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Revista Española de Enfermedades Digestivas

Print version ISSN 1130-0108

Rev. esp. enferm. dig. vol.107 n.3 Madrid Mar. 2015

 

REVISIÓN

 

Nuevas tendencias en el manejo de la diverticulitis y la enfermedad diverticular del colon

New trends in the management of diverticulitis and colonic diverticular disease

 

 

Francisco Javier Medina Fernández1,2, Nélida Díaz Jiménez1, Ana Belén Gallardo Herrera1, Irene Gómez Luque1, Dimas Javier Garcilazo Arsimendi1 y José Gómez Barbadillo1,2

1 Unidad de Gestión Clínica de Cirugía General y del Aparato Digestivo. 2 Unidad de Coloproctología. Unidad de Gestión Clínica de Cirugía General y del Aparato Digestivo. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba

Dirección para correspondencia

 

 


RESUMEN

La enfermedad diverticular del colon es una entidad crónica con una variada sintomatología abdominal que puede cursar con episodios recurrentes de diverticulitis aguda. Debido a su estrecha relación con la edad, su prevalencia ha aumentado de forma muy significativa en los países de occidente en las últimas décadas, incrementando sobremanera los gastos derivados de su tratamiento. Recientemente, varios trabajos han aportado evidencia a una serie de medidas que podrían mejorar los resultados al tiempo que disminuir los gastos asociados a este proceso.
El objetivo de la presente revisión es exponer una visión, basada en la mayor evidencia disponible, de las nuevas tendencias en el manejo de la diverticulitis aguda y enfermedad diverticular del colon.

Palabras clave: Anastomosis primaria. Enfermedad diverticular del colon. Diverticulitis aguda. Lavado peritoneal laparoscópico. Colonoscopia rutinaria.


ABSTRACT

Colonic diverticular disease is a chronic disorder presenting with a variety of abdominal symptoms and recurrent episodes of acute diverticulitis. It is close linked to age so its prevalence has risen notably during the last decades in western countries, increasing costs related to medical attention. Recently, several works have provided evidence to a series of measures that could improve the outcomes as well as reduce expenses associated to this process.
The aim of the present review is to expose a view of the new trends in the management of diverticulitis and colonic diverticular disease, based on the highest clinical evidence available.

Key words: Primary anastomosis. Colonic diverticular disease. Acute diverticulitis. Laparoscopic peritoneal lavage. Routine colonic evaluation.


Abreviaturas
DA: diverticulitis aguda;
DA-C: diverticulitis aguda complicada;
DA-NC: diverticulitis aguda no complicada;
E: especificidad;
ECA: ensayo clínico aleatorizado;
IH: intervención de Hartmann;
S: sensibilidad;
TC: tomografía computarizada;
VPN: valor predictivo negativo;
VPP: valor predictivo positivo.

 

Introducción

La enfermedad diverticular del colon es una entidad crónica con una variada sintomatología abdominal que puede cursar con episodios recurrentes de diverticulitis aguda (DA). La prevalencia de diverticulosis no está influenciada por el género y aumenta con la edad, lo que de acuerdo con el incremento de la esperanza de vida, explica el acúmulo de casos en los países de occidente. Se estima que en sujetos de 80 años la prevalencia de esta patología puede superar el 60 %, de los cuales, hasta un 25 % sufrirán al menos un episodio de DA a lo largo de su vida (1-3). El algoritmo diagnóstico-terapéutico clásico de la enfermedad se ha basado en la clasificación de Hinchey, el uso de antibióticos y la intervención de Hartmann (IH) en el momento agudo; y en la colectomía electiva en los casos multirecurrentes (Fig. 1). En contraposición, un gran número de trabajos publicados en la última década han permitido abrir nuevos horizontes en el manejo de esta entidad.

 

 

El objetivo principal de la presente revisión es exponer una visión, basada en la mayor evidencia disponible, de las nuevas tendencias en el manejo de la DA y la enfermedad diverticular del colon.

 

Material y métodos

Se realizó una búsqueda bibliográfica a través de PubMed.gov (NLM) utilizando "diverticulitis" como término de búsqueda. La búsqueda se acotó a los últimos cinco años (desde diciembre 2014) y ningún otro límite fue impuesto. En un primer momento, se excluyeron las citas que no versaban sobre colon, así como aquellas que no aportaban modificaciones al ejemplo de algoritmo clásico (Fig. 1). En un segundo tiempo, se seleccionaron aquellos trabajos con nivel de evidencia 1 o 2, según los criterios del Centro para la Medicina Basada en la Evidencia de Oxford (OCEBM) (Tabla I), y se clasificaron dentro de los diferentes apartados en los que se divide este manuscrito. Estas referencias formaron el núcleo argumental de cada sección.

 

 

Dado que la vía de abordaje no debiera influenciar la indicación terapéutica y que en la literatura existe evidencia suficiente de que el abordaje laparoscópico en manos experimentadas es comparable o incluso superior al abierto en casi cualquier escenario, el uso de la laparoscopia no fue objetivo de la presente revisión.

 

Resultados

El diagrama de la búsqueda bibliográfica se muestra en la figura 2. En los siguientes párrafos se exponen los resultados y conclusiones de los trabajos que representan las nuevas tendencias en el manejo de la DA y la enfermedad diverticular del colon.

 

 

Scores diagnósticos y clasificaciones de gravedad

El diagnóstico de diverticulosis puede establecerse mediante enema opaco, colonoscopia o incluso tomografía computarizada (TC) (4); si bien, una mayoría de pacientes serán diagnosticados de enfermedad diverticular durante el primer episodio de DA. En el despistaje del episodio agudo, la clínica juega un papel primordial para la orientación diagnóstica y solicitud de pruebas complementarias. Al respecto, la DA es una condición con alta tasa de diagnóstico clínico erróneo (entre el 34 % y el 68 %) lo que ha motivado el desarrollo de al menos dos scores diagnósticos basados en parámetros clínicos (5,6).

De estos, el primero fue publicado en 2010 por Lameris y cols. quienes analizaron prospectivamente 1.021 pacientes con dolor abdominal, identificando mediante regresión logística tres ítems asociados al diagnóstico de DA (dolor con defensa en cuadrante inferior izquierdo, ausencia de vómitos y PCR ? 50 mg/dl) (6). De igual forma, basándose en datos de la historia clínica, el examen físico y la analítica; Andeweg y cols. identificaron siete variables (edad > 50 años, episodio previo de DA, aumento del dolor con el movimiento, defensa en abdomen inferior izquierdo, ausencia de vómitos y PCR > 50 mg/dl) a partir de las cuales diseñaron un nomograma diagnóstico que según estos autores podría discriminar hasta 86 % de los pacientes con DA, cifra muy similar al de la ecografía (90 %) (5). Ambos scores diagnósticos fueron validados externamente de forma cruzada y mediante una cohorte independiente por Kiewiet y cols., obteniendo valores de sensibilidad (S), especificidad (E), valor predictivo positivo (VPP) y negativo (VPN) como se muestran a continuación: a) Lameris y cols. (6) (VPP: 81 %-100 %; VPN: 47 %-66 %; S: 24 %-37 %; E: 93 %-100 %); b) Andaweg y cols. (5) (VPP: 89 %-92 %; VPN: 47 %-76 %; S: 14 %-48 %; E: 98 %-99 %).

Al comparar ambos tests con las pruebas radiológicas comúnmente utilizadas para el diagnóstico de DA, estas continúan presentando un rendimiento superior. Al respecto, si bien la ecografía ha demostrado buena (S) y (E) (92 % y 90 %, respectivamente), actualmente, la TC presenta valores superiores (94 % y 99 %, respectivamente) y se considera el estándar de oro (7,8).

A pesar de ello, y en vista del rendimiento diagnóstico de dichos scores, estos resultarían especialmente útiles cuando son positivos. Sus autores defienden que el uso de los mismos podría disminuir el número de pruebas complementarias indicadas en estos pacientes. No obstante, desde nuestro punto de vista, compartido por otros autores (9), es precisamente en los pacientes con test positivo en los que una prueba de imagen sería más rentable ya que permitiría discriminar la gravedad de la DA, un factor esencial en el planteamiento terapéutico.

Por último, si bien se han propuesto alternativas a la clasificación de Hinchey (10), algunas de las cuales incluso podrían ser útiles para seleccionar pacientes candidatos a tratamiento ambulatorio (11); a día de hoy, esta escala descrita por primera vez en 1978 (12), modificada posteriormente por Wasvary y cols. en 1999 (13), y adaptada en los últimos tiempos a los hallazgos de la TC (4) continúa siendo la más utilizada.

Diverticulitis aguda no complicada: antibioterapia y tratamiento ambulatorio

Clásicamente, el tratamiento de la DA no complicada (DA-NC) se ha basado en administración de antibiótico intravenoso y reposo digestivo. Sin embargo, en los últimos años, diversos autores han considerado la posibilidad de manejar esta patología mediante el tratamiento con antibiótico vía oral y dieta líquida desde el primer momento (14-20).

Biondo y cols. (18), realizaron un ensayo clínico aleatorizado (ECA) con 132 pacientes diagnosticados de DA-NC los cuales recibieron el mismo esquema de antibiótico oral o intravenoso. Tras 60 días de seguimiento, no observaron diferencias ni en la calidad de vida de los pacientes, ni en la tasa fracaso terapéutico (4,5 % vs. 6,1 %, respectivamente). Sí concluyen, no obstante, que el coste medio del tratamiento hospitalizado es 1.124 € superior que el ambulatorio. Estos resultados van en consonancia tanto en términos de seguridad y efectividad (14,15,17,19,21) como de eficiencia (14,15,21), con otros estudios de menor evidencia publicados previamente. De ellos es destacable el trabajo de Unlu y cols. (17), que tras un análisis retrospectivo de 312 pacientes con una mediana de seguimiento de 48 meses, llegaron a la misma conclusión. Estos autores resaltan la importancia de realizar un control analgésico riguroso, ya que según ellos, el principal motivo de re-consulta hospitalaria es la persistencia de dolor sin otro tipo de complicación. Los resultados de estos y otros estudios han sido recogidos en una revisión sistemática en la que se reporta un 97 % de éxito en el tratamiento ambulatorio de DA-NC (22).

Otra nueva tendencia en el manejo de la DA-NC cuestiona la necesidad del uso de antibiótico. Varias publicaciones han propuesto este tipo de manejo (23-25) siendo aquella con mayor evidencia la publicada por Chabok y cols. (26). En un ECA que incluyó 623 pacientes con DA-NC tratados con y sin antibiótico, estos autores concluyeron que no existían diferencias significativas en cuanto a complicaciones del proceso inflamatorio (1 % vs.1,9 %), recurrencia (15,8 % vs. 16,2 %), necesidad de resección (1,6 % vs. 2,3 %) o estancia hospitalaria (2,9 vs. 2,9 días), tras un año de seguimiento. No obstante, la tasa de complicación en el grupo sin antibiótico podría duplicar la de aquellos pacientes sí tratados con antimicrobianos (1,9 % vs. 1 %) (26). El tamaño muestral necesario para discriminar esta diferencia como estadísticamente significativa se estima alrededor de los 5.000 pacientes, siendo difícilmente alcanzable en un ECA de esas características. Además, probablemente la significación clínica de estas cifras no sustentaría el uso rutinario de antibiótico en este escenario.

Un dato a tener presente al analizar los estudios anteriores es que el éxito de estas medidas, que podrían reducir los costes sanitarios asociados al proceso hasta en un 60 % (21), está muy influenciado por la selección de los pacientes. La mayoría de trabajos consideraron factores de exclusión para el tratamiento ambulatorio o sin antibiótico: la insuficiencia renal, cardiaca, la diabetes mellitus, los estados de inmunosupresión o la ausencia de respuesta casi inmediata a primera dosis analgésica y antibiótica.

De esta forma, se podría concluir que el tratamiento ambulatorio de la DA-NC parece seguro y eficaz en pacientes seleccionados. Si bien, nuevos estudios son necesarios antes de abandonar el uso rutinario de antibiótico en esta entidad.

Lavado peritoneal laparoscópico

El tratamiento de la diverticulitis aguda complicada (DA-C) ha ido evolucionando a lo largo de los últimos años. Actualmente, existe consenso en que la DA-C Hinchey I debe tratarse inicialmente con antibiótico intravenoso, mientras que la Hinchey II puede ser manejada de forma segura y exitosa mediante drenaje percutáneo en aquellos centros con disponibilidad (27-29). La controversia se genera en casos de Hinchey II con grandes abscesos o no accesibles percutáneamente y en Hinchey III/IV. En DA-C Hinchey IV casi todos los autores coinciden en la necesidad de resecar el colon afecto, inflamado y perforado. Sin embargo, en cuanto a la técnica quirúrgica, algunos defienden la realización de anastomosis primaria y otros de IH, discusión que será objetivo de la siguiente sección.

En los supuestos restantes, es decir, DA-C Hinchey II con gas o inaccesibles percutáneamente y Hinchey III, actualmente existe una corriente de actuación que preconiza el lavado laparoscópico y drenaje de la cavidad peritoneal como alternativa a la IH, incluso en pacientes añosos (30).

Esta estrategia, que fue publicada por primera vez en 1996 (31), ha sido fruto de varios estudios. A este respecto, en 2010 se publicó una revisión sistemática que analizaba los resultados de varios trabajos sobre el uso de lavado peritoneal en DA-C (321 pacientes provenientes de dos estudios prospectivos, nueve retrospectivos y varias series de casos). Sus autores concluían que esta estrategia lograba controlar la sepsis sistémica y abdominal en el 95,7 % de los casos con una morbilidad y mortalidad asociada de 10,4 % y 1,7 %, respectivamente (32). Además, tan sólo el 1,7 % de los pacientes precisaron colostomía. En sus resultados, también exponían que el lavado peritoneal no debiera considerarse en DA-C Hinchey IV, ya que hasta la mitad de estos pacientes tratados mediante lavado peritoneal y drenaje presentaron abscesos pélvicos residuales.

Estos resultados condujeron al diseño y realización de dos ECA que aún se encuentran en desarrollo: a) el Ladies trial (33), un ECA multicéntrico que trata de comparar el lavado peritoneal versus la resección más anastomosis primaria o IH en DA-C Hinchey III y IV, respectivamente; y b) el DILALA trial (34), un ECA enfocado a comparar el lavado laparoscópico versus la IH.

Resultados preliminares de este último (DILALA trial), después del análisis de 83 pacientes, apuntan a que el lavado laparoscópico en DA-C Hinchey III es aplicable y seguro a corto plazo; resultando en menor tiempo operatorio, estancia en reanimación y hospitalización, sin diferencias en cuanto a morbimortalidad con respecto a la IH (35). En la misma línea, los autores de Ladies trial han publicado uno de los estudios retrospectivos sobre el lavado peritoneal con mejor muestra y diseño (36). En este, tras revisar 38 pacientes con DA-C Hinchey II con gas libre o Hinchey III estos autores comunican que mediante lavado peritoneal podría controlarse el foco séptico abdominal con una sola intervención en el 79 % de los casos, y tras una reintervención en el 92,1 %; con una mortalidad asociada a esta estrategia del 5,2 %. Además, en el mismo trabajo se presenta un análisis de regresión logística en el que la presencia de comorbilidades, cifras muy elevadas de PCR y altas puntuaciones en el índice Mannheim de peritonitis se comportan como factores predictores de fracaso de este abordaje terapéutico (36).

En resumen, el lavado peritoneal y drenaje laparoscópico, con las ventajas inherentes a un abordaje mínimamente invasivo, podría ayudar a evitar la realización de laparotomías urgentes, resecciones intestinales y estomas; disminuyendo por tanto la morbilidad asociada al tratamiento del episodio urgente de la DA-C Hinchey II/III. No obstante, los resultados definitivos de los ECA actualmente en curso son necesarios antes de que esta estrategia pueda ser generalizada a la práctica diaria.

Anastomosis primaria en cirugía urgente

Si bien el lavado peritoneal laparoscópico podría ser una alternativa en casos de DA-C Hinchey III, tanto en DA-C Hinchey III como en Hinchey IV, otros autores abogan por la resección del segmento afecto. Tradicionalmente, este escenario abocaba de forma invariable a la IH, sin embargo últimamente, varios trabajos han propuesto como alternativa la realización de anastomosis primaria con o sin estoma derivativo (37). Al respecto, aunque algunos autores han publicado tasas relativamente bajas de complicaciones postoperatorias sin el uso de ileostomía derivativa (24 %-84 %), estos trabajos presentan importantes sesgos de selección al incluir pacientes con bajo riesgo quirúrgico y DA-C Hinchey II/III (38-41). De esta forma, la tendencia actual es asociar ileostomía derivativa en los casos en que se realiza anastomosis primaria.

En esta línea, varios estudios retrospectivos publicados en los últimos años han señalado que la anastomosis primaria más ileostomía derivativa podría presentar resultados similares a la IH en cuanto a morbimortalidad global (37,38,42,43). Oberkofler y cols. presentaron en 2012 los resultados de un ECA en el que aleatorizaron 62 pacientes con DA-C Hinchey III/IV a recibir resección cólica con estoma (IH) o anastomosis primaria (44). El análisis tuvo en cuenta tanto la intervención urgente como la electiva para el cierre del estoma, así como el proceso asistencial en conjunto. No se encontraron diferencias en ninguna de las variables a estudio (tiempo operatorio, pérdida de sangre y número de transfusiones, estancia en UCI, estancia hospitalaria, complicaciones, mortalidad y costes derivados del proceso) cuando fue analizada la intervención urgente de forma aislada. En contra, cuando sólo se analizó la intervención para el cierre de estoma, el grupo con ileostomía (anastomosis primaria) resultó favorecido con un menor tiempo operatorio (183 vs. 73 minutos), una menor estancia hospitalaria (9 vs. 6 días) y una menor tasa de complicaciones graves (3 vs. 0). Asimismo, el 90 % de los pacientes que portaban ileostomía llegaron a reconstruirse en contra del 56 % que lo hicieron en el grupo con colostomía. Por último, al evaluar de forma conjunta ambas intervenciones, tan sólo se encontraron diferencias significativas en el tiempo operatorio y el número global de complicaciones, en favor del grupo con anastomosis primaria e ileostomía derivativa.

A la vista de estos resultados, si bien no se puede categorizar que la realización de anastomosis primaria con estoma derivativo sea superior a la IH, esta estrategia debería ser tenida en cuenta al menos en casos seleccionados de pacientes jóvenes con previsión de reconstrucción del tránsito.

Seguimiento y prevención de la recurrencia

La mayoría de guías clínicas actuales, dada la posible existencia de patología maligna subyacente, recomiendan la realización de colonoscopia rutinaria seis semanas después de un primer episodio de DA. Sin embargo, el uso cada vez más frecuente de la TC de alta resolución en el diagnóstico del episodio agudo y los resultados de numerosas series que han evaluado la incidencia de cáncer en estos pacientes (45-48) han propiciado que algunas guías clínicas ya no recomienden esta actitud (4).

De los diferentes estudios que han abordado este tema (45-54), la revisión con mayor número de pacientes es la de Sharma y cols. (55). Estos autores, tras el análisis de once estudios que incluyeron pacientes diagnosticados de DA mediante TC con posterior colonoscopia (cinco retrospectivos y el resto prospectivos; un total de 1.970 pacientes) estimaron que de forma global estos pacientes presentaban: a) carcinoma subyacente en el 1,6 % (IC 95: 0,9 %-2,8 %) de los casos; y b) pólipos no malignos en el 16,5 % (IC 95: 11,2 %-23,8 %). Cuando el análisis se subdividió en DA-NC y DA-C, la proporción de cáncer en el grupo sin complicación disminuyó al 0,7 % (IC 95: 0,3 %-1,4 %), ascendiendo hasta el 10,8 % (IC 95: 5,2 %-21 %) en los casos de DA-C. Estas cifras, de por sí bajas en el caso de pacientes que sufrieron DA-NC, se hacen aún menos relevantes cuando son comparadas con datos provenientes de un meta-análisis que incluyó 68.324 pacientes de un programa de screening para cáncer de colon en sujetos asintomáticos y sin especial riesgo (56). En este último trabajo, la proporción de casos de cáncer se estimó en 0,78 % (IC 95: 0,13 %-2,97 %) y la de pólipos no malignos en 19 % (IC 95: 15 %-23 %). Esta comparación permitió a Sharma y cols. concluir lo que apuntan otros trabajos (45-54): que en ausencia de otros signos o síntomas clínicos de cáncer, la colonoscopia de rutina puede no ser necesaria en pacientes que hayan sufrido DA-NC diagnosticada mediante TC, pudiendo estos pacientes simplemente ser incluidos en programas de screening de cáncer colorrectal. No obstante, Choi y cols. tras un estudio retrospectivo con 149 pacientes, alertan que aquellos pacientes mayores de 50 años quizás deberían ser tenidos en especial consideración por un posible mayor riesgo de neoplasia avanzada (57).

Por otra parte, del 25 % de pacientes que sufrirán enfermedad diverticular sintomática, entre un 7% y un 45% padecerán episodios recurrentes de DA. En relación a ello, se está dedicando un especial empeño al estudio de medidas de prevención de la recurrencia de DA así como de mejora de los síntomas crónicos. Hasta el momento, medidas higiénico-dietéticas (ingesta de fibra, pérdida de peso, actividad física regular e interrupción del hábito tabáquico) y el uso de antibióticos no absorbibles como la rifaximina se han propuesto como posibles medidas efectivas en la disminución del número de episodios de DA (4). No obstante, recientemente, basándose en las similitudes fisiopatológicas que podrían compartir la enfermedad diverticular y la enfermedad inflamatoria intestinal, la administración de otros agentes como mesalamina, butirato de sodio, o probióticos han abierto nuevos horizontes en la terapia de la enfermedad diverticular del colon.

En relación a la mesalamina, ya en 2002, un grupo italiano publicó que el tratamiento a largo plazo asociando esta a rifaximina era superior a la rifaximina sola en la mejora de síntomas crónicos y en la disminución del número de episodios agudos (58). Más recientemente han sido publicados los resultados del estudio DIVA, un ECA que ha evaluado el efecto de mesalamina ± probióticos durante doce semanas tras un primer episodio de DA (59). Sus resultados apuntan a un ligero efecto sobre la sintomatología crónica, si bien, ninguna de los dos esquemas fue superior al control en cuanto a la tasa de recurrencia. De igual forma, los recientes resultados de los ECA fase III PREVENT1 (n = 590) y PREVENT2 (n = 592) concluyen que la mesalamina no es superior al placebo evitando la recurrencia de la DA (60).

Otra molécula que por su papel antiinflamatorio y reguladora del microambiente intestinal ha sido propuesta para disminuir los episodios de DA es el butirato de sodio. Según un ECA, la administración de este ácido graso de cadena corta de forma diaria durante doce meses podría disminuir de forma muy significativa el número de episodios de DA (31,8 % vs. 6,7 %) y mejorar los síntomas crónicos (61).

Por último, el axioma que recomendaba la cirugía de resección electiva tras dos episodios de DA es a día de hoy controvertido, incluso en los casos de DA-C (62). Ya en 2006, la American Society of Colon and Rectal Surgeons refería que esta indicación debía realizarse caso por caso y no teniendo en cuenta tan sólo el número de episodios de DA (63). Esta tendencia, que otras guías clínicas actuales han adoptado (4), se fundamenta en varios hechos: a) la cirugía electiva no está exenta de complicaciones (64); b) la mayoría de pacientes con DA complicada lo harán en el primer episodio (64-66); c) tan sólo el 5,5 % de pacientes con DA recurrente precisarán cirugía urgente ya que el riesgo de perforación parece disminuir en este escenario (67); y d) incluso tras la resección algunos pacientes continuarán presentando molestias y episodios de DA (65). Por el contrario, pacientes con síntomas crónicos floridos o aquellos con comorbilidades tales como insuficiencia renal crónica, colagenopatías o inmunosupresión de cualquier origen conformarían un grupo que podría beneficiarse de cirugía electiva precoz (4,68). De llevarse a cabo, las guías actuales recomiendan una resección lo más económica posible (63) que, no obstante, debe extenderse hasta el recto proximal para reducir al máximo la probabilidad de DA recurrente postquirúrgica (69,70).

 

Discusión

A la vista de la evidencia existente en favor de las nuevas tendencias en el manejo de la DA y la enfermedad diverticular del colon (Tabla II), puede que estemos asistiendo a un cambio gradual en el algoritmo diagnostico-terapéutico de esta patología, que en un futuro próximo podría verse modificado con la inclusión de estas medidas (Fig. 3). A pesar de ello, esta evidencia en la mayoría de los casos se sustenta en tan sólo un ECA, por ello, nuevos estudios en los próximos años deben confirmar la utilidad de estas medidas antes de que puedan ser aplicadas de forma segura y eficiente en la práctica clínica diaria.

 

 

 

 

Dirección para correspondencia:
Francisco Javier Medina Fernández
Unidad de Coloproctología
UGC de Cirugía General y del Aparato Digestivo
Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba
Avda. Menéndez Pidal, s/n
14004 Córdoba
e-mail: mefef.dr@gmail.com

Recibido: 28-08-2014
Aceptado: 23-12-2014

 

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