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Medifam

Print version ISSN 1131-5768

Medifam vol.11 n.6  Jun. 2001

 

CARTAS AL DIRECTOR

Mucho más que diez minutos... y ¡qué menos! 

 

Sr. Director: 

Leo con atención la editorial de su revista MEDIFAM del pasado mes de abril titulada "Mucho más que diez minutos". Conforme avanzo en la lectura de sus párrafos, mi desencanto también va "in crecendo", alcanzando su culmen en su penúltimo párrafo: "Pero, seamos sinceros. Si dispusiéramos de más tiempo, ¿cuántos nos dedicaríamos a ampliar nuestras prácticas de cirugía menor, realizaríamos infiltraciones (...)? 
Sr. Morera, me satisface comunicarle que entre los médicos de familia españoles nos encontramos miles de jóvenes que hemos superado nuestra fase de residencia MIR y que soñamos y luchamos por poder servir a un cupo de pacientes y trabajar para ofrecerles todas esas opciones terapéuticas y muchas otras a las que nos han iniciado y deseamos perfeccionar. 
Cuando se habla de limitar el número de pacientes por día ¿estamos limitando nuestra accesibilidad? Pues no es así si se acompaña del resto de reivindicaciones: reducción de cupos y, lo más importante, ampliación de plantillas de médicos. ¿O es que no se ampliaría la accesibilidad a la APS si se ampliara el número de médicos de familia? Por ser más accesibles podíamos también proponer que eliminemos la cita previa y que cada usuario venga a la hora que quiera. 

La petición de diez minutos por consulta es tan sólo la llave para abrir la puerta de entrada a un proceso de transformación que el modelo de Atención Primaria necesita urgentemente. Es tan sólo la base sobre la que asentar una condiciones de trabajo que permitan recuperar o incorporar procedimientos médicos de actualidad que garanticen una asistencia de calidad. Es la necesidad "clave". 
Entiendo que una vez aplicadas estas medidas reivindicativas y las que vengan a favor de mejorar nuestro trabajo, vendrá también la valoración de la respuesta por parte de los profesionales. Pero primero debe responder la Administración. La asunción de tareas y de responsabilidades requiere voluntad. Pero, por favor, no dude de nuestra buena voluntad si no quiere augurar un mal futuro para la Medicina de familia. Y tampoco mantengamos el listón bajo para no delatar a los mediocres que no quieran esmerarse con un mayor esfuerzo. Como bien dice, habrá que medir los procesos, pero para ello primero tenemos que tener la posibilidad de desarrollarlos. Eso implica tiempo. También implica motivación, la cual se verá plenamente sostenida en el desarrollo de la tantas veces argumentada carrera profesional. 
A estas alturas, preguntarse si a los ciudadanos les gustaría tener más tiempo para expresarse con su médico es como preguntarse si les gustaría tener que esperar menos para entrar en la consulta. Con mucha frecuencia no sólo expresarse y escucharles, sino que nos gustaría poderles mirar a la cara mientras lo hacen y suena el teléfono, asoma la cabeza de el enfermero por la puerta y rellenamos los múltiples papeles que tenemos desparramados encima de la mesa. 
Sobre todo en el medio rural, la formación de la población es escasa y necesitamos mayor tiempo para hacerle comprender cualquier información. Más aún si hablamos de una necesidad no sentida como puede ser la prevención primaria. 

El interrogante de hasta donde se quiere que seamos resolutivos creo que lo responden, orientan y definen admirablemente las sociedades científicas y las múltiples y excelentes publicaciones que en el ámbito de la medicina de familia se publican hoy en día (incluida la revista que usted dirige). Las pautas de seguimiento y los criterios de derivación están bastante definidos, pero requieren la confección de una historia clínica competente. Esto lleva tiempo. También requiere acceso desde la APS a las pruebas com plementarias que sabemos interpretar. 
La rotación de los profesionales de la APS por servicios especializados es algo que ya se está haciendo en los últimos años. Este tipo de formación continuada necesita ampliar su cobertura a un mayor número de profesionales, pues supone una apuesta por adquirir habilidades y no tantos conocimientos teóricos. 
En resumen, en su escrito parece argumentar la sospecha de que ese tiempo que reclamamos muchos médicos de familia podría ser mal empleado. Citando textualmente: "El tiempo es imprescindible pero sólo si se va a utilizar para realizar algo importante". No todo el tiempo va a ir en tomar decisiones clínicas. Pero no dude de que pedimos tiempo para trabajar mejor, no para trabajar menos ni, por supuesto, perder el tiempo. 
Y por último, intentando responder a su interrogante final "¿qué tal si entre todos nos replanteamos qué es lo que debemos hacer?". Pues muchos médicos, directos sufridores del problema, ya nos lo hemos replanteado y hemos comenzado a buscar soluciones. Y reclamamos algo que nos une e ilusiona, que nos da esperanza y confianza en el futuro profesional de la Atención Primaria: 
Más tiempo de consulta para atender a nuestros pacientes 
...y ese tiempo se estima en diez minutos ¡qué menos! 


T. Pérez Torralba 

Médico de familia CAP. Olivenza. Badajoz


Respuesta del autor 

En primer lugar, agradecer tanto la lectura de la editorial como las reflexiones entorno a la misma. Aunque el autor de esta carta, el Dr. Pérez Torralba, se da por satisfecho con la lectura por mi parte de su escrito, nos es grato publicarlo, ya que nuestra revista siempre está abierta a estos debates y manifestación de opiniones que sin duda son los que enriquecerán y favorecerán el desarrollo de la Medicina de Familia. 
No se puede desligar la reivindicación de los diez minutos por consulta del concepto de eficiencia de la Atención Primara, que es sobre el que gira fundamentalmente nuestra editorial. Recordemos que la calidad en Atención Primaria es un constante equilibrio entre eficiencia, calidad de cuidados y satisfacción del usuario. Según su teoría se podría atender perfectamente a dos pacientes por día, o tener 10 médicos para 500 pacientes, pero es evidente que no sería una atención eficiente y estaríamos dando atención sin calidad. Por otro lado limitar el número de consultas diarias sin duda es una limitación a la accesibilidad. Sin embargo, el que no se limite la accesibilidad sino que como nos corresponde se facilite, no está reñido con la instauración de estrategias organizativas que mejoren un acceso ordenado a la asistencia. 

¿Se ha preguntado por qué nuestros índices de frecuentación son prácticamente el doble que en el resto de los países comunitarios? ¿Tenemos muchos pacientes o tenemos tan mal organizadas las cosas que para todo tienen que acudir a nuestras consultas? 
Como puede comprobar si vuelve a leer la editorial, no nos manifestamos en contra de la petición de un tiempo adecuado por consulta, el que necesita cada paciente, ni tampoco sobre la reivindicación que se ha concretado en un tiempo determinado por consulta y que ha tenido la virtud de unir a los médicos de familia en algo, pero sí que volvemos a insistir en que es mucho más que eso lo que la Medicina de Familia necesita, y que puede no ser positivo focalizar nuestros argumentos en aspectos, que si bien pueden ser útiles, no sirven para nada si no se cubren antes las necesidades y mejoras que son imprescindibles para el desarrollo de nuestra función en la sociedad como médicos de familia. 

Con respecto a nuestra capacidad de resolución siempre hemos defendido y pretendido que la del médico de familia sea la optima de acuerdo a sus capacidades, sin limitación de medios y recursos pero conociendo en todo momento a nivel personal donde tenemos nuestros límites. El lema que elegimos para MEDIFAM y que figura en el primer número de esta publicación es el siguiente: Lo mínimo que debemos conocer es aquello que nos sea suficiente y válido como para darnos cuenta de nuestras limitaciones. Para ello es fundamental mantener un alto nivel de exigencia como colectivo y demostrar permanentemente a todos los niveles (social, Administración, otros colectivos médicos, organizaciones y sociedades científicas, etc.) un conocimiento y comportamiento excelentes. Los interrogantes no surgen por lo que nosotros opinamos, sino por las opiniones y acciones de otros colectivos que limitan, independientemente de nuestros conocimientos y aptitudes, seriamente nuestra función de médicos de familia. 

Lo que sí es cierto es que las realidades de cada centro y de cada médico de familia pueden ser muy diferentes, y es verdad que hay lugares donde no existe ningún problema para solicitar, por ejemplo, ecografías obstétricas, ecocardiogramas o resonancias magnéticas, donde el acceso a la anatomía patológica permite la realización de biopsias y tomas de muestras, donde las labores burocráticas son realizadas por quien asume el seguimiento del proceso que las origina, donde los pacientes piden a sus médicos de familia que les realicen el cuidado de sus hijos pequeños o durante el embarazo, donde su papel no se limita a realizar los volantes para asistencia en atención especializada después de que han sido derivados directamente a ésta desde la urgencia hospitalaria, donde el médico de familia es informado puntualmente del seguimiento de las patologías de sus pacientes por otros especialistas, donde desde las instancias superiores de la Administración Sanitaria se ha potenciado y es una realidad la colaboración con otros niveles asistenciales y es el médico de familia el que coordina tanto la asistencia individual de cada paciente como la atención que precisa la comunidad a la que sirve. En estos casos a lo mejor ya sólo es preciso mejorar las condiciones de trabajo de los profesionales, entre ellas la disponibilidad de tiempo, para que la asistencia sea lo mejor posible. 

Por último, lamento su interpretación de que sugerimos que los médicos de familia quieren mas tiempo para perderlo. Nada mas lejos de nuestra intención, de lo que siempre hemos defendido y de lo que en realidad expone la editorial. Lo que realmente expresamos es que es necesario que se nos de la posibilidad de utilizar el tiempo en las labores propias de la Medicina de Familia, desarrollando todas nuestras potencialidades, no actuando y dedicando nuestro tiempo para ser exclusivamente los burócratas del sistema o los meros orientadores de una asistencia para que sea prestada por otros. 
Desde nuestra perspectiva, aportando lo que mejor sepamos y podamos hacer, siempre respetando las opiniones de todos, facilitando los debates, esperamos contribuir en algo positivo a un futuro esperanzador para todos, y en especial para los jóvenes médicos de familia.

J. Morera Montes

Director de MEDIFAM

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