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Revista Española de Cirugía Oral y Maxilofacial

versão On-line ISSN 2173-9161versão impressa ISSN 1130-0558

Rev Esp Cirug Oral y Maxilofac vol.28 no.6 Madrid Nov./Dez. 2006

 

DISCUSIÓN

 

Los implantes MG-Osseous. Estudio multicéntrico retrospectivo

MG-Osseous implants. A multicentric retrospective study

 

 

Jaime Baladrón Romero1; Luis Manuel Junquera Gutiérrez2

1 Médico especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial. Práctica Privada (Oviedo, España).
2 Médico especialista en Cirugía Oral y Maxilofacial. Escuela de Estomatología. Hospital Central de Asturias (Oviedo, España)

 

 

Los autores reflejan en este trabajo su experiencia con la utilización de un sistema de implantes de diseño español y fabricación norteamericana: MG-Osseous. Se trata de un sistema de implantes de titanio de diseño roscado y superficie tratada RBM.

Durante la década de los ochenta, existía un número relativamente pequeño de sistemas de implantes dentales. Los implantes evolucionaron lentamente durante esa década, y todos los cambios de su diseño o superficie eran avalados por años de estudios experimentales y clínicos.1,2

En las décadas siguientes, el número de compañías que fabricaban implantes creció de forma explosiva, en relación al incremento de la demanda por parte de la población general de este "nuevo" tratamiento. La presión comercial y la competencia entre las distintas casas comerciales provocaron que, en muchas ocasiones se introdujeran en el mercado nuevos diseños y superficies, con poca o ninguna literatura científica que los avalase.3,4 Este fenómeno se ha acentuado en los últimos años. En el entorno actual altamente competitivo, cada casa comercial intenta introducir constantemente "novedades" que diferencien su producto de la competencia. Ya no suelen esperar años para realizar estudios de sus productos antes de su introducción en el mercado, y muchas veces son los propios clínicos los que tienen que "probar" esas novedades en los pacientes de sus consultas. Este escenario no es el más deseable, desde el punto de vista médico.

El tiempo de seguimiento implantológico en la mayoría de los estudios publicados se fue acortando desde los 5 y 10 años iniciales, 5 a tan solo 12-18 meses.6,7 Los estrictos criterios de éxito aplicados inicialmente,8 se dejaron de utilizar en muchos estudios, siendo sustituidos por el menos exigente porcentaje de supervivencia de los implantes. Todo ello ha conducido a que los resultados publicados en los estudios sean cada vez mejores, y se aproximen cada vez más al límite "imposible" del 100% de éxito.9,10

Los tiempos de espera antes de cargar los implantes se han ido reduciendo progresivamente. De seis meses se ha pasado a tres meses, luego a semanas, días u horas. Por otra parte, los criterios de inclusión y exclusión también han cambiado, y muchas situaciones que eran consideradas contraindicaciones relativas para la colocación de implantes han dejado de serlo en la actualidad (pacientes diabéticos, fumadores, o con osteoporosis, son incluidos rutinariamente en muchos estudios actuales). Aunque estos hechos deberían haber conducido, "a priori", a un empobrecimiento de los resultados, finalmente no ha sido así, probablemente por el cambio de las antiguas superficies maquinadas lisas a las nuevas superficies irregulares tratadas, que permiten alcanzar mejores resultados. 11,12

También han caído muchos paradigmas iniciales de la osteointegración. Se ha ido pasando de protocolos de 2 fases quirúrgicas a protocolos de 1 sola fase, a la colocación inmediata de implantes postexodoncia, y a la rehabilitación inmediata en días u horas de la"estética" o de la "función" perdidas por el edentulismo.13-17 En ocasiones, los protocolos quirúrgicos "tradicionales" han sido sustituidos por la colocación transmucosa de las fijaciones,18 guiadas o no por férulas diseñadas mediante software informático específico. 19-21 Muchos clínicos exponen en cursos y conferencias, casos de pacientes a los que se les realizó simultáneamente exodoncias múltiples, legrado de lesiones infecciosas periapicales, colocación de implantes y prótesis inmediata, violando en mayor o menor medida los protocolos "tradicionales", que exigían esperar un tiempo prudencial entre cada una de las fases del tratamiento.22-24 En este contexto cambiante donde parece que "todo" vale, es muy importante no perder de vista la esencia que la implantología aportó en sus orígenes: estudios científicos que avalen o no las "aparentes" ventajas de los nuevos diseños y superficies de los implantes introducidos en el mercado por las casas comerciales.

El trabajo que tenemos el gusto de comentar es un estudio clínico multicéntrico, en el que participan profesionales de distintos puntos de nuestra geografía. El número de pacientes e implantes incluido en el estudio es alto: 247 pacientes y 1001 implantes. Todo ello aporta validez al estudio y hace previsible que se puedan reproducir estos resultados en otros estudios de similares características. En contraposición, el diseño del estudio es retrospectivo, por lo que probablemente, el índice de complicaciones registradas en el mismo ha sido inferior al que se habría obtenido en un diseño análogo, pero prospectivo.

En su estudio los autores refieren un porcentaje de supervivencia de los implantes del 97,8%. Estos resultados son excelentes, y comparables con las mejores series publicadas sobre implantes de superficie tratada. La superficie Ti-Unite de Nobelbiocare está documentada con estudios prospectivos con un seguimiento de 1 a 2 años y una tasa de fracasos del 3%.25 Las superficies SLA de Straumann cuenta con estudios prospectivos que documentan una alta eficacia clínica (99% de éxito) y un seguimiento a 1-2 años.26 La superficie Osseotite de 3i está avalada por estudios clínicos prospectivos con un porcentaje de éxito del 95-99% y seguimiento de hasta 5 años.27, 28 La superficie Tio-blast de Astra Tech cuenta con estudios que documentan buenos resultados con un seguimiento de más de 7 años.29

Para conseguir un porcentaje de supervivencia tan alto, los autores han aplicado una filosofía de tratamiento "tradicional" y prudente, incluyendo solo ocasionalmente en su serie, casos de implantes inmediatos postexodoncia (2,89%), casos de carga inmediata (2,19%) y de implantes transmucosos (1,29%). Personalmente, es una filosofía que compartimos, intentando disminuir al máximo los fracasos en nuestros pacientes.

Los autores también han sido cuidadosos y prudentes en la selección de los pacientes incluidos en su estudio. El tipo de implante más frecuentemente usado en el trabajo ha sido el de diámetro estándar (3,75 mm) y longitudes largas (13 y 15 mm). El porcentaje de injertos utilizados no ha sido alto (88,43% de los implantes no han necesitado técnicas de regeneración ósea). Todo ello nos hace pensar que ha existido una juiciosa selección de los casos incluidos en la muestra, que probablemente haya contribuido al excelente porcentaje de osteointegración de las fijaciones expuesto por los autores en su trabajo.

Los resultados del estudio se refieren, como en la mayoría de los trabajos actuales, al porcentaje de supervivencia de los implantes (consideran como "fracaso" solo los implantes retirados por falta de estabilidad). Si se hubieran aplicado criterios de éxito más estrictos, como los descritos por Smith y Zarb,8 sería razonable haber encontrado un porcentaje de complicaciones mayor.

El periodo de estudio de los pacientes incluidos es relativamente corto. Aunque en el trabajo se hace referencia reiteradamente a un seguimiento de "2 años", en el estudio se recoge que los implantes fueron colocados en los años 2004 y 2005, que la mayoría (68,24%) se hicieron en dos fases quirúrgicas, y que el tiempo de espera para la segunda fase y comprobar la osteointegración de las fijaciones variaba entre 3 y 6 meses. Todo ello parece indicar que el tiempo de seguimiento de los más de mil implantes incluidos en el estudio, realmente ha variado desde pocos meses (para los últimos implantes colocados) hasta un máximo de 2 años (para los primeros implantes del estudio). Este tiempo de observación es excesivamente corto, dato que comparten muchos de los estudios actuales. Por regla general, se considera que las complicaciones registradas durante el primer año de carga de prótesis son de origen quirúrgico, mientras que las registradas posteriormente serían de origen protésico. Si el tiempo de seguimiento hubiese sido mayor, el índice de complicaciones presumiblemente habría crecido.30

En resumen, se trata de un estudio que resume la experiencia de un grupo de cirujanos españoles con un implante de diseño nacional. El porcentaje de supervivencia de los implantes conseguido es excelente, probablemente reflejo del adecuado diseño y fabricación del implante y de la gran experiencia clínica y quirúrgica de los autores.

Sería deseable, que todas las casas comerciales dispusiesen de estudios de similares características antes de la introducción de sus productos en el mercado. Y de forma ideal, de estudios multicéntricos prospectivos con un tiempo de seguimiento mayor (mínimo 5 años),31,32 en el que, además del % de supervivencia de los implantes, se analizasen otros criterios de éxito como el mantenimiento del hueso crestal,33 o el resultado estético de las restauraciones.

 

Bibliografía

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