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Revista Española de Enfermedades Digestivas

versión impresa ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.102 no.4 Madrid abr. 2010

 

EDITORIAL

 

Enfermedad por reflujo gastroesofágico y síndrome de intestino irritable, ¿por qué se asocian?

Gastro-esophageal reflux disease and irritable bowel syndrome - why are they associated?

 

 

E. Rey y M. García-Arredondo

Servicio de Aparato Digestivo. Hospital Clínico San Carlos. Universidad Complutense. Madrid

 

 

La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) y el síndrome de intestino irritable (SII) son las enfermedades digestivas más prevalentes en la población general. En España, un 10% de la población sufre síntomas típicos de reflujo al menos un día a la semana y un 20% los sufre de forma ocasional (1), con una incidencia en torno al 4% anual (2), mientras la prevalencia de SII se sitúa en un 2-12% (3), dependiendo de los criterios que se utilicen para definirla. Más aún, en torno al 28% de las personas con síntomas de ERGE (4) y las dos terceras partes de personas con síntomas de SII (5) consultan al médico cada año. Si lo miramos desde la perspectiva mundial, tanto la ERGE (6) como el SII (7) muestran unas cifras de prevalencia igualmente elevadas, aunque con ciertas diferencias regionales.

Dada la alta prevalencia de ambas enfermedades en la población, no es de extrañar que se asocien con frecuencia y, de hecho, en nuestras consultas, es habitual el paciente con pirosis que además refiere dolor abdominal y alteraciones del tránsito. Hasta ahora, hemos considerado al paciente como portador de dos enfermedades independientes, con las implicaciones diagnósticas y terapéuticas que ello conlleva. Sin embargo, estudios poblacionales muestran que la asociación de ERGE y SII ocurre con una frecuencia mucho mayor de la cabría esperar por el mero azar (8). Una reciente revisión sistemática de la literatura señala que la prevalencia de ERGE en personas con SII es del 30%, muy superior al 19% de la población general, mientras la prevalencia de SII en personas con ERGE es del 60%, notablemente superior al 12% de la población (9). Este hecho sugiere muchas preguntas, la mayoría aun sin contestar: ¿debemos seguir considerándolas dos enfermedades completamente diferentes?, ¿cuál es el factor que explica dicha asociación?, ¿tiene alguna implicación diagnóstica o terapéutica dicha asociación?

Aunque se han sugerido los síntomas del SII podrían ser un componente más de la expresión clínica de la ERGE (10), basándose en una mejoría de los síntomas abdominales en pacientes diagnosticados de ERGE que han recibido tratamiento antirreflujo, la mayor parte de la información científica disponible sugiere que son dos trastornos distintos que comparten algún factor común.

La búsqueda de este factor común es un reto científico cuyo resultado podría tener unas enormes implicaciones diagnósticas y terapéuticas; sin embargo, no ha hecho más que empezar y probablemente pasarán algunos años hasta que tengamos una información trasladable a nuestra práctica clínica.

Entre los grandes factores que se han explorado encontramos factores genéticos, psicológicos, alteraciones de la motilidad y alteraciones de la sensibilidad. Lembo y cols. (11) han mostrado, en un estudio de gemelos, que la contribución genética para el desarrollo de la ERGE y el SII es diferente; aunque es tan sólo un estudio y debe confirmarse en estudios posteriores, tampoco los estudios que individualmente se han realizado para estudiar la susceptibilidad para padecer ERGE o SII sugiere ningún gen común. Se ha señalado que detrás de esta asociación podría existir un trastorno de la musculatura lisa de todo el tracto gastrointestinal, sin embargo, los datos hasta ahora disponibles no son demasiado convincentes (12). Algunos estudios apuntan que el factor común podría ser la hipersensibilidad visceral, habiéndose observado una hipersensibilidad generalizada (no órgano específica) en los trastornos funcionales digestivos (13) y una hipersensibilidad esofágica en pacientes con SII (14). Finalmente, los factores psicológicos tienen un peso importante tanto en la ERGE (2,15) como en el SII (16) y se han señalado en estudios poblacionales como una posible explicación (17), pero al menos desde el punto de vista clínico no parece que sean determinantes en la asociación de ambos trastornos (15).

En este número de la Revista Española de Enfermedades Digestivas, Max Schmulson y cols. (18) nos ofrecen nuevos datos en esta búsqueda de factores, centrándose en la hipótesis de que la obesidad pudiera explicarla. La obesidad es una epidemia en el mundo occidental (19,20), con un aumento progresivo de su prevalencia en las últimas décadas, que está claramente relacionada con la ERGE (21) y se asocia con algunos síntomas abdominales, como la diarrea y la distensión (22). Usando una metodología adecuada, sus resultados reafirman tanto la superposición entre ERGE y SII como la asociación entre obesidad y síntomas de reflujo, pero claramente muestran que la obesidad no explica por qué la ERGE y el SII se asocian con mayor frecuencia de lo esperado por azar. Aunque el resultado sea negativo no es por ello menos valorable, especialmente teniendo en cuenta que no hemos hecho sino empezar el camino para explicar algo que ocurre en nuestra consulta todos los días con extraordinaria frecuencia.

 

Referencias

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2. Rey E, Alvarez-Sanchez A, Rodriguez-Artalejo F, Moreno Elola-Olaso C, Almansa C, Diaz-Rubio M. Onset and disappearance rates of gastroesophageal reflux symptoms in the Spanish population, and their impact on quality of life. Rev Esp Enferm Dig 2009; 101: 477-82.        [ Links ]

3. Mearin F, Badia X, Balboa A, Baro E, Caldwell E, Cucala M, et al. Irritable bowel syndrome prevalence varies enormously depending on the employed diagnostic criteria: comparison of Rome II versus previous criteria in a general population. Scand J Gastroenterol 2001; 36: 1155-61.        [ Links ]

4. Rey E, Moreno-Elola-Olaso C, Rodriguez-Artalejo F, Diaz-Rubio M. Medical consultation for gastro-oesophageal reflux symptoms: reasons and associated factors. Digestion 2004; 70: 173-7.        [ Links ]

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