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Anales de Medicina Interna

versión impresa ISSN 0212-7199

An. Med. Interna (Madrid) vol.21 no.1  ene. 2004

 

Cartas al Director

Derrame pleural eosinófilo post-traumático

Sr. Director:

El derrame pleural eosinófilo se define como la presencia de más de un 10% de eosinófilos en el líquido pleural. Su incidencia es baja, ya que se estima entre el 5% y el 8% de todos los derrames pleurales. La etiología es diversa y se han descrito asociados a neumotórax, hemotórax, asbestosis pulmonar, derrames paraneumónicos en fase de resolución, tuberculosis, infecciones por hongos o parásitos, síndrome de Churg–Strauss, fármacos como la nitrofurantoina y la procarbacina, neoplasias y traumatismos (1). Finalmente, y con una cierta frecuencia, los derrames pleurales eosinofilicos son considerados idiopáticos (2-4).

Varón de 64 años de edad que como antecedentes patológicos presentaba un carcinoma de células transicionales de vejiga urinaria en remisión completa desde hacía un año. En la actualidad recibía tratamiento con alopurinol por hiperuricemia y tamsulosina por síndrome prostático. Dos meses antes del ingreso presentó una caída casual con fractura costal derecha. Consultó por dolor torácico de características pleuríticas en hemitórax derecho. La exploración física constató tan solo la existencia de semiología de derrame pleural derecho en el tercio inferior que se confirmó en la radiografía de tórax. El líquido pleural fue serohemático con leucocitos de 2,55x109/L (58% Eo), glucosa 5,8 mmol/l, LDH 19,8 µkat/l (n, 3,8-7,7), proteínas 49 g/l. La determinación de adenosindesaminasa (ADA) fue normal y la citología y los cultivos para bacterias y micobacterias fueron también negativos. En la analítica destacaban la presencia de eosinofilia periférica (1,1x109/L) y una IgE total de 233 UI/mL. Dado el antecedente reciente de carcinoma vesical se realizaron citologías de orina que resultaron negativas para células malignas. Se efectuó una TAC torácica y abdominal y un ecocardiograma que no aportaron datos adicionales. Los anticuerpos antinucleares y la hemaglutinación indirecta para hidatidosis fueron negativos. Se realizó un aspirado de médula ósea que evidenció eosinofilia y plasmocitosis, con normalidad del resto de las series hematopoyéticas. Ante la negatividad de todas los exámenes complementarios se filió el cuadro como un derrame pleural eosinófilo post-traumático con eosinofilia periférica. Se realizó un control clínico, radiológico y analítico que evidenció a los cuatro meses la desaparición del derrame pleural y de la eosinofilia.

El diagnóstico de los derrames pleurales eosinófilos es controvertido. La presencia de eosinófilos en el líquido pleural se asocia usualmente a benignidad y con frecuencia su etiología permanece incierta (1-4). Sin embargo, en todas las series se describen un porcentaje de casos secundarios a neoplasia no despreciable. Por ello, en las pleuritis eosinofílicas idiopáticas es conveniente realizar un seguimiento para descartar la existencia de una malignidad subyacente (2,4,5).

La patogenia de los derrames pleurales eosinófilos no está clara. Los microtraumas ocasionados por una toracocentesis previa pueden condicionar la presencia de eosinófilos en un segundo examen del líquido pleural (3). Asimismo, su relación con los derrames post-traumáticos sugiere que pueda existir algún factor eosinofilotáctico asociado a la inflamación provocada por el traumatismo (4). En algún caso se ha descrito además del predominio eosinófilo, una disminución de los factores del complemento en el líquido pleural respecto a la sangre periférica, lo que apoyaría la existencia de un mecanismo inmunológico que activara dicha línea celular (6,7). En el paciente que se describe, destacaba la presencia de una eosinofilia periférica, por lo que se realizó un aspirado medular que únicamente demostró eosinofilia y plasmocitosis sin alteraciones en su morfología. Estos hallazgos se interpretaron como reactivos al cuadro clínico.

Al realizar una búsqueda bibliográfica (MEDLINE 1970-2002; palabras clave: "eosinophilia, posttraumatic, pleural effusion") se han encontrado únicamente seis casos descritos de derrame pleural eosinofílico post-traumático con eosinofilia periférica (6,8,9). En todos ellos, al igual que en el caso que presentamos, se describe un antecedente traumático entre las cuatro y seis semanas previas. La eosinofilia en sangre periférica parece tener una relación directa con el derrame pleural, dada la resolución simultánea de ambos procesos (8).

En conclusión, los derrames pleurales eosinófilos post-traumáticos pueden asociarse a eosinofilia periférica y suelen tener una evolución benigna con tendencia a la remisión espontánea.

I. Falcón Panella, L. Force Sanmartín, J. A. Hernández1

Servicios de Medicina Interna y 1Hematología. Hospital de Mataró. Mataró, Barcelona

 

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