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Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología

versión impresa ISSN 0365-6691

Arch Soc Esp Oftalmol vol.80 no.6  jun. 2005

 

NECROLÓGICA


ANTONIO OLIVELLA CASALS
In Memoriam

PROF. JOSÉ LUIS MENEZO

Conocí a Antonio Olivella al incorporarme al Servicio de Oftalmología del Prof. Casanovas en mis tiempos de estudiante en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Olivella acudía frecuentemente a participar en las actividades del Servicio y posteriormente fue profesor de la Escuela Profesional de Oftalmología que creó el Prof. Casanovas. Fue Antonio un caballero, un elocuente disertador, elegante, brillante cirujano, con muchas amistades tanto locales como internacionales y perteneciente a una familia de industriales catalanes que podríamos ubicar en la zona de la Bonanova, de la que fue único médico, con este toque señorial que da el «seny» en Cataluña.

Hay tres hechos en mi relación con Olivella que quiero destacar:

El primero fue, al referirme que le había proporcionado a mi padre, después de ser depurado como médico militar (puesto que actuó como tal, en la zona republicana), un oftalmoscopio, una caja de lentes y su montura como primer armamentarium, para que pudiera trabajar en Castellón.

El segundo, al haberme sugerido una serie de ideas para realizar mi Tesis Doctoral y proporcionarme un frasquito con un gel de silicio que había traído de París y con lo que empecé mi tesis sobre «Heterotrasplantes con Córneas Deshidratadas».

Y el tercer hecho fue al comentarme que había estado recluido en Benicasim junto a mi ciudad natal, ya que había ejercido en un tren-hospital y como médico en las brigadas internacionales.

Posteriormente tuve el placer de ayudarle en numerosas intervenciones, sobre todo en aquellas extensas resecciones esclerales, que se realizaban para la cirugía del desprendimiento y en las que admire su elegante y exquisita habilidad quirúrgica, aprovechándome de su experiencia así como también en el estudio de los numerosos casos que trataban con fotocoagulación con arco voltaico, que se realizaba en el Servicio del Hospital Clínico de Barcelona.

Acabada la contienda civil, se reincorporó como médico en el Hospital Clínico, con el Prof. Soria. En 1950 fue becado por la Junta de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, para observar los trabajos de Ramón Castroviejo en Nueva York, persona con la quien mantuvo una excelente relación y que en su primera visita a Barcelona se alojó en su casa.

En uno de su viajes por Europa conoce al Dr. Meyer Schwickerath padre del fotocauterio con el que realizo más tarde una estancia y se entusiasmado con su proyecto. Y allí empezó su despegue y su mejor hobby: la retina, que le proporcionó muchísimas relaciones internacionales y la publicación de numerosos trabajos científicos sobre este tema.

Presenta la tesis doctoral sobre «la fotocoagulación» en 1958, obteniendo sobresaliente Cum Laude, y por la que obtuvo el Premio Medical de Oftalmología. Presentó su trabajo en 1959 en el Club Jules Gonin (Lausanne, Suiza), club del que fue socio fundador y miembro honorario.

En 1964 realiza en Gante una estancia con el Prof. Jules François. Previamente con su gran amigo el ingeniero óptico D. Cristóbal Garrigosa construyen con planos cedidos por el Prof. Meyer Schwickerath el segundo fotocoagulador del mundo que montaron en la Escuela Profesional de Oftalmología del Dr. Casanova, posteriormente este fotocoagulador de arco de carbones en 1965 lo cambiaron a la lámpara Xenón. En 1968 Antonio Olivella presenta en el XXIV Congreso de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana y el I Luso-Hispano Brasileiro, celebrado en Oporto, la Ponencia oficial de la Sociedad Española sobre «La Fotocoagulación en Oftalmología». Entre sus trabajos y publicaciones posteriores destacan: «La Fotocoagulación en la Retinopatía Diabética», «El Retinoblastoma», «Fotocoagulación como tratamiento del fondo ocular e iris», «Enfermedad de Eals», «Tumores», etc.

Destacado miembro de Honor de la Sociedad Catalana de Oftalmología, de la Sociedad Española de Vítreo-Retina, del Club Jules Gonin en el que así mismo hizo de padrino a colegas más jóvenes, entre los que me encuentro. Por supuesto era miembro de numerosas sociedades no solo nacionales sino internacionales.

De su personalidad cabría destacar su entusiasmo, franqueza ¿Quizás demasiada? y confianza en sí mismo. De sus otras aficiones la lectura, últimamente novela negra y la política, música clásica, sellos y numismática. Fue un Mecenas frustrado, pero siempre un apasionado de su profesión.

El Dr. Olivella falleció a finales de enero del presente año y desde estas líneas queremos expresar nuestro más sincero pésame por su desaparición de este destacado miembro de nuestra sociedad, y que marcó un hito en la fotocoagulación en oftalmología ya que el aparato Olivella-Garrigosa fue el segundo que se construyó en el mundo. Vayan nuestras sinceras condolencias a su hija M.ª Luisa continuadora de su profesión y a su esposa Montse.

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