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Anales de Medicina Interna

versión impresa ISSN 0212-7199

An. Med. Interna (Madrid) vol.23 no.7  jul. 2006

 

CARTAS AL DIRECTOR

 

Cuerpo extraño intramiocárdico sin consecuencias

Asymptomatic intramyocardial foreign body

 

 

A. Benedicto Buendía, S. Mingo Santos, M. A. Montero Gaspar

Servicio de Cardiología. Hospital General. Ciudad Real

 

Sr. Director:

Los traumatismos cardiacos pueden clasificarse en abiertos o cerrados, y en el caso de que sean abiertos, el instrumento responsable puede actuar desde fuera o dentro del tórax, siendo estos últimos de origen iatrogénico en su mayoría (1). Ocasionalmente, un proyectil puede alcanzar el corazón por vía vascular (2). Según la estructura o estructuras lesionadas y el grado de lesión que estas presenten, se emplea la escala propuesta por Moore EE (3). En la actualidad, la causa más frecuente de traumatismo cardiaco abierto, es la herida por arma blanca o arma de fuego, siendo las segundas potencialmente más letales, y alcanzando una mortalidad muy elevada (4). En nuestro medio, la caza es un deporte ampliamente practicado, siendo la munición más empleada los perdigones de plomo

Presentamos el caso de un varón de 45 años sin antecedentes de interés excepto broncopatía obstructiva crónica, que acudió al hospital por presentar mientras cazaba, el impacto de múltiples perdigones a nivel de cara y cráneo, e impactos aislados a nivel de fosa infraclavicular y pulgar derecho. A su llegada a urgencias no presentaba síntomas relevantes, y se encontraba hemodinámicamente estable .La exploración fue normal a excepción de una herida en la mano y sibilancias espiratorias aisladas. Se realizaron Rx tórax y de cráneo que mostraron elementos metálicos (perdigones) a nivel retroesternal, de cuero cabelludo y oreja izquierda. El TAC torácico mostró la presencia de un cuerpo extraño metálico intramiocárdico, próximo a epicardio a nivel de VD, cerca del anillo tricúspide en ausencia de derrame pericárdico (Fig. 1). El ecocardiograma confirmó la posición del proyectil, descartó la lesión de otras estructuras y la presencia de repercusión hemodinámica. El ECG y la analítica fueron normales. Se trataría por tanto, de un traumatismo cardiaco grado II según la clasificación propuesta por Moore, con lesión miocárdica tangencial sin afectación del endocardio ni taponamiento.

El paciente fue dado de alta tras un período de observación y tras descartar la aparición diferida de derrame o signos de infección. Tras el alta, ha sido vigilado de forma ambulatoria continuando asintomático y sin cambio en las pruebas de imagen tras 12 meses

Al igual que en este caso, las estructuras más afectadas en el traumatismo penetrante cardiaco son los ventrículos y especialmente el derecho (5). La presentación clínica más frecuente es el taponamiento cardiaco, aunque abarca, desde pacientes asintomáticos, incluso en presencia de daño significativo a pacientes situación de shock o parada cardiorrespiratoria (1). Un factor pronóstico muy importante es la situación hemodinámica a la llegada del paciente a un centro hospitalario (5). El tratamiento consistirá en la reparación de la zona lesionada y en la extracción de cuerpos extraños potencialmente embolígenos o tóxicos, localizados cercanos a una arteria o cuando aparezcan datos de infección. De acuerdo con lo expuesto, queda de manifiesto la importancia de un rápido diagnóstico, siendo vital determinar las estructuras afectadas y sus consecuencias hemodinámicas. Las técnicas de imagen y en especial la ecocardiografía (6), factible a la cabecera de un enfermo estable o inestable tienen una clara indicación que en el caso de esta última es extensible a la monitorización de la reparación quirúrgica y al seguimiento a largo plazo de potenciales complicaciones (fístulas, pseudoaneursimas, embolización periférica, etc.) incluso en casos excepcionales como el aquí presentado, en que el proyectil alojado a nivel cardiaco no presentó ninguna consecuencia inmediata y pudo recibir un tratamiento conservador, sin que hasta la fecha hayan aparecido complicaciones tardías.

 

1. Echevarría JR, San Román A. Evaluation and treatment of cardiac injuries Rev Esp Cardiol 2000; 53: 727-35.

2. Marchaland JP, Petit A, Rillardon L, Segura P, Chaara M, Mebaaza A, et al. Intracardial migration of a bullet: diagnosis and management Ann Chir 2002; 127: 305-9.

3. Moore EE, Malangoni MA, Cogbill TH, Shackford SR, Champion HR, Jurkovich GJ et al. Organ injury scaling. IV: Thoracic vascular, lung, cardiac, and diaphragm. J Trauma 1994; 36: 299-300.

4. Campbell NC, Thomson SR, Muckart DJ, Meumann CM, Van Middelkoop I, Botha JB. Review of 1198 cases of penetrating cardiac trauma. Br J Surg 1997; 84: 1737-1740

5. Mittal V, McAleese P, Young S, Cohen M. Penetrating cardiac injuries. Am Surg 1999; 65: 444-8.

6. Rozycki GS, Feliciano DV, Ochsner MG, Knudson MM, Hoyt DB, Davis F, et al. The Role of Ultrasound in Patients with Possible Penetrating Cardiac Wounds: A Prospective Multicenter Study. J Trauma 1999; 46: 543-52.

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