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Revista Española de Enfermedades Digestivas

versión impresa ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.97 no.4 Madrid abr. 2005

 

TRABAJOS ORIGINALES


Esofagitis eosinofílica del adulto, causa emergente de disfagia. Presentación de 9 casos

A. J. Lucendo Villarín, G. Carrión Alonso, M. Navarro Sánchez1, S. Martín Chavarri, S. Gómez Senent, P. Castillo Grau,
J. M. Pascual Turrión y P. González Sanz-Agero

Servicios de Aparato Digestivo y 1Anatomía Patológica. Hospital Universitario La Paz. Madrid

 

RESUMEN

Introducción: la esofagitis eosinofílica es una enfermedad poco frecuente, propia de la edad pediátrica, aunque cada vez son más los casos descritos en pacientes adultos. Se caracteriza por la intensa infiltración de la mucosa esofágica por leucocitos eosinófilos, en ausencia de afectación de otros tramos del tubo digestivo.
Material y métodos:
en nuestro servicio hemos identificado durante el último año a 9 pacientes que fueron diagnosticados de esta entidad tras la endoscopia y toma de biopsias. Todos consultaron por episodios de disfagia autolimitada de larga evolución o por impactación de alimento en esófago. En la endoscopia se observaron estenosis esofágicas, en forma de anillos de contracción simultánea o estenosis regulares.
Resultados:
el estudio con manometría esofágica demostró la existencia de un trastorno motor de cuerpo esofágico de tipo inespecífico e intensidad severa en 6 casos, y en otro paciente un trastorno caracterizado por la presencia de ondas simultáneas en los tres tercios del órgano y ondas secundarias peristálticas. Dichos trastornos son debidos presumiblemente a la infiltración eosinofílica de la capa muscular o de las células ganglionares del esófago, y justifican los síntomas de estos pacientes.
Conclusiones:
aunque la etiopatogenia de la enfermedad no es bien conocida, parece claro que se trata de una manifestación inmunoalérgica. Su prevalencia diagnóstica está en aumento, por lo que la esofagitis eosinofílica del adulto es una entidad específica en el diagnóstico diferencial de la disfagia en varones jóvenes con antecedentes de alergia. La esofagitis eosinofílica presenta una respuesta variable a las terapias utilizadas. Nosotros hemos utilizado con éxito el propionato de fluticasona, un corticoide sintético de aplicación tópica, eficaz en el tratamiento de esta entidad al actuar sobre la base fisiopatológica del proceso. Carece de efectos adversos, por lo que presenta ventajas frente a otras terapias como los corticiodes sistémicos o las dilataciones endoscópicas.

Palabras clave: Esofagitis eosinofílica. Esofagitis alérgica. Disfagia. Trastorno motor esofágico. Estenosis esofágica. Adultos jóvenes. Impactación alimentaria.

 

INTRODUCCIÓN

La esofagitis eosinofílica (EE) es una rara entidad clínico-patológica caracterizada por la infiltración de la mucosa esofágica por leucocitos eosinófilos en ausencia de afectación de otros tramos del tubo digestivo. Se trata de una entidad bien diferenciada de la gastroenteritis eosinofílica (GE) (1,2), pese a que la afectación esofágica puede estar presente hasta en el 50% de casos de esta (3). Afecta predominantemente a varones, que con una alta frecuencia asocian manifestaciones de hipersensibilidad a aeroalérgenos y/o componentes de la dieta, y en una proporción variable (hasta del 83% en su forma infantil) (4), presentan eosinofilia sanguínea. Aunque el trastorno es más propio de la edad infantil, cada vez es más frecuente su diagnóstico en pacientes adultos. Nuestro trabajo analiza los casos diagnosticados en nuestro servicio durante el último año.

PACIENTES Y MÉTODOS

Entre mayo de 2003 y mayo de 2004 han sido atendidos en nuestro servicio 9 pacientes con clínica de disfagia o impactación alimentaria, que fueron remitidos por este motivo a la Unidad de Endoscopia. Tras la endoscopia digestiva alta y toma de biopsias en tercios superior e inferior esofágicos, se estableció el diagnóstico de esofagitis eosinofílica por la presencia de más de 24 leucocitos eosinófilos por campo de gran aumento (5). Se excluyó la afectación de otros tramos del tubo digestivo mediante biopsias de estómago y/o duodeno. Mediante pH-metría esofágica de 24 horas se estudió la presencia de reflujo gastroesofágico, y en su caso los pacientes recibieron tratamiento con omeprazol (40 mg/día) durante 2 meses previamente a la repetición de las biopsias, siendo de este modo excluido como causa de la eosinofilia esofágica (6). Los hallazgos endoscópicos y los trastornos motores asociados a esta entidad se documentaron mediante manometría estacionaria esofágica, realizada con perfusión por sistema hidroneumocapilar. Aunque los 9 pacientes presentaban algún antecedente alérgico, ni este criterio ni la presencia de hipereosinofilia sanguínea fueron considerados para el diagnóstico. Se obtuvo el consentimiento informado de todos los pacientes o sus tutores previo a la realización de las exploraciones.

RESULTADOS

Todos nuestros pacientes fueron jóvenes, con edades entre 15 y 38 años, 8 varones y una mujer, con historia de alergia de larga evolución, fundamentalmente en forma de asma alérgico y rinoconjuntivitis estacional, en respuesta a ácaros, pólenes y alimentos. Tres pacientes mostraron cifras de eosinófilos discretamente elevadas en sangre.

La primera endoscopia mostró estenosis concéntricas que no permitían observar la luz distal en 3 pacientes. Los 6 restantes presentaron anillos de contracción simultánea a lo largo de la longitud del esófago, que en 2 casos impedían la progresión del endoscopio, aunque permitían la observación de la luz esofágica a su través (Figs. 1-3). Tres pacientes mostraron alteraciones discretas de la mucosa esofágica.

El estudio manométrico mostró un comportamiento anómalo del esfínter esofágico superior en 2 casos. En 7 pacientes se demostraron trastornos motores del cuerpo esofágico: seis pacientes presentaron un trastorno motor de cuerpo esofágico severo e inespecífico, y en el restante se evidenció una alteración de la dinámica motora esofágica caracterizada por presentar un 80% de complejos deglutorios formados por una primera onda simultánea en los 2 tercios inferiores esofágicos, seguida en el 50% de casos por una onda secundaria peristáltica (Fig. 4). El comportamiento del esfínter esofágico inferior fue variable, con escasa correlación con los resultados de la pH-metría esofágica.

Cuatro pacientes presentaron reflujo gastroesofágico patológico en el estudio pH-métrico de 24 horas. Ninguno de ellos presentó mejoría clínica ni remisión de la eosinofilia esofágica tras el tratamiento con inhibidores de la bomba de protones.

La tabla I recoge las características clínicas de los pacientes, así como los hallazgos que presentaron en las pruebas diagnósticas.

Las biopsias de esófago, en todos los casos, mostraron una mucosa con moderada acantosis, papilomatosis e hiperplasia de células basales, destacando la presencia de un infiltrado inflamatorio con predominio de eosinófilos, en número mayor a 24 por campo de gran aumento. Este infiltrado se localizaba fundamentalmente en la parte media y superficial del epitelio (Fig. 5). Ningún paciente presentó infiltrado por eosinófilos en las muestras de estómago o duodeno.

Siete pacientes precisaron tratamiento de su enfermedad: en 5 casos se empleó un esteroide tópico (propionato de fluticasona, 500 mg/12 horas durante 3 meses), en uno de ellos tras fracasar la dilatación endoscópica. En un paciente se administró metilprednisolona (0,5 mg/kg de peso/día durante 6 meses con pauta descendente). En todos los casos tratados se observó mejoría sintomática a partir de la 2ª semana de tratamiento. Finalizado el tratamiento se realizó nueva endoscopia alta, que no mostró hallazgos patológicos. Las biopsias esofágicas obtenidas en la misma fueron informadas como normales. En un paciente se realizó dilatación endoscópica y continúa asintomático en la actualidad. Dos pacientes no precisaron tratamiento específico, aunque temporalmente recibieron antisecretores.

DISCUSIÓN

La esofagitis eosinofílica es una entidad poco frecuente. Desde su primera descripción (7) han sido publicados en la literatura unos 200 casos, de los cuales un 35% se describen en adultos (8). Tradicionalmente considerado un trastorno propio de la edad infantil, asistimos en la actualidad a un claro incremento de los casos diagnosticados y comunicados, por lo que, aunque la incidencia de la enfermedad es desconocida, podría estar en aumento. La EE de presentación en la edad adulta es aún menos conocida, y no se suele considerar en el diagnóstico diferencial de la disfagia. Afecta predominantemente a varones jóvenes durante la 3ª y 4ª décadas de la vida, que asocian en una alta proporción de casos manifestaciones atópicas, lo que se ha relacionado con la probable etiología inmunoalérgica del proceso. La GE es una entidad diferenciada de la EE, de aparición más temprana, en la que casi siempre se encuentra infiltración del estómago e intestino delgado por abundantes leucocitos eosinófilos, y hasta en un 50% de los casos, se acompaña de infiltración esofágica. Cursa con clínica intestinal (dolor abdominal cólico, diarrea, malabsorción y pérdida de peso) (2), síntomas que no presentaron nuestros pacientes.

Paralelamente al aumento en la prevalencia de las enfermedades alérgicas en general y de las manifestaciones atópicas, también se describen cada vez más casos de EE, por lo que, tal y como reconocen diversos autores, la incidencia y prevalencia de esta podría estar en aumento. Este hecho refuerza la hipótesis etiológica de que se trate de una respuesta del órgano a componentes de la dieta o aeroalérgenos, y nos obliga a considerar al esófago como un órgano inmunológicamente activo, capaz de participar en respuestas alérgicas, y no un mero conducto hacia el estómago. Se discute, sin embargo, si el estímulo responsable actúa sobre el esófago de manera local o sistémica (6,9), ya que en una pequeña proporción de casos la esofagitis alérgica es la única manifestación de hipersensibilidad en el paciente, y por otro lado la eosinofilia sanguínea expresa el carácter sistémico del proceso. Pero se ha señalado la diferente distribución geográfica del asma alérgico y de la EE, lo que obliga a considerar otros factores complementarios a la teoría de la hiperreactividad a la dieta o a aeroalérgenos (9).

Todos nuestros pacientes eran jóvenes, con un rango de edades comprendido entre los 15 y los 38 años, predominantemente varones, con historia de disfagia de larga evolución, de curso intermitente y con ocasionales episodios de impactación alimentaria. El motivo de la endoscopia fue en todos los casos el estudio de la disfagia o impactación alimentaria que requirió endoscopia urgente. Dos pacientes fueron remitidos desde la consulta de alergia por presentar disfagia intermitente, sin sospecha clínica previa de EE. Por la experiencia obtenida en nuestro servicio a partir de los recientes diagnósticos de EE, realizamos biopsias en el estudio de pacientes con disfagia en los que la endoscopia no es concluyente.

En todos los casos se asociaban manifestaciones alérgicas, presentes generalmente desde la infancia. Además de disfagia, también pueden presentarse vómitos, regurgitaciones o dolor retroesternal (4,6,8). La disfagia es resistente al tratamiento con procinéticos e inhibidores de la secreción ácida gástrica, y suele presentar un curso clínico oscilante, con periodos asintomáticos interrumpidos por episodios de reagudización.

Los hallazgos endoscópicos de nuestros pacientes durante la primera exploración se enmarcan en 2 patrones: estenosis concéntricas que impiden la observación de la mucosa distal, o bien anillos de contracción simultáneos que permiten observar la luz esofágica, aunque ocasionalmente no permitan el paso del endoscopio, lo que produce una "estenosis paradójica" característica. En la literatura han sido descritos otros muchos patrones endoscópicos, como estenosis focales, especialmente en el esófago proximal, largas estenosis segmentarias, o alteraciones discretas del aspecto de la mucosa, que pueden abarcar toda la longitud del órgano, en forma de mucosa de aspecto granular, pérdida del patrón vascular normal, surcos lineales longitudinales, corrugación o exudados blanquecinos puntiformes o papulares que traducen depósitos mucosos o microabscesos constituidos por eosinófilos (6,8). En las posteriores revisiones endoscópicas algunos pacientes mostraron hallazgos distintos a los iniciales, por lo que los hallazgos endoscópicos son variables para un mismo paciente a lo largo de su evolución.

La presencia de eosinófilos en el epitelio escamoso del esófago o en las capas subyacentes ha sido descrita en pacientes con gastroenteritis eosinofílica, enfermedades parasitarias y sobre todo con reflujo gastroesofágico (ERGE) (10), siendo esta última la principal causa de infiltración eosinófila esofágica, pero característicamente con escaso número de células (generalmente menos de 10 eosinófilos por campo de gran aumento) localizadas en el tercio distal del órgano. Aunque ninguno de nuestros pacientes presentó clínica de ERGE ni lesiones pépticas endoscópicas, la pH-metría de 24 horas detectó reflujo patológico de intensidad moderada en 4 casos. En estos pacientes persistió el infiltrado por más de 24 eosinófilos por campo de gran aumento en ambos tercios esofágicos tras recibir tratamiento con fármacos antisecretores, lo que descarta al reflujo como causa de la infiltración. De hecho, se ha descrito la presencia de reflujo gastroesofágico en la EE como consecuencia inespecífica del trastorno motor derivado de la inflamación del órgano.

En 6 de los 9 pacientes se documentó mediante manometría un trastorno motor del cuerpo esofágico de tipo inespecífico, de intensidad moderada o severa, caracterizado por aperistalsis o peristalsis muy deficiente, con ondas de muy baja amplitud o no transmitidas. Una paciente presentó un curioso trastorno motor de cuerpo esofágico caracterizado por presentar un 80% de los complejos deglutorios formados por una primera onda simultánea, en los 2 tercios inferiores esofágicos, seguida en el 50% de los casos de una onda secundaria peristáltica, de duración y amplitud normales. Sólo un 20% de los complejos deglutorios producían peristalsis normal. Dichas alteraciones manométricas podrían estar en relación con la inflamación de las capas musculares del órgano o del plexo mientérico, y son la causa de las manifestaciones clínicas y de las alteraciones motoras endoscópicas que se observan en la EE. Landres y cols. describieron el caso de un paciente diagnosticado de GE con afectación esofágica en el que el estudio histopatológico mostró también infiltración eosinófila de la capa muscular esofágica (11), lo que sugiere que las manifestaciones esofágicas son atribuibles a la infiltración muscular. La confirmación de este hecho presenta claras dificultades, pero mediante ultrasonografía endoscópica en la EE se ha observado un engrosamiento de la mucosa y de la submucosa esofágicas (12), así como de la muscular propia (13), que también podría reflejar un aumento del tono muscular.

Se han ensayado diversos tratamientos para la EE, dirigidos a la eliminación del estímulo antigénico causal, o de la respuesta inmunológica del órgano. Se recomienda en todos los casos el estudio de sensibilización a componentes de la dieta y del ambiente, para evitar o controlar su exposición. En niños existe amplia experiencia en el empleo de dietas restrictivas o elementales, que consiguen resultados favorables (8,14,15), pero en nuestra opinión estas medidas son de difícil aplicación, también en adultos, pues se requiere una terapia de manera continua al tratarse de patología crónica. Las dilataciones endoscópicas proporcionan un alivio temporal de la sintomatología, y como tales han sido propuestas como tratamiento de elección por algunos autores (16), pero en nuestra opinión tampoco constituyen un tratamiento recomendable en tanto que son molestas para el paciente y no resuelven el sustrato inflamatorio del proceso. La hiperreactividad inmune celular subyacente a la EE ha permitido el tratamiento con esteroides. Los corticoides han demostrado una remisión en la infiltración esofágica que va asociada a una mejoría sintomática (3,8,15). Por vía sistémica, la administración de 0,5 mg/kg de metilprednisolona/día durante 6 meses con pauta descendente logra una mejoría prolongada de las manifestaciones clínicas y endoscópicas (4). El tratamiento con propionato de fluticasona, un corticoide sintético no absorbible, aplicado en la lengua y posteriormente deglutido, ha demostrado tanto en la forma infantil de la EE (15) como en la adulta (10,17) resultados similares a los corticoides sistémicos sin efectos adversos, por lo que, por nuestra experiencia y ratificando las observaciones anteriores, consideramos este tratamiento de elección en la actualidad. Recientemente han sido comunicados casos aislados de GE que han respondido a fármacos moduladores de la inflamación dependiente de linfocitos TH2 como el cromoglicato sódico (18,19), el suplatast tosilate (20) o el montelukast (21), habiendo sido recientemente empleado este último en un escaso grupo de pacientes diagnosticados de EE (22,23). Aunque existen amplios estudios controlados que demuestran la eficacia de estos fármacos en el tratamiento del asma corticodependiente, las escasas comunicaciones aisladas no los hacen, en nuestra opinión, susceptibles de constituir un tratamiento en las eosinofilias del tubo digestivo.

En opinión de los autores, la EE primaria debe ser planteada como un diagnóstico diferencial ante pacientes jóvenes con historia de alergia y síntomas esofágicos, estando indicada la realización de endoscopia y toma de biopsias a distintos niveles, incluso en ausencia de lesión, aunque los síntomas sean leves o intermitentes. La presencia de antecedentes de alergia, en muchos casos desde la infancia, y el largo periodo sintomático que antecede al diagnóstico plantea la hipótesis de que la EE en adultos pueda tratarse de formas infantiles poco sintomáticas en las que se realiza un diagnóstico tardío. Por su larga evolución es capaz de condicionar fibrosis y estenosis esofágicas en adultos cuando no se trata (6), y debe ser considerada una causa emergente de disfagia, dada su incidencia cada vez más alta. El conocimiento de la enfermedad y su sospecha diagnóstica permitirá identificar un mayor número de casos y plantear estudios que aumenten el conocimiento de esta novedosa y apasionante enfermedad.

AGRADECIMIENTOS

Los autores desean manifestar su gratitud al Dr. José Carlos Erdozaín Sosa, por la revisión del texto y los comentarios aportados.

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