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Medifam

Print version ISSN 1131-5768

Medifam vol.12 n.3  Mar. 2002

 

CARTAS AL DIRECTOR

"Diez minutos", una propuesta integral 

 

Sr. Director: 

La carta publicada recientemente en esta revista bajo el título «Reflexiones sobre la iniciativa "Diez minutos"»1 pone de manifiesto la actualidad de dicha propuesta, que sigue mereciendo debate varios meses después de centrar la atención con motivo de las huelgas de diez minutos los días 28 de febrero y marzo de 2001. No parece el autor de dicha carta conocer en su integridad la propuesta (entiende, por ejemplo, que no va ligada a una reducción del número de pacientes por cupo), y, a pesar de ello, la califica de frívola; con ello, ejemplifica una postura muy frecuente, pero a la vez muy negativa, dentro del colectivo médico: la de dividir más que unir, destruir antes que construir. 

La petición de un mínimo de diez minutos por paciente obtuvo una amplia aceptación entre el colectivo de médicos de Atención Primaria (incluso con el apoyo de muchos pacientes), como se apreció en las citadas huelgas. Por otro lado, es una propuesta muy documentada, como puede verse en el Documento de Consenso que al respecto firmaron semFYC, SEMERGEN y CESM2. Parece, pues, obligado, tratarla con el máximo respeto, aunque ello no signifique que esté exenta de crítica o de error; pero, en este caso, hay que fundamentarlo adecuadamente, y, partiendo del deseo de todos de mejorar la calidad de nuestro trabajo, buscar propuestas integradoras que nos vayan haciendo avanzar. De lo contrario, estaremos eternamente encallados en nuestra situación actual. 

Quisiera detenerme en alguna de las implicaciones de la propuesta "Diez Minutos": 

1. El acontecimiento nuclear de nuestra profesión es el acto médico, que consiste en el encuentro médico-paciente, en orden a poder prestar solución al problema (o problemas) que este último plantee; ello exige un tiempo imprescindible de escucha para lograr entender la preocupación del paciente, al que añadir el tiempo necesario para una correcta valoración de la misma, y el planteamiento de una solución adecuada. Son muchas y variadas las fuentes que apoyan el hecho de que el tiempo mínimo para ello rondaría los diez minutos3. Incluso casos tan sencillos como el de una gastroenteritis (mencionado por M. Blasco en su carta) pueden necesitar un tiempo próximo a esos diez minutos si no nos olvidamos que es siempre necesario palpar el abdomen del paciente con diarrea y que hay que descartar una deshidratación (al menos con la anamnesis y, opcionalmente, una mínima exploración de mucosas), que habría que descartar la posibilidad de un pequeño brote epidémico, y que podríamos aprovechar la ocasión, si se trata de un caso leve, para intervenir brevemente de forma que el paciente sepa manejarla en una próxima ocasión sin necesidad de recurrir al servicio sanitario (educación en autocuidado), con lo que estaríamos contribuyendo a reducir la frecuentación de este paciente. 

2. Dar la calidad que se merece al acto médico es una condición sine qua non para la recuperación del prestigio profesional. ¿De qué otra cosa depende, si no? 

3. Los cálculos realizados por las entidades firmantes del Documento de Consenso citado2 implican la necesidad de una reducción de los cupos a una cifra máxima de 1.200 pacientes; queda, pues, recogido (y con creces) el problema del tamaño excesivo de los cupos, aunque se pueda dialogar sobre su tamaño concreto. 

4. La necesidad de nuevos profesionales que ello implica resolvería, al menos parcialmente, el problema de los médicos de familia en formación (e incluso de los actualmente en paro). No siendo un objetivo central de la propuesta, proporciona un valor añadido muy importante a la misma; no es un motivo oculto, es una más de las ricas perspectivas que ofrece la propuesta "Diez minutos". 

Después de esta exposición creo que queda respaldada la seriedad de dicha iniciativa. Ello no implica, repito, que esté exenta de error; pero al menos exige que no se la considere una frivolidad (a lo que quizá contribuyó un artículo editorial de J. Casajuana4), y que su crítica sea seguida de una nueva propuesta de mayor seriedad, valiosa para la mejora de la calidad de nuestro trabajo, que es al fin y al cabo lo que nos interesa. Lo que no es incompatible, como parece sugerir M. Blasco, con que el colectivo médico tenga reivinidicaciones de otra índole, que también habrá que defender: promoción profesional, mejora del poder adquisitivo,... 

En definitiva, y reconociendo a pesar de todo el valor de las reflexiones de M. Blasco Oliete, invitamos a todo el colectivo médico a trabajar positivamente, a través de una crítica constructiva que enriquezca progresivamente las propuestas, de cara a mejorar una profesión tan hermosa como la nuestra. Y a que de esta forma dejemos de dar facilidades a quienes, por acción u omisión, están maltratando la misma. 

M. A. García Pérez 

Médico de Familia. Madrid 

 

BIBLIOGRAFÍA 

1. Blasco Oliete M. Reflexiones sobre la iniciativa "Diez minutos". MEDIFAM, 2001; 11 (9): 573-5. 

2. Calidad asistencial y condiciones del ejercicio profesional del médico de familia: propuestas de mejora. Grupo de consenso de Atención Primaria (semFYC, SEMERGEN, CESM). Accesible a través de las siguientes direcciones electrónicas:www.cesm.org/documentos/html/modelo-en-crisis.html; www.semfyc.es/nueva/Actividades/Publicaciones/Consenso001.htm 

3. Ver bibliografía del documento de consenso citado. 

4. Casajuana J. Diez minutos, ¡qué menos! Aten Primaria 2001; 27: 297-8.

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