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Gaceta Sanitaria

Print version ISSN 0213-9111

Gac Sanit vol.17 n.6 Barcelona Nov./Dec. 2003

 

NotaS de campo


De la perrera municipal al centro de acogida de animales

de compañía de Barcelona

V. Peracho /J.R. Villalbí  /X. Llebaría  /J.M. Armengou  /J. Guix 
Agència de Salut Pública de Barcelona. Barcelona. España.

Correspondencia: Joan R. Villalbí. Agència de Salut Pública de Barcelona. Pl. Lesseps, 1. 08023 Barcelona. España.
Correo electrónico: jrvillal@aspb.es

Recibido: 22 de octubre de 2003.
Aceptado: 15 de septiembre de 2003.

(From the municipal dog pound to the pet shelter in Barcelona, Spain)


Resumen
El objetivo de este trabajo es presentar la evolución de la política y los servicios de salud pública relativos a los animales de compañía en la ciudad de Barcelona de 1983 a 2001. Partiendo de una actividad centrada en la custodia y la eutanasia de los animales sin dueño de Barcelona, y ofertando también servicios al resto de la provincia, se formula un Plan de Animales de Compañía para la ciudad y se reorienta la actividad, centrándola en los límites estrictos del municipio y el estímulo de la adopción. Se busca la participación de profesionales y entidades proteccionistas, se remodelan las instalaciones, se fomenta la tenencia responsable de animales, se crean colonias urbanas controladas de gatos y se estimulan las adopciones, redefiniendo la actividad con una mayor orientación al cliente. La evolución de la actividad desde 1998 refleja una notable disminución en el volumen de animales custodiados, así como en la proporción de los sacrificados. Esta disminución puede reflejar una mejora en el problema de los animales abandonados. Estos cambios se han traducido en una modificación positiva de las relaciones con los medios de comunicación y las entidades proteccionistas. 
Palabras clave: Gestión. Animales de compañía. Perros. Gatos. Custodia. Adopción. Eutanasia. Salud pública.
Abstract
This article aims to present changes in public health policy and services related to pet dogs and cats in the city of Barcelona from 1983 to 2001. Initially the center's activity was limited to the custody and euthanasia of stray animals, serving not only the city but also the rest of the province. With the formulation of a city Plan for Pet Animals, the activities were redirected, concentrating on services within the city limits and stimulating adoption. Participation of both professional and humane organizations was sought, premises were renovated, responsible ownership of animals was promoted, controlled urban colonies of cats were established, and adoptions become the cornerstone of policy, centering the activity of the shelter toward its clients. Changes in the shelter's activity since 1998 reflects a clear decrease in the number of animals retained, as well as in the proportion subjected to euthanasia. This decrease may reflect an improvement in the problem of stray animals. These developments have also resulted in a positive change in the relationship with the media and animal welfare organizations. 
Key words: Administration. Pets. Dogs. Cats. Custody. Adoption. Euthanasia. Public Health.

Introducción

El control de la rabia fue una de las funciones principales de la salud pública en el siglo xix, y la vacunación antirrábica, un importante progreso. En su nombre se crearon las perreras municipales para custodiar los perros implicados en incidentes con mordedura durante el período de observación1. Con la eliminación de la rabia terrestre en la península desde 1979, otras zoonosis adquieren importancia, pero su impacto sanitario es menor2, y otros aspectos relacionados con los canes en el medio urbano pasan a primer plano: mordeduras (especialmente a niños)3,4, excrementos en los parques y la vía pública y la presencia de parásitos intestinales5,6, los accidentes de tráfico causados por perros no sujetos (especialmente vagabundos), los animales muertos en la vía pública, y los aspectos de convivencia con los animales. La función de las perreras se alejó de la salud pública para vincularse más con otras dimensiones de los servicios municipales. Su actividad se centró en la detención y la custodia temporal de animales cuyo destino mayoritario era la eutanasia.

Por otra parte, se ha producido un fuerte incremento del número de animales de compañía: en Barcelona, en 1998, el 18,4% de los núcleos familiares tenía uno o más perros. Finalmente, en los últimos tiempos se ha redescubierto el papel de los animales de compañía como agentes de promoción de la salud, sobre todo en personas enfermas, mayores o que viven solas7. Algunos estudios prospectivos añaden nuevos datos al cuerpo de evidencia científica en esta dirección, tanto para la salud física como para el bienestar percibido. Por tanto, hay que revisar los objetivos de los dispositivos de salud pública para los animales de compañía.

El propósito de este trabajo es presentar la evolución de los servicios y la política de salud pública sobre animales de compañía en Barcelona durante los últimos años. Pensamos que este proceso produce una oferta de servicios más adecuada a las necesidades actuales y a la sensibilidad social y creemos que el relato de los cambios producidos, los problemas encontrados, y su gestión pueden ser de utilidad a quienes deban afrontar situaciones similares8.

Los servicios tradicionales

En 1982 se cerró el centro antirrábico adscrito al Laboratorio Municipal: la atención a personas objeto de mordedura se confió al Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital del Mar, concentrándose la actividad de salud pública en la observación y la analítica de los animales. Estas tareas, junto con la captura de animales perdidos o vagabundos, su custodia (y la de los ingresados por sus propietarios, por mandato judicial o por estar implicados en incidentes) y la eutanasia de los animales no rescatados se confiaron al Servicio de Zoonosis. Por otra parte, las dimensiones del Centro de Zoonosis y la solidaridad con otros municipios de la provincia llevaron a aceptar animales de otros municipios, por lo que se formalizó un convenio de colaboración con la Diputación. El número de estos animales comenzó a presentar pronto una tendencia creciente, que llevó a pasar de 3.491 perros custodiados en 1991 a 6.053 en 1998, de los que un 63,1% procedía de otros municipios.

La crisis del modelo tradicional

El modelo tradicional representaba un servicio con mucha actividad, pero que no parecía mejorar el control de la población canina y gatuna. La inclusión de perros en el censo municipal era inferior al 10% de la población estimada, y el número de animales vagabundos ingresados permanecía estable. Una intensa actividad no tenía un impacto aparente en la problemática.

El servicio planteaba frecuentes problemas de gestión, especialmente en lo referente al personal. Éste expresaba su insatisfacción con el trabajo -rutinario y penoso- de forma diversa; destacaban las peticiones de cambio de destino y unos índices elevados de absentismo entre el personal menos cualificado. Ser destinado al centro era percibido como un castigo, por la dureza del trabajo y su situación fuera del casco urbano.

Por otra parte, se produjeron cambios en la sensibilidad social. Cada vez hay más ciudadanos propietarios de animales de compañía, y también se da una mayor organización de las entidades de defensa y protección de los derechos de los animales. Esto llevó a replantear la ética del modelo hasta cuestionarlo. La percepción del centro como un «campo de exterminio», propagada inicialmente desde alguna entidad de defensa de los animales, se trasladó a los medios de comunicación. Su cobertura en la prensa se convirtió en un clásico de cada verano. Diversos miembros del Consistorio se hicieron eco de estas cuestiones.

Pareció oportuno formular un plan integral de animales de compañía para la ciudad, que se concretó finalmente en 19989. Sus ejes fueron fomentar el registro de perros, estimular la tenencia responsable de animales y la buena convivencia entre los animales de compañía y las personas en la ciudad, así como estimular la colaboración de los servicios de salud pública con las entidades de defensa y protección de los animales y los veterinarios con práctica clínica, por lo que se transformó la antigua perrera en Centro de Acogida de Animales de Compañía (CAAC).

Elementos del cambio

Participación. Un elemento clave fue la creación del Consejo Municipal de Convivencia, Defensa y Protección de los Animales. Presidido por un teniente de alcalde, este Consejo facilita la interacción entre los distintos agentes municipales que afectan a los animales de compañía, las organizaciones profesionales relacionadas con ellos, y las entidades proteccionistas. Se genera un conocimiento de las prioridades y las necesidades de cada parte, el intercambio de información y la búsqueda del consenso, mediante un marco de participación estable. La política municipal en relación con los comercios de animales de compañía se ha modificado como fruto de este Consejo. Otro elemento de participación fue la constitución de un Comité de Calidad del CAAC, con la presencia de entidades proteccionistas y profesionales, que hizo más transparente su funcionamiento: en la tabla 1 se presentan algunas de sus características. Finalmente, el Ayuntamiento ha desarrollado diversas campañas publicitarias educativas para la población, centradas en la tenencia responsable de animales en relación con su vacunación, el registro y el comportamiento de los perros en la vía pública, cuyas directrices y forma han sido consensuadas en el Consejo Municipal.

Inversión. Las instalaciones del CAAC fueron objeto de inversiones de manera continuada desde 1998, con una amplia remodelación. Ésta desterró la uralita y la tela metálica y redujo al mínimo el uso de rejas, para basarse en elementos arquitectónicos distintos y crear espacios más amables y acogedores, que permiten la coexistencia de los animales más pequeños en espacios comunes. También se han adquirido equipos de limpieza y de transporte que han reducido la dificultad del trabajo. Se han invertido 500.000 euros en los últimos 4 años.

Orientación al cliente. Se realizaron enseguida cambios de plantilla, buscando un tipo de personal con el perfil más apropiado para el trato con los usuarios. Desde 1999 se produjo la externalización del servicio veterinario que cubre tres tareas: atención técnica al público y esterilización de animales dados en adopción; valoración del estado de salud, asistencia y desparasitación de los animales custodiados, y práctica de las eutanasias. Esta opción se tomó en función de tres consideraciones: a) no es una función propia de la autoridad sanitaria que deba ser desarrollada por funcionarios; b) presenta condicionantes de puntas de trabajo y horario que complican la gestión de personal, y c) hay en el mercado profesionales interesados con amplia experiencia en la clínica de pequeños animales. La prestación del servicio fue objeto de concurso y adjudicada a una empresa con un contrato detallado, pero con flexibilidad para modificar la gama de servicios y el horario. Otros cambios que facilitan la interacción con el público son la ampliación del horario de atención para cubrir festivos y fines de semana, y la instalación de terminales para tarjetas de crédito para facilitar pagos. Desde 2002 también se produjo la externalización del servicio de recogida de animales, que incluye una ambulancia veterinaria móvil. La externalización ha permitido mejorar la cobertura nocturna y en festivos, fines de semana y períodos vacacionales.

Reorientación de la colaboración con otros municipios. La colaboración con otros municipios se reorientó para evitar que el centro se concentrara en funciones de custodia y eutanasia para toda la provincia, que incentivaba la falta de políticas propias en otros municipios. Las obras de remodelación comportaron una menor capacidad de acogida. Se realizó un intenso debate con la Diputación y otros municipios. Actualmente la Diputación está creando centros comarcales con programas de adopción, y el número de animales acogidos procedentes de otros municipios se ha reducido hasta ser sólo testimonial.

Programa de adopciones. El desarrollo de un programa activo de adopciones ha sido uno de los elementos de cambio más visibles. Se ha pasado de 139 perros y ningún gato adoptados en 1993 a 507 perros y 362 gatos adoptados en 2001. Para los perros, esta cifra es de un tercio de los acogidos que, combinados con los rescatados por sus propietarios, implica que en 2001 el 46% de los animales custodiados fue sacrificado (el 83% en 1993). Los elementos de dinamización de las adopciones han sido la colaboración con los veterinarios con práctica clínica de pequeños animales a través de su Colegio (excelentes vehículos de comunicación con el público), acciones de difusión en prensa o folletos, el portal del Instituto en Internet (www.webweb.imsb.bcn.es) y los cambios en la orientación al cliente descritos. Otro elemento es la subvención de las tasas de adopción a los beneficiarios de la tarjeta rosa (pensionistas con menos recursos) y entidades proteccionistas. Los nuevos usuarios dicen venir por recomendación de clientes satisfechos.

Censo. Las normativas sobre la tenencia de perros, generadas por los incidentes con perros peligrosos y el uso creciente de microchips para su identificación, han permitido un cambio en el registro municipal. La colaboración con las entidades profesionales (especialmente el Colegio Oficial de Veterinarios) ha llevado a vincular el registro voluntario de microchips gestionado por los profesionales con práctica clínica con el censo municipal de perros: mediante el suministro subvencionado de microchips y la modificación de las ordenanzas fiscales (sustituyendo la tradicional tasa anual por tenencia de perros por una tasa única por su registro), se ha incrementado la colaboración de los clínicos con el registro de perros en el censo municipal. Las acciones de la Guardia Urbana en la vía pública y los parques, y en relación con los perros implicados en mordeduras o pertenecientes a especies calificadas como peligrosas, han incentivado esta política.

Colonias urbanas de gatos. El desarrollo de colonias urbanas estables de gatos esterilizados es una alternativa interesante al problema de los gatos abandonados, ya que los programas de adopción tienen resultados limitados. Éstas se fundamentan en la colaboración con entidades proteccionistas, que identifican a las colonias espontáneas (en los interiores de manzanas, parques o cementerios) y aportan a los individuos que las componen para la revisión veterinaria. Los gatos sanos son devueltos a su entorno desparasitados y castrados, y se proporcionan alimentos periódicamente por voluntarios. Esto evita la reproducción incontrolada de los gatos, las deyecciones molestas y las peleas en el período de celo, así como la transmisión de enfermedades. Su experimentación piloto en el año 1999 en colaboración con la asociación Progat llevó a su instauración como programa estable en nuestra cartera de servicios.

Indicadores

El volumen de animales custodiados ha disminuido notablemente, así como la proporción de los que son sacrificados (tabla 2). Esta disminución no se da sólo en los procedentes de otros municipios, sino también en los de la misma ciudad, lo que puede reflejar una mejora en el problema de los animales abandonados. Esto ha modificado drásticamente las relaciones con los medios de comunicación y las entidades proteccionistas, con las que existe una colaboración mucho mayor y unas relaciones cualitativamente distintas. Reflejo de ello ha sido la concesión por parte de una entidad proteccionista de un premio a la gestión del Instituto con motivo del rescate de un perro perdido en la red de metro, algo impensable años atrás.

Conclusiones y perspectivas

El cambio registrado permite disponer de un CAAC que refuerza sus funciones de salud pública y responde a las expectativas y preferencias ciudadanas hacia los animales de compañía. Los procesos de cambio prosiguen, con la extensión progresiva de las colonias urbanas de gatos y la ampliación de la cobertura del censo como retos importantes. La extensión del uso de microchips amplía la posibilidad de devolución de animales perdidos a su dueño, antes menos frecuente. Surgen nuevas problemáticas, especialmente en la esfera de los animales peligrosos. Su captura, o la custodia de perros implicados en incidentes e intervenidos por la Guardia Urbana, han planteado nuevos problemas. Por último, debemos mencionar que el Consejo Plenario del Ayuntamiento acordó recientemente que no se practicarían más eutanasias de animales de compañía en los servicios municipales (salvo las aconsejadas por su estado de salud), por lo que estamos diseñando nuevas formas de gestión en colaboración con las entidades proteccionistas para su entrada en vigor en 2003.


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