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Neurocirugía

 ISSN 1130-1473

     

 

EDITORIAL

 

Entramos en el volumen 17 de la revista Neurocirugía y los avances en las técnicas de comunicación obligan a reflexionar sobre su historia y su valoración actual. Ramiro Díaz Lobato, Juan Sahuquillo y Javier Ibáñez exponen en sus respectivos artículos la historia de la revista y sus opciones futuras; hablan de culto al factor de impacto y de la valoración de la revista, calculada con el referido parámetro. Si algo he de aportar, debe ser la recomendación de su lectura, por su interés que despiertan.

La primera innovación de este año es la posibilidad de enviar los trabajos por medios electrónicos, para facilitar su revisión y posterior comunicación con los autores. Es un ensayo; por lo tanto, se mantiene la posibilidad de hacer su remisión por correo ordinario, mientras se sedimenta esta nueva opción.

La segunda novedad es la incorporación inmediata de los trabajos, -una vez impresos y corregidos por los autores- a la página Web de la revista Neurocirugía: (http://revistaneurocirugia.com). De momento, se publican los resúmenes, pero en breve se podrá difundir todo el texto. Esto va a disminuir la lógica impaciencia de los autores, que quieren que sus trabajos salgan pronto a la luz. Además, los textos se transmiten a través de SCIELO, por lo cual, la difusión, -libre y sin cargas- está disponible para cualquier persona interesada en las neurociencias, en cualquier parte del mundo. Se mantiene la publicación en papel, hasta que nuestras costumbres cambien.

Sin embargo, creo que el hecho más importante del pasado año ha sido la incorporación de nuevos neurocirujanos al equipo que revisa los trabajos remitidos para su publicación. Quiero reiterar mi agradecimiento personal por su silenciosa colaboración. La puerta sigue abierta para todos aquéllos que tengan voluntad de publicar y de participar en la revisión de trabajos. Ramiro Díez Lobato hace algunas consideraciones sobre la vitalidad de la revista y de la lógica dependencia, tanto científica como económica, de todos los miembros de la SENEC.

La revista Neurocirugía, comenzó con una voluntad firme de permanencia, empeño pilotado por José Mª Izquierdo Rojo, con la inestimable labor del Redactor Jefe Ramiro Díez Lobato. Creo que el gran triunfo inicial fue su admisión en los principales órganos de control de la producción científica internacional. El lento progreso, en cuanto a su conocimiento y repercusión en las citas de sus trabajos, ha sido continuo. La difusión es paulatina, como una mancha de aceite, pero -tal como se ha dicho- están llegando trabajos de toda Latino-América y de algunos países europeos. De aquí la importancia de mantener el hogar encendido, como viene a decir Díez lobato, sin dejarse llevar por la relajación. Del escoldo pueden surgir llamaradas de vez en cuando. Lo importante es que las brasas no se apaguen; más bien que se activen cada vez más.

Los artículos suelen redactarse en las jornadas extra-hospitalarias y no hay riesgo de que las manos pierdan la agilidad necesaria para la buena práctica quirúrgica. Quedan muchas preguntas por hacer en el campo de la neurocirugía. En un número reciente del Journal of Neurosurgery (Pediatrics-pags:157-179), un grupo de neurocirujanos pediátricos se hace 10 preguntas sobre la hidrocefalia. Me parece un buen procedimiento para extender la cultura del antidogmatismo, -cuando la base científica no es sólida- y para estimular lo que hay de saludable en la duda. Contemplar dos tesis opuestas como posibilidades ciertas es muy estimulante.

Algunas revistas de difusión mundial, de todos conocidas, pueden tener problemas de tesorería, de conducta inapropiada en la elaboración de los trabajos publicados e incluso de fraude. Los editores han hecho una crítica muy severa, que se ha extendido a los propios revisores de artículos, por su tolerancia o falta de interés, tal como se apunta en el artículo de Díaz Lobato. Uno de sus comentarios se refiere a las memorias de R. Smith, ex editor del BMJ o las palabras peyorativas de D. Rennie, editor del JAMA, ambos pesimistas sobre la orientación actual de sus revistas, en especial sobre lo atractivo de su lectura.

En nuestro caso, el nivel científico de lo publicado lo determinan nuestros propios compañeros. Las observaciones de las personas que revisan los trabajos deben interpretarse como sugerencias o consejos, no como censura. La Revista es un foro que se abre cada dos meses. Lo ideal sería que cada artículo fuera comentado por varias personas, en el mismo número o en los siguientes. Las preguntas o sugerencias que se hacen en cada presentación durante los Congresos pueden plantearse, con má reposo y sin límite de tiempo, en la propia revista. En cada número, al formalismo de los artículos, puede añadirse una parte de páginas abiertas a la discusión de diversos temas candentes; es allí donde se pueden verter las opiniones personales.

Del aspecto económico es responsable la tesorería de la SENEC y al equilibrio contribuyen las casas comerciales, con la publicidad de sus productos. Esto supone una gran ayuda para la propia Sociedad de Neurocirugía, por lo cual hemos de valorar y reconocer la colaboración de dichas firmas comerciales como una contribución para cada miembro de esta Sociedad. Otra vía de apoyo es la suscripción de los Centros Hospitalarios; he de decir que, hasta ahora, son pocos los hospitales cuyas bibliotecas están suscritas. Estos detalles pudieran obviarse por parecer "pudibundos", alejados de la expresión puramente científica, pero se ha hecho alusión a términos tales como pagar por suscripción o pagar por autoría y esto ha servido de piedra de toque para sacarlos a la luz.

En el momento actual, hay razones para un optimismo moderado, desde todos los puntos de vista, pero no se puede confiar en la contribución científica de los demás. Es cuestión de todos y de cada uno de los Servicios o, mejor, de cada neurocirujano. Siempre hay algo que conviene comunicar al resto de las personas que muestran inquietudes por aprender. Lo que no queda escrito se pierde, como ya se ha dicho. Lo publicado puede "impactar" en unos miles de lectores.

La invitación a incorporarse como "agitador" de la revista sigue abierta.

"El Editor"

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