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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.78 no.10  oct. 2003

 

SECCIÓN HISTÓRICA


COMENTARIOS A UN TRATADO OFTALMOLÓGICO DEL SIGLO XVIII

LÓPEZ DE LETONA C1

Es a finales del siglo XVIII cuando se traduce por vez primera al castellano una obra específicamente dedicada a asuntos oftalmológicos. Nos referimos al Tratado de las enfermedades de los ojos escrito por Joseph Jayme Plenck, doctor en Medicina y «Profesor público y ordinario de cirugía y arte obstetriz» de la Universidad de Buda.

En su origen la obra se redactó en latín considerado aun por entonces como un idioma culto. La traducción al castellano corrió a cargo de Domingo Vidal, que desempeñaba un importante cargo en el Real Colegio de Cirugía de la ciudad condal. A su vez había redactado en 1785 uno de los principales textos españoles dedicados a la Oftalmología, nos estamos refiriendo al Tratado de las enfermedades de los ojos para instrucción de los alumnos del Real Colegio de Cirugía de Barcelona.

Con posterioridad al referido 1785 Vidal pasa a Cádiz ocupando el cargo de vicedirector del Colegio de Cirugía de dicha ciudad, que como es sabido estaba vinculado a la Armada, cuerpo al que Vidal también perteneció en calidad de Mayor, del mismo modo había sido designado con el cargo de cirujano honorífico de los Reyes.

Debemos señalar que fue precisamente en Cádiz donde se editó la traducción señalada, concretamente en la imprenta de D. Manuel Ximénez Carreño «Calle ancha frente a las Recogidas».

El libro en sí mismo no tiene una gran extensión, unas doscientas páginas incluyendo también una lámina en la que se recogían ilustraciones de material quirúrgico oftalmológico.

Su contenido tiene carácter docente, huyendo de toda clase de disquisiciones teóricas, siendo su objetivo facilitar al cirujano práctico una serie de normas de conducta ante los padecimientos oculares, para poder diferenciar así unas afecciones de otras al tiempo que indicaba la conducta que debe observarse en cada caso.

Hay que señalar que Plenck en su escrito se inclina más por las soluciones médicas que por las quirúrgicas sin exponer apenas las diversas técnicas operatorias.

El criterio que sigue en la exposición se ajusta a preceptos anatómicos que comienza describiendo las afecciones de las partes externas del ojo para concluir con las afecciones de los componentes específicos del ojo.

Habla así de las enfermedades de las cejas, párpados, vías lagrimales conjuntiva y córnea, afecciones del globo ocular y padecimientos del iris y la retina.

Todo ello viene precedido de una descripción morfológica del ojo pero sin explicar el verdadero mecanismo de la función ocular.

En los padecimientos de los párpados, incluye el edema palpebral, formaciones tumorales: ateromas, sarcomas, verrugas, y el tracoma en sus diversas formas. También se refiere a las afecciones de las pestañas.

Las vías lagrimales ocupan la segunda parte de la obra, habla así de la sequedad ocular (Scheroma), hidropesia lagrimal y sobre todo de la fístula de la que apunta diversas variantes: simple, complicada con inflamación o complicada con obstrucción nasal.

Describe posteriormente de un modo muy somero la técnica quirúrgica que debe utilizarse para sanar esta afección, lo que no puede dejar de sorprendernos ya que por entonces otros autores se extendían de un modo muy prolijo sobre este asunto.

Las afecciones conjuntivales forman otro grupo, refiriéndose a las oftalmías de las que apunta también varias formas: externas, internas, angulares, leves, graves y las chemosis.

Por su parte los procesos corneales se resumen en pocas páginas, describiendo una entidad patológica sin equivalencia en la actualidad lo denomina: «Obscuridad de la córnea» en la que simplemente aparecen manchas en la superficie corneal.

Resulta curioso cómo en este apartado no se describen las úlceras corneales que ya se conocían por entonces.

Es igualmente poco extenso el capítulo de las afecciones del globo del ojo en su totalidad, así la atrofia ocular simple o un proceso carcinomatoso... eso sí, describe el modo de extirpar un ojo en caso necesario.

Se ocupa después de las afecciones del iris: miosis, midriasis o la llamada «Ptosis del ojo» o lo que él llama «hidropesia ocular»... afección que en opinión de Plenck hace necesaria la extirpación del órgano visual.

No podían estar ausentes las afecciones del cristalino es decir la catarata a la que describe como la ceguera causada por la opacidad del cristalino o de su membrana.

Cita ampliamente los dos métodos quirúrgicos que se conocían: el abatimiento y la extracción, esta última mucho más moderna que la anterior y descrita ya por entonces a cargo de Daviel.

Cita incluso algún tipo de remedio medicamentoso con el que se podría intentar aliviar las cataratas. Pero también hace referencia a algunas entidades que pueden resultarnos novedosas, tal es el caso de las que tienen su asiento en el humor vítreo, así el glaucoma y la llamada synchisis que vendría a ser una disolución del vítreo.

Al referirse a los padecimientos de origen retiniano agrupa una serie de conceptos algo desordenados, porque habla primero de la Phoophobia, amaurosis o gota serena, nictalopia, hemeralopia e incluso ametropías.

Como final de todo podemos afirmar que nos encontramos ante la traducción de una obra oftalmológica de escasos contenidos novedosas, en comparación con lo que se escribiría más tarde, pero teniendo en cuenta la procedencia del traductor, podría resultar incluso un texto de utilidad para los estudiantes de la época.


1 IOBA. Valladolid. España.

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