SECCIÓN HISTÓRICA

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RECUERDO DE TRINIDAD ARROYO VILLAVERDE
(1872-1959)

LÓPEZ DE LETONA C¹

Una de las primeras mujeres que ejercieron la Oftalmología en España fue Trinidad Arroyo a quien ya dedicamos un estudio pormenorizado y que ahora evocamos de nuevo.

Nacida en Palencia el 26 de mayo de 1872 en el seno de una familia burguesa y liberal de pequeños industriales , se matricula en 1883 en el Instituto de Segunda Enseñanza de su ciudad natal para realizar allí su bachillerato.

Este hecho en sí mismo, resulta algo poco frecuente ya que por entonces era muy escasa la presencia femenina en las aulas.

Al concluir en 1888 los estudios secundarios nuestra protagonista da un paso más... deseaba estudiar una carrera universitaria que será precisamente medicina.

No podemos tener duda del carácter decidido de Trinidad, como ella misma nos hace saber dudó entre Derecho, Farmacia o Medicina, eligiendo esta última porque consideró que era el mejor lugar donde podía demostrar su valía.

Pero había un gran inconveniente, hasta 1888 las mujeres no podían acceder, por ley, a los estudios universitarios... muy oportunamente la Reina Regente María Cristina de Habsburgo firmó ese mismo año un Real Decreto que permitía a las mujeres acceder a los estudios de carreras universitarias.

Aun así matricularse de Medicina en Valladolid fue algo complicado ya que el Rector de entonces, el catedrático de Derecho Manuel López Gómez, que ignoraba la disposición real negó de entrada la matrícula y solo cuando el padre de Trinidad recurrió ante el Director General de Instrucción Pública se logró poder matricularse en Medicina.

Era ya el 4 de junio de 1895 cuando concluye sus estudios médicos realizando entonces el preceptivo examen del Grado de Licenciatura que logra superar.

Por entonces traslada su expediente académico a Madrid, a fin de realizar los estudios del Doctorado y posteriormente la tesis doctoral, a todo esto había trascurrido un año, produciéndose entonces en la vida de Arroyo varios acontecimientos importantes.

El primero la elección de especialidad que será precisamente la nuestra, después la lectura de su trabajo de tesis doctoral y años después su matrimonio con Manuel Márquez Rodríguez, quien sería nombrado en 1911 catedrático de Oftalmología en la Facultad de Medicina madrileña.

El matrimonio Márquez no tuvo descendencia, residiendo en la capital de España hasta 1936 en que con motivo de los sucesos bélicos hubieron de exilarse primero a Francia y luego, como tantos otros intelectuales, a México D.F.

Por entonces el prestigio de Manuel Márquez era muy grande, aunque ya hemos apuntado en otras ocasiones que buena parte del mismo se debía a su esposa quien debió permanecer un tanto en segundo plano durante casi toda su vida.

En 1952, ya octogenaria Trinidad regresa a España, otorga testamento y crea una serie de becas, algunas en Palencia para los alumnos del Instituto de Segunda Enseñanza Jorge Manrique y otra en Valladolid para un alumno o alumna de su Facultad de Medicina que careciese de recursos económicos.

Destinó para ello un capital de cuatrocientas mil pesetas, depositadas en el Banco de España. Se constituyó una Junta de Patronato presidida por D. Emilio Díaz Caneja, formando parte otras autoridades vallisoletanas como el Rector de la Universidad, Decano y Secretario de la Facultad de Medicina, el Catedrático de Oftalmología y el Presidente del Colegio de Médicos.

Se realizaron diversos trámites burocráticos, adjudicándose solamente en una ocasión.

Trinidad Arroyo falleció en México D.F. el día 28 de setiembre de 1959, tenía ochenta y siete años.

Su producción escrita se limita exclusivamente a varios artículos aparecidos en Archivos de Oftalmología Hispano Americanos; el primero es de 1902 y se titulaba «Sobre la adrenalina en Oftalmología».

Al año siguiente asiste al XIV Congreso Internacional de Medicina celebrado en Madrid, presentó allí dos comunicaciones, la primera basada en las investigaciones efectuadas para el artículo anterior y la segunda en la que había empleado dionina en vez de adrenalina.

Tras la lectura de ambos trabajos se abrió un turno de discusión interviniendo prestigiosos oftalmólogos de la talla de Eduardo Reina, Manuel Menacho Peirón o García Mansilla, así como el francés Terson que también acudió a la reunión científica.

Ya en 1909 apareció un nuevo trabajo titulado «Del empleo preferente de la atropina en las úlceras corneales», según su autora, este preparado es útil no solo en las iritis sino también en los procesos ulcerativos corneales superficiales.

Ese mismo año ambos se desplazan a Budapest, para acudir al XIV Congreso Internacional de Medicina. En su sección de Oftalmología ofreció una comunicación titulada «Sobre la analgesia ocular local producida por el clorhidrato de codeína sobre el ojo». Señalaba allí las semejanzas de este preparado con la dionina.

La última aportación es de 1933, con motivo de otro Congreso; fue «Notas sobre el diagnóstico y terapéutica de la tuberculosis ocular».

En suma Trinidad Arroyo es una figura poco conocida al presente, obscurecida por la de su marido.... si bien se daba el caso de haber sido ella quien le inició en la especialidad .

Todo podría resumirse en la dedicatoria que le hizo Márquez en su Tratado de Oftalmología de 1926:

«A mi mujer la Doctora Trinidad Arroyo, mi condiscípula y amiga primero, 
mi primer maestro de clínica oftalmológica hacia la que despertó mis aficiones 
después, mi inteligente colaboradora y sensata consejera, dedico estas lecciones.»

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¹ IOBA. Valladolid. España.