 

Factores relacionados con el metilmercurio: sexo, aspectos nutricionales y genéticos

Sexo

Existen muchos factores que pueden modificar la toxicocinética y los efectos tóxicos del metilmercurio. En ratas tratadas con MeHg se ha encontrado que las hembras tenían un aclaramiento más rápido y una mayor concentración en riñón y cerebro50. La susceptibilidad a la neurotoxicidad del MeHg relacionada con el sexo no ha sido muy estudiada y los resultados disponibles no son concluyentes. En la intoxicación que ocurrió en Iraq como consecuencia del consumo de grano contaminado con un fungicida mercurial, las mujeres se afectaron más que los hombres, cuando la exposición fue en la edad adulta1,13. Otros estudios realizados en Canada no encontraron diferencias en adultos menores de 40 años con tremor. Sin embargo, estudios epidemiológicos realizados en la edad infantil han referido que los niños son más susceptibles a los efectos neurotóxicos del MeHg que las niñas, cuando han sufrido una exposición a una edad temprana51.

Aspectos nutricionales

El consumo de pescado está influido por factores culturales y socioeconómicos52. Existen diferentes opiniones en la interpretación de los estudios publicados que implican una relación causal del metilmercurio con los efectos observados. Por ejemplo, Mozaffarian53 señala que los resultados contradictorios del mercurio en relación a la enfermedad cardiovascular no se relacionan con la dosis, ya que algunos estudios han encontrado una asociación positiva con exposición relativamente baja y otros no han encontrado asociación significativa con exposición similar o más elevada. Los efectos positivos de los ácidos grasos poliinsaturados incluyendo los ácidos grasos omega-3 parecen proporcionar un efecto global positivo al consumo de pescado. Sin embargo, otros autores como Stern54 después de revisar la literatura en este mismo tema, sugieren que los datos existentes no apoyan el efecto positivo del consumo de pescado sobre la salud cardiovascular52.

La absorción y biodisponibilidad del MeHg se puede afectar por la interacción con otros componentes de la dieta, como el pescado, leche, carne, fibra, elementos traza como el selenio (Se), zinc (Zn), cobre (Cu) y magnesio (Mg), o vitaminas C, E o B entre otros nutrientes55.

Ácidos grasos poliinsaturados

Se ha sugerido que la ingesta de ácidos grasos de cadena larga poliinstaurados previene o mitiga la toxicidad del metilmercurio en general y los efectos neurológicos y cardiovasculares en particular. Muchos estudios han investigado esta interacción con resultados diferentes encontrando correlaciones positivas y negativas52.

Los ácidos docosahexaenoico (DHA) y eicosapentaenoico (EPA) son ácidos grasos poliinsaturados que se encuentran en el pescado y en otros productos de la dieta. Es importante su ingesta durante el desarrollo fetal y neurológico de los niños expuestos a metilmercurio.

Guallar, et al56 evaluaron la asociación entre mercurio y el DHA con el riesgo de infarto agudo de miocardio en 684 hombres (casos) y 124 controles. Después de ajustar por niveles de DHA y factores de riesgo coronario, observaron que los niveles de mercurio en la población de estudio eran un 15% más elevados que en los controles. Los niveles de mercurio en las uñas se asociaban directamente con el riesgo de infarto de miocardio, mientras que los niveles de DHA en tejido adiposo se asociaban de manera inversa con el riesgo. En el estudio de cohorte KIHD (Kuopio Ischemic Heart Disease Risk Factor) en el año 2000, Rissanen, et al. también concluyeron que los ácidos grasos del pescado reducen el riesgo de eventos agudos coronarios57.

El efecto positivo del consumo de pescado sobre la función cognitiva de los niños fue investigado por Oken, et al58. Se estudió el consumo de pescado durante el embarazo (desde nunca o menos de una vez al mes hasta 1 o más raciones al día) y se relacionó con el paradigma de memoria de reconocimiento de campo visual. Los autores hallaron mejores resultados en los niños cuyas madres tenían niveles más bajos de Hg y mayor consumo de pescado que en las que referían baja ingesta de pescado y niveles elevados de mercurio. Los autores concluyeron que las mujeres deben consumir pescado en el embarazo pero seleccionando aquellos con menos mercurio.

En el estudio de las Seychelles Child Development Nutrition Study (SCDNS) Strain, et al.59 analizaron la relación entre los ácidos grasos de cadena larga omega-3 y omega-6 de las madres, que consumían una media de 9 comidas con pescado a la semana, y el test Bailey Scales of Infant Development II (BSDI_II) administrado a los niños a los 9 y 30 meses de edad. Concluyeron que tanto a los 9 como a los 30 meses existía una asociación con el índice de desarrollo psicomotor (no con el índice de desarrollo mental) más fuerte cuando se ajustaba por el MeHg, indicando que los ácidos grasos polinsaturados podrían ser un factor de confusión al evaluar los efectos del MeHg y, viceversa, el MeHg podría enmascarar los efectos beneficiosos de los ácidos grasos poliinsaturados.

En el estudio Environmental Contaminants and Child Development Study en Nunavik (Canadá) Jacobson, et al.60 examinaron la relación de la concentración de DHA en plasma de cordón umbilical con la agudeza visual y el desarrollo motor y cognitivo de los niños. Encontraron que la concentración más elevada de DHA en cordón umbilical se asociaba con un mejor desarrollo motor, cognitivo y visual por lo que era necesario tener un aporte óptimo de DHA especialmente durante el tercer trimestre de la gestación.

Sin embargo, otros estudios han observado correlaciones negativas. Wennberg, et al.61 investigaron en el estudio Vasterbotten Intervention Programme y en el Multinational Monitoring of Trends and Determinants in Cardiovascular Disease (MONICA) en el Norte de Suecia si la ingesta de pescado, mercurio o la suma de ácidos grasos omega-3 EPA y DHA influían en el riesgo de ictus hemorrágico o isquémico. Después de ajustar por otros factores, encontraron que la ingesta de pescado influía de manera adversa en el riesgo de ictus en los hombres, aunque no en las mujeres. Además, señalaron que el incremento de niveles de EPA + DHA no disminuía el riesgo de ictus y no encontraron asociación entre el riesgo de ictus y el mercurio a niveles bajos. En relación a los efectos en el neurodesarrollo, Saint-Amour, et al.62 encontraron efectos neuroconductuales relacionados con el metilmercurio y los bifenilos policlorados (PCBs), pero no hallaron interacciones entre los ácidos grasos poliinsaturados y estos contaminantes en niños que participaron en el Nunavik Cord Blood Monitoring Program.

El ratio de ácidos grasos poliinsaturados y la concentración de MeHg en las especies de pescado varía enormemente. Afortunadamente, se pueden escoger aquellas con niveles elevados de ácidos grasos omega 3 y bajos en MeHg, aunque si tomamos en consideración la presencia de otros contaminantes como los PCBs u otros factores y nutrientes la elección se complica 63.

Elementos traza: selenio

La presencia en la dieta de algunos elementos traza, como el zinc o el selenio, pueden modificar la toxicidad del mercurio. Los estudios sobre los efectos del Zn en la exposición al mercurio se han centrado más en el Hg inorgánico que en el mercurio orgánico como el MeHg. Se piensa que el Zn puede reducir la peroxidación lipídica al aumentar la actividad de enzimas como la glutatión (GSH) peroxidasa lo que mejoraría algunos signos de neurotoxicidad. Además, el Zn induce la producción de metalotioneía en modelos animales. El Hg forma un complejo con la metalotioneína que, a su vez, se ha visto que tiene un efecto neuroprotector en la exposición al vapor de mercurio. La afinidad in vitro de los metales por la metalotioneía es la siguiente: Zn<Cd<Cu<Hg. La presencia de zinc y cobre como elementos traza esenciales y el cadmio como tóxico puede afectar también la toxicidad del mercurio64.

El selenio ha recibido una gran atención como potencial protector de la toxicidad del metilmercurio en poblaciones consumidoras de pescado. Por otra parte, las principales fuentes de mercurio en la dieta, como los peces y mamíferos marinos son también fuentes importantes de selenio52. La función nutricional del selenio se lleva a cabo por 25 selenoproteinas que contienen selenocisteina en su centro activo. La síntesis de selenoproteinas es sensible a la disponibilidad de selenio y en caso de deficiencia, la síntesis de algunas selenoproteinas (como por ejemplo la glutatión peroxidasa GPx4) tienen prioridad sobre otras. La importancia de las selenoproteinas en la salud humana se ha visto por el efecto de los polimorfismos de un solo nucleótido en el riesgo de enfermedad o mortalidad. En contraste con otros nutrientes, la ingesta de selenio varía enormemente en el mundo desde la deficiencia a concentraciones tóxicas. El estatus de selenio se mide en suero o plasma y difiere según el país de acuerdo con la ingesta. Los países con ingestas más elevadas son Venezuela, Canadá, EE. UU. y Japón mientras que en Europa son mucho más bajas. China presenta áreas tanto deficientes como de exceso. En Nueva Zelanda, la ingesta era baja pero aumentó al importar trigo australiano con elevado selenio. También hay que tener en cuenta que el selenio disminuye como reactante de fase aguda al disminuir la síntesis de selenoproteinas por la acción de citoquinas inflamatorias y en la insuficiencia renal por baja producción de GPx365.

La variabilidad en la ingesta no depende solo del contenido de Se en el suelo sino de factores que determinan la disponibilidad del selenio en la cadena alimentaria, lo que incluye aspectos como la especiación, el pH, el contenido de materia orgánica del suelo y la presencia de otros iones que pueden formar complejos con el selenio66. Por tanto, el selenio se puede ingerir en diferentes formas químicas con diferente biodisponibilidad y actividad. En el caso de los pescados, recientemente se ha descubierto que la selenoneina tiene una gran actividad anti radicales libres y es el compuesto predominante en el atún y la caballa, mientras que se han encontrado concentraciones menores en el calamar y tilapia. La selenometionina se encuentra en cereales, levadura y suplementos, mientras que la selenocisteina se encuentra en alimentos de origen animal. La Semetilselenocisteina y la gamma-glutamil-Semetilselenocisteina se encuentran en el ajo, cebolla y brócoli y se metaboliza a metilselenol que tiene efectos anti-cáncer. Sin embargo el selenito y selenato son los compuestos predominantes en los suplementos dietéticos, aunque el selenato puede aparecer en agua, pescado y repollo65.

En España el contenido selenífero del suelo es medio bajo y los escasos estudios realizados han hallado concentraciones de selenio en suero inferiores a las encontradas en Estados Unidos67. Es importante recordar que el selenio es un elemento traza esencial pero también puede ser tóxico, con un rango sin efectos adversos muy estrecho.

La deficiencia de selenio se ha asociado, entre otros efectos, a alteración en la inmunidad, función cognitiva, hipotiroidismo, preeclampsia, cáncer y miocardiopatía. Existe evidencia de que la deficiencia de selenio no causa enfermedad por sí misma, sino porque aumenta la susceptibilidad a la enfermedad causada por otros factores nutricionales, bioquímicos o infecciosos68. Por ejemplo, se ha asociado el exceso de mercurio y la deficiencia de selenio a la miocardiopatía. El selenio es sensible al mercurio y a los virus. La exposición al mercurio disminuye la disponibilidad del selenio para la síntesis de selenoproteinas. Por otra parte, la disponibilidad del selenio también está disminuida en las células infectadas con virus que codifican selenopéptidos y convierten el virus poco virulento Coxsackie B3 en cardiovirulento, lo que explicaría la relación conocida desde hace más de 50 años entre el virus Coxsackie B3 y la cardiomiopatía69. Los posibles mecanismos de protección del selenio son diferentes para el mercurio inorgánico y el metilmercurio. El metilmercurio forma seleniuro bis metilmercúrico. El efecto protector del Se contra la toxicidad del MeHg no parece afectar a la absorción del Hg en el intestino o a su excreción en orina o heces. El Se tampoco parece alterar la velocidad de desmetilación del MeHg64. Las selenoproteinas juegan dos importantes papeles en la protección de la toxicidad del mercurio; primero, pueden captar más mercurio a través de su grupo selenol y en segundo lugar, sus propiedades antioxidantes ayudan a eliminar las especies reactivas de oxígeno inducidas por el mercurio in vivo10.

Sin embargo, ningún estudio epidemiológico ha mostrado una correlación entre la ingesta de selenio y la presencia o ausencia de síntomas de intoxicación por metilmercurio, por lo que se requieren más estudios para dilucidar si el selenio es realmente capaz de modificar la toxicidad del metilmercurio. De hecho, algunos autores han encontrado asociaciones con el metilmercurio positivas y otras negativas52. Por ejemplo, Watanabe, et al71 investigaron en ratones sobre la hipótesis de que, in utero, la deficiencia de selenio y la exposición al MeHg afectaría la función neuroconductual de las crías de una manera aditiva. Concluyeron que los grupos más afectados fueron los que recibieron menos selenio y dosis más elevadas de mercurio; es decir que la deficiencia de selenio ocasionaba mayores efectos del MeHg en el rendimiento neuroconductual.

En un estudio realizado en ratas a las que se administró selenio y metilmercurio, a bajas y altas dosis, Newland, et al72 concluyeron que con una exposición de metilmercurio de 5 mg/Kg se encontraba siempre un exceso molar de mercurio respecto al selenio tanto en cerebro como en sangre. Sin embargo, con 0,5 mg/Kg de mercurio dependía si la exposición era in utero o en la edad adulta, en este caso los átomos de selenio superaban en número a los de mercurio en el tejido cerebral. Sin embargo, si la exposición era solo durante el desarrollo fetal el mercurio y el selenio estaban balanceados52.

Sin embargo, otros autores como Reed, et al73 no han encontrado efectos protectores del selenio en la exposición al MeHg en un estudio realizado en ratas expuestas a ambos elementos. Saint-Amour62, et al. tampoco hallaron un efecto protector del selenio en la evaluación de los potenciales evocados visuales en el estudio Nunavik Cord Blood Monitoring Program.

Recientemente, la relación del selenio con el metilmercurio ha sido tratada con otra perspectiva. Ralston, et al.74 investigaron en ratas, a las que se suministró diferentes combinaciones de selenio y MeHg, el papel del selenio de la dieta para contrarrestar la toxicidad del MeHg. Los autores refirieron que la toxicidad del MeHg no se podía predecir por el mercurio tisular sino por la presencia tanto de selenio como de MeHg. Encontraron que la toxicidad del MeHg se relacionaba de manera inversa con el selenio tisular y directamente con el cociente de mercurio/selenio. Además observaron que la formación de complejos MeHg-selenocisteína (a los que propone llamar pseudometionina) probablemente reducía la biodisponibilidad del selenio y de ese modo interfería con la síntesis de las enzimas antioxidantes dependientes del selenio (selenoenzimas) que proporcionan protección antioxidante en el cerebro. Ralston, et al. concluyeron que su estudio demostraba que la simple medida de la exposición al MeHg no es suficiente para proporcionar información veraz y precisa referente a los riesgos potenciales del MeHg, a menos que se incluya también la ingesta de selenio en la evaluación. Además concluyeron que el ratio molar de Hg/Se parece proporcionar una información con más sentido fisiológico y hace posible una mejor interpretación del riesgo de la exposición al MeHg que la concentración del mercurio en sangre solo, ya que las selenoenzimas constituyen la diana de la toxicidad por el MeHg52,74.

Dado que el selenio está regulado homeostáticamente en los tejidos mientras que la acumulación del MeHg es incontrolada, el ratio molar Hg:Se del pescado tiende a variar en proporción directa al MeHg que, a su vez, está relacionado con su estado en la cadena alimentaria. El pescado contiene en general más selenio que Hg. Sin embargo, las ballenas calderón y algunas especies de tiburón contienen un exceso molar de Hg con respecto al Se75. Por otra parte, como se ha referido con anterioridad, la concentración de selenio depende de muchos factores, como el contenido selenífero del suelo, por lo que pescados con elevado mercurio procedentes de regiones con pobre disponibilidad de selenio pueden acentuar riesgos aún no reconocidos en la actualidad. A la hora de realizar recomendaciones es importante tener estos aspectos en consideración, así como el estatus de selenio del individuo75.

Otros componentes de la dieta

Como se ha señalado anteriormente, algunos autores opinan que los resultados contradictorios que se observan al estudiar en diferentes poblaciones los efectos del MeHg sobre la salud, se deben a los posibles efectos moduladores de la dieta55.

En relación a otros nutrientes diferentes al selenio, aunque existe alguna información que se puede incorporar en la evaluación del riesgo de la exposición al MeHg, son necesarios más estudios diseñados específicamente para abordar el papel de la nutrición en el metabolismo y detoxificación del MeHg, ya que los estudios realizados son escasos y la mayoría en modelos animales.

Existen factores de confusión con los síntomas producidos por el MeHg que, además, pueden exacerbar su toxicidad como ocurre con la deficiencia de tiamina y el alcoholismo. El alcohol aumenta la toxicidad del MeHg especialmente en el riñón. Sin embargo, en 196576 se observó que los dentistas que trabajaban por la tarde, en un estudio realizado en Dinamarca, retenían menos vapor de mercurio que los de la mañana debido a que comían con cerveza. En otro estudio realizado en dentistas también observaron que los abstemios presentaban una concentración de mercurio en orina tres veces más elevada que los que consumían bebidas alcohólicas77. Por ello, es importante recordar que las interacciones pueden ser diferentes según la forma química del mercurio.

También se ha visto diferente efecto de la leche según la forma química del mercurio. Por ejemplo, la leche inhibe la absorción del mercurio inorgánico por su asociación con los triglicéridos de la leche más que por el metabolismo de la flora intestinal. Sin embargo, la leche puede aumentar la reabsorción del MeHg después de la circulación enterohepática en ratones, probablemente por un descenso en la desmetilación del MeHg ya que las formas inorgánicas del mercurio se absorben menos. Se desconoce cómo puede afectar a los niños expuestos al MeHg. También el aceite de coco parece aumentar la retención de MeHg en el organismo55.

La vitamina E inhibe la toxicidad del MeHg en estudios in vitro pero no la ocasionada por el mercurio inorgánico y puede inactivar o disminuir los radicales libres producidos por el metilmercurio y estabilizar las membranas celulares. Los estudios con vitamina C y A han mostrado resultados contradictorios. En ocasiones algunos tratamientos disminuían los depósitos en algunos órganos como el hígado o riñón y aumentaban en otros como el cerebro aumentando la neurotoxicidad. La vitamina B12 administrada en megadosis junto a vitamina C después de exposición a mercurio inorgánico incrementaba sin embargo el MeHg en el hígado y cerebro55.

Otras interacciones que se han descrito en modelos animales son las descritas con la cisteína, la metionina y las metalotioneinas. Hay que tener en cuenta que muchas de las hipótesis sobre los efectos de los nutrientes sobre el MeHg se han estudiado utilizando mercurio inorgánico, por lo que habría que realizar estudios específicos en una exposición crónica al MeHg por la dieta55.

Las frutas, verduras y la fibra parece que disminuyen la concentración de MeHg en el organismo. Como se ha señalado con anterioridad, en un estudio realizado en el Amazonas brasileño se observó que los individuos que ingerían fruta fresca presentaban niveles de mercurio más bajos que los que no la consumían41.

En otro estudio realizado en niños Inuit de edad preescolar observaron una relación inversa entre el consumo de tomate (natural, enlatado, zumos) y la concentración de mercurio en sangre después de ajustar por la edad, duración de lactancia y otros componentes de la dieta. Los autores sugerían que los licopenos y otros antioxidantes preservan el glutatión para que se una al MeHg y se excrete por la bilis78. Además, el tomate contiene folato que es cofactor de la síntesis del glutatión. Otra posible explicación es que el tomate y otras frutas y verduras (como los hallados en las comunidades del Amazonas41) contienen compuestos que pueden tener un impacto en la microflora intestinal. La flora intestinal juega un papel importante en la excreción del metilmercurio a través de su desmetilación a mercurio inorgánico que se absorbe peor. Los estudios realizados hasta ahora no han examinado las interacciones entre los nutrientes de la fruta y la absorción del Hg y falta por demostrar el potencial efecto protector de la ingesta de fruta con los efectos tóxicos79.

Algunos estudios han sugerido que la fibra de la dieta puede afectar a la absorción del MeHg ingerido a través del pescado55,80. En estudios in vitro realizados por Shim, et al. han comparado el efecto de distintos tipos de fibra, salvado de trigo (46,9% fibra insoluble), salvado de avena (11,9% fibra insoluble) y psyllium (30% fibra insoluble) sobre la bioaccesibilidad del metilmercurio que se define como el máximo contenido solubilizado disponible para ser captado por el epitelio intestinal. Observaron que el salvado de trigo es el que ejercía un mayor efecto sobre la bioaccesibilidad del mercurio disminuyéndola en un 12-84%. 80. Estos resultados son consistentes con los hallados en animales por otros autores81, por lo que han sugerido que la fibra insoluble tiene una mayor capacidad para actuar como quelante del mercurio y disminuir su bioaccesibilidad y por consiguiente su absorción a nivel intestinal.

También se ha observado in vitro que alimentos ricos en fitoquímicos como el té verde, el té negro y la proteína de soja, tienen un impacto muy importante sobre la absorción del mercurio cuando se ingieren simultáneamente con pescado, ya que reducen su bioaccesibilidad entre un 44 y un 92%. Los compuestos tiol hallados en el ajo también actúan como quelantes de mercurio55,80.

Otro aspecto que ha sido analizado es la bioaccesibilidad del mercurio en pescado crudo, hervido y frito. En un estudio realizado in vitro, los autores encontraron los mismos resultados ya descritos de que el mercurio del músculo del pescado no desaparece al cocinarlo, pues permanece unido a las proteínas82. Sin embargo, en este estudio, que necesita ser confirmado, encontraron que el pescado frito o hervido disminuía la bioaccesibilidad del mercurio en relación al crudo. Además, también disminuía la bioaccesibilidad cuando se ingería simultáneamente con café, té verde o té negro, mientras que con la ingesta de maíz no observaron cambios a pesar de que puede contener fibra y fitatos que han sido asociados a una disminución de la bioaccesibilidad del MeHg al formar complejos con las proteínas y disminuir su solubilidad83.

Factores genéticos

Existe una gran variabilidad individual en la exposición al MeHg y sus efectos sobre la salud debida, entre otros factores, a interacciones complejas entre factores genéticos y ambientales. Sin embargo, la mayoría de estudios se han centrado solo en los factores ambientales. En los últimos años, se ha empezado a documentar los factores genéticos y epigenéticos que pueden influir en la toxicocinética del mercurio84. Los polimorfismos de algunas proteínas que se unen a metales como las metalotioneinas y la implicación de genes en la metilación del DNA pueden influir en los mecanismos de acción del mercurio85.

En un estudio realizado en el Amazonas brasileño, los autores encontraron que algunos polimorfismos relacionados con el glutatión como el GSTM1 y el GCLM pueden modificar el metabolismo del metilmercurio y los efectos antioxidantes relacionados con la actividad de la catalasa y la glutatión-peroxidasa, así como con la concentración de glutatión86.

Otros estudios han evaluado la exposición prenatal al metilmercurio y la predisposición genética en relación al desarrollo cognitivo en niños del Avon Longitudinal Stufy of Parents and Children en Bristol (Reino Unido). Los autores encontraron que 4 polimorfismos de un solo nucleótido (rs2049046, rs662, rs3811647 y rs1042838) modificaban la asociación del metilmercurio con el déficit cognitivo en los niños con mutaciones en el alelo minoritario87. Estos hallazgos son de interés no solo para el mejor conocimiento de la neurotoxicidad producida por el metilmercurio y sus mecanismos de acción, sino que tiene importantes implicaciones en la evaluación del riesgo. En algunos análisis de ese estudio se encontró hasta una diferencia de 25 puntos del cociente intelectual en los niños que presentaban las cuatro mutaciones, lo que sugiere que los límites de exposición actuales pueden ser muy laxos para una parte importante de la población. Por tanto, los estudios epidemiológicos ambientales deberían prestar atención a los grupos con susceptibilidad genética a la hora de establecer el riesgo en niveles bajos de exposición. Mientras tanto, hay que ser cauto en las recomendaciones ya que existe una predisposición genética a la neurotoxicidad por el metilmercurio88.

Es importante conocer la toxicocinética del MeHg porque existen factores genéticos que pueden alterarla y así, modificar el riesgo individual sobre la salud asociado a la exposición, lo que explicaría parte de la susceptibilidad variable a la toxicidad del mercurio. Se han identificado genes que juegan un papel importante en la toxicocinética del mercurio, expresión génica que es inducida por el mercurio, toxicocinética del mercurio que se afecta por el bloqueo (knockout) o la disminución de la expresión (knockdown) de genes, así como por algunos polimorfismos genéticos. Algunos datos sugieren que los transportadores de aminoácidos tipo L (LAT 1, LAT2) y los transportadores aniónicos (OAT1, OAT3) están implicados en la captación del mercurio; las enzimas relacionadas con el glutatión (GSH) en su biotransformación, las metalotioneinas en su distribución y los transportadores de la familia ABC (MRP1, MRP2, MDR1) en su eliminación. Parece existir evidencia de que las variantes genéticas pueden influir en la toxicocinética del mercurio y explicar parte de la vulnerabilidad individual a su toxicidad. Sin embargo, la identificación de grupos de riesgo susceptibles genéticamente y el desarrollo de recomendaciones apropiadas require que se confirme in vivo la relevancia genética observada in vitro y en modelos animales, asi como investigar en los genes implicados en la toxicodinámica y en el desarrollo de neurotoxicidad89.

 

Agradecimientos

Los autores agradecen a la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) que nos hayan facilitado la información contenida en el Anexo II y especialmente a su Secretario Ejecutivo, Sr Driss Meski por su colaboración. http://www.iccat.int/es/

Asimismo, expresamos nuestro agradecimiento por los comentarios recibidos de:

Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA): Ángel Gómez Amorín, Isabel Marín Rodríguez, Emiliano Aránguez Ruiz y Ma Luisa Pita Toledo.

Sociedad Española de Epidemiologia (SEE): Jesús Ibarluzea, Ferran Ballester, Jordi Sunyer y Sabrina Llop.

Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (Comisión de elementos traza): Ma del Carmen Mar Medina, Ma Luisa Calvo Ruata, José Ángel Cocho de Juan, Jesús Escanero Marcén, Ma Dolores Fernández González, Ángel García de Jalón, Ma Jesús Gaspar Blázquez, Joaquín González Revaldería, Elisa Herrero Huerta, Silvia Izquierdo Álvarez, José Luis López Colón, Irene Palazón Bru, Concepción Pintos Virgós y Victoria Seijas Martinez-Echevarria.

 

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Dirección para correspondencia:
Montserrat González-Estecha.
Servicio de Análisis Clínicos (Unidad de Elementos Traza).
Hospital Clínico San Carlos.
Instituto de Investigación Sanitaria (IdISSC).
c/ Prof. Martín Lagos s/n.
28040. Madrid. Spain.
E-mail: montse@cmpx.net.

Recibido: 29-VI-2014.
Aceptado: 23-VII-2014.