Sr. Editor:
Uno de los principales objetivos en el tratamiento de la obesidad infanto-juvenil consiste en reducir el porcentaje de masa grasa corporal sin afectar negativamente a la masa libre de grasa y, en consecuencia, al crecimiento longitudinal. Por tanto, sería preceptiva la monitorización de los cambios en los compartimentos corporales que pueden tener lugar durante las intervenciones destinadas a reducir el exceso de grasa corporal en los pacientes con obesidad 1,2,3,4.
En un grupo de pacientes con obesidad (IMC Z-score > 2 DE) y obesidad severa (IMC Z-score > 3 DE) cuya situación nutricional había mejorado tras su inclusión en un programa combinado (educación nutricional, modificaciones dietéticas y promoción de actividad física diaria y estilos de vida saludables) con el eslogan de referencia: "El niño adelgaza manteniendo el peso porque está creciendo" 5,6, se ha constatado que en pacientes con obesidad (Tabla 1) cuyos valores medios de peso se mantuvieron prácticamente constantes a lo largo de 12 meses de seguimiento, el peso (Z-score) y el IMC (Z-score) disminuían significativamente, así como la grasa periférica (pliegues bicipital y tricipital) y troncular (pliegues subescapular y suprailiaco). En consecuencia, disminuyeron también el porcentaje de masa grasa y el índice de masa grasa, sin que se viesen afectadas la masa libre de grasa y la talla (z-score).
Sin embargo, en los pacientes con obesidad severa (Tabla 1), aunque a lo largo de 12 meses de seguimiento los valores medios del peso se hubieran mantenido prácticamente constantes, los valores medios del peso (Z-score) no habían disminuido significativamente y el IMC (Z-score) se mantenía en unos valores propios de una situación de obesidad severa. Por otra parte, en estos pacientes, a pesar de que no tuvo lugar una disminución del índice de masa grasa, se produjo una disminución significativa del porcentaje de masa grasa a expensas exclusivamente de la grasa periférica (pliegues bicipital y tricipital), sin que se modificara la grasa de distribución troncular (pliegues subescapular y suprailiaco) y sin que se viesen afectadas la masa libre de grasa y la talla (Z-score).
En suma, podría considerarse que en los pacientes con obesidad infanto-juvenil bastaría con mantener el peso corporal a medio y/o largo plazo para mejorar su situación nutricional, con lo que se obtendría una disminución significativa de la masa grasa corporal sin afectación de la masa libre de grasa y, por tanto, sin interferir en el crecimiento. Sin embargo, en los pacientes con obesidad severa no bastaría con mantener el peso corporal, sino que habría que plantearse la búsqueda de estrategias para conseguir una disminución paulatina del peso corporal, siempre bajo monitorización de las variaciones que en los distintos compartimentos corporales pudieran tener lugar con el fin de evitar efectos negativos en el crecimiento longitudinal de estos pacientes.