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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.78 no.9  sep. 2003

 

SECCIÓN HISTÓRICA


EL PROFESOR ERNESTO FUCHS Y ESPAÑA
(1931)

LÓPEZ DE LETONA C1

Entre la segunda y tercera década del siglo XX desaparecieron en Europa una serie de grandes oftalmólogos entre los que cabe destacar a Lagrange (quien ejerció sus tareas curadoras en Burdeos, polarizándose sobre todo en el glaucoma), Landolt y Schioetz, posteriormente Axenfield prestigioso profesional de Friburgo, igualmente el sueco Gulstradd, de Upsala al cual se le había concedido en su momento el Premio Nobel por sus descubrimientos ópticos.

En 1930, concretamente el día veinte de noviembre, falleció, casi de forma repentina, una de las más importantes figuras de la escuela oftalmológica vienesa, nos referimos a Ernesto Fuchs, el cual había nacido en 1852.

Se dio el caso de haber tratado bastante al catedrático de Madrid, Manuel Márquez Rodríguez, por ello no tiene nada de particular que las páginas de nuestra revista recogiesen en su número de enero de 1931 varios artículos referentes al ilustre desaparecido, el primero de los cuales venía firmado por el mismo Márquez y el segundo por otro profesor de Viena: Hans Lauber.

Por la lectura del primero de ellos sabemos que Fuchs no era solamente grande en el sentido metafórico de la expresión, es decir por sus saberes oftalmológicos y acusada personalidad, lo era también en el sentido literal del término, ya que poseía elevada estatura y constitución atlética.

Había realizado sus estudios médicos en Viena, frecuentando también el Instituto Fisiológico de Innsbruk. Es Doctor en 1875, trabajando ya por entonces al lado de prestigiosos cirujanos generales como T. Bilrroth (quien cultivó de modo especial la cirugía del aparato digestivo) y Arlt.

Se decantó enseguida por la Oftalmología, siendo nombrado en 1885 catedrático de la especialidad en Lieja, pasando en 1885 a desempeñar la misma plaza en Viena. Su jubilación tuvo lugar antes de la edad reglamentaria, ya que en 1915, cuando contaba sesenta y tres años, se retira de toda actividad docente para poder ordenar toda su obra escrita, que debería ser abundante. Al fallecer es enterrado en el cementerio vienés de Krtitzendorf.

Su conocimiento personal con Márquez se produce en 1903, al coincidir ambos en un Congreso Médico celebrado en Madrid. Con posterioridad a esta fecha acudirá con frecuencia a la capital de España, así en 1919 y 1922 cuando recibe sendas invitaciones de la prestigiosa Junta de Ampliación de Estudios para pronunciar conferencias. Ya por entonces se alojaba en el domicilio particular de Márquez y su esposa la doctora Trinidad Arroyo. Desarrollando entonces sus dotes de buen conversador.

A partir de entonces el catedrático madrileño recibió cartas del oftalmólogo vienés, remitidas sobre todo desde las diferentes capitales europeas e incluso mundiales a las que acudía con motivo de la celebración de Congresos Oftalmológicos.

La última vez que se vieron personalmente fue en 1929 al celebrarse el Congreso Internacional de Amsterdam. Fuchs tenía el proyecto de volver a España, aunque en una de las misivas enviada a su amigo reconocía que «... Si aun me paseo por entonces por este valle de lágrimas seré quizás demasiado viejo para viajar».

Su prestigio personal le llevó a tener como pacientes al Emperador Francisco José de Austria, a la Reina Regente de España, María Cristina de Habsburgo (de origen austríaco), a quien siempre visitaba cuando venía a Madrid. Igualmente fue llamado para tratar a Guillermo Marconi, inventor de la radio, cuando éste sufrió un aparatoso accidente que afectó, entre otros órganos, a sus ojos.

Llegó a ser tan conocido en Europa que en un momento dado, recién acabada la primera guerra mundial en la que su país había sido derrotado, fue autorizado a atravesar Francia, ya que los súbditos del antiguo Imperio Austríaco no podían viajar fuera de sus fronteras. Él mismo hizo el comentario de que los científicos no habían participado en el conflicto bélico.

Trató casi todos los puntos importantes de la Oftalmología: estructura normal y patológica del ojo, afecciones de córnea, distrofias epiteliales, queratitis pustuliformes profundas, las dos clases de panoftalmías: en sus formas séptica y metastática sin olvidar sus estudios sobre las oftalmías simpáticas. Es de señalar que algunas de estas afecciones son referidas, incluso en la actualidad, con el nombre de su descubridor.

Todos sus saberes quedaron plasmados en un monumental Tratado de Oftalmología, al fallecer su autor andaba ya por la edición número quince, si bien a partir de la décimo segunda había sido revisada por uno de sus discípulos, concretamente Salzmman, tal como nos hace saber el otro autor al que antes hacíamos referencia: Hans Lauber.

La obra fue traducida a todos los idiomas cultos del momento, incluso al japonés. En nuestro país se dispuso de una edición auspiciada por la prestigiosa revista El Siglo Médico.

El centro sanitario donde nuestro autor realizó la mayor parte de su tarea asistencial fue la clínica oftalmológica de la Facultad de Medicina vienesa, la cual publicaba anualmente, unos volúmenes en los que se recogían los trabajos realizados y sobre todo el número de pacientes atendidos. Sólo en el curso de un año recibieron algo más de catorce mil enfermos.

Antes de acabar este breve recordatorio de tan ilustre profesional, debemos señalar cómo al cumplir los setenta años y pese a estar ya jubilado de sus tareas docente, la Sociedad Oftalmológica de Viena le ofreció un magno homenaje con motivo de la celebración de un Congreso Extraordinario de la especialidad. Todos los oftalmólogos del mundo enviaron trabajos, para el libro editado posteriormente, contabilizándose hasta algo más del centenar.


1 IOBA. Valladolid. España.

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