Crítica de libros

 

 

Clinical Neurosurgery 57.
(The Congress of Neurological Surgeons).
ISSN:0069-4827). Wolters Kluver. 2010

 

Gran parte del libro se dedica a la "excelencia" en neurocirugíay seabren varios capítulos para hablar de esta exigencia en neurooncología, cirugía del raquis, neurocirugía pediátrica, vascular, guías prácticas y medicina basada en pruebas.

En la neurooncología se reseñan las ventajas del uso del ácido 5-aminolevulínico, de la espectroscopia en elpostoperatorio, (para valorar la existencia de residuos tumorales), del uso de nuevas técnicas histoquímicas, de la efectividad de las diversas novedades terapéuticas en los gliomas, de los anticuerpos para neutralizar el factor de crecimiento vascular, etc. Subrayan que, en el futuro, la caracterización molecular de los tumores intrínsecos será básica para avanzar en este campo. En los meduloblastomas separan cuatro tipos, con pronóstico diferente. También dedican su atención a las moléculas motoras localizadas en la matriz extracelular, que abren el camino a las células tumorales. Para una mayor efectividad terapéutica y para evitar el obstáculo de la barrera hematoencefálica se ensaya la distensión de los capilares con ultrasonido y con el uso de nanopartículas rodeadas de anticuerpos. También destacan la utilización de genes supresores para silenciar la patología tumoral.

V.K.H Sonntagdedica su artículo a la cirugía del raquis.Entiende que la evidencia de tipo A es escasa y que muchos trabajos están teñidos de ambición personal, de codicia y de engaño. Aparte de encarecer las habilidades del cirujano,matiza que la excelencia solo se alcanza después de pasar por un proceso lento de estudio y preparación. Los grandes cirujanos no nacen; se hacen con su trabajo.

L. Albright se centra en la neurocirugía pediátrica. Aparte de ciertas consideraciones técnicas, tiene en cuenta la especial relación del neurocirujano con el niño. Son problemas de comunicación diferentes y se requiere una sensibilidad especial para abordar encuentros difíciles con el niño y con sus padres.

La educación neuroquirúrgica tiene su espacio. "Somos enseñantes y aprendices" y "no te puedo enseñar nada, perosí cómo aprender" son frases para tener en cuenta cuando se habla de la formación médica. En estos tiempos, hay un espacio para la enseñanza con simuladores. Pero, por encima de todo, recalca la moralidad de las acciones del cirujano, con un proceso de autovaloración sincera, sin marginar la crítica.

En un País (EE.UU), con un gasto sanitario del 16% del PIB, no puede faltar una preocupación por el control del gasto excesivo e inútil.

Un capítulo extenso se dedica al hematoma subdural, a su patogenia y a su tratamiento. En otro se habla de los biomarcadores en el traumatismo cráneo-encefálico grave: la determinación de algunos marcadores en suero permite valorar la gravedad de la lesión y del pronóstico.

Finaliza el libro con dos capítulos dedicados, uno de ellos a los marcadores de las células madre normales y de la células tumorales, con diferente expresión cuantitativa de algunos genes y otro a la diferencia de imagen entre recidiva del tumor y radionecrosis.

 

M. P.

 

Diagnóstico y tratamiento de la patología de los nervios periféricos.
Alberto Isla Guerrero.
Sociedad Española de Neurocirugía.
ISBN 978 84-694-1519-1. 2011.

 

La cirugía de los nervios periféricos ha estado algo abandonada en casi todos los Servicios de Neurocirugía y en todos los países. Deslumbrados los neurocirujanos por otras técnicas más llamativas relegaban el sistema nervioso periférico a la segunda división, con las excepciones del túnel carpiano, la transposición del cubital y poco más. Cuando se trata de áreas de interferencia con otras especialidades, el campo neuroquirúrgico se ve invadido por otros facultativos, que lo toman como exclusivo. Pensemos en la patología vascular o en el raquis.

Ante el escaso interés por los nervios periféricos, ha reaccionado el grupo de nervios periféricos de la Sociedad Española de Neurocirugía, encabezado por elDr. Isla Guerrero.

Isla es responsable único de varios capítulos, uno de carácter general y otro sobre el plexo braquial y la neurotización (o desviación de nervios periféricos vecinos hacia estructuras denervadas), cuestión que está de actualidad con el aporte parcial de dos nervios, en lugar de uno, para reforzar la acción inervadora. En distintos capítulos colaboran otros miembros del grupo: síndrome del opérculo torácico, neuropatías del brazo y del miembro inferior, tumores de los nervios periféricos y lesión del nervio facial.

Comienza el libro con la embriología de los nervios periféricos, estudios neurofisiológicos e imágenes de resonancia y de ecografía de los mismos. Es una parte recomendable para ponerse al día. El capítulo sobre neuropatías por compresión focal es exhaustivo.

En la parte final hay un capítulo sobre técnicas endoscópicas y sobre el tratamiento del dolor neuropático, producido por lesiones periféricas de distinto tipo; trata este capítulo de la terapia del dolor con fármacos, con estimulación eléctrica y con distintas técnicas quirúrgicas. La reparación de las secuelas, por transferencia de tendones, está a cargo de cirugía plástica. El capítulo sobre rehabilitación es también de obligada lectura.

Un libro necesario, que desplazará al Sunderland a los estantes altos, elaborado por iniciativa de un grupo de trabajo de la SENEC, protagonizado por el Dr. Isla Guerrero y que merece el agradecimiento y la felicitación de todos, para él y para todos los colaboradores. Seguro que el libro, muy bien presentado, despertará el interés renovado por una patología un tanto desatendida.

 

M. Poza

 

Recibido: 2-06-11