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Revista Española de Cirugía Oral y Maxilofacial

versión On-line ISSN 2173-9161versión impresa ISSN 1130-0558

Rev Esp Cirug Oral y Maxilofac vol.29 no.1 Madrid ene./feb. 2007

 

IN MEMORIAM

 

In Memoriam. Dr. D. Antonio García Palao

 

 

Alberto Berguer

 

 

Sobre Antonio García Palao, salmantino de pro, podrían escribir mejor que yo, algunos médicos estomatólogos que representan, sin lugar a dudas con Victor Sada a la cabeza, la primera generación de quienes se aventuraron en la profundidad y amplitud de la Cirugía Estomatológica y que trazaron el camino para que hoy en día existan tanto esta Especialidad, se haya desarrollado extraordinariamente y contemos con un altísimo nivel de Cirujanos Orales y Maxilofaciales.

Le conocí en el amanecer de los años setenta y en 1972, organizó y presidió el III Congreso Nacional de nuestra Especialidad, donde fue admitida una comunicación que presenté siendo residente y que tuvo el gran significado de ser la primera en mi vida profesional. Su fuerte temperamento, su agresividad en las maneras, fueron esenciales para que, junto con su buen hacer, convencer a las autoridades sanitarias de aquellos años, para que Salamanca llegara a tener un Servicio de la Especialidad. El poder de la Universidad se hacía sentir en aquella pequeña ciudad y la "Residencia" de la Seguridad Social, como entonces se la llamaba, tenía que ganarse el prestigio a pulso y él lo logro. Fue de los primeros del núcleo que impulsó la creación de la Sociedad Científica de la Especialidad, por tanto miembro fundador de la misma y también su segundo Presidente.

Fue un personaje peculiar, influyente socialmente en su medio, respetado como profesional, innovador en la Especialidad, polémico ideológicamente, pero curiosamente sabía combinar esa gran fuerza con una condescendencia, paciencia y cariño hacia las nuevas generaciones de aquel entonces, que nos llevó a algunos a quererlo y disfrutarlo. Recuerdo lo feliz que estaba cuando lo nombraron Académico y como lo irradió y disfrutó con todos los que lo acompañamos al acto de aquel día memorable, celebrado en la Universidad de Valladolid.

Con el paso de los años, fue alejándose paulatinamente de los congresos, cursos y actos científicos de la Especialidad, pero no perdió de todo el contacto con algunos y cuando por algún motivo particular pasabas por Salamanca, te recibía y agasajaba, como saben hacerlo los amigos y prebostes de la burguesía provinciana, comenzando por ofrecerte incondicionalmente su casa y su familia.

Dentro de las innumerables anécdotas de su temperamento, recuerdo una asamblea de la Sociedad en el año 1977, en la que Alonso del Hoyo, siendo Presidente de la misma, explicó como después de muchos años y vicisitudes por fin se había conseguido el reconocimiento de la Especialidad por el Ministerio de Educación y Ciencia; era un momento histórico, suponía alcanzar un hito en nuestra historia como especialistas, pero lo expuso con discreción y mesura hacia quienes fueron sus artífices. Antonio en sí tan prosopopéyico y parafernálico, al ver que no se hizo un panegírico histórico de cómo y cuanto cada uno de sus autores habían luchado por conseguirlo, protestó públicamente y tanto se enfado con su gran amigo, que solo Ramón Castillo y José Alonso, con sus buenas y cariñosas maneras consiguieron calmarlo. Antonio era así y lo fue toda su vida y si fuera de otro modo a lo mejor Salamanca hoy en día estaría pensando como convencer a los responsables sanitarios de la necesidad de un Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial.

No puedo por menos el recordar una ocasión que tuve que ir a un acto colegial a Salamanca y me invitaron a comer a un restaurante; me acompañaba el entonces presidente del Colegio de Médicos mi amigo Agustín Bullón y amigo de él; al entrar vimos a Antonio con una pandilla de amigos, ya entrado en años, jubilado del Hospital, pero conservando su garra. No sé porque derroteros se encontraba la discusión, pero cuando entramos se encontraba de pié, hablando alto y con su dedo reafirmando algo relacionado con la obra social del "franquismo". La sorpresa y los abrazos, dejaron de lado sus ínfulas políticas y todos celebramos el encuentro, hasta bien entrada la noche; era coherente con sus ideas, orgulloso de sus principios y apasionado en extremo, como también lo fue en el amor. La muerte de su mujer lo hundió del todo y solo le quedó esperar, más tiempo del que él hubiera querido, para ir a reunirse con ella. Descansa en paz, amigo mío.

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